jueves, 31 de marzo de 2016

EL CAPITALISMO CONTRA LA DEMOCRACIA EN EUROPA Y AMÉRICA LATINA



Revista Memoria (México)
31-03-2016

Empecemos con la cita de un ensayo sobre la democracia burguesa en Rusia, escrito en 1906, tras la derrota de la primera revolución rusa: 

Es sumamente ridículo creer que existe una afinidad electiva entre el gran capitalismo, tal como se importa actualmente a Rusia y como se conoce en Estados Unidos (…), y la ‘democracia’ o la ‘libertad’ (en todos los significados posibles de la palabra); la verdadera pregunta debería ser ¿cómo es ‘posible’ que estos conceptos existan, a largo plazo, bajo la dominación capitalista?

¿Quién es el autor de este lúcido comentario? ¿Lenin, Trotsky o, quizás, Plekhanov? Es de hecho Max Weber, el conocido sociólogo burgués. Aunque jamás desarrolló tal idea, está sugiriendo que hay una contradicción intrínseca entre el capitalismo y la democracia. 

La historia del siglo xx parece confirmar esa opinión: muy a menudo, cuando el poder de las clases dominantes se veía amenazado por el pueblo, la democracia era puesta a un lado como un lujo que no podía permitirse y reemplazada por el fascismo —Europa en las décadas de 1920-30— o las dictaduras militares en Latinoamérica en las décadas de 1960-70. 

Afortunadamente, éste no es el caso de Europa y Latinoamérica en la actualidad; sin embargo, hemos experimentado, en particular durante las últimas décadas con el triunfo del neoliberalismo, una democracia de baja intensidad, una democracia sin contenido social que se ha convertido en recipiente vacío. Cierto, aún tenemos elecciones, pero parecería que hay un solo partido, el Partido del Mercado Unido, con dos variantes que tienen sólo diferencias limitadas: la versión neoliberal de la derecha y la versión socioliberal de centro-izquierda. 

El debilitamiento de la democracia es particularmente visible en el funcionamiento oligarca de la Unión Europea, donde el Parlamento tiene poca influencia, mientras que el poder se encuentra asido con fuerza por las manos de órganos no elegidos, tal como la Comisión Europea o el Banco Central Europeo. De acuerdo con Giandomenico Majone, profesor en el Instituto Europeo de Florencia y uno de los teóricos semioficiales de la Unión, el continente necesita “instituciones no mayoritarias”; es decir, “instituciones públicas que, a propósito, no sean responsables hacia los electores ni hacia los oficiales electos”: éste representa el único camino para protegernos de “la tiranía de la mayoría”. En dichas instituciones, “cualidades como la experiencia, el conocimiento, la discreción profesional y la coherencia (…) son mucho más importantes que la responsabilidad democrática directa”. 2 Apenas puede imaginarse una apología más descarada de la naturaleza oligarca y antidemocrática de la Unión. 

Con la actual crisis económica, la democracia ha descendido a sus niveles más bajos. En un editorial reciente, el diario francés Le Figaro escribió que la presente situación es excepcional, y esto explica por qué los procedimientos democráticos no pueden ser siempre respetados; cuando los tiempos normales vuelvan podremos restablecer una legitimidad democrática. Tenemos por tanto una especie de “estado de excepción” económico/político en el sentido que Carl Schmitt le atribuía. Pero ¿qué soberano tiene el derecho de proclamar, de acuerdo con Schmitt, el estado de excepción? Durante algún tiempo después de 1789 y antes de la proclamación de la República Francesa, en 1792, el rey tenía el derecho constitucional al veto. Cualquiera que fuesen las resoluciones de la Asamblea Nacional y los deseos y las aspiraciones de la población gala, la última palabra pertenecía a su majestad. 

Actualmente, en Europa el rey no es un Borbón o un Habsburgo sino el capital financiero, aliado a los grandes capitales industriales. Todos los gobiernos europeos actuales son funcionarios de ese monarca absolutista, intolerante y antidemocrático. Ya de derecha, “centro-extremo” o seudoizquierda, ya conservadores, democristianos o socialdemócratas, todos sirven fanáticamente el derecho al veto de su majestad. La total y absoluta soberanía en la Europa actual supone por tanto el mercado financiero global. Los mercados financieros dictan a cada país los salarios y las pensiones, los recortes del gasto social, las privatizaciones, y el índice de desempleo. Hace algún tiempo, designaban de modo directo a los líderes de gobierno (Papademos en Grecia y Mario Monti en Italia), seleccionando supuestos “expertos”, fieles sirvientes suyos. 

Veamos de cerca a algunos de estos “expertos” todopoderosos. ¿De dónde vienen? Mario Draghi, titular del Banco Central Europeo, es antiguo gerente de Goldman Sachs; Mario Monti, antiguo miembro de la Comisión Europea, fue asesor de Goldman Sachs. Monti y Papademos son miembros de la Comisión Trilateral, un club muy selecto de políticos y banqueros que deciden qué hacer y cuáles medidas tomar. El presidente de la Comisión Trilateral Europea, Peter Sutherland, se desempeñó como integrante de la Comisión Europea y gerente de Goldman Sachs; el vicepresidente de la Comisión Trilateral, Vladimir Dlouhy, otrora ministro checo de Economía, es asesor de Goldman Sachs para Europa del Este. En otras palabras, los “expertos” a cargo de salvar Europa de la crisis solían trabajar para uno de los bancos directamente responsables de la crisis hipotecaria en Estados Unidos. Esto no indica una conspiración para entregar Europa a Goldman Sachs; sólo ilustra la naturaleza oligarca de la elite “experta” que gobierna la Unión. 

Los gobiernos de Europa son indiferentes a la protesta pública, las huelgas, las manifestaciones masivas y la opinión o los sentimientos de la población; están atentos —y en extremo— sólo a la opinión y los sentimientos de los mercados financieros, sus empleados y las agencias de notación. En la seudodemocracia europea, consultar a la gente vía plebiscito es herejía peligrosa o, peor aún, crimen contra el Santo Mercado. El gobierno griego, encabezado por Syriza, la Coalición de la Izquierda Radical, fue el único que tuvo el valor de organizar una consulta popular. 

El referéndum griego fue respecto no sólo a factores económicos y sociales fundamentales sino, también y en primer plano, a la democracia. El 61.3 por ciento del “no” supuso un intento por desafiar el veto Real de las finanzas. Esto pudo haber constituido un primer paso hacia la transformación de Europa, de una monarquía capitalista a una república democrática; sin embargo, las instituciones europeas oligarcas de hoy tienen tolerancia escasa por la democracia. Dichas instituciones penaron de inmediato al pueblo griego por su insolente intento de rechazar el austericidio. La deudocracia está de vuelta en Grecia para vengarse; impone un brutal programa de medidas económicamente recesivas, socialmente injustas y humanamente insostenibles. La derecha alemana fabricó este monstruo y lo forzó sobre el pueblo de Grecia con la complicidad de los falsos “amigos” de ésta (Hollande, Renzi y otros). 

En Latinoamérica, la democracia continúa enfrentando fuertes embates por el capital. Tras las dictaduras, trabajadores del campo y de la ciudad asediaron de nuevo su tiranía, recetada en fuertes dosis de neoliberalismo durante la llamada década perdida, y más adelante aún: se trató de la ofensiva de las clases dominantes en respuesta a la situación económica global y a la existencia de procesos de construcción de poder popular, que conduce al ejercicio de la democracia desde abajo. Ante las decisiones elaboradas en pequeños comités empresariales, y acatadas por gobiernos serviles, campesinos, indígenas y trabajadores pusieron en pie organizaciones populares tendentes a otorgar capacidad de veto a las movilizaciones sociales a principios de siglo, en diversos países de la región. La guerra del agua y la del gas en Bolivia entrañan expresiones nítidas del ascenso experimentadas por la movilización popular. Ésta fue una conquista de la democracia ejercida desde abajo, que visibilizó la profunda conexión entre el aspecto social y el ejercicio de la democracia directa. 

Una vez más, la marcha del capital pudo cuestionarse sólo desde la movilización popular, desde asambleas populares que encontraron nuevos sujetos y regiones para la movilización. El ascenso de la democracia popular fue capaz de trazar una estela que avanzó desde la protesta (por ejemplo, el estallido argentino de 2000-2001), conquistó capacidad de veto, respecto a determinadas políticas neoliberales (Bolivia, Ecuador, Argentina), e impulsó la llegada de nuevos gobiernos en toda la región. Ello colocó nuevas condiciones en la relación entre democracia, participación popular y justicia social. Con distintos grados y matices, la llegada de estos movimientos y de nuevos gobiernos suscitó procesos de democratización de las estructuras institucionales (proyectos de presupuesto participativo en centros urbanos), e incluso más allá de éstas en procesos de autogestión territorial (comunidades zapatistas, autogestión de fábricas y recursos naturales), procesos de redistribución de la riqueza y, en los casos más radicales, dinámicas de expropiación de recursos estratégicos al gran capital (como en Bolivia y Venezuela). Muchos de éstos evidenciaron que la profundización de la democracia, desde una visión participativa y comunitaria, y la justicia social se relacionan con la existencia de potentes movimientos sociales y de organizaciones populares (comunas, asambleas, consejos, sindicatos) tendentes a tomar en sus manos el control de un territorio o de alguna función social como la seguridad. 

Sin embargo, el capitalismo no fue derrotado en la región. En toda Latinoamérica, las derechas se reorganizaron, con distintas estrategias acordes con la correlación de fuerzas existente y la historia política de cada país. Los ejemplos más significativos durante este periodo se hallan en Paraguay, Honduras y Venezuela, pero también en Ecuador, Brasil y México. En 2009, Manuel Zelaya fue destituido como presidente de Honduras por la Suprema Corte de Justicia, acusado de traición a la patria. En el fondo, la traición fue del gran capital, vulnerador de la voluntad popular ante la trayectoria de un gobierno que tomó relaciones con Petrocaribe, se unió a la Alianza Bolivariana para América y presentó la iniciativa de impulsar una asamblea constituyente a través de un plebiscito. En Paraguay (2012), el gobierno de Lugo fue víctima de un golpe de Estado parlamentario, organizado mediante un proceso de destitución articulado por el Senado. Este cuerpo legislativo acusó al Ejecutivo en turno de inducir un clima de violencia entre las fuerzas públicas y un intento de toma de tierras por campesinos. Evidentemente, ello implicó un enorme revés para la democracia y la vuelta al gobierno del reaccionario Partido Colorado. 

Los casos de Paraguay y de Honduras ejemplifican cierta diversificación estratégica por las derechas latinoamericanas. A diferencia del periodo anterior, y ante una correlación de fuerzas menos favorable, se valen de la manipulación mediática (muchas veces con control monopólico de los grandes medios de comunicación, como en Venezuela y México) e institucional para derribar gobiernos electos democráticamente, que incluso no mostraron rasgos de radicalidad comparable con los gobiernos de Venezuela o Bolivia. Desde luego, Venezuela ha sido uno de los blancos preferidos, pues al imperialismo resulta insoportable que un gobierno de izquierdas controle una de las mayores reservas de petróleo. La situación ha dado lugar a la aparición de diversas derechas, algunas recalcitrantes, ligadas de modo directo con los segmentos más reaccionarias de las clases dominantes estadounidenses (Tea party), y otras con un perfil más suave y democrático. Ambas corrientes han intentado, como en otros países de la región, arrancar a la izquierda algunas de sus esenciales banderas de la lucha democrática. Desde la muerte de Chávez —la gran fortaleza, pero también la gran debilidad del proceso bolivariano—, la derecha ascendió en los planos político y electoral, aprovechando y provocando escenarios de inflación y de tendencia a la dolarización de la economía y canalizando ciertos ámbitos de descontento social. 

Respuestas más radicales pueden observarse en el caso de México. Los monumentales fraudes electorales de 1988 y de 2006 expresaron el consenso y la alianza entre las clases dominantes del país y el imperialismo estadounidense. En 2006, el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador levantó un discurso que halló, en el horizonte social-liberal de Lula, un ejemplo para su proyecto de gobierno, lejos de Hugo Chávez y Evo Morales. Pese al perfil profundamente moderado de su propuesta de gobierno, los grandes capitales decidieron cancelar el proceso por la fuerza, efectuando un fraude obsceno y desatando, como respuesta a la ilegitimidad del proceso, la llamada guerra contra el narcotráfico, que ha cobrado más de 150 mil vidas en los últimos años. En este periodo es posible identificar, como en Europa, personajes que conectan el control financiero con funciones gubernamentales vitales para el capital financiero. Agustín Guillermo Carstens Carstens, actual gobernador del Banco de México, fue uno de los principales artífices de la estrategia económica y financiera del gobierno de Felipe Calderón en 2006; no por casualidad, en el periodo anterior fungió como importante directivo del Fondo Monetario Internacional. 

*** 

Mientras la crisis empeora y la indignación pública se incrementa, hay una tentación creciente entre varios gobiernos por distraer la atención pública hacia un chivo expiatorio: los inmigrantes. Así, extranjeros indocumentados, inmigrantes no comunitarios, musulmanes y gitanos son presentados como la amenaza principal de la Unión Europea. Esto permite por supuesto muchas oportunidades para partidos racistas, xenófobos, semifascistas o abiertamente fascistas que proliferan y son ya, en varios países, parte del gobierno —una seria amenaza a la democracia en el continente.
La única esperanza es la creciente aspiración por una Europa que vaya más allá de la competición salvaje, las brutales políticas de austeridad y las eternas deudas por pagar. Otra Europa es posible: una democrática, ecológica y social. Pero ésta no se alcanzará sin un esfuerzo común de las poblaciones europeas que traspase las fronteras étnicas y los estrechos límites del Estado-nación. 

Lejos de creer que la batalla de la democracia contra el capital ha sido ganada en Latinoamérica, estamos convocados a observar que el capital conserva buena parte de su poder en la región y que ello representa una amenaza constante en el campo político. Tampoco podemos olvidar los delicados acontecimientos de Ecuador (cuando Correa fue retenido por un contingente de policías) y Bolivia (cuando a Evo Morales no se permitió aterrizar en Francia y Portugal ante el rumor de que Snowden fuera a viajar con él), así como la existencia de bases militares. Hay una necesidad apremiante de profundizar la democracia mediante la construcción de poder popular; un ejemplo muy significativo al respecto son las comunas generadas en Venezuela desde 2009. Es importante remodelar los Estados desde una visión que sobrepase y rompa con los designios de la democracia liberal y los dictados del gran capital. Las experiencias conquistadas en las asambleas constituyentes resultan fundamentales, sin perder de vista la necesidad de construir poder popular más allá de sus formas estatales, generando un puente y vínculo entre lo democrático y lo comunitario, como demuestran diversas experiencias en la actualidad, para repensar los horizontes anticapitalistas y comunistas de nuestro siglo. 

Sin duda, la baja en el precio de las commodities y del petróleo afecta gravemente la base de las políticas de redistribución de estos gobiernos, y tiende a aumentar las condiciones de inflación y a otorgar condiciones para ataques económicos y políticos por los grandes capitales del continente, aliados del imperialismo estadounidense. Coincidimos en la idea de defender frente al imperialismo a gobiernos elegidos de modo democrático, apoyando las medidas tendentes a profundizar la democracia y la equidad. Sin embargo, es fundamental distinguir las disidencias que emergen desde el campo de las derechas y las provenientes de manera legítima desde el campo popular y la izquierda. La conciencia y organización populares, necesarias para barrer a la derecha del continente, sólo pueden provenir de procesos de autoorganización, donde la pluralidad y el debate hacen parte de la creatividad revolucionaría. 

En otras palabras, nuestra esperanza por el futuro está en la indignación popular y los movimientos sociales, expandidos en particular entre la juventud y las mujeres en diversos países. Para estos movimientos, resulta cada vez más evidente que la lucha por la democracia es una contra el neoliberalismo y —en un último análisis— el mismo capitalismo, un sistema inherentemente antidemocrático, como Max Weber señaló hace más de 100 años.

Post Scriptum 

La inmigración a Europa de cientos de miles de refugiados, víctimas de los conflictos del Medio Oriente —y de las intervenciones imperialistas—, ha provocado en muchos gobiernos reacciones histéricas, xenófobas y racistas; el caso más brutal lo representa el ultraderechista de Hungría, pero está lejos de ser el único. Por otro lado, los atentados terroristas de ISIS en París han servido de pretexto para que la seudosocialista administración gala imponga un estado de excepción, suspendiendo las garantías constitucionales. En las elecciones regionales en Francia, el Frente Nacional se proyecta como el primer partido en el país, en tanto que los organismos de derecha y centro-izquierda retoman las temáticas racistas e islamófobas de Marine Le Pen. Hay por fortuna focos de resistencia de la izquierda radical en Portugal, Grecia, Estado español, Inglaterra y otros territorios, pero predominan en la Unión Europea el desastre neoliberal y la ofensiva de fuerzas fascistas y racistas. Ambos representan tendencias profundamente antidemocráticas. 

Al mismo tiempo, la victoria de Macri y la derecha en Argentina, los desastrosos resultados del Partido Socialista Unido de Venezuela, que colocan un escenario donde el parlamento es dirigido por la derecha, y el juicio iniciado contra Dilma en Brasil constituyen la apertura de un nuevo periodo en el que, a la crisis económica y el reflujo de las movilizaciones y los gobiernos de izquierda, se suma una ruptura política que amenaza de manera contundente la estabilidad de la izquierda en Latinoamérica. Este viraje, desde luego, debe impulsar la más amplia unidad contra la escalada golpista, sin olvidar la urgencia de generar una visión crítica en torno al transformismo experimentado por algunos gobiernos progresistas, como el del PT en Brasil, que se han aproximado a posiciones social-liberales, reproduciendo patrones económicos extractivistas y rentistas, y que hoy parecen llegar a un callejón sin salida. Los acontecimientos mencionados profundizan de modo simultáneo la reorganización de la derecha y el asedio a la democracia conquistada por las movilizaciones en las últimas décadas. Pese a esas condiciones, sectores significativos de las mayorías del continente presentan una conciencia que confronta abiertamente al neoliberalismo, y en cierta medida al propio capitalismo. Con seguridad, esta energía hará frente a la salida autoritaria formulada por las derechas y el imperialismo estadounidense, pues no todo está dicho en el continente. 


miércoles, 30 de marzo de 2016

10 COSAS QUE SE NECESITA SABER SOBRE EL INTENTO DE DESTITUCIÓN DE DILMA ROUSSEFF




Igor Fuser

ALAI AMLATINA, 28/03/2016.- Es preciso avisar a tod@s l@s brasileñ@s, informar de una manera muy clara y objetiva para que, incluso las cataratas del Río San Francisco, se enteren que:

1. El pedido de destitución de la presidenta Dilma Rousseff no tiene nada que ver con la operación Lava Jato, ni con ninguna otra iniciativa de combate a la corrupción. Dilma no es acusada de robar centavo alguno.  El pretexto utilizado por los políticos de oposición para tratar de desplazarla del gobierno, es el llamado "maquillaje fiscal", es un procedimiento de gestión del presupuesto público de rutina en todos los niveles de gobierno, federal, estatal y municipal, y fue adoptado en los mandatos de Fernando Henrique Cardoso y Lula sin ningún problema.  Ella, simplemente, puso dinero de la Caixa Econômica Federal en programas sociales, para poder cerrar las cuentas y, al año siguiente, devolvió el dinero a la Caixa.  No obtuvo ningún beneficio personal y ni sus peores enemigos logran acusarla de algún acto de corrupción.

2. Justamente por eso el pedido de destitución es un golpe, ya que la presidenta sólo puede ser separada si se demuestra que ha cometido un crimen -y ese crimen no ocurrió, tanto que, hasta ahora, el nombre de Dilma ha quedado fuera de todas las investigaciones de corrupción, pues no existe, contra ella, ni la misma la más mínima sospecha.

3. Al contrario de la presidente Dilma, los políticos que piden la destitución están más sucios que un palo de gallinero.  Eduardo Cunha (PMDB-RJ), quien como presidente de la Cámara es responsable del proceso de destitución, recibió más de R $ 52 millones tan solo de la corrupción en la Petrobras y es propietario de depósitos millonarios en cuentas secretas en Suiza y en otros paraísos fiscales.  En la comisión de diputados que analizará el pedido de destitución, con 65 integrantes, 37 (¡más de la mitad!) están en la mira de la Justicia, investigados por corrupción.  Si ellos logran deponer a la presidenta, esperan recibir, a cambio, la impunidad por las estafas cometidas.

4. Quien lidera la campaña por la destitución es el PSDB, partido opositor derrotado en las elecciones presidenciales de 2014.  Su candidato, Aecio Neves, pretende alcanzar en el escritorio el resultado político que no fue capaz de obtener en las urnas, irrespetando el voto de 54.499.901 brasileños y brasileñas que votaron por Dilma (3,4% más que los votantes de Aecio en la segunda ronda).

5. Si se consuma el golpe, la oposición aplicará todas las propuestas elitistas y autoritarias que Aecio planeaba implementar si hubiese ganado la elección.  El presidente golpista, con toda seguridad, cambiará la legislación laboral, en detrimento de los asalariados; revocará la política de valoración del salario mínimo; implementará la terciarización de la mano de obra sin restricciones; entregará las reservas de petróleo del pré-sal a las corporaciones transnacionales (como defiende el senador José Serra); privatizará el Banco do Brasil y la Caixa Econômica Federal; introducirá la educación pagada en las universidades federales, como un primer paso hacia su privatización; reprimirá los movimientos sociales y a la libertad de expresión en Internet; expulsará a los cubanos que trabajan en el Programa Más Médicos; dará luz verde al agronegocio para apropiarse de las tierras indígenas; eliminará la política exterior independiente, degradando el Brasil al papel de sirviente de Estados Unidos.  Es eso, mucho más que el mandato de la presidenta Dilma o el futuro político de Lula, lo que está en juego en la batalla del juicio político.

6. Es un engaño suponer que la economía mejorará después de un eventual cambio en la presidencia de la República.  Todos los factores que llevaron al país a la crisis actual continuarán presentes, con varios agravantes.  La inestabilidad política será la regla.  Los líderes de la actual campaña golpista pasarán a luchar cuerpo a cuerpo por el poder como pirañas alrededor de un trozo de carne.  Y Dilma será reemplazada por un sujeto débil, Michel Temer, más interesados en asegurar su futuro (sin duda una silla en el Tribunal Supremo Federal) y protegerse de las acusaciones de corrupción antes que gobernar efectivamente.  La inflación seguirá aumentando, y el desempleo también.

7. En el plano político, Brasil se sumergió en un período caótico, de fuerte inestabilidad.  El derrocamiento de una presidenta electa, sacramentada por el voto, llevará al país a que, por primera vez desde el fin del régimen militar, al frente del Ejecutivo estará un mandatario ilegítimo, rechazado por una gran parte de la sociedad.

8. El conflicto dará la tónica de la vida social.  Las tendencias fascistas, ensañadas con el golpe, se van a sentir liberadas para poner en práctica sus impulsos violentos, expresados simbólicamente, en las imágenes de muñecos colgados mostrando la gorra del MST o la estrella del PT y, de una forma más concreta, en las invasiones y ataques contra sindicatos y partidos políticos, en los ataques salvajes a personas cuyo único delito es vestir una camisa de color rojo.  El líder de esta corriente de extrema derecha, el diputado Jair Bolsonaro, ya defendió abiertamente, en una de las manifestaciones a favor del juicio político, que cada hacendado cargue consigo un rifle para matar militantes del MST.

9. Los sindicatos y los movimientos sociales no se quedarán con los  brazos cruzados ante la truculencia de la derecha y la ofensiva gobiernista y patronal contra los derechos sociales conquistados durante las últimas dos décadas.  Va a resistir por todos los medios - huelgas, ocupaciones de tierras, bloqueos de carreteras, toma de edificios, y mucho más.  Brasil se tornará un país desgarrado, por culpa de irresponsabilidad y de la ambición desmedida de media docena de políticos incapaces de llegar al poder por el voto popular.  Eso es lo que nos espera si el golpe contra el presidente Dilma se consuma.

10. Pero eso no sucederá.  La movilización de la ciudadanía en defensa de la legalidad y de la democracia está creciendo, con la adhesión de más y más personas y movimientos, independientemente de su afiliación política, creencias religiosas y de si apoyan o no la política oficial.  La opinión de cada uno de nosotros sobre el PT o el gobierno Dilma ya no es lo que importa.  Están en juego la democracia, el respeto al resultado de las urnas y la norma constitucional que prohíbe la aplicación de un juicio político sin la existencia de un delito que justifique esta medida extrema.  Más y más brasileños están percibiendo esto y saliendo a las calles contra los golpistas.  Este 31 de marzo, la resistencia democrática trabará una batalla decisiva.

Es esencial la participación de todos, en cada rincón de Brasil.  Todos precisamos salir a las calles, en defensa de la legalidad, de la Constitución y de los derechos sociales. ¡Todos juntos! ¡El fascismo no pasará! ¡No va haber golpe! (Traducción ALAI)

- Igor Fuser es profesor de relaciones internacionales en la Universidad Federal de ABC (UFABC).


martes, 29 de marzo de 2016

ELECCIONES 2016: LOS PELIGROS QUE ACECHAN


29-03-2016

Las encuestas publicadas hoy en diversos medios, traen una novedad: Verónica Mendoza habría desplazado del tercer lugar a Alfredo Barrenechea y se habría ubicado apenas a dos puntos del segundo en la contienda, el veterano Pedro Pablo Kucyznski. 

La verdad, sin embargo, sería otra: elevadas y confiables fuentes indican que Verónica Mendoza en realidad subió al segundo puesto de los estimados ciudadanos con 12% de adhesiones; y que más bien PPK quedó ubicado en un tercer lugar, con 10.2%; situándose cuarto Barnechea con 9 y quinto García con 7 puntos. 

La reacción de Kuczynski subestimando al candidato de Acción Popular e injuriando gravemente a la abanderada del Frente Amplio, permiten suponer que el lobista norteamericano conocía ya este estimado, y lo consideró confiable. Por eso estalló con ira desenfrenada, y tuvo una reacción que no pudo controlar. 

Más allá de la certeza de la información recogida, hay que indicar que crecientemente la derecha va perdiendo en el Perú la calma. Creía que la elección era “pan comido”, y que bastaba únicamente convocar comicios y forzar campañas para asegurar que Keiko y García, en mansa paz, disputaran una tertuliana segunda ronda electoral tras la cual –al margen de sus resultados- ambos proclamarían la voluntad de forjar “un gobierno de Unidad Nacional” para “afrontar la crisis” En otras palabras, unir las dos vertientes de la Mafia, para devorarse mejor el banquete servido. 

Cuando asomaron algunas propuestas que pudiesen hacer “sombra” a tan aviesos propósitos, tomaron la decisión más a la mano: descalificaron candidaturas competitivas, y despejaron el camino. No tendrían rival a la vista. 

Pero como a veces ocurre en circunstancias como ésta, la cosa se complicó. La operación destinada a descalificar a César Acuña y Julio Guzmán fue tan burda, que la ciudadanía no volteó para posar sus ojos en “los grandes” que quedaban en liza. Fue más bien en busca de otros “chicos”, miró a AP y al Frente Amplio en busca de alternativas más solventes. La reciente decisión del Jurado Electoral de “blindar” a Keiko no hizo sino reforzar esa tendencia. 

Así, se estancó la Keiko, comenzó a desmoronarse PPK y quedó pasmado García, en un inamovible quinto lugar. Barnechea y Mendoza iniciaron un ascenso en los estimados ciudadanos y cubrieron originalmente los puestos 3 y 4, casi peleando el segundo lugar. Hoy Verónica se ubicaría allí para espanto de la derecha más reaccionaria. 

Este es tanto, que en la homilía de las Pascuas de Resurrección, el Obispo de Arequipa tuvo la peregrina idea de llamar a los fieles para que el 10 de abril no votaran ni por el uno ni por la otra. Será pecado, les dijo, si lo hacen perturbando la paz de Cristo y poniendo en grave riesgo la salvación eterna. 

“¡Ay de los pueblos que contra Dios y España se rebelen…!” decía Gonzalo Rose en una supuesta “Proclama” atribuida literariamente a un supuesto Pastor realista en los años de la Independencia “Saltarán las lagunas sepultando poblados y campiñas / Rodarán las montañas de nieve, arrasando consigo todo signo de vida / Abriranse los cielos y el agua cubrirá las sementeras / Y vendrá la sequía e hincará los ojos de los hombres / y en los caminos osamentas de cristianos y animales / serán desprecio aún para los buitres…”.
 
Bien pudo haberles recitado el arzobispo mistiano para asegurar que se acate la prédica evangélica inspirada sin duda en el prístino pensamiento de Monseñor Cipriani

La reacción de los voceros de la Mafia y sus acólitos, y la ira desenfrenada de los afectados por los estimados de las encuestas -las que se conocen, y las que se ocultan-; no puede subestimarse. Nada es más peligroso, que el zarpazo de una fiera herida. Por eso hay que mirar las cosas con calma y medir con cuidado cada uno de los pasos, tanto lo que demos nosotros, como los que vayan por cuenta del enemigo. 

Lo primero que hay que subrayar es la necesidad de fortalecer la ruta emprendida. Fue correcta, desde un inicio, precisar cuál era el enemigo principal en la contienda de abril, y centrar todos los fuegos para derrotarlo aunque no electoralmente, por lo menos sí políticamente. Y así ocurrió. Hoy la consigna de “¡Cerrar el paso a la Mafia!” se ha convertido en una verdadera exigencia nacional. En Lima y en todo el país, jóvenes y viejos, hombres y mujeres, ciudadanos del campo y la ciudad, civiles y uniformados; salen todos a enfrentar la amenaza que pone en verdadero riesgo al Perú y a sus habitantes. 

Es posible entonces que en abril se dé el primer paso, y en junio el segundo. Pero nadie debe cantar victoria. Hay que luchar cada día para que ese propósito, se torne en realidad. 

Por lo pronto, una tarea de honor es asegurar el éxito apoteósico de la Jornada del martes 5 de abril. No será una expresión partidista. Ni proclamará la adhesión a candidato alguno. Será una masiva y maciza demostración que el pueblo no quiere más corrupción ni impunidad, que le dice un categórico ¡NO…! a la Mafia y que está plenamente dispuesto a defender la voluntad ciudadana para que no sea perturbada ni distorsionada por las viejas camarillas del pasado. 

Estas, de manera directa, y a través de los Comandos de Acción del APRA habrán de procurar disturbios y violencia. Ella se podrá expresar de dos maneras: a través de una contramanifestación en la que grupos aislados busquen alentar gritos contra el Frente Amplio acusándolo de “terrorista”, “senderista” y otras lindezas; o mediante la acción de supuestos grupos “radicales” que inciten al caos y a la violencia bajo el pretexto de combatir el “fraude electoral”. 

No hay que olvidar que, durante la Marcha de los 4 Suyos, fueron los fujimoristas los que incendiaron el Banco de la Nación en La Colmena. Y no dijeron que ellos eran fujimoristas. Actuaron como “revolucionarios auténticos” y “radicales de verdad”, para prender fuego al edificio y asesinar vilmente a quienes se encontraban en su interior. Sólo después, fue posible confirmar la identidad de los agresores: provenían del SIN.
Cuando actuaron, buscaban muertos para adjudicarlos al accionar de los manifestantes, a los que calificaron de “terroristas”. Hoy, bien podrían hacer lo propio. Lo intentaron ya en algunos mítines de Verónika Mendoza y se lo gritaron a ella en las concentraciones del pasado fin de semana. Por lo demás, lo repiten hasta la saciedad en las redes: buscan mimetizar la bandera del Frente Amplio con los símbolos de Sendero, para desacreditar a una candidata en ascenso. 

Cuidado, entonces. La concentración y Marcha del 5 de abril deberá congregar a todo el pueblo. Y ser la más formidable expresión de una clara voluntad ciudadana: Ni impunidad, Ni Corrupción

Y esa voluntad soberana y categórica, se habrá de expresar después, el 10 de abril y el 5 de junio en las ánforas. 

Sólo así será posible enfrentar los peligros que acechan, vencer a la Mafia y abrir camino a la recuperación del país. 

Gustavo Espinoza M. Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera 




NUEVAS ELECCIONES: EL FRAUDE AL DESCUBIERTO

Claudia Cisneros
Está pasando otra vez. Las similitudes con los vergonzosos entes electorales del 2000 son inquietantes. La misma ley que se usó para sacar de carrera a Acuña, ha sido torcida, vejada y burlada por el propio JNE para blindar a Keiko. Con este fallo (https://goo.gl/2c4t8u) “el fraude ha quedado al descubierto”, como bien señala César Hildebrandt en su editorial del viernes último.

En el 2000, Montesinos, ministros y congresistas, con anuencia de Fujimori, sometieron al JNE para limpiar las tachas a Fujimori. Emitieron el fallo a la medianoche del 31 de diciembre, entrando al feriado. (escalofriante recuento de Montesinos, min 5:53 https://goo.gl/8jtYWX). Hoy, Keiko sonríe porque su Jurado esperó el inicio del feriado largo, pasada la medianoche y ad portas de un partido de fútbol, para limpiarla de las tachas: sin protestas inmediatas y un solo titular de periódico.

“No haber sancionado a Keiko es la mayor prueba de fraude de estas elecciones”, ha dicho Hildebrandt. Apunta que Keiko violó la ley tanto o más que Acuña, que estas elecciones están manchadas y carecen de legitimidad. El único modo de recuperar la democracia y el Estado de Derecho es que se convoque a nuevas elecciones a tiempo para el cambio de gobierno este 28 de julio, como lo propone César (http://goo.gl/2bYtwv).

Los cuestionados magistrados del JEE (Miranda, Loayza y Vargas) han incurrido en varias aberraciones jurídicas para salvar a Keiko y deberán ser juzgados por ello. El artículo 42 de la Ley Electoral (http://goo.gl/fh1zTO), el mismo con el que se sancionó a Acuña, es clarísimo en decir que se excluye al candidato que entrega dinero o dádivas “directamente o a través de terceros”. Es decir, el dinero o las dádivas no necesitan pasar por la mano de la candidata y ni siquiera ser del patrimonio de la candidata. Basta con que la candidata esté protagónicamente presente en esa entrega “en el marco de un proceso electoral”.  En el caso de Fujimori no solo ella era protagónica en la entrega, aun cuando el dinero no lo entrega directamente, sino que a todas luces el evento es de intencionalidad proselitista desde el momento en que la candidata y sus candidatos al congreso están con pancartas, banderolas y números. No hay gran física nuclear en ello.
Pero hay más, lo que los magistrados consignan en el punto 14 del fallo podría tener graves consecuencias para ellos, pues aducen que: “la norma exige que se acredite que el dinero que se pretende entregar provenga del patrimonio del candidato”. ¿El problema? Tal como lo señaló la periodista Jacquie Fowlks (https://goo.gl/PwmN5E) eso no aparece en ningún lugar de la ley, es un invento de los magistrados y por ello podrían ser acusados de prevaricato. (http://goo.gl/Cs9Hdu).

Además, el JEE dice en su resolución que el “evento del 14 de Febrero, se trataba de la final de un concurso de baile organizado por el colectivo Factor K y no por la referida organización política”. Citando el video del discurso en Harvard de Keiko (https://goo.gl/ovXMh4), el JEE no solo hace una vergonzosa interpretación de esas declaraciones usando los argumentos de la defensa fujimorista como propios, sino que obvia lo más incriminador, que Keiko dice que Factor K es un motor de impulso de su candidatura y que están trabajando con ellos desde su partido. Sumémosle la entrega de dinero antes de la ley y los premios y dinero después de la ley en los concursos y ¿qué tenemos? ¿Evento cultural o evento proselitista con fachada cultural? Factor K no es ni autónoma ni independiente del Fujimorismo, es una fachada partidaria para hacer proselitismo con la juventud a cambio del viejo asistencialismo demagógico de los fujimoristas: entregar regalos a cambio de lealtades y votos. 

En el 2000 Fujimori torció la ley para re-reelegirse con la Ley de interpretación auténtica (http://goo.gl/Aq7dJg), hoy Keiko hace lo mismo al promover esta aberrante interpretación de la ley de partidos para seguir en carrera. Como dice Mirko Lauer, ha vuelto la Keiko de los 90 (http://goo.gl/cYLY7G . Tras arduos esfuerzos por separar su imagen del corrupto régimen de su padre, por sobre casi el cadáver de su torturada madre, cambió de discurso en Harvard, separación de algunos impresentables del partido, Keiko 2016, tras el fallo ilegal que la salva, ha superado a la Keiko de los 90. Bajo su batuta la mafia fujimorista está operando de nuevo en ese intento por arrebatarnos otra vez el país y su alma. Se deben convocar nuevas elecciones, como dice Hildebrandt. Mientras, toca hacernos escuchar en las calles este 5 de abril y denunciar el fraude en marcha.