lunes, 28 de agosto de 2017

CHE Y EL NEGRO CABRERA




Medio siglo de gloria histórica del chalaco guerrillero

Escribe: Milcíades Ruiz

El próximo 3 de septiembre, se cumplen cincuenta años de la muerte, del guerrillero del Ejército de Liberación Nacional- ELN, de Perú y Bolivia, Restituto José Cabrera Flores - “Negro”, uno de los combatientes de la gesta guerrillera continental del heroico comandante Ernesto “Che” Guevara, ocurrida en la selva de Bolivia en 1967. Sucedió tras la emboscada a la que fue conducida la retaguardia de la columna guerrillera por un campesino boliviano que los traicionó, obligado por la tropa enemiga.

En la foto, de izquierda a derecha:
Lucio Galván (Eustaquio), R. José Cabrera (Negro), Juan P. Chang (Francisco) junto al Che en el campamento de Ñancahuazú

 Dicha emboscada ocurrió el día 31 de agosto de 1967 cuando los guerrilleros atravesaban las aguas del Río Grande por el vado de Puerto Mauricio. Sobrevivió al fuego cruzado de la emboscada y escapó por el monte tratando de ir en busca del Che. Estaba solo, desarmado y sin provisiones, pero al tercer día tropezó con la tropa enemiga que no obstante estar indefenso lo acribilló abriendo fuego al creer que estaba con el grueso de la guerrilla.

Al conmemorar su trágica muerte formando parte de un proyecto revolucionario continental que pasará a la historia como hecho histórico precursor de la nueva sociedad socialista, es necesario hacer una reseña de su vida ejemplar, que enorgullece a los peruanos que compartimos sus ideales, esperando que algún día tendrá el reconocimiento que merece como héroe revolucionario de nuestro tiempo y su nombre quede perennizado en la designación de las entidades médicas, monumentos y placas recordatorias.

El compañero Cabrera nació en el Callao el 27 de junio de 1931 en el seno de una familia de barrio. La rebelión revolucionaria del Partido Aprista Peruano en 1932 y sus ideales trasuntó su juventud y su proclividad izquierdista. Al igual que nuestro compañero cusqueño Darío Acurio, en la misma época, viajó a Argentina para estudiar medicina. Al graduarse, se quedó allí brindando sus servicios en algunos pueblos del interior cuando la naciente Revolución Cubana y el Che generaban gran admiración.

No obstante haber conformado ya un hogar con una dama argentina y tener una hija pequeña, su compromiso político pudo más y viajó con ellos para apoyar directamente a la Revolución Cubana. Empezó trabajando en un hospital de Santiago, contribuyendo a su mejoramiento, alternando como brigadista en la campaña de alfabetización. En su memoria, el hospital “Saturnino Lora” le ha erigido un busto recordatorio.

En 1965 se encontraba residiendo en La Habana, participando en el trabajo voluntario de corte de caña para lograr el record de producción como lo hacía el Che cuando era ministro de Estado. Con motivo de la Conferencia Tricontinental realizada en La Habana en Enero de 1966 con la participación de los líderes revolucionarios alzados en armas en Asia, África y América Latina, pudo contactarse con Juan Pablo Chang que en representación del ELN acudió a este histórico encuentro.

Después del corte de caña con otros peruanos, los invitó a su domicilio para disfrutar una comida típica de Cuba, el “Arroz Congrí”, prolongándose la velada con guitarra y ron, a la par que cantaban alborozados las clásicas zambas que popularizaron Atahualpa Yupanqui, Los Chalchaleros y Mercedes Sosa, que la esposa del Negro sabía bailarlas. Su niña ya tenía siete años. Chang le informó sobre el ELN y el entrenamiento de combatientes para integrase a la guerrilla de Ayacucho en Perú. Cabrera quiso ser parte del proyecto y se propuso tomar las armas solicitando preparación.

El Che había coordinado con Chang para integrarse a la guerrilla “Javier Heraud” que operaba en Ayacucho en esa época. Por situaciones que ya he relatado en otros artículos (https://republicaequitativa.wordpress.com/) los planes cambiaron y el Che optó por abrir el foco guerrillero en Ñancahuazú. Tal como anotó el Che en su diario de campaña, Cabrera llegó en marzo de 1967 al campamento inicial, en compañía del Chino Chang, del intelectual francés Regis Debray, el guerrillero huancaíno Lucio E. Galván Hidalgo (Eustaquio), Haidée Támara Bunke (Tania) y otros más.

El momento era tenso por la movilización policial que empezaba sus investigaciones por tierra y aire. En el relato de José Castillo Chávez (Paco) uno de sus compañeros, consignado por el investigador cubano Froylán Gonzáles, se lee:

“Negro se preocupaba por la salud de Joaquín (Jefe de la Retaguardia), de Alejandro y de Tania, le cuidaba las heridas y llagas que las “nigüas” (parásitos) le habían ocasionado. Negro y Tania se llevaban muy bien y conversaban mucho. Tania lo elogiaba como una persona muy amable…

“Negro conversaba mucho con Alejandro, de muchos temas, los dos eran personas muy preparadas, inteligentes y cultas, Alejandro le hablaba de historia, de su familia, sus acciones revolucionarias. Negro hablaba de su familia, especialmente de su padre, que fue policía y por nada lo asesinan en Perú, por luchar contra el contrabando y la delincuencia, tuvo que emigrar a la Argentina…

“La fortaleza física del Negro era enorme, nunca se cansaba, se parecía un poco a Braulio, estaba entre los mejores caminadores. Ayudaba a sus compañeros, buen carácter, nunca se enojaba, muy bondadoso. Yo pienso que era uno de los mejores guerrilleros, trataba bien a todos, todos lo respectaban mucho. Un día dijo que su formación comunista la había adquirido en Argentina y su desarrollo político con los compañeros de un hospital de Santiago de Cuba donde trabajó. Era cardiólogo. Nunca escuché comentarios adversos contra él”.

El día que cayó fulminado por las balas enemigas, vestía su uniforme verde oliva. Su cadáver fue evacuado y expuesto al público para luego ser enterrado en secreto en las proximidades del hospital de Chorety. El 2 de marzo del 2000, el equipo forense multidisciplinario cubano encontró sus restos en las cercanías del cuartel de Choreti, en la ciudad de Camiri, siendo trasladados a Cuba y el 8 de octubre de ese año depositado en el Complejo Escultórico Ernesto Che Guevara de la ciudad de Santa Clara.

En este gran mausoleo histórico se encuentran los restos de los otros combatientes peruanos junto con los del Che y compañeros cubanos que como el Negro entregaron su vida por la noble causa de cambiar el sistema que oprime a la humanidad e instaurar la nueva sociedad de nuestros ideales. Ojalá que este sacrificio heroico de Restituto José Cabrera Flores, no quede en el olvido, ni en el gremio médico, ni en las promociones estudiantiles, ni en las nuevas generaciones de su barrio ni en el sentir de los revolucionarios del Perú, de Latinoamérica y del mundo.

¿Y ustedes qué dicen?

Agosto 2017



No hay comentarios: