lunes, 16 de enero de 2017

DIFERENCIAS DE CORRUPCIÓN: LAS TRADICIONALES Y LAS CIENTÍFICAS





Estimados amigos:

La República Peruana, nuestra patria, pasa por momentos difíciles porque la economía aún no encuentra los sectores sobre los cuales se podrá poner más atención, no es sorprendente que el PBI siga disminuido en relación a que hace más de 10 años en que se inició un espectacular crecimiento motivado por el mayor volumen de la exportación de los minerales acompañado por el crecimiento de los precios en el mercado internacional. Como bien sabemos el modelo de producción peruano por casi dos siglos descansa en la exportación de materias primas. Hoy se conoce como la modalidad extractivista. Tanto los grupos empresariales y el Estado se sienten confiados que mientras no se compren minerales poco se avanza, este convencimiento ha sido negativo para un país que tiene diversos recursos por transformar.

Empero, los grupos de poder y de gobierno en la República erróneamente y sin mayores perspectivas continúan detenidos en el tiempo, no quieren arriesgar o decidir, por ejemplo, una producción racional del gas que nos sirva de soporte, a fin de movilizar una "transformación del valor agregado", convirtiéndonos en una economía de verdad emergente. Con el gas propio de los peruanos estamos en condiciones de alcanzar la petroquímica tanta necesaria para impulsar las posibilidades de crear una industria propia, no depender de las importaciones en especial de alimentos, incrementar la producción agraria y la agroindustria.

A estos retrasos económicos correlativamente en el aspecto social, seguimos en la desigualdad que proyecta una sociedad de divisiones, cada vez los pobres se hacen más pobres y lo que salieron de esa situación hace poco tiempo volverán a ser pobres, si es que no avanzamos económicamente; asimismo, la mal llamada clase media no es tal, lo que tenemos son islas de capas medias que viven tras la caza de empleos, los que se vienen reduciendo, ello lleva al desaliento y se va perdiendo el entusiasmo de unir esfuerzos de solidaridad entre los hombres que son poseedores de mayores conocimientos técnico/profesionales.

El Estado no muestra voluntad de reformar su organización y no teniendo los presupuestos deseados se hace difícil cubrir las reformas en educación y salud, dos aspectos importantes que acompañan al desarrollo humano en una sociedad tan fragmentada donde la desorganización  se presenta no solo por las carencias económicas, sino que por los ideales neo liberal los que ahora aparece con mayor intensidad y magnitud, para que el individualismo se incremente frente a los contenidos sociales de solidaridad y de unidad por ser nación.

Esa desorganización es un padecimiento que se ha hecho estructural por su permanencia: la discriminación etno/cultural y económica, sigue separando y evitando la participación de lo que no conjuga con estilo criollo/mestizo que, se ha impuesto como ideal para todos los peruanos. Ello es falso por ser contrario al republicanismo democrático. 

La desorganización social está acompañada de un Estado mínimo que acciona sin ningún aliciente promocional y de regulación, para dar vida pública, lo que se acerca la descomposición de la república; marchamos no solo sin ideales y por algo grande por alcanzar; sino la del borrar todo lo parecido a los valores éticos y morales que dan sustento a un orden social, la autoridad legal nacida de eventos electorales dura poco como tal, ante cualquier pequeño desatino de conducción se acerca la ilegitimidad, ello representa que la población local y nacional no tiene conductores. 

No habiendo elites nacidas de una intensa presencia de las organizaciones de sociedad civil no aparecen líderes sociales, políticos y económicos, solamente estamos sembrados de mandones y caudillos marca "chicha fermentada" que ya no tiene lugar en lo que represente servicio público y honestidad en la gestión pública, devaluándose las aspiraciones de quienes tiene vocación para ser gobernantes, alcaldes, gobernadores o representantes al congreso, incluyendo a quienes tendrán que ocupar cargos importantes de embajadores, ministros, autoridades autónomas, jueces, fiscales y otros que conducirán la dirección de la policía, los centros de salud, colegios, etc.   

El Perú es un país donde pueden ocurrir situaciones increíbles como patéticas, prácticamente, llegamos a los extremos cuando repetidamente se vota sin convicción o por quienes hacen costosas propagandas, se eligen y se vuelve a elegir a quienes sabemos que son pillos y lobbistas, sabiendo además que éstos ostentan doble personalidad, que usan la oratoria engañosa y mentirosa. Al parlamento votamos por los candidatos que conocemos no solo por sus faltas e irregulares comportamientos; sino porque reconocemos quienes los propician.

Lo mismo ocurre cuando se tiene al frente a funcionarios del Estado que han sido y merecen ser sentenciados como reos en cárcel, por ladrones, pero se piensa que cabe perdonar. Aunque no son ejemplos a seguir por la juventud. Urge tener coherencia, respetando nuestra historia. Se siguen eligiendo alcaldes y jefes de los gobiernos regionales con sentencias judiciales. Esos son casos de muertes civiles. 

A los herederas o herederos de sangre de padres con pasado vergonzante buscamos elegir, sabiendo que ellas o ellos son reflejos o replicas de padres malandrines, y que no son capaces ética y políticamente de condenar a sus progenitores de haber sido asaltantes del poder, cómplices y directores de fomentar grupos paramilitares de exterminio y "excelentes avivatos" para alzarse los fondos del tesoro público, además de recibir sinecuras de los grandes proveedores y traficantes de armas. 

Lo dicho muestra que los ciudadanos del Perú olvidan o no han leído lo ocurrido en los cortos y también largos tramos de una historia dolorosa, igual, al no recordar personalmente y/o a través de sus padres, profesores y de los medios de información que nos comentan que hace dieciséis años cayó una autocracia mafiosa encabezada por Fujimori/Montesinos/Hermosa y que contaba con la complicidad, en particular de los ministros de economía y finanzas que, dicho sea de pasó todos terminaron encarcelados. Los arrebatadores fueron de cuello y corbata, hubo uniformados con grados (estrellas y galones) de generales y oficiales de altos mandos. A casi dos décadas, el presidente, el asesor y una parte de estos funcionarios civiles y militares permanecen encarcelados -en vivo y en directo- allí se encuentran los malandrines y ladrones del 90.

Después de tantos rumores sabemos que las empresas privadas y públicas transnacionales han creado “científicamente” sistemáticas formas para corromper altos funcionarios, en especial las brasileras en compañía de empresas peruanas de alto capital que, desde antes de la década del 90 a la fecha, durante los gobiernos del García Pérez (primer gobierno) Fujimori, Toledo, García Pérez (segundo gobierno) y OHT, se dieron en licitación obras (grandes y medianas), estas licitaciones que han sido conseguidas según las denuncias provenientes del extranjero gracias a funcionarios públicos peruanos, los que a cambio han recibido sobornos millonarios.

Estos últimos han seguido la misma conducta de los anteriores casos de ser coimeados por las empresas extranjeras y nacionales de alta capacidad financiera según parece con conocimiento de los presidentes que serían cómplices, de quienes habrían recibido coi/misiones, significando que lo hecho está penado, y en consecuencia el Estado peruano es víctima de engaños, por tanto debe ser sujeto de altas reparaciones económicas; sin embargo, para estos efectos de la defensa de lo arrebatado, el Perú no estuvo, ni ha estado preparado, a través de sus instituciones policiales y judiciales tanto prevenir, como actuar decididamente en la captura y procesamiento de los arrebatadores de los fondos del Estado y de todos los peruanos.

Frente al ejercicio nada sano de determinados gobiernos, se hace necesario que la política de Estado que diferencie la especialidades de los procuradores en ejercicio, el poder judicial, y la policía nacional, para que en el caso de estas instituciones cuenten con personal seleccionado con preparación y experiencia en temas de corrupción, las instituciones a las que pertenecen son autónomas, pero los altos cargos no son resultado de promociones, y que aun teniendo conocimientos del tema no toman decisiones que muestren firmeza nacida de la objetividad, de comportarse dando ejemplo de vida y de estar imbuidos de valores éticos y capaces de que se forje moral de vida y del trabajo.

Asimismo, en este pasado cuarto de siglo 1992 a 2017 una de las instituciones dedicadas al control de resultados en cuentas y realizaciones de actividades y proyectos, caso de la contraloría general ha sufrido exprofesamente desde el golpe del 5/4/1992 la disminución en su accionar, además de no ha haber tenido contralores generales que estuvieran en condiciones como para tomar decisiones desde la perspectiva técnico/administrativo de fiscalización y control público, en disposición de denunciar ante el poder judicial y que en forma urgente se encausen a los presuntos arrebatadores de los fondos dedicados a financiar proyectos y obras.

Empero, lo significativo de todos estos malos actos, los gobiernos en especial del 2001 a 2016 no tomaron las medidas del caso, prácticamente se hicieron atrás para continuar la política anticorrupción cerrando las fiscalías y juzgados de esa especialidad que abrieron sus puertas el año 2000 con el gobierno de transición. Los malandrines de cuello y corbata han continuado desarrollado su conducta delictiva con el estimulo de las empresas extranjeras. Se espera que el nuevo gobierno procese dispositivos y medidas, para que en un rápido esclarecimiento se tomen cuentas ante la justicia de quienes han cometiendo irregularidades tanto en los programas que contienen proyectos de obras, y dieron y dan mal uso de los fondos financieros.

La supervisión de parte del poder ejecutivo juega un rol por demás delicado y dedicado, se debe crear sistemas de supervisón que de manera periódica y sin aviso detecte las faltas y acciones contrarias al buen gobierno; asimismo, siguiendo el sentido de lo explicado, es imprescindible que el poder ejecutivo establezca reparticiones especializadas en investigar las diferentes formas de delinquir. Estos departamentos de investigación y estudio de la delincuencia que roba los fondos públicos también deben existir en la policía, la fiscalia y el poder judicial. 

Una forma de sustraer y arrebatar hurtando fondos, en el caso de los gobiernos de la década del 90, estos sustraían los fondos desde el mismo poder ejecutivo, para comprar funcionarios y pagar a las empresas como en el caso de los medios de comunicación al propalar tanto editoriales, como informaciones a favor del gobierno e igualmente se relataran comentarios e historias falsas en contra a los opositores al mencionado gobierno de la corrupción

Existen otras formas de organizar y hacer mal uso de los fondos, caso de las corruptas empresas privadas nacionales y extranjeras, ellas tienen como se ha mencionado distintas perspectivas en el “arte” de corromper y de brindar las facilidades que permitan recibir las coimas y los sobornos en distintas formas en efectivo o través de cuentas de terceros.

La corrupción del 90 evidencia que tenía otros objetivos, diferentes, aun cuando no faltó, que las empresas privadas corrompieran bajo las formas tradicionales, caso de la empresa chilena Luccetti (el rey de los fideos) que “negocio los sobornos” directamente con el principal hombre de confianza de Fujimori, el asesor Montesinos Torres; sin embargo, en estas dos últimas décadas han actuado “científicamente” en cuanto las transferencias del dinero, etc., contando además con la importante ayuda política de los gobiernos en alianza con los gobiernos extranjeros, caso del Brasil, y las organizaciones internacionales ejecutoras de obras que aparentemente no pueden ser supervisadas por el poder ejecutivo, ni supervigiladas por la actual disminuida y maltratada contraloría general.

El camino que queda es que tengamos elites que formen líderes, ambos -elites y lideres- nazcan de la sociedad civil y de los partidos políticos reformulados o nuevos quienes tomen conocimientos y prácticas sobre los deberes y los derechos civiles, respetando a la persona humana. Corresponde en especial a los académicos –renovada reserva de la inteligencia- y usando los discursos que, sin miedos se dirijan a todos los peruanos, para que conozcan la gravedad de lo que ocurre en el país, asimismo escribiendo y dictando clases universitarias de excelencia y teñidas de color cívico. Se requiere formar escuelas de padres y de profesores que den preferencias a los valores éticos, para el desarrollo de la vida y propiciando la “moral de trabajo para la vida con desarrollo humano”. Lo mismo debe accionar el periodismo y los medios de comunicación, sus comentarios serán bajo el conocimiento y buscando presentar hechos con antecedentes históricos y personajes reales. 

En general hay que exaltar los valores cívicos, primera importancia tiene la narrativa histórica,para que no se repitan las traiciones a la patria fruto de perversos comportamientos; ello habrá de convencer a las generaciones actuales y las venideras que la Patria sí existe, tiene que ser venerada y muy querida.

 Atentamente,

Fernando Arce

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