lunes, 5 de noviembre de 2018

LO QUÉ ES CHINA EN REALIDAD



04/11/2018

Uno de los recursos más mentirosos y reiterados de la propaganda anticomunista estadounidense– es exponer que los envidiables ritmo y nivel de desarrollo actuales de China son resultantes de su renuncia a los objetivos del socialismo y por haber adoptado el gran país asiático proyecciones capitalistas.

Con esta engañosa propaganda, los promotores de capitalismo han logrado no pocos avances en la siembra de confusión en las filas de la izquierda y en las masas progresistas en todo el mundo.

Un ensayo de Andre Vltchek, filósofo, novelista, cineasta, autor de numerosos libros y periodista investigador ruso-norteamericano especializado en temas asiáticos, publicado el 27 de octubre en la revista New Eastern Outlook (NEO), comenta que: ofensas

“La locura y la vileza de lo que divulga la propaganda occidental sobre China en Estados Unidos y Europa solía hacer llorar de vergüenza a algunos de mis amigos chinos. Pero las cosas están cambiando por efecto de la frustración y las malas maneras de los perdedores. Los propagandistas del Imperio, sus expertos y periodistas no acaban de ponerse de acuerdo acerca de lo que realmente anda mal en China. Pero como se les paga muy bien por encontrar nuevos escarnios, compiten constantemente entre sí en busca de las historias más jugosas y escandalosas. A menudo parece que encuentran malo absolutamente todo lo que ven en este país, el más poblado del mundo que, además, es comunista”.

China pondrá fin a la pobreza extrema para 2020, pero ello no encuentra aplausos en Berlín, París, Londres y Washington. China está muy por delante de todos los grandes países del mundo en la construcción de la “civilización ecológica”, pero éstos no lo notan. Y tampoco advierten que el gobierno chino está introduciendo amplias reformas educativas, al tiempo que llena el país con grandes salas de conciertos, museos y teatros propios para un avance cultural incontenible.

La propaganda occidental trata, literalmente, de desacreditar a China tanto desde la izquierda como desde la derecha. Lo mismo es acusada por ser demasiado comunista que a causa de no serlo suficientemente.

El New York Times publicó un trabajo en primera plana el 5 de octubre de 2018, destacando que un reportero suyo visitó la ciudad china de Huizhou, donde “descubrió” a un grupo de juvenil marxista que protestaba y exigía que las cosas se hicieran como en tiempos de Mao. De ello, el periódico extrajo como conclusión digna de salir en primera plana que China está enfrentando una amenaza muy seria desde la izquierda.

Véase que ignorancia, China sigue avanzado hacia el mismo objetivo, un comunismo democrático y socialmente orientado, bajo la misma dirección política comunista de entonces. Definitivamente el NYT no es una publicación pro-comunista, pero para atacar a China aparentó sus simpatías (¡al punto de destacar el reportaje en portada!) a un pequeño grupo de jóvenes marxistas celosos de sus ideas, con el fin de esparcir dudas entre los lectores, y sugerir que el gobierno chino ya no es tan rojo como antes.

Al día siguiente (edición de sábado y domingo, 6 y 7 de octubre de 2018), el mismo NYT se contradijo en dos portadas sobre China que decían que “China cortará las alas de las empresas privadas de los EE.UU.” y que “Beijing está volviendo a los negocios”.

La doctrina de miles de periódicos norteamericanos y europeos que Washington manipula es hacer que se publique todo lo que pueda perjudicar a China. “Mientras peores, más lóbregas y más negativas sean las noticias sobre China, mejor. Todo vale.”

Se le señala por tener demasiado comunismo o por tener muy poco. Pero, ¿Qué es China en realidad? ¿Como clasificarla ante tal dicotomía?. Vltchek brinda su criterio:

“China es un país comunista (o socialista) con miles de años de una historia larga y relativamente igualitaria. Tiene una economía mixta pero con una planificación central (el gobierno les dice a las empresas qué hacer, y no a la inversa). Es claramente la nación más exitosa de la tierra cuando se trata de trabajar en nombre de y para el beneficio de sus ciudadanos. También es la nación más grande y pacífica de la tierra. Y aquí hay dos puntos esenciales más: China está a la vanguardia para salvar al mundo del inminente desastre ecológico. No posee colonias ni neocolonias, es un estado esencialmente internacionalista. Su sistema político, economía y su cultura son diametralmente diferentes de los de Occidente”.

Por eso es elemental que los encargados de la tarea de definir lo que es o no es China y lo que son o no son las naciones  del mundo entero, deben ser, en primera y última instancias los propios gobernantes, la intelectualidad y el pueblo todo de cada país.

Y si China se declara país socialista con características chinas, ese es el criterio que debía prevalecer, sin la arrogancia de tratar de imponer a la mayor civilización de la tierra el calificativo que convenga a los intereses imperialistas o a los de otras fuerzas políticas ajenas a los mejores intereses del pueblo chino.

Noviembre 1º de 2018.

Especial para el diario POR ESTO! de Mérida, México.



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