martes, 23 de junio de 2020

EL MITO DEL DÉFICIT Y LA TEORÍA MONETARIA MODERNA (TMM)


por Michael Roberts



Stephanie Kelton es profesora de economía y políticas públicas en la Universidad Stony Brook, ex economista jefe del Comité de Presupuestos del Senado de los Estados Unidos (asesora demócrata) y fue asesora de política económica del senador Bernie Sanders, el aspirante presidencial que fue la esperanza de la izquierda estadounidense. Kelton es una destacado exponente y divulgadora de la llamada Teoría Monetaria Moderna (TMM).




En un nuevo libro, The Deficit Myth , Kelton explica cuál es la conclusión más importante que se puede extraer de la TMM: es un mito que si el gobierno tiene grandes déficits presupuestarios (es decir, gasta más de lo que obtiene en ingresos fiscales) y pide prestada la diferencia, finalmente la deuda del sector público se volverá insostenible (es decir, el pago de la deuda y de los intereses se volverán imposibles para el gobierno), lo que implica fuertes aumentos fiscales o recortes en el gasto público y posiblemente una huida de la moneda nacional por parte de los acreedores extranjeros.

Kelton afirma que este argumento de los ‘austeridanos’ es un mito. En su libro, presenta los principales argumentos de la TMM: primero, que «los gobiernos de las naciones que mantienen el control de sus propias monedas, como Japón, Gran Bretaña y Estados Unidos, y a diferencia de Grecia, España e Italia, pueden aumentar el gasto sin necesidad de aumentar los impuestos o pedir dinero prestado a otros países o inversores». El estado (el gobierno nacional) controla la unidad de moneda aceptada y utilizada por el público, por lo que puede crear la cantidad que desee de esa moneda para gastar. Por lo tanto, el estado no necesita emitir bonos para pedir crédito al sector privado, simplemente puede ‘imprimir’ digitalmente el dinero. De hecho, continúa el argumento, eso es lo que está sucediendo en este momento durante la pandemia de COVID-19. La administración Trump y otros gobiernos están gastando billones en pagar a los trabajadores para que se queden en sus hogares y las empresas entren en hibernación. Sí, está financiando algo de esto mediante la emisión de bonos, pero son la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra los principales compradores de estos bonos, por lo que en realidad están «imprimiendo» dinero para gastar.
El argumento de la TMM y Kelton es que es una nueva forma de ver las finanzas públicas y la política monetaria. Verán, de lo que nadie se ha dado cuenta hasta que por fin se escuchó a los chicos de la TMM es que, históricamente, «es la capacidad del estado de legislar y hacer cumplir sus leyes impositivas lo que sostiene su demanda, lo que a su vez hace que esos dólares tengan valor». Esta es la teoría del chartalismo , desarrollada por un economista alemán de la década de 1920, George Knapp y por otros, de que el dinero ha surgido en las economías modernas como resultado de la necesidad del Estado de gastar y de la necesidad de inventar una unidad monetaria en la que pueda gravar a la gente. Así que la demanda de dinero de la gente ha sido creada por el estado para que paguen impuestos. El dinero es creado por el estado y luego devuelto (destruido) mediante impuestos. Por lo tanto, como ve, el estado controla el dinero y, por lo tanto, puede controlar la economía moderna. Puede gastar sin los limites impuestos por el aumento de la deuda.

Kelton señala lo que todos los partidarios de la TMM defienden: «la TMM simplemente describe cómo funciona realmente nuestro sistema monetario». Su poder explicativo no depende de ideología o partido político». Cuando leo o escucho eso a los partidarios de la TMM, me preocupo. Por supuesto, la verdad y la realidad se pueden distinguir de la ideología, pero la ideología usa la verdad que quiere revelar: nunca hay una objetividad neutral. ¿Es realmente la TMM la base de la política económica socialista o de izquierda como tantos de sus seguidores afirman? – Bueno, no según Kelton. Aparentemente, la TMM es tan útil para los republicanos de derecha como para los marxistas. De hecho, la idea de que los gobiernos pueden incurrir en el déficit que quieran atrae tanto a la izquierda como a la derecha en el espectro capitalista. Como dijo Dick Cheney, el vicepresidente de extrema derecha de George W. Bush, cuando el gasto militar se disparó para financiar la invasión de Irak: «los déficits no importan».
¿Pero tiene razón la TMM de que el dinero emerge en las economías modernas debido a la necesidad de gastar del estado? Esta afirmación del chartalismo es ciertamente cuestionable. Los historiadores del dinero y los grandes economistas de la economía política clásica lo negarían. En particular, Marx no estaría de acuerdo. Para Marx, el dinero emerge en la sociedad como un medio universal de intercambio en el comercio en y entre las comunidades locales. ( Grundrisse: » La circulación de mercancías es la condición previa original de la circulación de dinero» p165 – no el estado). En el capitalismo, el dinero asume el papel de capital a medida que el dinero compra mano de obra y medios de producción para la explotación y la producción de valor y plusvalía «el dinero en sí mismo solo puede existir como un momento desarrollado de la producción donde y cuando existe trabajo asalariado» p 223 ) El dinero representa el valor creado en una economía (» Es la representación integral de las mercancías «, p210).

Para Marx, el dinero no surge fuera del proceso de intercambio en los mercados o de la acumulación de capital. No es exógeno, proveniente del estado, como afirma la TMM; en cambio, es profundamente endógeno al modo de producción capitalista, cuyo objetivo es ganar dinero. Como dice Marx en los Grundrisse: “El dinero no surge por convención, como tampoco lo hace el estado. Surge de un intercambio y surge naturalmente del intercambio: es un producto de lo mismo”. p 165. Para Marx, ni el Estado ni el dinero son exógenos o neutrales al modo de producción capitalista. Así, la teoría monetaria marxista, en oposición a la teoría monetaria moderna, es ideológica. Está del lado del trabajo, basado en la ley del valor y la explotación de la fuerza de trabajo. La TMM no tiene un concepto de valor o de la ley del valor en las economías capitalistas, a saber, que la producción es con fines de lucro, no para satisfacer una necesidad social; la producción es para crear valor de cambio, no valor de uso; esta basada en la explotación en la producción, no en la creación de dinero para impuestos. El beneficio ni aparece en la TMM.

Pero tal vez la teoría monetaria moderna tenga razón y la teoría monetaria marxista esté equivocada. En su libro, Kelton les cuenta a los lectores su conversión a la primera TMM. Sucedió cuando conoció al ‘padre de la TMM’, el ex gerente de fondos de inversión Warren Mosler. Kelton le visitó en su casa de la playa en el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes de los Estados Unidos. Mosler le explicó que consiguió que sus hijos hicieran sus tareas al insistir en que debían pagar impuestos y que si no podían pagar, les retiraría todos sus privilegios. Su impuesto tomó la forma de sus tarjetas de visita (esta fue la unidad de moneda creada por Mosler, que representa ‘el estado’). Para obtener estas tarjetas de visita, los niños tenían que realizar tareas. Así, el ‘estado de Mosler’ creó dinero (tarjetas de visita) que la gente necesitaba para pagar impuestos. Kelton se sintió abrumada por esta prueba de «cómo funciona el sistema monetario» y se convirtió. Y, como dice el viejo dicho, los conversos pueden ser aún más fanáticos que los profetas originales. Kelton es ahora la mayor defensora de la TMM, al menos en Estados Unidos.

Lo que Kelton no pudo reconocer en el ejemplo de Mosler es que había tareas que hacer. Las cosas tenían que ser producidas y el trabajo humano tenía que ser realizado. O los niños trabajan o la familia se hunde. Pero el hogar Mosler no producía para el intercambio, sino para el consumo dentro del hogar. El hogar Mosler no comerciaba con otros hogares e intercambiaba bienes o servicios. Si lo hiciera, las tarjetas de visita de Mosler tendrían que representar de alguna forma el valor de cambio, no solo el tiempo de trabajo involucrado dentro del hogar de Mosler. Las tarjetas tendrían que ser aceptables como representación del tiempo de trabajo en otros hogares. Su ‘estado’ (Mosler) no pudo decidir eso. En los Grundrisse, Marx explica por qué tener fichas de trabajo no es dinero y no puede funcionar como dinero en una economía capitalista, donde la producción (trabajo) es para el intercambio, no para el consumo.

Tome un ejemplo tópico. Actualmente, muchas aerolíneas que cancelan vuelos por el COVID están tratando de evitar reembolsar a los clientes con dinero (dólares) y, en cambio, están ofreciendo cupones. Cualquiera puede ver que estos vales no son dinero, no son una representación universal del valor de cambio de todos los vuelos y de otras mercancías, sino simplemente boletos con esa aerolínea en particular y por lo tanto solo valen el precio en dólares de los viajes con esa única aerolínea. Dentro de esa “casa” de la aerolínea, estos cupones son ‘dinero’, pero en ningún otro lugar.
La idea de que es el poder del estado para gravar la explicación del surgimiento del dinero y de la explotación parece descabellada, de todos modos. Kelton afirma que «el Imperio Británico, y otros antes que él, pudieron gobernar de forma efectiva: conquistar, borrar la legitimidad de la moneda original de un pueblo determinado, imponer la moneda británica a los colonizados, y luego observar cómo la economía local entera comenzaba a girar en torno a la moneda británica, sus intereses y poder». ¿Realmente creemos que el imperialismo británico funcionó porque controlaba la moneda de otras naciones? ¿No sería más exacto decir que debido a que el imperialismo británico se impuso a través de la fuerza y ​​conquistó muchas naciones, fue capaz de explotar su población y luego controlar su moneda? ¿Estados Unidos gobierna el mundo porque tiene la moneda de reserva internacional, el dólar? ¿O el dólar se convirtió en la moneda de reserva internacional porque el imperialismo estadounidense dominaba el mundo en sectores como el comercio, la tecnología, las finanzas y militarmente?
Kelton cita el comentario de Mosler de que «dado que el gobierno de los Estados Unidos es el único emisor de su moneda, dijo, era una tontería pensar que el Tío Sam necesitaba obtener dólares del resto de nosotros». » Bueno, sí, eso está bien para el Tío Sam, pero para muchos países explotados por el imperialismo, que no controlan sus propias monedas y dependen en gran medida de las decisiones de las instituciones financieras y multinacionales extranjeras, ¿pueden esos gobiernos imprimir dinero sin restricciones para gastar e imponer impuestos? Pregúntenle a Argentina y otras economías emergentes en la actual crisis del COVID. Su ‘espacio fiscal’ está muy limitado por el capital internacional. La TMM no les sirve de nada.

Pero el verdadero problema para mí del libro de Kelton y la TMM es si saber que los gobiernos pueden gastar dinero y tener déficits sin la restricción de la carga de la deuda creciente es realmente decir algo nuevo o radical. La teoría económica keynesiana siempre ha argumentado que los déficits públicos y el aumento de la deuda del sector público no tienen que volverse ‘insostenibles’, siempre que el gasto adicional produzca un crecimiento económico más rápido. Si el crecimiento real del PIB es mayor que el coste del interés de la deuda (g> r), entonces la deuda (pública) puede ser sostenible. Todo lo que parece añadir la TMM es que los gobiernos ni siquiera necesitan aumentar la deuda en forma de bonos del gobierno; el banco central / estado puede ‘imprimir’ dinero para financiar el gasto.
Pero existen restricciones sobre el gasto gubernamental ilimitado que la TMM admite. Kelton señala: «las únicas limitaciones económicas que enfrentan los estados emisores de divisas son la inflación y la disponibilidad de mano de obra y otros recursos materiales en la economía real». Dos grandes limitaciones, me parece. ¿Cómo surgiría la inflación? Según la TMM, es cuando la capacidad no utilizada en una economía se agota, de modo que hay pleno empleo de la fuerza de trabajo y de la tecnología dada. Después de eso, si no hay capacidad adicional, un mayor gasto gubernamental financiado mediante la impresión de dinero será inflacionario. Si los gobiernos siguen imprimiendo dinero para gastar, la inflación de precios se producirá porque la oferta ha alcanzado su máximo.
Pero Kelton dice que esta restricción nos permite concentrarnos en el problema real: «la TMM nos pide que nos centremos en los límites que importan. En cualquier momento, cada economía enfrenta una especie de límite de velocidad, regulado por la disponibilidad de sus recursos productivos reales: el estado de la tecnología y la cantidad y calidad de sus tierras, trabajadores, fábricas, máquinas y otros recursos materiales. Si algún gobierno intenta gastar demasiado en una economía que ya funciona a toda velocidad, la inflación se acelerará”.
¡Exactamente! Y aquí emerge el verdadero problema. ¿Cómo expande una economía capitalista la capacidad, la inversión y la producción? Hay límites en su capacidad para hacer eso. Pero la TMM en realidad no se centra en estos ‘límites que importan’, solo en los que no importan (tanto): el déficit y la deuda. Lo más importante de entender es por qué hay capacidad no utilizada; y por qué cae el crecimiento y hay crisis. De hecho, ¿por qué hay crisis regulares y recurrentes en las economías capitalistas? La TMM no aborda ni responde estas preguntas. Según Kelton, «La TMM simplemente describe cómo funciona realmente nuestro sistema monetario». Incluso si eso fuera así, lo cual he cuestionado antes, no nos lleva muy lejos.

En contraste, la teoría monetaria marxista aborda la «restricción» que importa, porque se basa en la ley del valor; a saber, ese valor es creado por el esfuerzo del trabajo humano. Bajo el capitalismo, la fuerza de trabajo humana es comprada por el capital (que posee los medios de producción) para explotar y producir valor y plusvalía (ganancia). Bajo el capitalismo, el valor no es creado por el estado que emite dinero; en cambio, el dinero representa el valor creado por la explotación de la fuerza de trabajo. Imprimir más dinero para que los gobiernos puedan gastar más dinero no producirá más valor a menos que el capital explote más la fuerza de trabajo como resultado de ello.
Kelton dice que «en 2020, el Congreso nos ha estado mostrando, en la práctica, no en teoría, exactamente cómo funciona la TMM: esta primavera comprometió billones de dólares que en el sentido económico convencional «no tenía». Si eso es correcto, no es una buena noticia para la TMM. Porque ¿todos estos billones servirán para producir más y proveer más recursos para satisfacer las necesidades sociales? Gran parte de esta generosidad en la «impresión digital» de dinero para las reservas bancarias no implicará una mayor producción, empleo e inversión. La mayor parte de esos billones está siendo atesorada por las grandes compañías, mientras aumentan más su deuda a tasas cero; o es invertida en los mercados de acciones y bonos para obtener ganancias de capital. No aumentará la capacidad en los sectores productivos, porque la rentabilidad del capital es muy baja, como he demostrado en otros artículos. La TMM no tiene nada que decir sobre esto, porque lo confía todo a aumentar la cantidad de una unidad monetaria estatal. La teoría marxista sí: acaparar dinero es la señal de que el dinero se ha convertido en un fetiche, un objetivo en sí mismo, en lugar de ser utilizado como capital para extraer más plusvalía de la explotación del trabajo en la producción.

Puede ser un mito «austeridano» que los gobiernos no pueden tener déficit y necesitan «equilibrar los libros de cuentas». Pero es una ilusión considerar que la naturaleza tendencial a la crisis de la producción capitalista puede ser ‘gestionada’ por medio del ‘arte del dinero’, es decir, mediante la manipulación del dinero, el crédito y los déficits públicos. Esto se debe a que las causas estructurales de las crisis y de la falta de capacidad no se encuentran en el sector financiero o monetario o fiscal, sino en el sistema de producción capitalista globalizada.
La TMM y Kelton no abordan los temas importantes del fracaso del capitalismo para satisfacer las necesidades sociales y la explotación subyacente de muchos por unos pocos. Sobre esas cuestiones, la TMM no tiene nada que decir y diferentes partidarios de la TMM tienen puntos de vista distintos. Estoy seguro de que la mayoría, si no todos los partidarios de la TMM (como los keynesianos tradicionales), quieren que los gobiernos intervengan para satisfacer las necesidades sociales. Algunos (como Bill Mitchell) apoyan medidas socialistas para reemplazar la ley del valor y el modo de producción capitalista; otros (como Kelton) no lo hacen. Ah, dicen Kelton y los partidarios de la TMM, ese no es objetivo de la TMM. Solo queremos mostrar que es un mito que el estado no puede acumular déficits sin sufrir las consecuencias.  Nuevamente, eso no parece muy nuevo, ni muy radical y ni siquiera es correcto en todas las circunstancias.

(Tomado de The Next Recession)



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