jueves, 14 de enero de 2016

PRIMERA “GUERRA” ECONÓMICA MUNDIAL





           
06/01/2016
Opinión

Hoy más que nunca el “dinero” es un activo económico para ricos y pobres, con destinos diferentes. El dinero sobrevalorado se ha convertido en una fuente de poder para aquellos que sustentan el poder económico en el planeta, y con esto manejan gobiernos, grupos empresariales, medios de comunicación y otros. Por el otro lado, el dinero “mínimo necesario” se ha convertido en una necesidad de subsistencia extrema para las clases pobres, puesto que si no lo tienen, “se mueren”.  Los pobres utilizan el dinero para apenas subsistir en un mundo donde sus ingresos apenas alcanzan para mantenerse.  Los gobiernos, de los distintos países, se han convertido en una suerte de defensores de los “ricos” y de los “pobres”. En un mundo donde predomina el capitalismo salvaje, los gobiernos de ciertos países, simplemente resultan ser títeres de grupos de poder económico. 

En estas circunstancias, la humanidad se debate hoy en una guerra mundial económica, donde Estados Unidos y sus aliados decidieron atacar con todo a aquellos países que les hacen competencia, como China y Rusia, y contra aquellos países que no se ajustan a sus políticas depredadoras, como muchos de los países de Latinoamérica con gobiernos progresistas.

Hoy más que nunca, aquellos que consideran que el dinero debe favorecer a pocos, y que debe ser distribuido de forma diferenciada, deben saber que las riquezas del planeta Tierra nos corresponden a todos, o sea la humanidad es la propietaria de las mismas. Si bien el capitalismo ha creado la propiedad privada como pilar de sustento del sistema para su desarrollo, hoy ese concepto distorsionado de propiedad rompe cualquier tipo de equilibrio, y con eso el capitalismo salvaje desea para pocos la propiedad de la mayor parte de las riquezas del planeta, y actúa para que el resto se quede con las migajas. Aquellos que se creen dueños del mundo por el megacapital reunido están muy equivocados al creer que la naturaleza les corresponde, que el trabajo humano debe estar sometido a sus intereses, y que por la cantidad de dinero que poseen, aquellos que no tienen deben rendirles pleitesía.

Hoy más que nunca todo individuo con capacidad de toma de conciencia debe apoyar a quien lucha por la igualdad social y por la distribución de la riqueza, sin ser necesariamente marxista leninista o maoísta. Cualquier hijo de vecino con necesidades, cualquier intelectual con criterio humanista, cualquier individuo que desea la transformación de la sociedad para bienestar de todos, debe entender que la riqueza debe estar a cargo de aquellos que la van a distribuir de forma equitativa, en favor de toda la humanidad, como concepto prioritario.

La humanidad de hoy atraviesa esta crisis económica, puesto que está en proceso de transformación. Si bien la crisis muestra también el embarrancamiento de las estructuras hipercapitalistas, muestra también la necesidad de las personas por promover una sociedad más justa.

El capitalismo, hoy más que nunca, usa los medios de comunicación para generar desinformación, y con esto genera o refuerza espejismos alrededor de la gente. Engaña con información falsa y distorsionada. Desea que las personas sigan como borregos al sistema aceptando injusticias y muchas catástrofes humanas. Aquellos periodistas que tienen capacidad de toma de conciencia y análisis crítico deben denunciar, en cada artículo, en cada ensayo y en cada comentario, esta política de desinformación.

Habiendo sido descubierto, por la física cuántica, que la mente configura una red mundial, donde cada ser, cada persona, influye en la esa red con su percepción, con sus pensamientos, y con sus aptitudes, cada persona de bien debe crear una forma de pensamiento que involucre que el dinero pasa a favor de aquellos que más lo necesitan, a favor de aquellos que lo distribuyen de forma equitativa, y a favor de aquellos que buscan la transformación positiva de la humanidad.  Es hora de que el dinero pase a las manos de una mayoría que no busca el acaparamiento (otro pilar de capitalismo) y si, procura el bienestar de todos. Por esto, hay necesidad de que gobiernos progresistas surjan en todo el orbe.

En esta guerra, todos perdemos si el dinero queda en pocas manos, y todos ganamos si el dinero se distribuye entre todos. Y por cierto, los necesitados no sólo son los pobres, (aquellos que no tienen un centavo para el día a día), sino también son todos aquellos que viven de un salario o que viven de un pequeño negocio; son aquellos nuevos profesionales que buscan trabajo y también los desempleados; son aquellos que viven en circunstancias de guerra y aquellos que son refugiados; son aquellos que estudian o enseñan en escuelas, colegios y universidades; son aquellos ancianos que son arrojados en asilos y son los hijos abandonados por sus padres que pululan en las calles.

Si bien el capitalismo da condiciones de vida (con ciertas comodidades) a las clases medias, ese bienestar es simplemente un espejismo para generar una conducta de comodismo y de aceptación del sistema de manera pasiva. Sin embargo, cuando aparece una crisis económica fuerte que afecta también a las clases medias, nadie se preocupa de que esas clases caigan en la pobreza y ya no tengan dinero para vivir como antes (Ver información respecto a crisis anteriores en USA, España y otros países, afectando de forma severa a familias de clase media que perdieron sus casas y sus empleos).

Es hora de que el dinero pase a manos de quienes harán un buen uso del mismo. En plena guerra ya no importa la ideología, la filosofía o la creencia personal, efímeras, puesto que la urgencia es que en este conflicto económico mundial gane la opción de aquellos que usaran el dinero para transformar la humanidad, y que aparezca una sociedad mucho más equitativa, donde los valores espirituales predominen sobre los materiales.

Iván Prado Sejas
Escritor, psicólogo, docente universitario y Presidente del PENCOCHABAMBA   
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