La prensa burguesa bombardea a diario con imágenes y palabras acerca de lo peligroso que es vivir en la sociedad actual. La muerte por asesinato, suicidio, accidente o negligencia, asaltos a mano armada, narcotráfico, contrabando, raptos y violaciones es la rutina diaria de los medios de comunicación. La noticia inyecta en el hombre común una escalofriante dosis de miedo. Se infunde miedo e inseguridad al receptor. Y el miedo e inseguridad, como acertadamente observa Carlitos Vera Munárriz, son la receta perfecta para estimular el consumo. Las compañías de seguros explotan la posibilidad de muerte en el subconsciente colectivo. Los ataques de pánico, ansiedad y agorafobia son algo cotidiano y en la mayoría de las veces es confundida con estrés. El hecho es que ansiedad e insatisfacción son compañeras inseparables del hombre moderno. Richard Lazarus decía: no es el problema externo lo que nos hace sentir pánico, sino el pensar que no tenemos recursos suficientes para enfrentarnos a él. La ansiedad es sobre todo una reacción de miedo, es temor anticipado de un peligro futuro, cuyo origen es desconocido o no se reconoce. La pandemia de la influenza (H1N1) fue el pretexto perfecto para desatar una gran demanda de fármacos. Y está probado que se recurre a una ingesta excesiva en situaciones de estrés y ansiedad. La rutina diaria de muerte, en la señal abierta de Televisión, es fríamente planificada por los expertos en mercados.
Abril, 30 2010
Edgar Bolaños Marín
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