viernes, 25 de mayo de 2012

EL CEREBRO Y EL MITO DEL YO (54)


12
¿La mente colectiva?

El problema de la comunicación


En el capítulo anterior, la abstracción fue descrita como un elemento de una categoría muy general de la función nerviosa, derivada de la organización global del cerebro como producto de la selección natural. Ya se señaló que el sistema nervioso tiene grandes áreas que no se ocupan de funciones por segmentos. La unificación de esta función segmentaria en un conjunto es una abstracción que permite al animal crear en su interior una imagen quinestésica de si mismo, dándole la habilidad de colocarse en el contexto del mundo exterior. Más adelante, la característica más significativa en la tálamo-cortical, del cual los humanos somos el mejor y más sofisticado de los ejemplos. A la pregunta de qué ventaja primaria ofrece tal enriquecimiento, se respondería que indudablemente es la capacidad de cancelar o modificar los PAF, la cual, aunada con la de abstraer el "sí mismo", produce comportamientos complejos. Así, muchos animales (relativamente superiores) se esfuerzan para intentar escapar de problemas inesperados o para evitar verse sorprendidos e inmovilizados. Para comportarse así, el animal debe configurar una imagen de sí mismo en el contexto de lo que lo inmoviliza. Además debe encontrar una solución motora al problema de la inmovilización, transcendiendo la rutina de los PAF de caminar, rascar o morder, inadecuados en ese momento. Consideremos como ejemplo el problema que enfrentaría un albatros si caminara en vez de volar. Tanto su tamaño como su geometría corporal serían totalmente diferentes, como también lo sería la imagen de sí mismo que debería desarrollar.

La capacidad de abstracción del sistema nervioso es fundamental tanto para la creación de la imagen de sí mismo como para adquirir la posibilidad de cancelar o modificar los PAF. Estas abstracciones escapan hacia el mundo externo, ya que deben ser entendidas, aprendidas y luego comunicadas a través de la mímica. (Si actuar de este modo ayudó a mis parientes a escapar, tal vez me ayude a mí también.)

Pero aquí los humanos diferimos sustancialmente de, digamos, la ardilla, que se retuerce y da vueltas para escapar de un predador. La ardilla puede mostrar a otra ardilla o a otro animal que sus contorsiones y lances ayudan a escapar del enemigo, pero no puede "decir" a otro que eso es así. Con el debido respeto por las ardillas, el mensaje sería mucho más eficaz a través del lenguaje hablado, el cual facilita la comunicación de abstracciones internas, tanto desde el punto de vista del detalle como de la exactitud.

El lenguaje hablado, al contrario de la prosodia corporal o de la gesticulación facial, amplifica enormemente el ámbito de la comunicación, así como el rango de los sentidos. ¿Cómo? Cualquier ejemplo sirve. Mi amigo está parado en mis hombros y mira por encima de una pared elevada. "¿Qué ves?", pregunto. Entonces me cuenta. El lenguaje hablado claramente me permite "ver", allí donde mi vista no llega.

O bien mi amigo extiende el brazo y toca algo del otro lado. "¿Qué hay allí, qué tocaste?", y ahora puedo "tocar" lo que antes no podía. Asoma su cabeza al otro lado y ahora es mi olfato el que se ha extendido.

Lo anterior plantea dos puntos. En primer lugar, aunque mi amigo me podría comunicar lo que vio, sintió y olió sólo con prosodia corporal y gesticulación facial, posiblemente se perdería detalle, claridad y, por supuesto, velocidad, si lo que se quiere finamente es transmitir la información lo más exactamente posible. Generalmente esto es lo que sucede con cualquier tipo de comunicación, incluyendo el engaño con palabras y acciones (la zarigüeya que se hace la muerta). Para ser eficaz, un engaño debe expresar claramente la abstracción interna, independientemente de la veracidad con que ésta represente la realidad externa. Lo único que importa es que la intención se transmita clara y precisamente.

Un segundo punto se refiere a que el lenguaje hablado extiende los sentidos, pero dentro de ciertos límites. Tal extensión se ve limitada, porque los elementos vocales y auditivos tienen a su vez límites en sus combinaciones. La intensidad del grito y el alcance de lo que podemos oír a distancia tienen límites. Hay, pues, barreras bien definidas en esta comunicación y parecen bastante limitantes, pero, ¿en realidad lo son?

Digamos que mi amigo está ahora en una escalera mirando por encima de la pared. Apenas alcanzo a oírlo, y me grita lo que ve. A mi vez yo le grito a otra persona a distancia, ésta a su vez a otras y así sucesivamente. Esta cadena de comunicación le permite a la persona que se encuentra lejos "ver" con los ojos de mi amigo lo que hay al otro lado de la pared. Ahora bien, consideremos el tener teléfonos celulares.

No hay duda de que al ampliar el rango de la comunicación se amplía asimismo el rango de los sentidos. Tampoco hay duda de que el hombre primitivo aprendió y aprovechó esto, enviando mensajeros a pie y a caballo, y que por medio de señales visuales, como banderas, señales de humo y superficies reflectoras podía transmitir la información a mayor distancia, salvando obstáculos, para pasar así al otro lado de la cadena, en el cual se mantenía la comunicación palabra a palabra. Ésta era una técnica de transmisión de información a grandes distancias de manera segmentada o nodal, no muy diferente de la conducción de la señal del potencial de acción.

Pero al contrario del potencial de acción que no falla y que no cambia, la comunicación descrita es limitada. Aunque el lenguaje amplifica el rango de la comunicación (y por ende, el rango teórico de los sentidos), lo hace a expensas de la velocidad y de la precisión. Quien sepa de la distorsión de la información en el chisme, sabrá a lo que me refiero. Cuando el chisme llega de vuelta, es tal la distorsión que ha sufrido, que casi no se le reconoce. En general la distorsión es cómica, como cuando se confunde una palabra en un juego de "pase la voz", pero en otras ocasiones no es tan Jocosa, como en el caso de la orden militar "el regreso a las tres" que se convierte en "el regreso en tren". El antiguo adagio de que demasiados eslabones debilitan la cadena se aplica muy bien al lenguaje hablado, donde "debilitar" conlleva deficiencias en detalle, precisión y velocidad. Incluso, si por alguna razón, la transmisión de información fuera fiable y no cambiara en los puntos de unión de la fuente hasta el final (de la vía de comunicación), siempre habría cierta distorsión de la señal global, porque los elementos receptores no reciben la señal sincrónicamente. Para que una señal (mensaje) tenga un impacto apropiado, casi siempre debe llegar a muchos destinos y no sólo a uno.

Examinemos el flujo de información en un contexto evolutivo más amplio. ASÍ como a las células aisladas les tomó muchísimo tiempo organizarse y formar un animal, a los humanos les ha tomado mucho tiempo evolucionar en una sociedad con lazos estrechos, y ello básicamente por las mismas razones. En el capítulo 4 vimos que el requisito para que las células aisladas se agruparan en animales multicelulares fue la comunicación — el significado — entre las células, lo cual tomó muchísimo tiempo. Aun en las colonias celulares más primitivas, la importancia de la recepción simultánea de la señal es muy clara cuando pensamos en la combinación de elementos motores que deben actuar sincrónicamente para realizar cualquier movimiento, así éste sea muy simple, tal como el PAF de natación de la lamprea. Al desarrollarse el sistema nervioso, evolucionando hacia una sociedad celular específica, la simultaneidad en la activación como forma modular básica de la función no sólo conservó sino que aumentó sus capacidades. Como la necesidad de movimientos más complejos se vio incrementada, más necesaria la activación sincrónica de gran variedad de sinergias musculares. Esto se logró mediante la coordinación de señales temporales en sirios como el núcleo de la oliva inferior y la variación de las velocidades de conducción de diversas fibras nerviosas según su longitud, para asegurar la llegada simultánea de la señal a sus blancos desde muy diferentes distancias.

En el presente evolutivo, la solución que encontró el cerebro al problema de la unificación perceptual y de su subproducto, la cognición, es el ejemplo más contundente de conservación, elaboración e incorporación de la activación simultánea que nos ofrece la selección natural. En el capítulo 6, dedicado únicamente a este problema, se describe el sistema tálamo-cortical como una esfera funcional casi isocrónica (sincronizada) que unifica temporalmente los elementos fraccionados de la realidad interna y externa, representados por la actividad neuronal de regiones cerebrales espacialmente dispersas. Según esta perspectiva, tal activación simultánea del sistema produce una unidad perceptual: el libro que se siente en las manos, la voz interna que parece leerlo para usted, la silla que siente a su alrededor, todo parece un solo evento que ocurre en el presente. Imaginemos los problemas causados por la verdad perceptual, si la activación no fuera simultánea. Incluso habría dificultades con una sola modalidad sensorial. Si lo que se siente en la lengua, los cambios de presión en los dientes, la sensación en el paladar y en las mejillas no se unificaran temporalmente, en poco tiempo destruiríamos ese aparato compuesto por esos elementos, tan importante para la ingestión de comida, entre otras cosas. Incluso con un pequeño desfase en la sincronía de la percepción de estas sensaciones táctiles, el simple acto de masticar la comida ocasionaría mordeduras en la lengua y laceraciones en las mejillas.

Si la activación no fuera simultánea, se multiplicarían los problemas al combinar varías modalidades sensoriales. Si lo que oímos no coincide con lo que sentimos en los dedos, no llegaríamos nunca a tocar un instrumento musical. Para el caso, tampoco podríamos enunciar palabras o montar en bicicleta. En resumen, si la coordinación de la actividad no fuera simultánea, resultaría imposible integrar los diversos sistemas sensoriales en una unidad perceptual, y sin esto el "sí mismo" se fragmentaría. De no haberse resuelto el problema de la unificación durante la evolución, no estaríamos discutiendo esto ahora. Es decir, al desaparecer la sincronía desaparece el "sí mismo".

Igualmente, vemos que en sus albores la sociedad humana hubo de resolver el problema unificador de transferir información. Había distorsión de mensajes, porque éstos se distribuían a diferentes velocidades entre diversos elementos de la sociedad, por lo cual no todos los miembros los recibían simultáneamente. Las cosas cambian, y lo que es importante un día, al día siguiente puede no serlo, por lo cual se generan mensajes contradictorios. El resultado es que la verdad consensual sobre el estado de problemas globales o incluso locales no es ni completa ni estable.

Figura 12. 1
Un pequeño paso para el hombre, un salto gigante para la humanidad. La huella del pie del astronauta Edwin “Buzz” Aldrien en el suelo lunar durante la misión Apolo XI en 1969, como parte de un experimento para estudiar la naturaleza del polvo lunar y los efectos de la presión en la superficie. (Del sitio web nssdc.gsfc.nasa.gov.)

De la misma manera como la evolución del cerebro solucionó el problema de la unificación perceptual incorporando y usando la activación simultánea, la abstracción fue un producto de la actividad cerebral intrínseca del cerebro que reforzó el edificio social a través de la transmisión de información, en el sentido consensual de la verdad de esta información. Transmitido primero mediante dibujos y luego mediante la palabra escrita, el pensamiento abstracto ha llevado a una serie de avances tecnológicos que resultaron en una comunicación cada vez más precisa y detallada, la cual hoy en día es prácticamente simultánea entre individuos muy distantes entre sí. "Un pequeño paso para el hombre, un
salto gigante para la humanidad" puede sonar banal, pero además de lo fascinante de ese momento histórico, el mundo entero lo vivió al mismo tiempo, casi en el momento exacto en que se produjo (figura 12.1).

En la década de los 90, experimentamos el último evento de esta serie de avances comunicativos: la Red Mundial de computadores o World Wide Web. Sería acertado decir que la Red representa tal vez el mayor avance en la comunicación, sólo superado por la invención del lenguaje escrito. El primer invento alteró el curso de la civilización humana y éste tal vez también lo haga. Aun en su infancia, la Red ya ha reconfigurado profundamente las sociedades más desarrolladas y continuará haciéndolo en el futuro, de maneras difíciles de imaginar.

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