El Capital de Carlos Marx Cumple 137 años de Edad, En Bastante Buena Salud (*)
Manuel Riesco (**)
La economía es una ciencia vasta con un objeto de estudio complejo, y como en todas las ciencias que abordan materiales complejos, hay distintos acercamientos a ese objeto de estudio. Naturalmente, puesto que cada acercamiento al objeto de estudio lo aborda desde un ángulo determinado, es común en las distintas ciencias que se generen lo que se denominan escuelas de pensamiento.
Las escuelas de pensamiento usualmente difieren unas de otras en la interpretación del objeto de estudio, que es sin embargo el mismo, y muchas veces estas diferencias de interpretación son muy polémicas entre sí. En sus bordes, las distintas escuelas siempre combaten duramente y polemizan entre ellas. Sin embargo, esas polémicas no pocas veces se originan cuando cada una de las escuelas pretende, desde su ángulo específico, dar una respuesta a la totalidad del objeto de estudio. Es en ese intento de cada una de esas escuelas donde se traslapan y polemizan entre sí sus diferentes interpretaciones. Es que realmente es muy difícil, cuando las materias son complejas, captar su totalidad desde un ángulo determinado. En economía esto también ocurre.
Por cierto, la contrapartida de lo que estoy diciendo es que cada una de las escuelas, desde el ángulo por el que observa, normalmente aprecia algo que las otras escuelas no aprecian acertadamente. Simplemente porque han mirado la cosa desde otro lado, o no se han concentrado en mirarla desde ese lado.
Usualmente, cuando se trata de científicos honrados y serios, las discrepancias entre ellos muchas veces obedecen no tanto a que no tengan razón en lo que dicen respecto de su ángulo específico, sino que se originan en que pretenden interpretar desde sólo un lado una totalidad que es mucho más compleja que lo que se aprecia bajo ángulo. Esto ocurre asimismo en muchas discusiones, donde la unilateralidad es lo que a veces está detrás de muchas polémicas.
Lo anterior no tiene nada que ver con el eclecticismo en el sentido de decir “tomemos un poquito de esto, un poquito de aquello, un poquito de esto y de lo de más allá” y armemos una visión conjunta como una especie de ensalada o de tuti-fruti. No, las cosas son de una determinada manera, no son un promedio de las distintas visiones, son de una forma determinada. El problema es comprenderlas acertadamente, y ciertamente hay visiones que están equivocadas. Hay que intentar ver el objeto como es. Sin embargo, muchas veces, cuando se trata de materiales muy complejos como el que aborda esta ciencia, corresponde tener una visión muy respetuosa de lo que las distintas escuelas de pensamiento aportan al conocimiento de ese objeto de estudio. Al mismo tiempo que abordar sin piedad la crítica de aquellos aspectos donde la unilateralidad pretende imponer un punto de vista que empobrece en definitiva el conocimiento, Donde se pretende que un punto de vista estrecho puede determinar lo que una cosa compleja es.
Un problema serio que tenemos, a mi juicio, en nuestra sociedad, y uno de los problemas serios que tiene nuestra clase dirigente, nuestra burguesía, es que ha adoptado para ver las cosas de la economía, como una religión, el punto de vista de una de las escuelas más unilaterales, extremistas y estrechas. Como todas las demás escuelas, también ésta tiene un punto de vista que otras no habían mirado, ve con cierta precisión un ángulo, y en ese sentido también sus pensadores más serios merecen respeto y lo que dicen es un aporte, pero es muy unilateral, es una visión muy parcial. Entonces, cuando se pretende desde ese ángulo extremadamente parcial interpretar el conjunto, y descalificar a todo el resto de las visiones, efectivamente estamos ante un problema de anti ciencia.
Voy a intentar ahora considerar otra de estas escuelas de pensamiento, y voy a tratar de mostrar cómo esa otra escuela de pensamiento, que es la escuela de pensamiento de Marx, muestra ángulos de esta materia de estudio que son extremadamente importantes para comprender la economía de hoy. Por lo tanto, aparece como bastante corto de vista el pretender que, por ejemplo, los estudiantes de Economía lisa y llanamente no estudien esta escuela, como ocurre hoy día en nuestras universidades, en las cuales sabemos que el pensamiento de este gran pensador estuvo proscrito. Sus libros se quemaban en nuestro país.
Voy a intentar mostrar cuáles son a mi juicio algunos de los aportes significativos de esta escuela de pensamiento sobre el conjunto de la materia que la economía en general estudia.
Voy a empezar criticando una de las debilidades de la escuela a la que hacía mención antes, y que han adoptado como religión muchos de los economistas de nuestro país y, lo que es más grave, como decía, los miembros de la clase dirigente de nuestro país. La escuela así denominada Neoliberal, pero también la Neoclásica que es más amplia que la anterior, comparte este punto de vista a que me voy a referir.
Ellos analizan el comportamiento económico partiendo por definir una serie de axiomas respecto del comportamiento individual de personas, las que ellos definen o como consumidores o como productores. A partir de esos axiomas que ellos postulan respecto del comportamiento de los individuos, agregan por una parte el comportamiento de grandes masas de individuos, y les aplican técnicas de optimización, para llegar a conclusiones respecto del comportamiento de estos conglomerados de individuos. Estos agregados humanos se comportan, suponen ellos, optimizando lo que ellos axiomáticamente definen como comportamientos individuales. Ese es el punto de partida que ellos toman, y aplican este lente sobre un ángulo de la materia que estamos estudiando que es la economía. Visto desde el ángulo que ellos observan, ese tipo de comportamientos que definen axiomáticamente y procesan de esta manera con métodos de optimización matemática, efectivamente funcionan en ese ángulo y dadas determinadas condiciones.
Esas condiciones, sin embargo, no se verifican por ejemplo en circunstancias tales como las que se viven en los períodos de crisis económica, como bien decía Keynes. Keynes tenía esta crítica de la economía clásica, como la llamada él. Decía que los postulados en los cuales se basan el análisis y las conclusiones de esta escuela son un caso especial y, afirmaba. “no es el caso que ahora vivimos y por lo tanto sus conclusiones pasan a tornarse altamente peligrosas y nocivas”. Eso lo decía Keynes, sugiriendo la misma crítica que estoy diciendo yo: no descalifica el resultado de ese análisis para un caso en particular, sin embargo afirmaba – pensando en la crisis del ’30 – que dicho caso particular no se verificaba. Keynes desarrolla entonces otra visión más amplia, más general, que engloba la anterior, pero que da respuesta a otros aspectos del funcionamiento y del movimiento de la materia económica.
Una característica básica del tipo de pensamiento económico que predomina hoy día es su extremada abstracción, en el sentido de que ellos abstraen estos individuos sobre los cuales postulan estos comportamientos axiomáticos, los aíslan de – por ejemplo - las condiciones sociales en que se desarrolla su actividad y su vida. Entonces, para ellos da exactamente lo mismo que este individuo sea Róbinson Crusoe solitario en su isla, que de hecho es el ejemplo que usaban antes para explicar el comportamiento de los individuos y de la economía. También puede tratarse – y este es el ejemplo que hoy día se usa en la Universidad Católica de Chile para enseñar economía a los alumnos – de individuos que son prisioneros en un campo de concentración Nazi, en Italia, durante la Segunda Guerra Mundial. A los economistas de la Universidad Católica éste les resulta un ejemplo más atractivo que el de Róbinson Crusoe para explicar la economía moderna. Puesto que resulta que en este campo de concentración, donde a la gente le regalan unos paquetes con distintos elementos, ellos empiezan a intercambiarlos, y se establece un sistema de precios. Además, uno de los elementos, que son los cigarrillos, empieza a aislarse del resto de los bienes y se transforma en una moneda. Así, esta sociedad les parece mejor, más bella aún que la isla de Róbinson Crusoe, para describir el comportamiento de la economía moderna.
El gran aporte de Marx a la teoría económica general es precisamente su capacidad para relacionar los comportamientos económicos de los individuos con las condiciones sociales en que éstos se desarrollan. Ese es el gran aporte de la Escuela Marxista de pensamiento económico. Marx, curiosamente, no pretende resolver todos los problemas de la economía en El Capital. Por ejemplo, respecto a la competencia, al análisis del mercado en competencia, a la formación de los precios en el mercado, él dedica un capítulo dentro de los tres tomos de El Capital – es el capítulo X, me parece, del libro tercero. Es un capítulo que dedica enteramente a la formación de los precios en un mercado capitalista competitivo. Según Shumpeter, que es el maestro de Samuelson, ese capítulo de Marx es uno de los análisis más brillantes acerca de la formación de los precios, y Samuelson así lo menciona. Pero qué dice el propio Marx respecto de la formación de los precios? Dice “eso requeriría otro tratado”. Y Samuelson escribeprecisamente ese otro tratado acerca de la formación de los precios. Por lo tanto, todas las ecuaciones de Samuelson acerca de la formación de los precios están correctas, y en este sentido no contradicen, sino que complementan el análisis de Marx
Dicho sea de paso, la teoría económica está mucho más ligada entre sí de lo que uno cree. Samuelson era discípulo de Shumpeter, pero Shumpeter era discípulo de Kaustky, y Kaustky era el secretario de Marx. Es decir, hay una ligación en el pensamiento de los grandes teóricos económicos que es mucho más rica que la que estamos acostumbrados a ver en la extremada ceguera y unilateralidad que predomina en nuestro país en los últimos 30 años.
Volvamos al aporte más específico de Marx en El Capital. ¿Para qué nos sirve relacionar las condiciones del comportamiento económico con las condiciones sociales en que se genera esa actividad?
Las condiciones sociales son, por cierto, históricamente determinadas - el resultado de un proceso histórico. Por lo tanto, el comportamiento económico resulta ser para Marx no el resultado de la acción de un señor que tiene una naturaleza concebida por Dios o por los axiomas de Arrow, y que se parece a la forma de comportarse en la moderna sociedad neoyorquina. Según la economía capitalista este señor se va a comportar igual bajo cualquier circunstancia histórica.
Para Marx, no. Al contrario, para Marx todas las categorías económicas dependen de la realidad social en que se desenvuelven los actores, y puesto que la realidad social es producto del desarrollo histórico, todas las categorías económicas resultan ser categorías históricas.
Aquí aparece un problema, puesto que si todas las categorías resultan ser fruto del proceso histórico y el proceso histórico no se ha detenido, sino que va a continuar, resulta también entonces que las categorías económicas que predominan en las sociedades actuales no serán eternas. Por eso el pensamiento de Marx resulta difícil de aceptar para las clases acomodadas, puesto que si todas las condiciones históricas hasta ahora han sido cambiantes, si las categorías económicas dependen de las condiciones históricas, resulta que a lo mejor puede ocurrir nuevamente que las categorías actuales no permanezcan para siempre, por toda la eternidad. Puede que el mundo siga avanzando. En ese sentido el pensamiento de Marx resulta comprometedor, porque asume que la sociedad actual no va a durar para siempre. Parece muy poco probable que, si todas las anteriores sociedades no han durado para siempre, esta sí vaya a durar hasta el infinito. Sería muy raro, visto de esta manera.
Consideremos la primera categoría que Marx usa al empezar en El Capital: el valor. Muchas veces la pasábamos como una cosa que había que estudiar, pero que en realidad no tenía mucha importancia, porque no se refería al capitalismo propiamente tal sino que a la sociedad mercantil en general. Era como un capítulo sacrificado, que había que estudiar, pero que no tenía mucha importancia. Había que llegar rápido al libro Tercero, donde se estudia el mecanismo de las crisis, o al libro Segundo donde se estudia todo el mecanismo de la asignación de los recursos entre los distintos sectores. Esta categoría del valor era como de la prehistoria del capitalismo.
Resulta que en 1989 tiene lugar uno de los hechos históricos más relevantes que han ocurrido en la historia de la humanidad: se derrumba casi sin resistencia un régimen social que se consideraba a sí mismo como el que venía a reemplazar a un capitalismo que estaba muriendo. Centenares de millones de personas, una proporción significativa de la humanidad completa, de pronto se muestra realizando un proceso histórico que apunta en la dirección exactamente contraria de aquella que todo el mundo pensaba que era la que iban caminando. Es un cambio extraordinario. Entonces, como siempre que ocurren fenómenos nuevos, usualmente obligan a mirar el mundo con conceptos nuevos, o a cuestionarse la forma en que uno apreciaba el mundo.
Durante miles de años la ciencia oficial establecía que la Tierra era el centro del universo, que los planetas eran discos que se sostenían en esferas concéntricas, y de pronto alguien mira la luna por un telescopio y observa que tiene cerros, montañas. Ese hecho, esa vuelta de mano de la naturaleza, en que muestra un aspecto de ella que antes no era evidente, obliga a cambiar toda la conceptualización que los hombres tenían respecto de cómo estaban plantados en el universo.
Asimismo, este hecho histórico que ocurre en 1989 nos obliga a toda la humanidad, a repensar la manera en que apreciábamos el curso del desarrollo histórico. Puesto que todos considerábamos que el mundo estaba pasando – a partir de la Revolución Rusa de 1917 – del capitalismo al socialismo. De pronto nos damos cuenta que allí donde pensábamos que se estaba construyendo el socialismo, estalla en cambio el capitalismo. Pareciera que algo andaba mal en la forma en que estábamos apreciando las cosas.
¿ No será que a lo mejor la forma básica desde la cual apreciábamos el desarrollo histórico estaba equivocada?, ¿Qué pasaría si esa forma básica en que apreciábamos cómo las cosas iban transcurriendo no fuera así? ¿Qué pasaría si en realidad lo que estábamos viviendo fuera otra cosa?
¿ Y cuál era esa forma básica según la cual apreciábamos nosotros que estaban transcurriendo las cosas? La que acabo de decir: el carácter de la época era el paso del capitalismo al socialismo. Al capitalismo lo dábamos por nacido, criado y agotado en un siglo – puesto que como modo de producción nace recién el siglo XIX. Había capital mercantil, capital usurero, mucho antes, pero el modo de producción capitalista data del siglo XIX. Dábamos por hecha toda su evolución en ese período, y aunque seguía mandando, estaba en fase de decadencia, mientras venía surgiendo el post-capitalismo. Este, por razones históricas, había surgido no en las naciones más avanzadas, sino en las más atrasadas.
¿ Y qué pasaría si de repente este tremendo hecho histórico de fines del siglo XX nos hiciera ver que a lo mejor eso era lo que estaba equivocado? ¿Y si fuera una visión demasiado optimista nuestra, pensar que el capitalismo iba a hacer todo su ciclo histórico en apenas un siglo? El feudalismo lo había hecho del siglo V al XV, y luego el absolutismo abarcó desde el siglo XV al XIX, lo que son varios siglos más del mismo período histórico. El esclavismo dura mucho más todavía que estos catorce siglos. Pero según nuestras convicciones de entonces, el capitalismo era tan rápido en su gestación que en un siglo estaba completo todo su desarrollo histórico. ¿Y si en cambio lo que estaba ocurriendo durante el siglo XIX, hubiese seguido ocurriendo durante el siglo XX, en otra vuelta que abarcara a más gente, a más población?. ¿Es decir, si en realidad el capitalismo del siglo XIX no hubiera sido sino el gen, el embrión, el pequeño infante de este modo de producción que estaba viniendo al mundo?
Nacido en regiones además muy pequeñas: un pedazo de Inglaterra, el norte de Francia, luego un pedazo de Europa Occidental, después a fines del siglo XIX se expande a las colonias blancas, a América del Norte, Nueva Zelanda y Australia, al Río de la Plata, etc., a algunas otras regiones del mundo. Durante el siglo XX ¿qué ocurre con este nuevo modo de producción? ¿Termina? ¿O se sigue expandiendo a otras regiones del mundo?
¿ Qué pasaría entonces, si lo que ocurrió en Rusia durante el siglo XX hubiera sido algo más parecido a lo que ocurrió en Francia a principios del siglo XIX? ¿Y si el proceso histórico de la Revolución Rusa hubiera en realidad sido la forma peculiar en que Rusia hizo el mismo tránsito que antes hizo Francia del régimen feudal a la modernidad, que resulta ser capitalista?
Las principales interrogantes de este tremendo problema histórico del que estoy hablando tiene la clave de su respuesta en el capítulo 1 de El Capital, en el capítulo de la mercancía. Este gigantesco problema encuentra su mejor respuesta en lo qué dice Marx allí, donde desentraña lo que es el valor, y lo hace de la manera más sencilla. Las ideas de Marx tienen bastante de sentido común.
É l dice ¿cuándo aparece el valor en la sociedad? Aparece cuando empiezan a comerciar entre sí comunidades que están muy alejadas, a mucha distancia unas de otras. Porque cuando los intercambios son en familia, en la comunidad, o con comunidades vecinas, todo el mundo sabe quién trabaja y quien no. La ley básica del intercambio es que a nadie se lo “calcen”, que nadie viva a costillas de otros. Si tenemos una sociedad en la familia, yo hago algo, otro hace otra cosa, etc., y si alguien flojea, todos le dicen “oye, pónte las pilas”. Pero para eso no se necesita el valor, sino simplemente poner las cosas en su lugar, y que nadie se “calce” a nadie, sino que la gente intercambie trabajo y horas de trabajo y de esfuerzo de manera más o menos equitativa.
Pero qué pasa cuando yo intercambio, por ejemplo esta boina, que la hicieron quizás en el País Vasco, ¡qué sé yo cuánto le costó a los vascos hacerla! Si llega un vasco y me dice que me cambia la boina por el libro El Capital - que le tomó toda la vida a Marx hacerlo, ¿se la cambio o no se la cambio? En esas circunstancias aparece esta categoría tan curiosa, como que la boina de repente agarra una cosa rara, un alma, el valor. Resulta que ya no es sólo una boina, sino algo que vale una determinada cantidad de dinero. Es esta ley básica del intercambio de trabajo la que genera el valor. Pero ¿cuál es la condición para que exista el valor?, tiene que haber intercambio, mucho intercambio. Y para que haya intercambio tiene que haber producción para venderse.
Si no, no hay mercancías, hay productos del trabajo, no más. En las familias no hay valor, porque no se venden los servicios al interior de la familia: la madre no le vende a sus hijos ni a su marido el servicio que les presta. En la vida campesina trabajan de sol a sol. Es dura la vida en el campo, hay que levantarse muy temprano, hay que atender los animales, etc. Pero en la familia campesina tradicional, la mayor parte de la jornada está dedicada a producir cosas que se consumen dentro de la misma familia. Recordemos que, hace 30 años, cerca de Santiago, había inquilinaje. El inquilino se hacía sus propias hojotas, los ponchos a veces se compraban pero muchas veces se tejían, los aperos muchas veces se producían ahí mismo. En la hacienda antigua se producía todo adentro, era muy poco lo que se vendía.
Hace poco apareció en Business Week, una revista bastante buena, un artículo sobre la economía de la familia china del interior: sus intercambios se reducen a la venta de algunas cabras, la compra de algunas semillas y otras cosas que suman – dice el periodista – alrededor de 200 dólares al año para una familia de cinco personas. Es decir, el valor intercambiado por una familia de cinco en el interior de China hoy, son 200 dólares al año.
Y de repente una de las hijas de esa familia se va a Shangai y a ella le pagan por su fuerza de trabajo 200 dólares al mes, y ella compra 200 dólares al mes. Pero lo que produce ella se vende en China y en el mercado internacional, y el producto de su jornada les aseguro que vale bastante más de 200 dólares al mes – si no, no la contratarían. ¿Se dan cuenta a partir de este ejemplo, del tremendo contenido económico de este hecho históricamente determinado que esa muchacha campesina deje la vida a la cual estuvo sometida toda su vida en ese pueblo, y se vaya al Shangai de hoy? Shangai hoy día es como el Nueva York del siglo pasado. Es un espectáculo, es como estar en el Nueva York de los años 30, con la diferencia que Nueva York en los años 30 tenía 4 millones de habitantes o probablemente un poco más, y Shangai tiene hoy casi 20 millones. Allí está naciendo la Nueva York del siglo XXI. Chinas y chinos están emigrando del campo a la ciudad a razón de 100 millones en los últimos 5 años.
Imagínense, leyendo el capítulo primero de El Capital, lo que significa ese cambio de esos 100 millones de chinos de una economía de 200 dólares por año, para cinco personas, a una economía de quizás cuánto... lo que produce cada uno de ellos al año en la ciudad. Imaginen el impulso al PGB que significa que el trabajo de esos campesinos, que era y sigue siendo de sol a sol, y que en Shangai quizás trabajan menos horas pero mucho más intensas; en Shangai probablemente viven peor y pasan más hambre que antes, desde luego están mucho más inestables en sus empleos. Sin embargo, su trabajo adquiere el toque de Midas y se transforma en oro todo lo que tocan. Porque ahora empiezan a aparecer en las cuentas nacionales de China y del mundo. Entonces, qué tanto misterio que China crezca al 10% anual, el crecimiento de China es ese. El concepto que mide el PIB es el concepto del valor, y lo mide bastante correctamente, porque lo que mide es el concepto del valor agregado, no el valor total de la venta, no lo que suman todos los precios. El PIB es lo que suman todos los precios, menos lo que suman los insumos y los servicios que se pagan. Desde otro ángulo es la suma de las remuneraciones y las ganancias del capital, más la depreciación, eso es el PIB.
Entonces, ¿qué de raro tiene que el PIB de China crezca al 10% y el de Inglaterra crezca apenas al 3%? Cuando crecen al 3% Inglaterra o Alemania, empiezan a tiritar, dicen que la economía está sobrecalentado y suben la tasa de interés al día siguiente. Como son economías maduras, no tienen esta migración gigantesca de estas personas que antes no producían valor y de repente empiecen a producir valor. Entonces, resulta que este conocido fenómeno de que los países cuando son campesinos, agrarios y atrasados, producen muy poco y crecen muy lento, y de repente hay un período en que estallan y empiezan a crecer a una velocidad fenomenal. Brasil, por ejemplo, creció al 7% durante casi 50 años, durante el siglo XX. En el mismo período, en el año 1930, el 30% de su población era urbana y el 70% eran campesinos. Hoy es al revés: tienen un 20% de población campesina y un 80% de población urbana. Imaginen la tragedia y epopeya del paso de estas decenas de millones de seres humanos desde la forma en que ellos y sus antepasados vivieron en el campo, y de pronto, en un período de apenas 50 años, se trasladan a la vida urbana, y a toda la incertidumbre de la vida moderna.
Imaginen el impacto económico de este paso, desde el punto de vista del primer capítulo de El Capital. Significa que los que antes no producían para vender, y por lo tanto no producían valor, ahora todo lo que producen son mercancías, porque todo lo que producen es para venderlo.
¿ Se dan cuenta entonces, que es bastante importante considerar para los problemas más cruciales del comportamiento económico cuáles son las condiciones históricas en que se desarrolla la actividad de estos supuestos productores y consumidores maximizadores de sus utilidades?. Porque el campesino chino es tan maximizador de sus utilizadores como su hija que se fue a trabajar a Shangai, sin embargo sigue sumido en su economía de 200 dólares por año, mientras la hija produce ahora varias veces esa cantidad, cada mes.
Lo mismo ocurre hoy en día con el viejo campesino chileno que tiene una parcela en el sur, que los pinos van envolviendo, y le van poniendo además restricciones a lo que puede hacer: que no puede cortar, que no puede hacer esto ni lo otro, ni lo de más allá. Finalmente, llega alguien y le compra la parcela al campesino, y él se traslada a la incertidumbre de la vida en el pueblo de Tirúa, por ejemplo.
¿ Sabían ustedes que Chile hoy en día es uno de los países en que este proceso básico del paso a la modernidad se sigue desarrollando a unas de las velocidades más altas del mundo? ¿Saben ustedes que nuestra fuerza de trabajo, que era un 40% campesina en los años ’60, hoy día es sólo un 13% campesina? ¿Y que estamos bajando la población campesina a razón de 1% al año?. De eso no nos damos cuenta. La fuerza de trabajo somos 6 millones de personas, el 1% son 60 mil personas, digamos 50 mil para simplificar el cálculo. Es decir, 50 mil trabajadores pasan cada año de la forma tradicional campesina de vida, a la incierta forma moderna urbana. Cada año, en Chile, hoy. Multipliquemos por cuatro ó cinco, por la familia, y llegamos a 200, 250 mil personas, y en 4 ó 5 años llegan a un millón, y resulta que somos 15 millones, o sea en los últimos 5 años 1/15 de nuestra población ha dado este paso epopéyico.
Paso que significa abandonar una forma de la economía, de la historia, dejar todo lo tradicional que se vivió en el mundo entero hasta el siglo XIX. Y lo que se siguió viviendo en el mundo entero hasta el siglo XX. A mediados del siglo XIX, en 1850, había en el mundo 62 ciudades con más de 100 mil habitantes; hoy está lleno de ciudades y pueblos con más de 100 mil habitantes. De aquellas ciudades, sólo 7 tenían más de 500 mil habitantes, y sólo 2 tenían más de un millón de habitantes: París y Londres. Y en 1800 había sólo una ciudad con más de un millón de habitantes: Londres. De las 62 ciudades aludidas en 1850, 18 estaban en el tramo entre el río Támesis y la línea que une Edimburgo y Glasgow, que es una proporción ínfima de la superficie y la población del planeta. Por alguna razón esta forma de vida distinta nació en ese lugar remoto del planeta.
Este proceso, sin embargo, lo ha seguido viviendo el resto del mundo. Lentamente, de la manera más extraña e impermeable a las cercanías geográficas, y por las razones más curiosas. Por ejemplo, Albania está tan cerca del norte de Italia, que es una de las regiones donde primero se desarrolló esta forma nueva de relaciones sociales, que uno puede ir en bote, remando. Sin embargo ustedes apreciaban por la televisión ahora, cuando fue la guerra, a los campesinos albaneses y como ellos viven hoy día exactamente como vivíamos los chilenos en 1930, aunque están al lado de Milán.
¿ Qué es lo que determina este paso de la economía pre mercantil a la economía plenamente mercantil y moderna? ¿Cuando ocurre esto que Marx llama acumulación original del capital? Que como vemos, no es acumulación de dinero, es acumulación de obreros, de gente dispuesta y obligada a vender su fuerza de trabajo.
Este es el proceso histórico determinante del siglo XIX y del siglo XX y va a seguir siendo el proceso histórico determinante de buena parte del siglo XXI. Porque aún hoy más de la mitad de la humanidad no conoce las relaciones sociales modernas sino por la televisión, si es que tiene televisión. El 65% de los chinos sigue viviendo “a la antigua” en el campo, con una economía de 200 dólares al año, y el 75% de los indios sigue viviendo “a la antigua”, y el 85% de los africanos sigue viviendo “a la antigua”. Y los chinos y los indios son más de mil millones cada uno de ellos, y los africanos andan cerca de los mil millones. Por lo tanto entre ese 65%, y 75% y 85% de la población está la mitad de la humanidad, que vive todavía hoy como vivía la gente en Inglaterra en el siglo XVI, o como vivían en Francia en el siglo XVII o XVIII, o en Alemania a principios del siglo XIX, o como vivía la gente en Chile durante buena parte del siglo XX.
Estos procesos no se dan solos, sino en medio de enormes convulsiones y revoluciones. Estas nuevas sociedades nacen chorreando sangre y barro por todos los poros como dice Marx.
Y esto es lo que ha pasado en Chile en los últimos 40 años. Lo que hay hoy día en Chile no existía hace 50 años. Teníamos muchos campesinos, muchos habían sido enganchados a trabajar en el salitre o en el carbón. Sin embargo, hace 7 años cuando cerraron la minas de carbón de Lota, apareció un reportaje extraordinario en la Revista del Sábado de El Mercurio, donde lo más notable era que al leerlo parecía que en lugar de estarse cerrando la primera empresa capitalista de Chile, parecía que se estaba cerrando el último latifundio. Porque la relación social al interior de Lota, o del salitre, o de los campamentos mineros, se parecía más al latifundio que al moderno mercado del trabajo que describe Marx. Se parecían más porque era un fenómeno de transición, era una clase obrera naciente, de transición.
Recién ahora podemos ver operando en Chile las categorías de El Capital. Y en la mitad del mundo todavía no operan. Las mercancías circulan rápido y desde hace dos siglos las mercancías capitalistas están invadiendo el mundo entero, y – como dice Marx – dejando los huesos de los tejedores hindúes blanqueando los caminos de la India. Sin embargo, mucho más lenta ha sido la circulación de la relación social que está detrás de esas mercancías. Que no es otra que la aparición masiva de personas que han sido expropiadas de sus medios de producción, de la tierra, y han entrado obligadas al mercado del trabajo a vender su fuerza de trabajo que es lo único que tienen. Ese proceso, que está descrito en El Capital, es el proceso básico que estamos viviendo hace dos siglos y que vamos a seguir viviendo en los próximos 50 años.
Este proceso histórico va a seguir cambiando la faz económica y política y geopolítica y militar en el mundo. ¿Qué pasa por ejemplo en América Latina? Todavía es un continente muy atrasado, buena parte de sus 560 millones de habitantes todavía son viven y trabajan en el campo, “a la antigua”, más de una cuarta parte, casi 150 millones de campesinos. Sin embargo, esta realidad está cambiando muy rápido, la vieja sociedad agraria está dando paso a la nueva estructura social. Veinte millones de personas viven en países en transición temprana, en Bolivia y Haití, adonde poco menos de la mitad de la población es todavía campesina. Otros 40 millones viven en países en transición moderada, principalmente en Centroamérica y en Paraguay, donde asimismo la mitad de la población es todavía campesina. La mayoría de los latinoamericanos, 400 millones incluidos Brasil y México, viven en países en plena transición, donde la proporción de campesinos es alrededor de un cuarto de la población. Finalmente, unos 40 millones viven en países en transición avanzada, entre ellos los rioplatenses, los chilenos, y los Cubanos, entre otros, con alrededor del 15% de población campesina. Recordemos que las sociedades avanzadas llegan a tener 2% de población campesina, Inglaterra tiene un 3% de campesinos desde hace cien años.
Este proceso va a seguir cambiando todos los equilibrios de poder. Porque ¿qué ocurre cuando se establecen estas nuevas formas de relacionarse de la gente, donde hay masas dispuestas a vender su fuerza de trabajo y aparecen quienes se las compran y los hacen producir? Los compradores de fuerza de trabajo asalariada son los capitalistas, que esa ya es otra categoría que aparece en la sección II de El Capital. Ocurre que los países empiezan a cambiar muy rápido. Todos hemos recorrido Santiago hoy mismo, y vemos que estamos en pleno proceso de desarrollo capitalista. Ustedes van a Ámsterdam o a Nueva York, vuelven 10 años después y está muy parecido. Pero si pasan por una calle en Santiago y vuelven a pasar dos meses después no reconocen nada, porque está todo cambiando; y en todos los barrios pasa lo mismo. En Shangai es asimismo alucinante lo que pasa en este sentido de transformación.
Ello se debe a la enorme potencia económica que genera esta nueva relación social, históricamente determinada, y producida a partir de revoluciones. Porque en un momento dado la gente sencilla decide que no quiere seguir viviendo como antes. Y la gente sencilla hizo la revolución francesa, hizo la revolución rusa y también la revolución chilena. Todo cambia en un momento. La revolución liquida para siempre a los reyes y los zares y expropia a los latifundistas chilenos, para nunca más volver a existir ninguno de ellos.
Al cambiar la estructura social en nuestro país debido a la revolución, se genera la potencialidad para el milagro chileno, el que se debe mucho más a las reformas de los años ’60 y a la revolución encabezada por el Presidente Allende. Porque esos procesos son los que cambian la estructura social, y dan origen a una estructura social moderna. A eso se debe el milagro chileno mucho más que a haber bajado los aranceles o a cualquier otra medida administrativa tomada por el modelo económico de Pinochet. ¡Si aranceles se bajaron en este país muchas veces antes, por lo menos dos períodos prolongados hubo con aranceles bajos y funcionamiento de los mercados!
El cambio es mucho más complicado y doloroso que tomar tres o cuatro recetas económicas. La nueva sociedad nace chorreando sangre y lodo.
Esto lo está viviendo la mayor parte de la humanidad, y está ocurriendo en los lugares realmente importantes del planeta, que son los lugares donde reside la mayoría de la humanidad. Cuando esta nueva estructura social se asiente en esos lugares, en China, en India, en Rusia, o en América Latina, otro gallo va a cantar. Porque puestos a jugar con el mismo equipo, el mismo entrenamiento y en la misma cancha, yo les aseguro que gana el equipo que tiene mil millones contra el equipo que tiene 400 millones. Tal como ocurrió cuando se desarrolló Estados Unidos. Inglaterra era la poseedora del mundo porque era la única que tenía esta nueva forma de estructura social que se relata en el primer capítulo de El Capital, y allí se había completado en forma pionera el proceso de acumulación originaria que se describe en el capítulo XXIV de El Capital. Sin embargo, Estados Unidos adquirió a principios del siglo XX estas mismas relaciones sociales, y eran mucho más que los ingleses. El resultado es que hoy día Inglaterra es con suerte una potencia de segundo orden, comparada con EE.UU.
El delirio de los neoconservadores estadounidenses es, al igual que el delirio de los nazis, pretender dominar el mundo mediante el sólo poderío militar. Hoy en día se aprecia la locura que significó pretender dominar el mundo desde un país de 80 millones de habitantes.
EE.UU. podrá seguir siendo importante, pero si al lado hay otros países que tienen las mismas relaciones sociales, muy luego van a generar el mismo tipo de desarrollo económico y le van a “hacer el peso”. Un banco norteamericano calculó hace poco que en el año 2025 lo que llaman los BRIC, que son Brasil, Rusia, India y China, tomados en conjunto van a pesar lo mismo que la Unión Europea o Estados Unidos. Y el año 2050, calculó el mismo banco, van a pesar lo mismo que la Unión Europea y Estados Unidos, cada uno de esos países por separado.
No es raro, porque los Latinoamericanos, por ejemplo, vamos a ser 700 millones de habitantes el año 2025, y vamos a contar con una estructura social con menos de un 20% de campesinos ya a partir del 2015, y bajando muy rápido. En el 2050, vamos a tener un 5% de campesinos y más o menos la misma estructura social que Estados Unidos, pero vamos a ser alrededor de 850 millones de habitantes, mientras ellos van a ser alrededor de 400 millones. En ese momento, cada uno de nuestros productores va a pesar más o menos parecido que cada uno de los de ellos, y como región vamos a pesar lo mismo que ellos en términos de economías.
Podríamos seguir con la categoría de capital, con la categoría de fuerza de trabajo, podríamos seguir con la categoría de acumulación.
¿ Recuerdan Uds. lo que es para Marx la acumulación capitalista? La idea del capítulo de acumulación en El Capital no es la acumulación de dinero, sino de obreros, es decir, la acumulación de relaciones sociales capitalistas.
La reproducción del capitalismo no es la ampliación de la producción, sino la reproducción de las condiciones sociales que permiten que el capitalismo funcione. Y el capitalismo funciona porque hay mucha gente obligada a vender su fuerza de trabajo.
Pero nadie vende su fuerza de trabajo porque quiere, sino porque no tiene otra cosa que vender y si no vende algo se muere de hambre. Y por lo tanto, para que se reproduzca el capitalismo tienen que reproducirse los obreros, y para que sigan siendo obreros tienen que salir del proceso de producción igual que como entraron. En otras palabras, tienen que darse condiciones tales para que la clase obrera siga siendo clase obrera.
Estamos hablando de clase obrera entendida como el conjunto amplio de los asalariados. Ustedes, ingenieros de minas, son clase obrera moderna. Yo mismo he sido buena parte de mi vida, cuando he trabajado como ingeniero asalariado, clase obrera moderna. La clase obrera son todos los asalariados en términos generales y en Chile esta clase es abrumadoramente mayoritaria. Hoy día en nuestro país el 55 % de la fuerza de trabajo son asalariados en empresas de más de 5 obreros, que pueden ser consideradas empresas capitalistas.
No todos los asalariados son clase obrera, desde luego. Cuando soy funcionario del estado, por ejemplo, como alrededor de un 10% de la fuerza de trabajo chilena actual, soy asalariado, pero no valorizo ningún capital. El obrero es aquél asalariado que valoriza el capital y para eso tiene que trabajar bajo las órdenes de un capital privado. Hay muchos tipos de asalariados que no valorizan un capital, como las empleadas domésticas, por ejemplo, que en Chile son alrededor de un 5% de la fuerza de trabajo. Desde el tiempo de los romanos, desde luego, los soldados son asalariados pero no son obreros.
¿ Y la reproducción ampliada qué es? Es la reproducción ampliada de las relaciones sociales que permiten que el capitalismo funcione. Las relaciones sociales que permiten que el capitalismo funcione son la existencia de millones de personas dispuestas a vender su fuerza de trabajo y capitalistas dispuestos para comprarlas. Sin embargo, la gente no vende su fuerza de trabajo porque quiere, sino porque está obligada, porque no tiene otra cosa que vender y si no vende algo se muere de hambre y frío. Es decir, es la reproducción ampliada de los asalariados que valorizan un capital.
Hay señores que dicen que la tendencia moderna es hacia el fin del trabajo. Siempre que hay crisis y aparece el desempleo, aparecen señores con teorías que son de lo más estrafalarias. ¡Cómo va a liquidar el capitalismo la gallina de los huevos de oro, las condiciones que son justamente las que dan pábulo para que funcione? ¡Por el contrario, tiene que hacer crecer la masa asalariada!
Los asalariados han crecido, y mucho. ¿Saben cuántos asalariados había en el tiempo de Marx, cuando se escribió El Capital? Marx cita las cifras de la estructura social de Inglaterra en esos días: eran 6 millones, y en todo el mundo no había entonces muchos más asalariados que esos 6 millones. O sea que esa economía inglesa en 1867, dominadora del mundo, era como la economía chilena del año 2004. Hoy hay 1500 millones de asalariados en el mundo, según cifras de la OIT de hace unos 5 años. Y los chinos están agregando cada 5 años 100 millones más, los indios hacen otro tanto y los latinoamericanos otro tanto. Y los chilenos modestamente le agregamos un porcentaje.
Lo notable es que en ese embrión de economía capitalista de 6 millones de obreros que estudió Marx, se manifestaron casi todas las leyes que operan hoy día en el mercado ampliado.
Con toda franqueza, nosotros no tomamos El Capital como una religión, Marx no era un Dios, y lo que escribía lo escribía en momento en que el fenómeno estaba en sus inicios. Lo más lógico sería que las cosas hubieran cambiado hoy día bastante. Sin embargo, la verdad es que todos los años cuando hacemos estos cursos sobre El Capital, desafiamos a los alumnos y les decimos: tratemos de ver cuáles de estas categorías no están operando hoy día. Sin embargo, con toda sinceridad, no les podría decir – y sin ningún prejuicio – que no hemos encontrado cuales categorías de El Capital no operen hoy en día.
Incluso la ley de la acumulación, que es la más discutible, es una cosa para darle vueltas por varios lados y no es tan claro que el evidente incremento del bienestar en los países a medida que se desarrollan niegue la ley de la acumulación. Desde luego su contundente lógica interna – los asalariados deben salir del proceso de producción como entraron, es decir, como asalariados, es decir, como personas que no tienen mucho más que vender que no sea su fuerza de trabajo, y cada vez deben ser más personas en esta condición - no ha sido sino confirmada rotundamente por la historia. El empobrecimiento relativo es asimismo confirmado por las cifras de concentración de la riqueza, no el ingreso sino la riqueza, por ejemplo en los EE.UU. Lo que es más discutible es la afirmación del empobrecimiento absoluto, el que evidentemente no se ha verificado.
Podemos pasar al libro II, al descubrimiento fantástico de que el mercado capitalista son los mismos capitalistas. Es sensacional, porque va contra el sentido común. Como la mayor parte de la gente no es capitalista, todos pensamos que la economía funciona como funciona la economía en nuestra casa y no es así.
¿ Quién hace la mayor parte de las compras en Chile, la gente o los capitalistas? ¿Han sacado la cuenta que todo lo que compramos, antes lo ha comprado una empresa? Y han sacado la cuenta que, además de comprar las cosas que nosotros compramos, las empresas necesitan comprar otras cosas que nosotros nunca vamos a comprar, como son las maquinarias y los edificios?
Entonces resulta que las empresas compran todo y después lo procesan y lo venden. Pero con una diferencia: que nuestro consumo, vaya que nos cuesta disminuirlo, a veces hasta nos endeudamos para mantener el consumo cuando viene una recesión.
Además, fíjense qué cosa más curiosa: las recesiones se inician cuando la gente está consumiendo al tope, porque los boom vienen justo antes de las crisis y entonces en los boom la gente consume más que nunca, tiene más empleos que nunca y tiene salarios más altos que nunca y se endeuda más que nunca, entonces el consumo de la gente es máximo y en ese momento viene la crisis.
¿ Cómo se explica esto? Marx en el libro II de El Capital encuentra la respuesta de una manera muy sencilla, desde el punto de vista de por qué es posible que se produzca la crisis: las empresas compran la mayor parte y ellas sí que son flexibles para poder disminuir a la mitad o a cero su consumo. Porque un proyecto minero si lo hago voy a consumir y si decido postergarlo dos años no consumo nada. Entonces el consumo puede bajar a cero por una decisión. Eso es lo que origina la posibilidad de que en un momento la crisis se produzca.
La necesidad de las crisis, porqué las crisis son cíclicas, por qué operan así... eso se explica en el libro III. Allí Marx descubre esa clave fantástica, que después Keynes la toma en forma idéntica: los dos dicen que las crisis son necesarias porque se produce plétora de capital, Keynes dice que la utilidad marginal del capital se hace negativa. Las empresas invierten para aumentar sus ganancias, pero como en los boom las economías se empiezan a apretar, con tanta actividad previa a la crisis, hay un momento en el cual aumentan más aún la producción, suben más todavía los precios de la mano de obra, de los terrenos, etc., y las ganancias son menos que antes. Entonces, para qué van a invertir si van a ganar menos, y dejan de invertir, de gastar, y en ese momento se produce la crisis.
Las crisis terminan, en cambio, cuando la gente está consumiendo menos que nunca e incluso menos si se siguen políticas fiscales no keynesianas, como la que ha seguido el gobierno de Lagos. La gente no consume, las empresas tampoco porque es mal negocio y el único que puede consumir es el Fisco, eso es lo que descubrió Keynes - pero en Chile no ha sido así porque el Fisco también se restringió o en realidad en el caso de Lagos ha sido neutro y por eso llegamos a 9,5% de cesantía a 5 años después de iniciada la crisis.
Y si las crisis en algún momento terminan, ello ocurre cuando nuevamente los capitalistas se dan cuenta de que si invierten van a ganar más que si dejan de hacerlo, y ahí la economía se recupera, a pesar que el consumo de la gente es bajo.
No podemos terminar esta reunión sin hablar de la renta, porque estamos repasando algunos de los aportes de esta escuela a la teoría económica general. La teoría de la renta de Marx en estricto rigor no es distinta a la de los clásicos o los neoclásicos. Es la idea de que si aumenta la demanda las empresas tratan de producir más, pero como en estoas industrias determinadas existe un factor escaso – por ejemplo los minerales, el agua de riego o de cultivo de salmones, los terrenos urbanos, etc. - no se puede producir más. Entonces el precio empieza a subir, y al subir en ese mercado que tiene ese factor escaso, lo que ocurre es que se genera una sobre utilidad, por encima de la rentabilidad normal del capital en el resto de las industrias que no tienen estos factores escasos. Entonces, al ver esto, otros capitalistas se interesan por entrar a ese mercado privilegiado. En los mercados donde ellos operan no existe esta sobre utilidad, porque no existen allí factores de producción escasos, es decir, que no puedan reproducirse.
Es el factor escaso el que origina la sobre ganancia. Sin embargo, qué tiene que hacer un capitalista que quiera entrar a ese mercado? Tiene que acceder a ese factor escaso. que puede ser un terreno, un mineral, etc.. Lo probable es que el factor escaso tenga un dueño, un propietario, a quien el interesado en entrar a este mercado ofrece pagarle una renta. “Yo te pago una renta y tu me dejas entrar”. El recién llegado estará dispuesto a pagar hasta que esta sobre utilidad que allí existe se la entregue entera al dueño del recurso. Eso es la renta.
Este concepto es el mismo de los clásicos y de los neoclásicos. Marx hace un aporte importante, que es el asunto de la renta absoluta, que Ricardo desconocía, hablando sólo de renta diferencial. Marx demuestra que hay una renta absoluta además de la renta diferencial, cosa que los neoclásicos toman después y reconocen. No hay contradicción entonces entre esas teorías.
En Chile se ha producido una gran distorsión al no reconocerse este hecho, y guiarse en cambio por la locura (o frescura0 neoliberal de suponer que aquí había que regalarle a las empresas mineras la materia prima, cuando a ninguna otra industria se le regala su materia prima. Como dice el Ministro Insulza, si alguien quiere poner una mueblería tiene que comprar la madera, nadie se la va a regalar. En cambio, si quiere poner una mina, le regalan el yacimiento y más encima de calidad óptima. Como los minerales en Chile son muy abundantes, y de calidad óptima, este gigantesco subsidio a la producción del sector minero, es un subsidio a la sobre producción en un país que tiene relevancia significativa en la determinación del precio mundial. Así se ha llegado al caso que Bhagwati llamó “crecimiento creador de miseria”, o “crecimiento empobrecedor” como ha traducido el concepto Orlando Caputo, quién fue quién desempolvó este teorema de 1958, en el sentido que podía llegar este sobre estímulo hasta tal punto que en definitiva la producción ampliada se vendiera por menos plata que la producción reducida anterior. Eso es lo que pasó en Chile: el 2002 vendimos 4,6 millones de toneladas de cobre en 7022 millones de dólares, mientras que en 1995 vendimos 4.5 millones de toneladas en 7542 millones de dólares (dólares del 2002). Menos dólares por casi el doble de cobre. Tuvimos crecimiento empobrecedor. Hicimos el loco.
Felizmente se está restableciendo la sana teoría de Marx, de Ricardo, de Smith, de Samuelson, de Bhagwati, en el nuevo proyecto de Royalty, Aunque es tan poco lo que cobran que es poco lo que corrige, pero en fin... por lo menos es un inicio.
Muchas gracias, queridos colegas, por su paciente atención.
Manuel Riesco
mriesco@cep.cl
31 de Julio 2004
Intervención del Profesor Alejandro Yáñez (***)
Un doble gracias: en primer lugar a Manuel Riesco y también a ustedes. Roberto Muñoz presentó bien este evento al principio: entretención de adultos. Mi sueño es que llegue a ser también entretención de jóvenes, y lo digo muy en serio, aunque ya está apareciendo más de un joven en esta sesión, para ellos pido un aplauso.
Economía y política andan muy cerca, muy interrelacionadas. En la economía influye básicamente la investigación, es ciencia. Y desde ese punto de vista Marx lo que hace es una contribución muy grande al pensamiento humano. Hay un dicho campesino: la gente ve más la paja en el ojo ajeno que una viga en el propio. Los seres humanos son capaces de investigar mucho más profundamente la naturaleza, el cosmos, en fin, todo lo que está a su alrededor y ha avanzado tanto en eso, mucho más que mirarse a sí misma como humanidad.
Cuesta, y una de las razones por las que cuesta mirarse a sí mismo es por lo que Marx dice en el prólogo de El Capital: aquí interfiere en la investigación científica de las relaciones económicas, las pasiones más bajas del ser humano: el interés privado. Cuando una investigación toca interesas privados, sus resultados no se difunden. Entonces aquí hay algo especial con la difusión de los conocimientos en el ámbito económico. Si se afectan ciertos intereses dominantes no hay medios de comunicación, no hay prensa, y, por ejemplo, de repente aparecen lobystas que inventan argumentos para denegar el royalty y no lo hacen por razones científicas, sino por interés privado.
La economía tiene que ver con la conciencia, la ciencia tiene que ver con la conciencia. La política tiene que ver mucho más con el subconsciente, está mucho más cerca del arte, de la religión, de las relaciones cotidianas.
Hacer una investigación y meterse a fondo requiere un esfuerzo intelectual muy grande como el que hizo Marx, como ha hecho hoy Manuel.
Para mí Marx es el gran teórico del sistema capitalista, no es teórico ni de la revolución, ni del comunismo ni del socialismo. Es uno de los que más a fondo ha llegado a entender esta sociedad y estoy convencido de que mientras no podamos profundizar, entender y ser capaces de pronosticar esta sociedad, va a ser imposible que podamos superarla o ayudar a superarla. Y eso tiene que ver con el conocimiento, con la conciencia.
Esto que está haciendo este grupo del Instituto de Ingenieros de Minas o el grupo de Providencia y los que tenemos en la Universidad.
¿ Cómo transferir esto a la actividad política, donde es el subconsciente el que actúa? Yo creo que Manuel nos ha dado un muy buen ejemplo, no sólo con fundamento científico, sino con un mensaje entendible para cualquier profano como nosotros y eso es hacer política sobre bases económicas.
Estoy seguro que nosotros podemos contribuir a eso y la invitación que ha hecho Roberto, de avanzar a la celebración de los 140 años de El Capital de Carlos Marx el año 2007, pienso que atraerá a mucha más gente.
Que esto se haga, es también un hecho político no partidista en
nuestro país. Por mis propias vivencias, creo que tenemos que empezar a pensar en la política no de los partidos sino de los enteros. Creo que esto tuvo el carácter de entero, como lo tuvo también la Reforma Universitaria y cualquier cosa que interprete a mucha gente.
Les agradezco y valoro mucho lo que hace el grupo del Instituto de Ingenieros de Minas, que lo hace porque les interesa a ellos no más, sin tener relación con ningún sector político particular. Pero están estudiando El Capital y va creciendo el grupo y creo que va a aumentar la gente que va ir estudiando El Capital.
A propósito de eso quiero leerles algo que el año pasado respondí a un alumno egresado de economía, quien se comunicó con Manuel diciendo que quería volver a estudiar El Capital, y Manuel me lo refirió a mí. Esto vale también para ustedes:
Si estudiar es tu deseo,
dale ese gusto a tu alma,
sólo así tendrás la calma
para leer lo que leo.
Otro camino no veo
que tenga como final
lo que otorga agua y sal
llegando al conocimiento
de una obra que es portento
titulada El Capital.
Santiago, 31 de Julio de 2004
Alejandro Yañez
(*) Conferencia pronunciada en el Instituto de Ingenieros de Minas de Chile, en Santiago de Chile, el 31 de Julio de 2004. Transcrita por Mireya Chávez Calderón
Versión en MS Word disponible en http://cep.cl/Cenda/Cen_Documentos/Pub_MR/Ensayos/El_Capital_137.doc.
(**) Ingeniero y economista, ex Vicepresidente Federación de Estudiantes de Chile (1970-72), vicepresidente CENDA, Consultor de Naciones Unidas, discípulo de Anastasio Mansilla y candidato a Doctor en Economía Política de el Instituto de Ciencias Sociales de la Academia de Ciencias de la URSS, Moscú. mriesco@cep.cl
(***) Ingeniero Eléctrico, Profesor de Economía Política en la Universidad ARCIS, ex Presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Técnica del Estado (1966-1970), discípulo de Anastasio Mansilla y candidato a Doctor en Economía Política en el Instituto de Ciencias Sociales de la Academia de Ciencias de la URSS, Moscú. Alejandro Yañez
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