miércoles, 30 de enero de 2019

LA DECISIÓN DE VOTO ES UN PROCESO PSICOLÓGICO




La decisión de voto suele ser explicada como proceso político, social y cultural. Pero decidir el voto es, esencialmente, un proceso psicológico.

A partir de ese tema, Jessica Osorio me entrevistó para la edición 2018-2019 de la revista Washington Compol, publicación especializada en comunicación política que se lanza desde Washington DC (Estados Unidos) para todo el mundo de habla hispana.


Saludos decididos,
Daniel

La decisión de voto es un proceso psicológico

Jessica Osorio me entrevistó para la edición 2018-2019 de la revista Washington Compol, publicación especializada en comunicación política que se lanza desde Washington DC (Estados Unidos) para todo el mundo de habla hispana.

A continuación comparto la entrevista completa.

La decisión de voto es un proceso psicológico

Décadas de trabajo han hecho de Daniel Eskibel, psicólogo y estratega uruguayo, una referencia mundial en psicología política y ahora, nos explica que siempre hay algo nuevo por descubrir y entender qué es lo que necesitan observar los votantes en los discursos de los candidatos para darles su voto.

En esta imperdible entrevista, Eskibel nos mostrará cómo al colocar la ciencia en un cuarto de guerra, trae provecho para constituirse en un elemento imprescindible del éxito en campañas.

¿Cómo llega Daniel Eskibel a encontrar ese gusto por un campo tan apasionante como es la psicología aplicada a la política?

Fue un largo viaje que pasó por etapas diferentes. A los 19 años yo era estudiante universitario de psicología y al mismo tiempo militante político activo. Unos años después ya estaba titulado como Psicólogo, ejercía en mi consultorio como psicoterapeuta y trabajaba en política a nivel legislativo y de dirección partidaria. 

A mis 30 años abandoné la política partidaria, me dediqué completamente a mi profesión y comencé tres años de estudios de posgrado en Psicología Social y de la Comunicación. 

De allí derivé a investigar el tema de la comunicación política y los liderazgos políticos, publiqué tres libros sobre estos asuntos y esas publicaciones llamaron la atención de algunos políticos de mi país. Fueron ellos quienes advirtieron el valor que tendría aplicar mi campo de especialización a la comunicación política, la estrategia y el liderazgo. Y me ofrecieron mi primer trabajo como consultor político. 

Allí confluyeron finalmente tanto la psicología como la política, reunidas en un único camino que sigo transitando cada día.

Ser un referente mundial en ese campo también lo convierte en poseedor de conocimientos al que no accede un ciudadano común. ¿Poseer acceso a información tan privilegiada sobre el comportamiento de quienes dirigen los destinos del mundo ha modificado su percepción del mundo?

Por cierto que décadas de trabajo en este campo han modificado aspectos de mi visión del mundo, claro que sí. Siempre descubro algo nuevo, lo cual no deja de maravillarme. Pero tal vez lo más importante es que siempre me topo con nuevas preguntas y con nuevos problemas para encarar. Allí es donde están siempre los desafíos.

¿Cuál es la parte más complicada a trabajar en la mente de un político para acercarse a sus electores?

Una de las cosas mas complejas es superar el narcisismo para percibir que los potenciales electores son personas diferentes, con sus propias características, con su propia personalidad, valores y estilos de comunicación. 

Desprenderse del narcisismo político, ver a los otros como realmente otros, observar la realidad con una mirada más objetiva, comprender las limitaciones propias…por allí pasa el camino para superar los obstáculos internos y acercarse a los electores.

Manejamos la tecnología del siglo 21 con un cerebro nacido en la edad de piedra
En el caso de los votantes ¿hacia dónde se encaminan sus necesidades en este mundo globalizado en términos políticos?

La primera necesidad psicológica de los votantes respecto a la política, ahora y siempre, es ver sus problemas reflejados en el discurso y la acción de partidos políticos, candidatos y gobiernos. Los problemas cambian, pero esa necesidad psicológica sigue instalada. 

Otra necesidad psicológica importante es que los votantes también necesitan ver que los líderes políticos son personas más que personajes. Personas cuya personalidad de alguna manera directa o indirecta refleja algo de la personalidad de los votantes. 

Y la tercera necesidad que subrayo es más inconsciente aún y consiste en proyectar sobre el escenario político real sus propios conflictos psicológicos internos. El votante necesita ver sus conflictos internos como conflictos políticos, para de esa manera vivirlos sin ser plenamente conscientes de ellos. 

En la edad de piedra o en la era de la globalización, las necesidades psicológicas siguen siendo casi las mismas. Considerando además que nos enfrentamos a la inteligencia artificial, las redes sociales y el mundo virtual con el mismo cerebro que teníamos en la edad de piedra.

¿Hacia dónde se encaminan las pasiones políticas en este momento?

No creo que haya un lugar hacia donde se encaminen las pasiones políticas. Más bien dependen de las sociedades, de las coyunturas históricas y de los segmentos psicosociales dentro de cada sociedad. Las pasiones políticas son como un campo de fuerzas diversas y contradictorias que se mueven de un modo mas bien caótico. 

De todos modos yo subrayaría el peso actual de las pasiones tribales, la constitución de grupos humanos que tienden a cerrarse sobre sí mismos y a demonizar a los diferentes o a los que pertenecen a otros grupos. Esta tribalidad apasionada desata mucha irracionalidad y comportamientos y actitudes muy primitivas. 

Cuando expongo esto siempre me mencionan el fenómeno político creado en torno a Donald Trump, y si bien es correcto hay que tener en cuenta que Trump es solo un síntoma de lo que está pasando con todos nosotros. Es apenas la parte visible del iceberg.

Comunicación política entre el candidato y el votante
¿Cómo puede un aspirante a ocupar un puesto de elección popular sacar más provecho de la psicología?

Pues colocando la psicología en su cuarto de guerra. Simple y claro. La psicología tiene una historia de 2500 años acumulando conocimientos sobre la mente y los comportamientos humanos. Los últimos 150 años, además, produciendo conocimientos dentro del campo de la ciencia. En realidad despreciar tamaña herencia cultural de la humanidad sería una tontería. En cambio capitalizar ese saber se traduce en mejor estrategia, mejor liderazgo y mejor comunicación.

¿En realidad existe alguna diferencia entre la manera de llegar a la mente de un votante millennial, en comparación con las generaciones que le anteceden?

Sí, es diferente. Toda comunicación debe desplegarse considerando en primer lugar las características del público al que está dirigida. Cada generación tiene diferencias en cuanto a la sensibilidad, los códigos culturales, la socialización política, los estilos de comunicación, los intereses, los patrones lingüísticos, los hábitos sociales y un gran conjunto de fenómenos específicos. 

Todo ello debemos tenerlo en cuenta a la hora de sintonizar mejor la comunicación con cada una de las generaciones.

¿Por qué los políticos deberían prestar atención a la psicología política?

Porque todos los caminos conducen a Roma. O sea: todos y cada uno de los momentos de la vida política pasan por el filtro del cerebro humano y de las dinámicas psicológicas.

La decisión de voto es un evento psicológico. La simpatía o antipatía por un partido o por un gobierno también lo es. También la respuesta frente a la comunicación política. Y los comportamientos grupales y de masas. 

Si todo en la política pasa por la psicología, entonces la psicología política debe ser necesariamente una parte importante de la ecuación.


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