viernes, 6 de diciembre de 2013

UN PODER JUDICIAL DESPEDAZADO Y CORROMPIDO POR EL PODER EJECUTIVO


Dr. Hugo SALINAS
Un Poder Judicial centralizado, despedazado, corrompido por el Poder Ejecutivo y corrupto en su quehacer cotidiano. A esta cosa amorfa y malsana, ¿podríamos llamarla Poder Judicial? ¿A qué nivel de podredumbre ha llegado la administración de Justicia en el Perú?
La Justicia en el Perú no es ciega, porque hace la diferencia entre civiles, militares y policías. Cada uno es tratado diferentemente. Para los civiles existen los códigos civil, penal…, y para los militares y policías el Código de Justicia Militar-Policial. Dos pesos, dos medidas, de donde sale bien librado el Presidente de la República y, como siempre, el que sufre todo “el peso de la ley” es el ciudadano de a pie que no cuenta con recursos para comprar jueces y dictámenes.
“El fuero Militar Policial constituye una jurisdicción excepcional e independiente, que tiene como misión el juzgamiento de los delitos de función en los que incurra el personal militar y policial en situación de actividad, con arreglo al Código de Justicia Militar Policial,”[i] reza la cartilla del portal del Estado Peruano. “Y será este fuero jerarquizado, con jueces rigurosamente vigilados, cuyo nombramiento depende del gobierno, el que resolverá  más rápido que la justicia ordinaria.” [Además],”existe abundante evidencia de que la justicia militar policial ha operado como mecanismo de protección de uniformados ante delitos comunes. Principalmente ante violaciones de derechos humanos,”[ii] asevera Ricardo Uceda.
La subordinación del fuero Militar Policial al Poder Ejecutivo se basa en el artículo 167 de la Constitución que, a la letra dice: “El Presidente de la República es el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional.” Y como la institución es rígidamente jerarquizada… Dentro de este orden de cosas, el hijo putativo resulta ser la Policía Nacional. El caso reciente del operador montesinista Oscar López Meneses lo prueba. Acción inmediata, “El Ministerio del Interior dispuso el inmediato relevo de tres generales, dos coroneles y un comandante de la Policía Nacional del Perú […].[iii] ¿Y los militares involucrados?
Esta parte oscura del “poder judicial” está encubierta por el halo del secreto de Estado. Algo risible porque, como todos saben, para Estados Unidos no hay ningún secreto de Estado salvo el suyo. “Los documentos filtrados por el ex analista de inteligencia Edward Snowden sugieren que EE.UU. puso en marcha operaciones de inteligencia masivas alrededor del mundo, incluidos sus aliados. […] Los documentos muestran que el GCHQ tenía acceso a 200 cables, con lo que monitoreaba hasta 600 millones de comunicaciones al día. […] La revista Der Spiegel, también citando documentos facilitados por Snowden, sugirió que EE.UU. espiaba a  [Angela] Merkel [Canciller Federal de Alemania] desde 2002.”[iv]
El pobre poder judicial se encuentra tan minimizado que la misma Constitución faculta al Presidente de la República “Conceder indultos y conmutar penas. Ejercer el derecho de gracia […].” Los indultos a mafias de narcotraficantes, a cambio de dinero contante y sonante, parecieran haber colmado el vaso de agua.
Lo poco que queda de “poder judicial” en manos de civiles está impregnado de corrupción y de lasitud. Según Proética, Barómetro global de la corrupción 2013, “El Poder Judicial es percibido como la institución más afectada por la corrupción.”[v] Le sigue la Policía Nacional y el Congreso de la República. Estas tres instituciones, más el Poder Ejecutivo, han hecho de la Justicia en el Perú un hazmerreir de los narcotraficantes, corruptos y políticos. ¿Qué hacer?
A grandes males, grandes remedios. El Poder Judicial debe ser único, descentralizado, dentro de una sociedad en donde la economía se separe de la política. Único en el sentido de una sola administración de justicia, que no haga distingos entre civiles, militares y policías.
Mientras los militares tengan secuestrada a la Justicia, no habrá igualdad ante la ley. Mientras las grandes desigualdades socio-económicas persistan, no habrá equilibrio en la balanza de la Justicia. Mientras los políticos se dediquen a la economía en vez de hacer política, la corrupción no tendrá límites. Mientras la administración de justicia tenga cinco niveles o más, el Presidente de la República tendrá la última palabra. Mientras las decisiones de sociedad sigan siendo centralistas, totalitarias, el ciudadano de a pie seguirá pisoteado.
Lima, 5 de diciembre del 2013


[ii] UCEDA Ricardo, Jueces rigurosamente vigilados, in http://www.larepublica.pe/03-12-2013/jueces-rigurosamente-vigilados
[v] Proética, Barómetro global de la corrupción 2013, in http://www.proetica.org.pe/barometro-global-de-la-corrupcion-2013/

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