lunes, 4 de febrero de 2019

LA INSTITUCIÓN MILITAR, DEFORMA LA PERSONALIDAD




 General Jorge Rafael Videla Redondo (n. 1925 m. 2013)

La institución militar, deforma la personalidad
(El caso del general del ejército argentino Rafael Videla)

Autor:  Antonio Rengifo Balarezo

El general Rafael Videla murió en Buenos Aires en la cárcel común Marco Paz el 27 de mayo del 2013, a los 87 años.  Cumplía una sentencia de 50 años por crímenes de lesa humanidad.  Hasta el último momento creyó haber obrado bien; indudablemente, el general tiene su justificación. 

Como militar fue un profesional de la guerra, un “señor de la guerra” como lo hubiera llamado, con cierta ironía, el sociólogo norteamericano Wright Mills.  Y, como tal, estaba adiestrado para matar dentro del marco de una guerra.  Siendo comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, cumplió el papel que el Estado asigna al ejército en una guerra contrasubversiva.

El Estado monopoliza, legalmente, la tenencia y uso de las armas.  En tal sentido, el ejército garantiza el orden establecido y es la columna vertebral del Estado.  Rebelarse contra el Estado es un delito y de los mayores.  Los subversivos actúan al margen de la ley; son delincuentes políticos, enemigos del Estado imperante, ya fuese capitalista o socialista; lo desafían por que quieren capturar el Estado. a través de las armas, para subvertir la sociedad.  Tanto los subversivos como las FF.AA. gubernamentales, justifican sus respectivas actitudes. 

En lo que no tiene justificación el general Rafael Videla es en la forma de cumplir su cometido.  Pues, tanto en la guerra, como en el ajedrez, las reglas tienen que respetarse.  Al no respetarlas, puso al margen de la ley a las Fuerzas Armadas; en la misma situación que los subversivos.  Las FF.AA. reprimieron la subversión violando sistemáticamente los derechos humanos y empleando el terrorismo de Estado.  (El general Rafael Videla asumió el Poder por un golpe de Estado el 24 de marzo de 1976.  Gobernó dictatoríamente Argentina hasta 1981).



Camino hacia la cárcel

Rafael Videla es el general en jefe de las FF.AA. que ha tenido responsabilidad por los 30,000 desaparecidos durante la dictadura militar, en cuya cifra están representados varios bebes; lo creyó necesario hasta el fin de su vida.  Fue un fiel exponente del pragmatismo, es decir, de la filosofía ausente de valores propia del capitalismo.  No tuvo ningún atisbo de arrepentimiento.  Murió con la satisfacción de no haber revelado la información que poseía, especialmente en cuanto a las adopciones de los hijos de los desaparecidos.


Rafael Videla en su celda de la cárcel común Marco Paz de Buenos Aires.
(Nótese el símbolo del cristianismo en la pared)

¿Cómo puede explicarse tal horror?  Simplemente por las circunstancias en que vivió.  El general Videla se crió separado de la población, vivió acuartelado o en la villa militar.  Proviene de una familia de militares; además, ha estudiado en su adolescencia en un colegio militar; cuya costumbre es “bautizar” (humillar) a los jovencitos que recién ingresan para que obedezcan servilmente y se identifiquen con sus agresores, es decir, con la institución militar a la que consagran su vida.  La institución militar tiene una organización vertical, absorbente; pauta toda la vida de sus militantes.  Como diría el sociólogo norteamericano Lewis Coser, es una institución voraz.

  Rafael Videla a los 19 años ya era subteniente.  No sería de extrañar que en su formación castrense haya sido adiestrado por alguna escuela o misión norteamericana para preservar, por cualquier medio, el área de influencia o la política exterior de los Estados Unidos; así es como se obtiene una especie de doctorado en la carrera militar.  Esa trayectoria vital deformó su personalidad; cambió de identidad, dicho en otras palabras, lo transformó en un criminal en potencia.  Dicha personalidad permanece en estado de hibernación y aflora ante una situación de emergencia social o una guerra interna como ocurrió en La Argentina.

La Junta Militar de Gobierno presidida por el general Videla utilizó políticamente el XI campeonato mundial de futbol del año 1978 como cortina de humo para ocultar el genocidio que estaba perpetrando.  Parte de esa utilización política del futbol es el “arreglo” entre el general Francisco Morales Bermúdez, presidente de facto del Perú y el general Videla; cuyo logro fue la derrota del la selección peruana por 6 goles a 0 ante el equipo argentino.  Equipo que únicamente necesitaba ganar por 4 a 0 al Perú para eliminar al Brasil y disputar el campeonato mundial con Holanda; a quien venció por 3 a 1, ante la ausencia de Johan Cruyff,  (https://www.youtube.com/watch?v=tTyMCif-dT0)



En conclusión, toda sociedad en la que existan clases sociales y un Estado que representa a la clase dominante es una sociedad represora.  Por lo tanto, las fuerzas armadas dejaran de existir o de cumplir su función instrumental con la abolición de las clases sociales.

Así como existió un Videla,  También hay soldados excepcionales que escapan al influjo del imperialismo yanqui como el venezolano Hugo Chávez.

Antonio Rengifo Balarezo
rengifoantonio@gmail.com
Escrito: Lima, abril del 2013
Revisado y publicado: Setiembre del 2016

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