miércoles, 9 de diciembre de 2015

CAMPAÑAS POLÍTICAS: LA ESTRATEGIA OPOSITORA



December 8, 2015 por Daniel Eskibel
 
En las campañas políticas, la clave estratégica opositora consiste siempre en posicionarse en la mente del votante como la única alternativa posible frente al oficialismo.

Fácil de decir, claro. Pero difícil de hacer.

Porque además implica un doble movimiento:
1.     plebiscitar negativamente al gobierno
2.     y también diferenciarse del resto de la oposición

Todo gobierno se plebiscita

 

Es así en todas las campañas políticas. Y ocurre más allá de la voluntad de oficialistas y opositores. Porque es la propia mente del votante la que tiende a una lógica binaria: sí o no. Aceptación o rechazo.

A favor o en contra del gobierno.

Que siga o que asuma uno nuevo.

Debe tenerse presente que el plebiscito acerca del gobierno es la primera operación mental en el camino hacia el voto. La primera.

¿Cuándo ocurre?

En algunas personas se produce años antes de la elección. En otras meses antes de tener que decidir. Y en otras es en plena campaña electoral.

¿Por qué ocurre?

Porque el cerebro humano tiene un listado interminable de tareas a cumplir, y por lo tanto necesita simplificar al máximo.

¿Debe continuar este gobierno?

Esa es la pregunta del plebiscito mental que cada uno hace. Esa es la pregunta para la cual la oposición necesita un NO como respuesta. Un NO que involucre a la mayoría del electorado.

Los caminos del NO

 

La tarea básica, esencial y primera que debe cumplir la oposición en sus campañas políticas es instalar y fortalecer el NO en la mente de la mayoría.

Este gobierno NO debe continuar.

Esa es la idea-fuerza.

La gente puede llegar a ese NO por caminos distintos. Desde los más rápidos, los que rechazan al gobierno desde los primeros tiempos, hasta los más lentos que lo rechazan solo al final.

Y el movimiento opositor debe involucrarlos a todos, no solo a los más radicales adversarios del gobierno.

Con ésto quiero decir que construir ese NO es un proceso gradual que lleva su tiempo. No es un café instantáneo. No es una explosión. Es un proceso. Y deben respetarse los tiempos de la gente.

La instalación de ese NO, además, no será a través de una infinidad de temas sino a través de muy pocos temas.

La gente no se va a decidir porque hayan miles de argumentos o de razones, sino por 2 o 3 argumentos o razones fuertes.


2 o 3 temas simples, fáciles de comprender, ligados a la experiencia de la gente y sentidos como importantes.

Así se llega a la idea de que “este gobierno NO debe continuar”.



Diferenciarse dentro del campo del NO

 

Pero queda la otra parte de la tarea: diferenciarse del resto de la oposición. Porque si todos los opositores son más o menos iguales y se reparten de modo similar los votos…entonces el oficialismo tendrá la chance de ganar a pesar de todo.

Diferenciarse, por lo tanto, es la segunda operación opositora en sus campañas políticas.

Y donde dice diferenciarse no debe leerse “atacar al resto de la oposición”. Debe leerse, simplemente, diferenciarse.

Mostrarse como distinto. No en todo. Tal vez en un gran tema, en un elemento fuerte, en una característica. Un solo aspecto que divida las aguas entre ese candidato opositor, por un lado, y todo el resto por otro lado.

Recordemos aquel opositor llamado Barack Obama. Recordemos su primera campaña. Pero no por sus enormes recursos sino por su fina y simple estrategia opositora.

Hay que cambiar, decía Obama. El gobierno de Bush y los republicanos no debe continuar. Pero la operación opositora no terminaba allí sino que agregaba que Obama es un hombre nuevo, mientras Hillary (su rival dentro del campo de la oposición) es más de lo mismo, de las familias como los Bush o los Clinton que siempre están al frente en Washington.

Plebiscito y diferenciación. Simplicidad. Contundencia. Hasta quedar parado frente a frente al oficialismo como la única alternativa posible.

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