domingo, 25 de octubre de 2020

Bolivia, Victoria del MAS-IPSP: SEGUNDA OPORTUNIDAD PARA REORIENTAR SU RUMBO Y PROFUNDIZAR EL CAMBIO


Roberto Montoya

24 octubre 2020

 

El campo popular boliviano después de la victoria aplastante del MAS-IPSP (Movimiento al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos) en las elecciones tiene una gran oportunidad para recuperar su rumbo, rectificar ciertas políticas polémicas y actitudes personales de Evo Morales que le habían restado apoyos sociales en los últimos años y profundizar y ampliar las reformas de calado que se hicieron durante sus casi catorce años de gobierno.

El principal candidato de la derecha, Carlos Mesa, durante su campaña electoral intentó utilizar precisamente ese descontento con Evo Morales de algunos de los movimientos sociales que lo auparon al poder, asegurando que Luis Arce Catacora, el ahora nuevo presidente, era una simple marioneta suya. “Arce es Morales”, fue una de las consignas utilizadas en la campaña electoral por Mesa.

Tras su triunfo, Luis Arce reconoció errores del gobierno de Morales -del cual era ministro de Economía- pero aclaró en una entrevista a la BBC un día después de las elecciones, cuando se le preguntó sobre el tema: “No soy Evo Morales. Soy Luis Arce Catacora”. “Dijimos que teníamos que tener renovación en el MAS, para la gente joven. Si Evo Morales quiere ayudarnos será muy bienvenido pero eso no quiere decir que él estará en el gobierno. Será mi gobierno. Si quiere volver a Bolivia y ayudarnos, no hay ningún problema”.

En una entrevista posterior con El País, el periodista Fernando Molina preguntaba a Arce: “Evo Morales tiene una personalidad exuberante y muy centralista. ¿Eso le va a afectar?” Y el nuevo presidente respondía: “Él no va a cambiar, es un líder indiscutible e histórico del proceso de cambio, es un líder internacional. No va a cambiar y tampoco pretendemos que cambie. Va a ser así nomás”. Y volvía a repetir: “Pero lo cierto es que en el Gobierno no tiene ninguna participación; él tiene su rol como presidente del MAS, que es importantísimo. En este tiempo nos hemos dado cuenta de que fallamos al no fortalecer las instancias del propio MAS”.

Y acotaba: “Y también va a estar bastante ocupado tratando de resolver los juicios que tiene”. En Bolivia esa frase no pasó inadvertida. Además de las varias causas que se le abrieron durante el Gobierno golpista de Añez por sedición, terrorismo, genocidio y alzamiento armado para poder impedir su candidatura a la presidencia -la Fiscalía de Bolivia pidió por ello su detención en diciembre de 2019- también tiene causas por estupro, por sus relaciones sexuales con al menos dos jóvenes -con una de ellas convivió- que se habrían iniciado supuestamente cuando estas eran menores de edad.

Su declarado interés por menores ya le habían valido en el pasado duras críticas del movimiento feminista boliviano, y los golpistas han utilizado ese secreto a voces como arma electoral y judicial.

Evo Morales seguirá siendo clave en el MAS-IPSP

A pesar de las declaraciones del presidente electo, pocos creen sin embargo que Evo Morales se vaya a resignar con jugar un papel secundario en esta nueva etapa. El ex líder cocalero se ganó a pulso el liderazgo del MAS y la presidencia de Bolivia tras muchos años de lucha, y su desgaste de los últimos años no supone que sea un dirigente ya amortizado.

En la reunión de la dirección ampliada del MAS-IPSP de diciembre de 2019 donde se acordaron las directrices fundamentales para todas sus organizaciones integrantes y movimientos aliados frente a esta pasada campaña electoral de 2020, se nombró formalmente a Evo Morales como Jefe Nacional de Campaña.

De hecho, Arce le debe su candidatura a Morales. Varias de las organizaciones indígenas y campesinas integrantes del MAS-IPSP no apostaban inicialmente por Luis Arce Catacora como candidato presidencial para sustituir a Evo Morales, inhabilitado y exiliado en Argentina desde hace meses.

Propusieron como candidato a presidente al ex canciller de Morales, a David Choquehuanca. El extitular de Exteriores del Gobierno de Evo Morales se ha mostrado como un hombre clave no solo para coordinar la acción de distintos sectores sociales de la Bolivia andina, sino que también ha jugado un papel central para evitar que las diferencias de estrategia que se produjeron en el seno del MAS y otros movimientos sociales cuando Morales dimitió y se hizo con el poder Jeanine Añez, terminaran en una fractura del partido.

Cofundador del MAS -mientras que Arce se integró en 2005- Choquehuanca parecía durante años destinado a ser el sustituto de Morales, pero este lo cesó como canciller y lo relegó, según se asegura, para evitar que se convirtiera en un importante competidor.

A pesar de las presiones de las bases para que Choquehuanca fuera el candidato a presidente el Evo Morales caudillo se impuso y el MAS terminó aceptando que Luis Arce Catacora fuera el candidato a presidente y que David Choquehuana fuera candidato a vicepresidente.

Nadie duda de la solvencia como tecnócrata del que fuera ministro de Economía con Morales, al que se considera cerebro del boom económico de Bolivia y del crecimiento sostenido que tuvo el país durante años, lo que permitió sacar de la pobreza a dos de los once millones de bolivianos, mejorar drásticamente la sanidad, acabar con el analfabetismo y emprender importantes obras de infraestructura en zonas rurales históricamente abandonadas.

Es pronto aún para saber si Arce será capaz de sustituir a un líder con la tradición de lucha y el carisma de Evo Morales. Para el MAS-IPSP se abre una nueva etapa. Es la primera vez que su candidato presidencial no es el propio Evo Morales.

No pocos analistas pronosticaban que la ausencia de Morales supondría una fuerte caída de puntos para el partido al observar otros precedentes en América Latina. Lenín Moreno fue el candidato presidencial en Ecuador propuesto por Rafael Correa en 2017 pero el brusco cambio de rumbo hacia la derecha que hizo su delfín al llegar al poder convirtió en poco tiempo a ambos en enemigos acérrimos.

Cristina Fernández de Kirchner propuso por su parte en 2015 como candidato para sustituirla a Daniel Scioli pero buena parte del electorado tradicional kirchnerista no se reconoció en él y perdió las elecciones.

En Venezuela, cuando Hugo Chávez, ya muy enfermo, pidió en 2012 a sus militantes y seguidores que votaran en las siguientes elecciones por su vicepresidente, por Nicolás Maduro, el chavismo, aunque ganó, obtuvo su votación más baja desde 1998.

En Bolivia, en cambio, a pesar de la ausencia forzada de Evo Morales el MAS-IPSP obtuvo con la candidatura Arce-Choquehuanca aún más votos que los conseguidos por Morales en la polémica votación de 2019 que dio lugar al golpe de Estado de la derecha.

Partido y movimiento social

Habrá que ver cuáles de las corrientes internas del MAS cuenta con más peso en este nuevo periodo y si el partido logra mantener su fuerza con un liderazgo distinto.

El MAS-IPSP, nacido en los años 90, no es un partido al uso, está constituido por organizaciones sindicales campesinas, indígenas y de trabajadores y movimientos sociales. Esa articulación de movimientos, sindicatos y partido es compleja, a menudo provoca tensiones y choques, pero es a su vez el gran capital del MAS.

Sus raíces son muy sólidas y extendidas, lo que la convierte en una fuerza política y social sumamente poderosa y representativa de las mayorías sociales de Bolivia.

Las organizaciones pilares fundacionales del MAS-IPSP en los años ´90 fueron la CSUTCB (Confederación Sindical Única de Trabajadores de Bolivia), la CSCIB (Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia) y la CNMCIOB-BS (Confederación Nacional de Mujeres Campesinas, Indígenas y Originarias de Bolivia-Bartolina-Sisa).

Las trillizas, como se las conoce popularmente, siguen teniendo gran influencia en el partido, pero en congresos posteriores se fueron incorporando también fuerzas como la Federación Nacional de Cooperativas Mineras o el Centro Regional de Trabajadores de El Alto.

A su vez las organizaciones que componen el MAS-IPSP conforman, junto con la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia y el Consejo Nacional de Ayllus y Markas de Qullasuyu el llamado Pacto de Unidad y existe un sinnúmero de organizaciones sindicales aliadas, como la poderosa COB (Central Obrera Boliviana) y movimientos sociales de distinto tipo con las que se acuerdan importantes alianzas puntuales.

Esa peculiaridad del MAS, esa autenticidad, es la que ha hecho que las disidencias internas no pudieran ser acalladas fácilmente de forma burocrática. Varias de sus organizaciones denunciaron una y otra vez el autoritarismo de Morales, los muchos casos de instrumentalización de los movimientos sociales y el incumplimiento del Estatuto Orgánico interno fundacional, actualizado en 2012 para los nombramientos de cargos.

A esto parecía aludir Luis Arce cuando dijo lo de “nos hemos dado cuenta de que fallamos al no fortalecer las instancias del MAS”.

Como analizábamos en estas mismas páginas hace un año, fueron muchas las críticas que los gobiernos de Morales recibieron de sus propias bases sociales: la incoherencia de su defensa de la Pachamama (la Madre Tierra) por un lado y una política de intenso extractivismo y deforestación de la Amazonia por otro, o con la realización de grandes infraestructuras que afectaban de lleno a territorios de pueblos originarios.

Una parte significativa de las bases sociales del Gobierno de Evo Morales –incluidos sectores de la ciudadanía urbana progresista, minoritaria, cuyas demandas nunca se atendió- se indignó también por las artimañas legales utilizadas por Evo Morales para desoír el resultado del referéndum popular de 2016 que rechazó permitirle presentarse para un tercer mandato. Un 56,5% de los bolivianos no aceptaron su propuesta para reformar la Constitución de 2009 para poder ser reelegido.

Fue una advertencia importante que Morales no supo ver y de la que hasta el día de hoy no se ha autocriticado.

Morales logró en aquel momento que el Tribunal Constitucional hiciera una torticera interpretación de la ley y considerara que la Declaración de Derechos Humanos de la ONU -que da derecho a cualquier ciudadano a ser elegido para cargos públicos- estaba por encima de Constitución… que su propio Gobierno había logrado sacar adelante en 2009.

Esa misma interpretación es la que utilizó para presentarse por cuarta vez en 2019 gracias a la sumisión de la Justicia, la misma que poco después se ponía a las órdenes del gobierno golpista.

Los movimientos sociales dejaron de lado sus diferencias con el MAS-IPSP para poder recuperar el poder                                  

Frente a aquellos sectores del partido que propusieron desde el primer momento resistir y enfrentar al Gobierno de Jeanine Añez con protestas callejeras, movilizaciones y una actitud parlamentaria bronca, el sector liderado por Arce optó por una actitud más moderada y paciente.

Se mantuvo la presión contra el Gobierno a través de la mayoría parlamentaria que mantuvo el MAS-IPSP y se aguantó el hostigamiento político, judicial y policial a sus militantes, evitándose la confrontación directa.

La política derechista, racista y represiva del gobierno de Jeanine Añez surgido del golpe de Estado cívico-policial de hace un año, el comienzo del desmantelamiento de conquistas sociales logradas por el Gobierno de Evo Morales y la pésima gestión de la crisis provocada por la pandemia de la covid-19 y la brusca crisis económica desatada, ayudaron a que las divisiones que habían surgido en el seno del MAS y en otros sectores de su electorado potencial se cerraran y todos unieran fuerzas ante las elecciones.

Hasta dirigentes de peso como el histórico y radical líder campesino Felipe Quisque, tradicionalmente duramente crítico con Evo Morales, decidió hacer campaña activa a favor de la candidatura Arce-Choquehuanca.

La división de la derecha hizo el resto. Los propios candidatos de la oposición, Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho, criticaron también, interesadamente, la pésima gestión de la pandemia por parte del Gobierno y le acusaron de facilitar con ello la recuperación del MAS.

En solo once meses el gobierno golpista acabó con el crecimiento económico que se mantenía desde hace años, subió del 6% al 9% el déficit fiscal, se aumentó considerablemente la deuda externa y el PIB cayó 11 puntos, elementos que incidieron en el voto a favor del MAS-IPSP incluso de sectores que tradicionalmente no lo votaban.

Aparte de represor, racista y defensor de una política neoliberal y elitista, el Gobierno de Añez demostró ser un pésimo gestor.

Un gran desafío para sacar a Bolivia de la crisis actual

El nuevo presidente, un reconocido economista de izquierda, ya lo adelantó. Volverá a aplicar las mismas recetas económicas que utilizó durante los anteriores gobiernos de Morales y que permitieron el despegue de Bolivia.

Es consciente que la herencia recibida del Gobierno de Añez tras solo 11 meses de gestión es pésima, no solo por la reorientación neoliberal que hizo de la política económica, sino también porque Bolivia, como el resto del mundo, se enfrenta a los estragos económicos y sociales provocados por la pandemia de la covid-19.

Sin embargo, el FMI prevé que para 2021 Bolivia podría conseguir un gran repunte, con un crecimiento del 5.6%.

Arce reconoce que la situación es sumamente adversa pero insiste en que la única salida es recuperar el rumbo que venía llevando la política económica cuando él era ministro de Morales: volver a aplicar una política fiscal que aumente la presión sobre las grandes fortunas de forma progresiva -afectaría a unas 12.000 personas-; devolución del IVA para los sectores de bajos ingresos; recurrir a la inversión pública como principal motor económico; lanzar programas que aseguren la soberanía alimentaria con impulso especial a la producción de alimentos que hoy día se importan; industrialización soberana del litio -tiene las mayores reservas del mundo que hasta ahora no se comercializan- con alianzas estratégicas de inversión conjunta con el sector privado.

La estrategia económica de Arce se basa en utilizar los excedentes que proporciona la industria minera, eléctrica y del gas para invertir en el sector agropecuario, en manufactura, construcción y turismo.

Arce propone renegociar el pago de capital e intereses de la deuda externa, intentando obtener una moratoria por dos años, lo que supondría un balón de oxígeno, al menos temporal, para poder orientar esos recursos hacia la reconstrucción de la economía.

El nuevo equipo de gobierno prevé la utilización de bonos contra el hambre y otro tipo de subvenciones para atender temporalmente a aquellos sectores que requieren una ayuda humanitaria urgente, y apoyo a trabajadores, autónomos y pequeñas empresas.

En política exterior el nuevo gobierno se proponer restablecer las relaciones con Venezuela y Cuba rotas por el gobierno golpista de Añez; seguramente se reintegrará al ALBA-TCP (Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos) creada por Hugo Chávez y Fidel Castro en 2004 y tendrá que recomponer sus relaciones con la Unión Europea.

Vergonzosamente el Gobierno de Añez fue reconocido rápidamente por la UE, al igual que lo hicieron Rusia, Estados Unidos y otros países.

Contra los pronósticos de muchos, el MAS-IPSP no solo logró resistir la fuerte ofensiva de las elites bolivianas -incapaces de articular un proyecto alternativo- sino que se recuperó con bríos. El binomio Arce-Choquehuanca obtuvo el 55,10% de los votos en estas elecciones, Carlos Mesa el 28,83% y Luis Fernando Camacho el 14%, mientras que en las elecciones de hace un año Evo Morales consiguió el 47,08% de los votos y Carlos Mesa 36,51%.

Se abre así una oportunidad histórica para el MAS-IPSP para reconducir y profundizar el cambio iniciado en 2006, lo que supone también un gran aliciente para la izquierda y las mayorías sociales en América Latina y el Caribe.

23/10/2020

Roberto Montoya, escritor y periodista, forma parte del Consejo Asesor de viento sur

 Fuente: https://vientosur.info/segunda-oportunidad-para-reorientar-su-rumbo-y-profundizar-el-cambio/

 

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