miércoles, 16 de noviembre de 2016

RETORNAN LOS DEBATES SOBRE EL POSCAPITALISMO




Economistas frente a la crisis
16-11-2016

La crisis del 2008 otorgó de golpe visibilidad a mucho de lo ignorado durante las décadas anteriores, desde los ‘desaparecidos’ ciclos económicos, hasta la falacia del fin de la historia o los ‘olvidados’ conflictos de clase. Si sorprendió la propuesta del conservador Sarkozy, presidente de Francia, de “refundar el capitalismo” fue entre otras cosas porque se atrevió a poner nombre al enfermo, porque al mencionar al capitalismo como causa del problema se ponía fin al uso de palabras neutras, del tipo ‘sistema económico” para referirse a los problemas estructurales que se intuían debajo de tanta aparente felicidad y se reconocía públicamente los desajustes sistémicos que teníamos encima.

El capitalismo de la desigualdad y de la desregulacion apareció de golpe como problema. Ya no podíamos ocultar que ‘la historia’ había vuelto con todos sus demonios.

Aquella mención sirvió, por contraposición, para dejar en evidencia el silencio y la oscuridad de las fuerzas socialdemócratas, su incapacidad para entender la dimensión y profundidad de lo que apareció ante sus ojos. La aparente voluntad reformista de las fuerzas conservadoras europeas no solo duró poco sino que se convirtió, vía ajustes sociales, en una broma macabra, pero la indefinición de la socialdemocracia continúa aún. No está mucho mejor la nueva izquierda demasiado centrada en la resistencia ideológica. De modo que, si un nuevo shock sistémico se produjera otra vez, las fuerzas progresistas volverían a estar huérfanas de ideas sobre hacia donde transitar.

Nuevas voces críticas, mayores pulsiones de cambio

El abrumador dominio ideológico neoliberal sigue creando pantallas que convierten en una tarea titánica dar respuesta a las profundas debilidades del actual capitalismo excluyente. Sin embargo, esta vez sí, desde el espacio de la economía, surgen cada vez más voces que avisan de una gran crisis larvada cuyo elemento más visible es la creciente desigualdad que se reconoce conecta con una tendencia creciente al estancamiento. Desde la política, dos veteranos sin complejos, Jeremy Corbyn y Bernie Sanders, se convierten en símbolo de un cambio de ciclo que no procede de países periféricos sino que nace en el mismo centro del neoliberalismo representado por los países anglosajones. Aunque analistas críticos del peso de Paul Mason no se atreven a poner nombre al tiempo del poscapitalismo, basta con que se denuncien con claridad los abusos de las elites económicas con argumentos claros, para que, por primera vez en muchas décadas, los jóvenes vuelven a interesarse por las ideas socialistas.

Diversas encuestas realizadas por Gallup, YouGob y Pew Research a comienzos de 2016 revelan la sorprendente preferencia por el socialismo de los jóvenes menores de 30 años en EEUU. La precariedad laboral, la sobrecualificación sin salida, los efectos del cambio tecnológico, la ausencia de expectativas vitales del capitalismo neoliberal excluyente son los aspectos esenciales que hacen rejuvenecer la necesidad de alternativas sociales. Nadie sabe las señas de identidad de ese reclamado socialismo salvo unas vagas referencias a lo público, lo colaborativo o lo común que son los signos de lo que se intuye como modos poscapitalistas.

Replantear los perfiles de la sociedad

Soluciones que garanticen la sostenibilidad de la vida humana en el planeta, hoy en riesgo, la digitalización de la sociedad, la financiarización de la economía, el agravamiento brutal de las desigualdades, las graves amenazas a la autonomía del poder político y la democracia…son fenómenos que obligan a replantear los perfiles de la sociedad a la que debemos aspirar.

Es probable, incluso, que no tenga sentido hacer un dibujo redondo de esa sociedad deseada. Quizás sea preferible preocuparse más por el camino que por el destino, es decir, vislumbrar qué saltos cualitativos pueden impulsar los lazos colaborativos representantes de un nuevo bien común que hoy se muestra de forma incipiente, parcial y difuso, creando grietas que permitan modificar sustancialmente los equilibrios de poder actuales.

Construir espacios plurales e interdisciplinares

Debatir sobre la coherencia entre ese camino y el destino deseado a medio y largo plazo no es algo que nos tengan acostumbrados las organizaciones políticas y sociales, especialmente los partidos, volcados en planteamientos tacticistas. Por ello, es de agradecer cualquier esfuerzo en crear espacios plurales y multidisciplinares para debatir en España sobre estos asuntos. Y que un nuevo actor, el Foro de Economía Progresista se haya esforzado en juntar en unas jornadas a miembros destacados de las más diversas experiencias orgánicas desde PSOE a Podemos o Equo, desde Intermon-Oxfam a Fuhem o Attac, desde CCOO a UGT, además de las organizaciones de economistas críticos, Economistas Frente a la Crisis, Economistas sin Fronteras o Econonuestra a trabajar juntos en los nuevos consensos progresistas alternativos al capitalismo actual.

No basta con hacer política coyuntural ni volcarse en las pugnas de poder. Si se desea recuperar la iniciativa política es necesario reconstruir las piezas ideológicas desde el mejor análisis de la realidad actual. Ese es el verdadero reto global para poder construir progreso.

Ignacio Muro Benayas , miembro de Economistas Frente a la Crisis EFC



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