viernes, 15 de junio de 2012

MARIÁTEGUI: ¿Cómo aprendió a escribir? ¿Cómo elaboró los 7 ensayos?

A los alumnos
del colegio “Bertold Brecht”
de Comas, Lima.


Agradezco a los directivos y profesores del colegio por haberme invitado y también por brindarme la oportunidad de conversar con los alumnos en torno a la figura de José Carlos Mariátegui La Chira al celebrar un aniversario más de su natalicio. Considero que el intercambio de experiencias y conocimiento entre jóvenes y viejos es fructífero; o, dicho en otros términos, produce un efecto sinérgico y de mutuo beneficio.

Ahora quisiera que un alumno o un profesor me informaran si existe un texto escolar en donde figura alguna alusión a JCM? Mi pregunta es motivada por mi desconocimientos de los textos escolares y porque en La Argentina existe un manual escolar para la enseñanza de la historia argentina y latinoamericana de nivel secundario en donde aparece un retrato de Mariátegui y se le califica a Mariátegui como uno de los intelectuales más importantes de la época y fundador del partido Comunista. (En realidad, el nombre del partido fue socialista.). Dicho manual fue publicado el año del 2006 en Buenos Aires.

Cuando tenemos en nuestras manos los 7 Ensayos o cualquiera otra, ignoramos, muchas veces, su “historia secreta”; es decir, el contexto de la época, cómo se ha gestado, el método empleado, las circunstancias que atravesó su autor y su intencionalidad y los efectos que provocó con su aparición. De explicitar dicha historia trata el presente conversatorio. Y no, por lo tanto, cómo debe leerse ni analiza cada uno de los siete ensayos; que, por lo demás, existe –al respecto- una amplia bibliografía. Aunque por la limitación del tiempo me referiré mayor mente al aprendizaje de la escritura y cómo concibió y elaboró los 7 Ensayos.

Los 7 Ensayos, su definición

¿Qué es 7 Ensayos para Mariátegui? Mariátegui es un escritor declarativo y traslúcido; en Advertencia a los lectores -primera página de su libro- define con brevedad y exactitud, su obra:

una contribución a la crítica socialista
de los problemas y de la historia del Perú.


Los 7 Ensayos es un diagnóstico orientado de la realidad. Para pretender cambiar la sociedad hay que conocerla, saber qué terreno se pisa. En suma, con sus 7 Ensayos Mariátegui revela la etiopatología o el origen de los problemas de la sociedad peruana y sus posibilidades de cambio saludable, revolucionario.

Los 7 Ensayos se dejan leer varias veces con el asombro de la primera vez y siempre encontramos novedades. No diré que es un libro encantador; sino, un libro encantado. Ha sido traducido al griego (2008) y a los principales idiomas del mundo, entre ellos al chino, japonés. Se sigue editando en el Perú y en el extranjero. Esta obra de temática peruana ha consagrado a Mariátegui como uno de los peruanos universales. Es una obra clásica.

A una obra se le otorga el calificativo de CLÁSICA cuando mantiene frescura a pesar del tiempo transcurrido desde su publicación. Aparecen nuevas ediciones y traducciones. Eso quiere decir que se sigue leyendo en diversas partes del mundo. Personas de lugares muy distantes y diversos del planeta se interesan por la obra de Mariátegui. Obra, que por lo demás tiene una temáticamente peruana y, por lo tanto debería interesar mayormente a los peruanos; pero no es así. ¿Por qué no es así?

Esta obra tiene un método reelaborado creadoramente por Mariátegui y está pensada desde la posición de los dominados. Y como dominados y dominadores hay en todo el mundo, su interés es universal.

Tampoco es exagerado decir que la elaboración de 7 Ensayos fue suceso prodigioso, increíble, único y tal vez, irrepetible; Mariátegui, casi sin haber pisado una escuela elemental, con escasas fuentes de información, sin financiamiento y sin dedicación exclusiva, pobre, con salud precaria, en silla de ruedas y cinco pequeños hijos; pero con fuerza de voluntad y un ideal: concurrir a la creación del socialismo peruano; superó sus limitaciones –con el apoyo consagrado de su esposa- para enfrentarse a los distintos poderes que lo asediaban y oprimían al pueblo bajo el régimen dictatorial del presidente Leguía (1919-1930). Sin embargo, en esas condiciones elaboró los 7 Ensayos. Nadie ha hecho tanto con tan poco y en tan corto tiempo. Falleció antes de cumplir los 36 años de edad, el 16 de abril de 1930. El cortejo fúnebre fue una manifestación multitudinaria de fervor popular hacia un hombre íntegro y valiente. Era uno de los suyos, era del pueblo.

El aprendizaje de la escritura de un niño
que nació con desventaja.


¿Cómo aprende un autodidacta como Mariátegui a escribir o a redactar textos? Si hasta ahora en nuestro país es difícil escribir; aún con educación universitaria; puesto que procedemos de una cultura precolombina de base ágrafa que está detrás de nosotros como un coro griego. Entonces, Se peguntarán, ¿si para una persona con estudios universitario le resulta difícil escribir, que será para Mariátegui, que se quedó al inicio de los estudios de primaria?

La formulación de esta pegunta, no resulta paradójica si se toma en consideración que en nuestro país hay una tendencia a adquirir conocimientos informalmente. La respuesta es sencilla. Para aprender a escribir hay que experimentar la revelación de una vocación; es decir, sentir la necesidad de expresarse por escrito, tener que decir, y perseguir un ideal que lo obsesione. Se debe encontrar un ambiente propicio para tal fin o amigos que lo encaminen. El proceso es leer y leer, observar, conversar con personas afines y reflexionar. Luego, lanzarse a escribir y, mediante el ensayo y error, avanzar. Además, sabemos que quien tiene el hábito de leer, se le allana el camino para aprender a escribir y que los hábitos se forman en la niñez.

Mariátegui desde su nacimiento estuvo en desventaja; tan igual como la mayoría de los niños peruanos: humilde, raquítico y endeble y con un padre que tempranamente había abandonado el hogar.

Mariátegui adquirió la destreza de descifrar los códigos convencionales de un texto literario como quien ejecuta una partitura musical. El hábito de la lectura lo adquirió desde la primera infancia. Fue su madre, Amalia La Chira, y Guillermina, su hermana mayor, quienes le enseñaron a leer en su casa ubicada en el pueblo de Huacho. Lo que fue reforzado por su cojera y el largo internamiento en la clínica Maison Sante de Lima; en donde inició su aprendizaje de francés, pues monjas francesas atendían en dicha clínica. El refrán: no hay mal que por bien no venga; pareciera que hubiese sido creado para aplicarlo a la vida de Mariátegui.

Desde los ocho hasta los 16 años vivió en Lima, en una casa estrecha, húmeda y con falta de luz. Leía con la luz del alumbrado público que penetraba por la ventana de su dormitorio. En una de sus pocas salidas de su casa, trabó amistad, de manera fortuita, -en una tómbola callejera- con Juan Manuel Campos, obrero linotipista de tendencia anarquista. Este encuentro fue providencial para el niño Mariátegui. Pasados unos pocos años, Campos lo llevó a la casa de don Manuel González Prada, el patriarca del anarquismo en el Perú. En un principio Don Manuel se sorprendió y le dijo: para qué me traes a un niño. Pero, luego de conversar con José Carlos, propició la amista de su hijo Alfredo -a la sazón, estudiante universitario- con José Carlos; amistad que se acrecentó con el tiempo. Alfredo le prestaba libros y le daba orientación en sus lecturas. (..)

Otro episodio que consolidó su hábito de la lectura y en donde aprendió a redactar, fue su centro de trabajo: el diario limeño La Prensa. Ahí ingresó a los 15 años de edad como ayudante del linotipista por recomendación de Juan Manuel Campos.( ) Este Mariátegui, adolescente, imaginativo y perspicaz; pero, sobre todo, valiente, pasó de ayudante de linotipista a mensajero.

¡Imaginénse! ¡Un mensajero cojo!. El trabajo en el diario La Prensa fue providencial en varios aspectos. En lo inmediato fue satisfacer la perentoria necesidad de obtener un ingreso económico ante la ausencia de su padre y porque los trabajos eventuales de su madre como costurera eran insuficientes para el mantenimiento del hogar; además, el jovencito Mariátegui no asistía al colegio.

Pero, ¿cómo de mensajero se hizo periodista? El Cojito Mariátegui, cómo lo denominaban cariñosamente en esa época, se aventuró a deslizar furtivamente un artículo, él que fue publicado –con el seudónimo de Juan Croniqueuer- porque pasó inadvertido en la redacción. Fue una transgresión a las normas del diario La Prensa y una travesura juvenil; en la cual se aventuró a jugarse su puesto de trabajo. Fue pillado y reprendido; aunque, no se amilanó.

El bautismo como periodista tuvo ribetes de dramatismo y jocosidad. Ello ocurrió el 24 de febrero de 1911. ( ) Luego, empezó a escribir artículos periodísticos con la anuencia del jefe de redacción y dejó de pertenecer a los trabajadores de servicio para ingresar al cenáculo de artistas y literatos limeños que colaboraban en el periódico. Trabajó de cronista hípico, parlamentario, de la sección social, policial, cultural y cronista de espectáculos. Desde 1911, cuando aparece su primer artículo, hasta su partida a Europa escribió, por lo menos, un artículo por día.



Mariátegui fue un niño terrible del periodismo, como suelen denominar en Francia a las personas exitosas, que con sus comentarios irónicos escandalizan o causan enojo o ponen en aprietos a los personajes que toman como objetivo; lo mismo que a las instituciones que representan.

Cuando el joven Mariátegui trabajó de cronista parlamentario; la información árida e insulsa de buena parte de los debates del congreso de la república fue transmutada en atractiva y amena. Escribió casi diariamente glosas y comentarios del acontecer político para su columna voces del periódico El Tiempo. Asiste al Palacio legislativo como quien asiste al circo, al teatro o a la corrida de toros. En la redacción de sus notas, ejercita sus cualidades literarias y lúdicas. Fusiona en su persona al comentarista político y al cronista de espectáculos. Criticó con sorna e ironía, que a veces lindaba con el sarcasmo, la presuntuosidad, la huachafería, el oportunismo y la ampulosidad de los personajes de la política nacional. Su ironía se dirige por igual a los empingorotados aristócratas limeños como a sus remedos provincianos

Aunque, a veces, la ironía alcanza cotas de irreverencia juvenil, resulta permisible; no sólo por el manejo gracioso del lenguaje, sino porque se asienta en la realidad. Mariátegui apunta a la elite del poder: presidente de la república, ministros, parlamentarios, militares, latifundistas, vacas sagradas de la intelectualidad, etc.

Mariátegui, con solo 22 años de edad, dirigió sus dardos hacia don José de la Riva Agüero y Osma, Marqués de Monte Alegre, de Aleustia y de Casa Dávila. Reconocido intelectual erudito y futuro presidente de la Academia Peruana de la Lengua. Fue a propósito del discurso de Riva Agüero: Elogio al Inca Garcilaso de la Vega; leído en el salón general de la universidad de San Marcos el 23 de abril de 1916 para conmemorar el tercer centenario del fallecimiento en Córdova (España) de Garcilaso de la Vega. Sobre la repercusión de dicho discurso, Luis Alberto Sánchez, escritor y futuro aprista, manifestó, con intenciones sibilinas:

Es curioso que aquel discurso, recibido con vehemente alabanza, encontró la oposición crítica del joven periodista de La Prensa José Carlos Mariátegui, quien contaba entonces con tan sólo 22 años. ( ) La crítica de Mariátegui fue fundamentalmente lingüística. Uno de sus cargos era reprochar a Riva Agüero, el uso de ciertos giros como “más principal” ( )

Mariátegui le hizo una autopsia al discurso. Le reprochó a Riva Agüero, el uso de ciertos giros, como el que puntualiza Sánchez; que ya para la época era un leguaje anacrónico. Pero, lo que estuvo subyacente fue un debate sobre la formación de una literatura nacional. (...)

Mariátegui, joven y autodidacta, se atrevió a enmendarle la plana al académico que proclama la inexorabilidad de las reglas gramaticales; y a quien se asumía como la quintaescencia del lenguaje castizo. Su artículo crítico fue publicado el 30 de abril de 1916 en el diario La Prensa: UN DISCURSO: 3 HORAS, 48 PÁGINAS, 51 CITAS. ¿Gramática? ¿Estilo?: 0. Acotaciones marginales. ( ) Todo indica que el Marqués desde esa fecha empezó a rumiar su ojeriza hacia el joven e irreverente plebeyo. Pues, luego de publicado los 7 Ensayos –con lo cual perforó el blindaje de la oligarquía criolla debajo de la línea de flotación- y ya muerto Mariátegui, el Marqués le espetó inmisericordes denuestos.

La verbosidad, enfermedad endémica en nuestro país, fue criticada despiadadamente, por Mariátegui, aunque de manera sutil y elegante, como corresponde a un literato. Tal así es, que por un extensísimo discurso plagado de desaciertos comparó al parlamentario Francisco Fariña con un ave guanera, ya que sólo se le conoce por las deyecciones que hace. ( )

Otra de las tareas preparatorias para cumplir con su misión es el conocimiento y definición de la realidad peruana y fundar una revista; tal como lo manifiesta el 6 de junio de 1925 al responder a la pregunta ¿Qué prepara Ud.?

La publicación de una revista crítica (…) Me intereso por la organización de un Ateneo de Estudios Sociales, Económicos y Educacionales. Y reviso y perfecciono el plan de un libro sobre el Perú que me propongo escribir pronto. ( )

En ese plan de libro tal vez estaría la idea germinal de 7 Ensayos. Al mes siguiente, en tres artículos, reitera su propósito; y va más allá: esboza unos lineamientos y propone un método para el estudio de los problemas peruanos. ( )

Fuentes de información e ingenio para superar las limitaciones

Aunque no deja de actuar en la consecución de su propósito es consciente de las limitaciones que tendrá que sortear para diagnosticar la realidad; y fue explícito en su apreciación:

El hombre de estudio carece en este país de elementos de información. No hay en el Perú una sola biblioteca bien abastecida. Para cualquier investigación el estudioso carece de la más elemental bibliografía. Las librerías no tienen todavía una organización técnica. Se rigen de un lado por la demanda, que corresponde a los gustos rudimentarios del público, y de otro lado por las pautas de sus proveedores de España. •El estudioso, necesitaría disponer de enormes recursos para ocuparse por sí mismo de su bibliografía. Invertirá además, de este trabajo un tiempo y una energía, robados a su especulación intelectual. ( )

Las insuficientes fuentes bibliográficas lo son más aún cuando se trata de un problema específico:

El problema del indio es, en último análisis, el problema de la tierra. Sin embargo, la documentación, la bibliografía de este tema no puede ser hasta hoy más exigua. ( ).

Otra limitación con que tropezó Mariátegui para investigar fue la falta de estadísticas:

Cuando se estudia cualquiera de los problemas nacionales, se tropieza invariablemente con un obstáculo que a su vez tiene la categoría de problema: La falta de estadísticas. ( )

Para quien le atrae lo difícil, las limitaciones lo excitan. Mariátegui utilizó lo único que tenía a mano: el Extracto estadístico, publicación periódica; y los pocos libros de autores nacionales; así como también los libros que había adquirido en Europa. Con ingenio, apeló, precursoramente, a las técnicas de investigación cualitativa: entrevistas en profundidad a personajes clave, grupos focales, etc. Tan igual como Mao en China, ante la falta de estadísticas.

Para el acarreo de material en la elaboración de 7 Ensayos, Mariátegui estuvo exento de prejuicios; no descartó como informantes a un hacendado o un ganadero, por el sólo hecho de serlo; sino más bien, aprovechó las oportunidades que el mismo las propiciaba para obtener datos. Tal como deja constancia en sus 7 Ensayos cuando se refiere a:

un rico propietario inteligente y experimentado que conversaba conmigo últimamente, me decía que la existencia de la pequeña propiedad, al lado de la gran propiedad era indispensable… ( ) O también cuando consigna: Un ganadero me observaba últimamente, que mientras sobre una cosecha de algodón el crédito que se puede conseguir no está limitado sino por las fluctuaciones de los precios, sobre un rebaño… ( )

Además de usar las exiguas fuentes documentales y bibliográficas existentes, Mariátegui apeló a fuentes primarias. En ese sentido, no dejó pasar la oportunidad que se le presentó el 29 de agosto de 1923 al inaugurarse en Lima el III Congreso indígena con la asistencia de 50 delegados de todo el país y un temario de 13 puntos. En el debate destacó el indio puneño Ezequiel Urviola; quien, además, fue el traductor del quechua al castellano de los delegados monolingües. ( )

En ese congreso se produjo su acercamiento espiritual con Pedro Zulen, catedrático de filosofía de la universidad de San Marcos y otrora fundador y conductor –junto con Dora Mayer- de la fenecida Asociación Pro-indígena (1909-1916). Mariátegui y Zulen fueron los únicos espectadores a quiénes había atraído dicho evento.

Poco tiempo después, Zulen y Urviola se reunirán en casa de Mariátegui, ( ) aproximadamente en octubre de 1924. Ezequiel Urviola ya presentaba los signos de la tuberculosis como consecuencia de su infatigable lucha contra el gamonalismo y por su extrema pobreza. Urviola no había sido originalmente indio; sino fue un misti que devino, por opción personal, en indio con todas las características constitutivas del indio; pero revolucionario. Suceso nunca visto. ( ). Los tres apóstoles, Zulen, Urviola y Mariátegui, eran las personas más calificadas y excepcionales para intercambiar información y puntos de vista sobre el problema de la tierra y del indio. Y plantear la solución. En esa reunión, según el recuerdo de Mariátegui, Zulen dijo:

El problema indígena es el único problema del Perú. (..)

Dos meses después, el 9 de diciembre de 1924, Mariátegui publicó un artículo en Mundial: El problema primario del Perú. ( ). De aquí extrajo los fragmentos esenciales que fueron incorporados a Aspectos del problema indígena. (Mundial, 17.12.26), en el que hace referencia a Urviola; los mismos fragmentos, a su vez, conformaron El problema del indio en 7 Ensayos. En consecuencia, El problema primario del Perú:

bien puede estimarse como la primera palabra de los futuros 7 Ensayos. ( ).
(También contribuyeron como informantes de Mariátegui, los universitarios puneños que acudían a su casa).


La imprenta de los 7 Ensayos y la revista AMAUTA

Mariátegui, no solo era un hombre fecundo en ideas, sino, también práctico, decidido. Para la consecución de sus objetivos, tenía que disponer de una imprenta y una revista. Poseía solvencia intelectual, amplia experiencia adquirida tanto en el Perú como en Europa y, por lo demás, ya había sufrido el infausto antecedente de sacar La Razón, el primer periódico de izquierda del Perú, sin tener imprenta propia. Para vehicular sus planteamientos debía contar con un soporte material y comprometió a su hermano Julio César, quién tenía una imprenta en el pueblo de Huaral. Su hermano trasladó su pequeña empresa a Lima. Después de la renovación tipográfica efectuada por José Carlos, se inaugura el 31 de octubre de 1925 la Editorial, Imprenta y Librería Minerva; cuyas prensas dieron a luz en setiembre de 1926, la revista Amauta y en octubre de 1928, los 7 Ensayos. (Conociendo el temple de Mariátegui, me atrevo a especular, y digo: si viviera Mariátegui hoy día buscaría la manera de tener una estación de Tv y una radiofusora para competir lealmente con los medios de comunicación que difunden una falsa conciencia en el pueblo.)

En el editorial del primer número, Mariátegui precisa el doble propósito de la revista:

Amauta cribará a los hombres de vanguardia -militantes y simpatizantes- hasta separar la paja del grano. Producirá o precipitará un fenómeno de polarización o concentración. (…) El objeto de esta revista es el plantear, esclarecer y conocer los problemas peruanos desde un punto de vista doctrinario y científico. ( )

Sabe que la magnitud de la tarea, el diagnóstico orientado de la realidad peruana, rebasa el esfuerzo individual; por la cual, inicia conversaciones con los hombres de la vanguardia o de la nueva generación, como solía denominar genéricamente, y en un primer momento, a los destacados jóvenes intelectuales: Basadre, en Historia, Julio C. Tello, en arqueología, Honorio Delgado, en psiquiatría, Luis Alberto Sánchez, en literatura, etc. Pero, en pleno preparativo de esta empresa intelectual, debe haber advertido que aun con los que tenía una cierta afinidad no se podía homogeneizar conceptos, enfoques, tesis y compartir un método, como el materialismo histórico; ya que no poseían un enfoque totalizador con el cual cuestionar la sociedad en su conjunto. Y no solo eso, el trabajo en equipo es muy difícil en nuestro país, como ocurre hasta ahora. Mariátegui emprendió el diagnóstico de la realidad peruana solo. Algunos de sus artículos, especialmente los de Amauta han contribuido con la gestación de los 7 Ensayos. Mariátegui dijo que lo más suyo estaba en Amauta.

Las condiciones de vida de Mariátegui

A las presiones externas ejercidas contra Mariátegui durante la dictadura del presidente Leguía, se adicionaban sus limitaciones personales. Precaria salud, permanencia en silla de ruedas (en mayo de 1924 le amputaron la que había sido su única pierna sana) y restringidos ingresos económicos; los que provenían de sus colaboraciones semanales en las revistas limeñas Variedades (desde el 8 de setiembre de 1923) y Mundial (desde el 26 de setiembre de 1924). Ingresos que no cubrían los gastos de mantenimiento del hogar con cuatro hijos pequeños; el déficit lo cubría austeramente con los ingresos que Anna Chiappe, su esposa, obtenía del pensionado que brindaba en su casa.

Desde 1925 hasta la fecha de su fallecimiento Mariátegui estableció su casa al final del jirón Washington. (Ahora signada con el número 1946). En la década del 20 del siglo pasado era una zona de expansión urbana. Mariátegui no tuvo propiedades, su casa era alquilada. Algunos meses estuvo en la condición de inquilino moroso. ( ) La mesa de su hogar era atendida por su esposa con frugalidad en donde los ñoquis de papas eran infaltables. Sin embargo, en esas condiciones y en silla de ruedas, Mariátegui elaboró los 7 Ensayos y pasó los años más fecundos de su vida.

Anna Chiappe Giacomini (Lucca 1898/Lima 1990); su esposa, fue la celosa guardiana del cumplimiento de los horarios establecidos en la casa, la cuidadora de su salud y una barrera infranqueable para los visitantes inoportunos y obsesivos. También a Anita se debe la pulcra presencia de Mariátegui, reflejada en sus numerosas fotografías. ( )

Para compensar su limitada situación económica tuvo que maximizar sus escasos recursos disponibles. O para decirlo de manera simple, tuvo que matar con un tiro varios pájaros. En tal sentido, utilizó también los artículos de Mundial –de su sección “peruanicemos al Perú”- para sus futuros 7 Ensayos.

No vaya a creerse que Mariátegui se abocaría a investigar a tiempo completo la realidad profunda del Perú, esos “lujos” no le estaban permitidos. Ni siquiera tomarse un buen tiempo para convalecer, tenía que trabajar escribiendo para que su hogar sobreviva con sus ingresos. Otros menesteres también demandaban su esfuerzo. Como es sabido, mientras gestaba sus 7 Ensayos constituyó, con su hermano Julio César, una editorial, fundó y dirigió una revista, su casa fue allanada y él apresado, sostuvo polémicas que le dieron mayor consistencia argumental, asesoró sindicatos, estimuló vocaciones, forjó la fundación del partido socialista, preparó la centralización del movimiento obrero, nació Javier su quinto y último hijo, etc. Inhibió –hasta cierto punto- su vocación literaria; además, desechó muchos proyectos que visitaban su vigilia. Sólo realizó lo que un imperativo vital le ordenó. (Las cursivas son palabras de Mariátegui)

Con su propio peculio y desde la posición de la clase obrera que le posibilita una perspectiva histórica, más una firme disciplina de trabajo, asume el estudio de la realidad peruana por cuenta propia. Mariátegui afronta la demanda imperativa de la historia. Así es como emprendió la más osada empresa intelectual jamás realizada por hombre alguno en el Perú.

En suma, Mariátegui, poseído por una fe, vivió a plenitud, su entrega fue total. Así es como se sobrepuso a sus limitaciones, y reveló su genialidad y su profunda convicción revolucionaria. Gracias a ese pequeño gigante, la clase trabajadora y el Perú obtuvieron su obra emblemática.

A octubre, el mes morado limeño y el de mayores sucesos significativos para los revolucionarios, le agregó una efeméride más ocurrida el año 1928: alumbramiento de 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana. Fueron impresos unos cuatro mil ejemplares ( ) en los talleres gráficos de la editorial Minerva de Lima para su sección Biblioteca Amauta. Engalanó la portada la pintora Julia Codesido, extraordinaria discípula del pintor José Sabogal. La señorita Codesido había creado un icono consustancial a la obra.

Muerto Mariátegui, el ataúd fue depositado en un modesto nicho del cementerio Presbítero Maestro. Su biblioteca era el único bien patrimonial de la casa que podía ser valorado monetariamente. Biblioteca que, por la emergencia económica de la familia, la adquirió, al poco tiempo, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Al concluir el presente texto, los invito a ingresar a los 7 Ensayos por la hornacina trapezoidal Inca de su portada, bajo la advocación de José Carlos Mariátegui y orientados por su aforismo:

El problema de nuestro tiempo
no está en saber cómo ha sido el Perú.
El pasado nos interesa en la medida
que puede servirnos para explicarnos el presente.
MARIÁTEGUI, J.C.:
7Ensayos


rengifoantonio@gmail.com
Lima, 13 de junio de 2011

La presente exposición se realizó en un acto público. Desde un tabladillo colocado a la entrada al colegio y frente a un parque. Animado por la orquesta del colegio. Fue un evento propiciado por la publicación de mi libro:

- (Mi exposición es un resumen del libro con la adición de algunas ideas. Las referencias entre paréntesis figuran el libro)


fondoeditorial@uch.edu.pe


RENGIFO, Antonio:

Invitación a la lectura
de los 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana

Fondo editorial de la Universidad de Ciencias y Humanidades
Serie: Ciencias sociales. (Lima, noviembre del 2010) pp. 117.-
Tamaño: 215 mm. X 145 mm. Papel bond de 80 grs. 27 fotografías.
Cubierta con solapas.
fondoeditorial@uch.edu.pe


Este libro es un llamado a la lectura de los 7 Ensayos de Mariátegui. No es un análisis de la obra para “descifrar algo oculto” ni pretende normar como debe leerse, tampoco propone “claves” para desentrañar su contenido. Es un texto donde se describen las circunstancias personales que afrontó José Carlos Mariátegui cuando se propuso acometer el estudio de la realidad peruana, para destacar, en el centro de su quehacer y sus desvelos, su ejemplo de vida y la proyección de su pensamiento.

Contenido

I.Esquela de invitación

II. Aportes de 7 Ensayos
1. La Interpretación
2. La andinización del Perú
3. El enfoque totalizador
4. La crítica al cientificismo
5. La base para un programa político
6. La autonomía de pensamiento

III. Gestación
1. Génesis del escritor autodidacta
2. La “edad de piedra”
3. Aprendizaje en Europa
4. Mientras tanto en el Perú…
5. El retorno al Perú y la definición del teatro de operaciones
6. Fuentes de información e ingenio
7. La imprenta para 7Ensayos y la revista Amauta
8. Las condiciones de vida de Mariátegui

IV. Lanzamiento e impacto
1. En el interior del país
2. En Lima
3. En la APRA
4. En el extranjero
5. En la revista Mercurio Peruano
6. En la III Internacional

V. Vicisitudes de los 7 Ensayos
VI. Valoración contemporánea
VII. Referencias.

Obra premiada en el concurso de Ensayo organizado por el centro cultural Puerta Abierta y la Casa Museo José Carlos Mariátegui, en el marco del Simposio internacional 7 Ensayos/50 años en la Historia. Lima, Museo de la Nación, 23 al 25 de octubre del 2008.

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