viernes, 26 de abril de 2019

ALAN GARCÍA, POST MORTEM


         Alan García Pérez (1949/2019) en un momento de lucidez optó por el suicidio para eludir a la justicia. Fue un enfermo mental de extraordinaria habilidad y memoria que lo convirtió en un emblemático demagogo.  Su caso será registrado en los anales de la psiquiatría.

         Cómo sabemos, a un muerto no se le sentencia por los delitos cometidos, como tampoco a un enfermo psiquiátrico; puesto que es inimputable.  La etiología de la enfermedad mental de García, como noticia, data de 1987 cuando el entonces jovencito, Jaime Bayley, informado por el psiquiatra de García, propaló ante la televisión su cuadro psiquiátrico:  maniaco-depresivo (trastorno bipolar). Y que estaba medicinado con Litio.

         Por higiene mental hay que ponerle coto a la insistencia en la sordidez revulsiva del prontuario de Alan García; ya que la historia no lo absolverá.  Con su muerte, Alan García se ha llevado consigo a los restos malolientes de lo que aún  quedaban del partido aprista. Recordaré Alan García, post mortem, por uno de sus libros:  Pida la palabra (Por la Libertad, la Plenitud y el Exito); publicado en Lima, mayo del 2012. 

         En conclusión, tenemos que hacer apostolado político para contribuir a que los demagogos no prosperen.  

Antonio Rengifo Balarezo
Lima, 20 de abril del 2019.

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