lunes, 7 de septiembre de 2020

DESMITIFICANDO EL BICENTENARIO: 1820 - 2020

 



Escribe: Milcíades Ruiz

Hace doscientos años, las colonias sudamericanas estaban convulsionadas por el empeño en independizarse del imperio español aprovechando la ruina económica y política de éste. Tanto los patriotas de Nueva Granada como los de Río de la Platas habían declarado su independencia, pero no podían culminar su propósito por la interferencia del virreinato del Perú, que enviaba tropas para combatirlos.

El general San Martín con el apoyo del Director Supremo del gobierno patriota rioplatense Juan M. Pueyrredón, que era de su misma logia, había logrado liberar la provincia de Chile, pero las tropas enviadas por el virrey de Perú, ponían en peligro este logro. Tanto el libertador chileno Bernardo O'Higgins, como San Martín, propusieron a Pueyrredón, organizar una expedición Liberatriz para atacar el virreinato del Perú. El costo era alto pero necesario.

Tras muchas gestiones se logró el acuerdo suscrito por ambos gobiernos en 1919, que asumían el alto financiamiento bajo la condición de recuperar los costos y cumplir las instrucciones, entre las que figuraba no actuar contra la propiedad de la nobleza ni de sus esclavos y dejar que autónomamente elijan su forma de gobierno. Todo esto está acreditado con documentos probatorios.

Es así como, el general José de San Martín llega a Pisco la tarde del 7 de setiembre, desembarcando al día siguiente en Paracas, acompañado del Almirante Cochrane, Jefe de la flota marina. Este último, ¿Era patriota? ¿Era revolucionario con ideario independentista? Nada que ver. Era un ex oficial de la marina inglesa, contratado por el gobierno chileno como mercenario, con una atractiva paga al igual que a su personal de marineros.

¿Eran patriotas los soldados argentinos y chilenos que venían a Perú, con el ideal de luchar hasta morir por la independencia de quienes ni conocían ni tenían el mismo interés? Tampoco. Entonces ¿por qué venían? Pues, por la paga. No fue fácil conseguir esta clase de gente, pero al fin se logró reunir 4,118 hombres, de los cuales, 2,118 eran argentinos. Se embarcaron en Valparaíso el 21 de agosto de 1820, a las 4 p.m., y en Coquimbo se sumaron 500 chilenos más, hasta completar 4,718 soldados.

La noticia llegó a Lima. Abascal había sido reemplazado por el virrey Joaquín De la Pezuela. El Dr. Hipólito Unanue era del círculo del virrey como lo había sido del anterior, pues era realista y enemigo de la independencia. Las fuerzas enviadas a expulsar a los invasores fracasaron. Entonces el virrey propuso un armisticio que fue aceptado por San Martín, nombrando ambas partes sus representantes para las tratativas.

En la primera conferencia, los Comisionados del Virrey: Hipólito Unanue, Conde Villar de Fuente y, Teniente de Navío D. Dionisio Capaz, propusieron por base de las negociaciones que, en Chile se adoptara la Constitución española, y que el ejército expedicionario, regrese a donde salió. Los Comisionados Patriotas rechazaron como inadmisibles las bases propuestas. Se acordó un armisticio de 8 días.

Va entonces la siguiente reflexión: De haber desistido San Martín de su misión, ¿Unanue se habría convertido en patriota? Sin embargo, lo encontramos más tarde formando parte de la Junta de Gobierno de la república y, decretando la reimplantación del tributo indígena, que antes había sido disuelta por el gobierno constitucional español, estando el rey retenido en Francia.

Otro “patriota”, fue Andrés de Santa Cruz (héroe de Bolivia) oficial realista que llevaba años combatiendo contra los patriotas argentinos y contra los patriotas del Alto Perú, como lo hizo contra Mateo Pumacahua. Al llegar San Martín, ordenó al general Arenales hacer un movimiento envolvente por la sierra central. El virrey envió el 18 de noviembre de 1920, al general O´Relly para batir el avance patriota, siendo el teniente coronel Santa Cruz uno de los jefes oficiales.

El enfrentamiento tuvo lugar el 6 de diciembre en Cerro de Pasco, siendo vencedor Arenales. O´Relly fue apresado, mientras que Santa Cruz estaba huyendo cuando fue capturado. Luis Alayza Paz Soldán en su libro “MI País”, - pág. 12, dice: “Para salvarse, no se le ocurrió mejor idea que la de pasarse a las filas patriotas. De haber vencido las fuerzas relistas, ¿se habría vuelto patriota?”. Sin embargo, siendo de la nobleza y del ejército enemigo, lo encontramos más tarde como presidente de la república del Perú (1826/ 1827).

Casos como los señalados hay bastante, pero quizá sea suficiente para entender los orígenes de la república bicentenaria. En ese escenario, la aristocracia colonial del Perú contaba con 105 títulos nobiliarios, que incluían a un duque, 58 marqueses, 45 condes y un vizconde. Ninguno de ellos deseaba la independencia del virreinato, menos la de la población nativa ni de sus esclavos. Tener esclavos y vasallos indígenas era rango social.

Según los datos censales de años anteriores a la independencia del virreinato del Perú, más del 82% de la población estaba constituida por nativos y cholos, un 6% eran negros y 12% eran blancos, incluyendo los de la plebe. Por su parte, el partido (Provincia) de Lima, tenía en 1813 una población total de 63,809, consistente en 20,175 blancos (32 por ciento), 10,643 indios (16.5%), 4,879 mestizos (7.5%), 10,231 pardos o negros libertos (16%) y 17,881 esclavos (28%).

Sólo un 26.3 % de la elite limeña podía ser considerada como productores generadores de riqueza y el resto, solo consumidores parásitos. Los nobles que poseían títulos, tenían una renta asegurada para una posición social privilegiada. Un 41.7% de la población eran religiosos regulares o seculares, también con renta asegurada. El 18.2% eran servidores de la corona o eran residentes permanentes que gozaban del fuero militar, mientras que el 13.8% eran de oficios menores. Fuente: “La caída del gobierno español en el Perú”- IEP- Timothy e. Anna

Esta era la clase de gente con la que contaba San Martín para su revolución. La gran mayoría dependía de nombramientos eclesiásticos y de la corona. ¿Les convenía traicionar al rey, volviéndose patriota? Es cierto que había muchos resentidos que se quejaban del favoritismo a los españoles netos en el monopolio comercial y nombramientos, pero no por ello estaban dispuestos a luchar por la independencia yendo contra su rey.

Los resentidos se hacían eco de los ilustrados europeos que clamaban igualdad, solidaridad, libertad, pero adaptando las ideas a la conveniencia de sus propios intereses. No por consciencia ideológica. Igualdad frente a los españoles peninsulares sí, pero no con los nativos. Solidaridad entre criollos sí, pero no con los nativos ni esclavos, libertad de opinión sí, pero no para los oprimidos de la colonia.

Ese era el ideario del movimiento doctrinario de los liberales sudamericanos. Eran críticos del sistema virreinal y de los abusos contra la población nativa, pero solo de los excesos. No estaban por el cambio del sistema, pero sí, por las reformas. Pero los liberales criollos eran mirados como subversivos por la nobleza virreinal, con influencia en las autoridades locales y en la nobleza española.

San Martín dirigió el siguiente mensaje a la nobleza: "la revolución no está y no ha estado en contra de vuestros verdaderos privilegios". Bajo el régimen español, dijo, los nobles eran "una clase inerte y sin funciones", pero bajo un régimen independiente podían jugar un genuino papel en el gobierno. Bueno si es así, la cosa cambia, pudieron haber dicho algunos de ellos, que se avinieron a firmar el acta de independencia, aunque la mayoría eludió comprometerse.

El 14 de julio San Martín pidió al cabildo de la ciudad que llamase a un cabildo abierto al día siguiente para discutir el estatus futuro del Perú. Fue esta reunión la que declaró la independencia en los siguientes términos: "Todos los señores concurrentes por sí y satisfechos de la opinión de los habitantes de la Capital dijeron: Que la voluntad general está decidida por la independencia del Perú y de la dominación española y de cualquiera otra extranjera".

Después de que el acta fuera firmada en el cabildo se puso en exhibición para recolectar firmas que llegaron solo a 3,504 personas, aunque muchos se retractaron después. El virrey fue depuesto por los militares realistas que pusieron en su reemplazo al general La Serna. Firmaron esta acta: El Conde San Isidro, el Conde de la Vega del Ren, el Conde de Las lagunas, el Marqués de Villafuerte, el Marqués de Monte Alegre, el Conde de Torreblanca, el Conde de Vista Florida, el Conde de San Juan de Lurigancho, el Marqués de Corpa, el Marqués de Casa Dávila.

Y también, otros personajes sin título honorífico como el sacerdote Xavier de Luna Pizarro, José de la Riva Agüero, Andrés Salazar, Manuel Agustín de la Torre, Tomás e Ignacio Ortiz de Cevallos, Antonio Boza, Hipólito Unanue, José y Miguel de la Puente, Manuel A. Colmenares, Luis A. Naranjo, Mateo de Pro, Lorenzo Zárate, Francisco Moreyra y Matute, Manuel y José Ferreyros, Francisco Xavier Mariátegui, José Antonio de Ugarte, Antonio de Bedoya, José Pezet, Pedro Olaechea, Manuel Tudela, José de la Torre, Agustín de Vivanco, Toribio de Alarco, Manuel Gallo, Carlos de Bedoya y otros cuyos apellidos aún hoy resuenan en nuestros oídos.

No fue pues, … “por la voluntad general de los pueblos” como nos repiten cada año, ya que ninguna autoridad ancestral del interior del país fue tomada en cuenta. Lo que sí es cierto, es el enorme esfuerzo de O’Higgins, que comprometió el endeudamiento de Chile en esta misión.

De lo dicho, podemos concluir que la independencia del virreinato del Perú, se la debemos en mucho, a Chile. Nos han inducido al odio a los chilenos por la guerra que la aristocracia gobernante perdió, actuando al margen del pueblo cuyos miembros, capturados y amarrados en fila, fueron obligados a enrolarse y combatir, contra su voluntad, ignorando los motivos. Pero, es tiempo de corregir nuestra historia y se conozca la verdad. Disculpen por ir contra la corriente.

Septiembre, 2020

Otra información en https://republicaequitativa.wordpress.com/

 

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