sábado, 23 de junio de 2012

MINEROS ARTESANALES LE DICEN A OLLANTA HUMALA: “O EXPROPIAS, LAS CONCESIONES MINERAS ACAPARADAS POR LAS TRANSNACIONALES; O, ASÍ COMO TE PUSIMOS, TE SACAMOS DEL GOBIERNO: ESCOGE”



Por Tankar Rau-Rau Amaru (*)

-Ollanta Humala nos dice: “O mueres ahora si no entras al proceso de formalización, fulminado por el paquete de decretos legislativos publicados este año, o mueres después por contrato”. Es como si el cocinero dijera al pavo: “De todas maneras te haré estofado: por decreto o por contrato: escoge cómo quieres acabar”.

-Nosotros los mineros artesanales peruanos, que no somos pavos por ningún lado, le respondemos a Ollanta Humala: “O expropias, como buen patriota, las concesiones ociosas y acaparadas por las transnacionales para nuestra formalización y para las comunidades; o, así como te pusimos, te sacamos del gobierno: escoge”.

Según el Decreto Legislativo 1105, el acuerdo o contrato de explotación constituye uno de los requisitos para la formalización del 98% de los mineros artesanales (ahora en proceso de formalización) que trabajamos en concesiones de terceros. Pues bien: los “contratos o acuerdos” con los traficantes de concesiones o concesionarios (el nuevo nombre de los encomenderos) nos regresaría a la mita minera de la Colonia. Con esto, Humala ha legalizado el robo. Velasco decía: “El patrón no comerá más de tu pobreza”. Humala dice: “El concesionario debe enriquecerse con tu pobreza”.

LOS NUEVOS ENCOMENDEROS

En otro tiempo las mejores tierras se encontraban en manos de los hacendados, amos y señores de tierras, animales y personas. "Sus haciendas" nacieron del despojo y abarcaban desde las lejanas punas hasta las quebradas más profundas. Mucho antes, después de la caída del Tawantisuyu, los encomenderos españoles se repartieron regiones enteras, donde ellos mataban y robaban con la protección de reyes y virreyes.

Los tiempos han cambiado desde Velasco. Los dueños y señores de las tierras han desaparecido en la sierra (en la costa han reaparecido, como menciono en mi libro Allin kawsay y el poder en el Perú), pero con Fujimori surgió un nuevo tipo de hacendados: los dueños de las concesiones mineras, en su mayoría transnacionales. Si antes eran dueños del suelo, ahora se creen dueños del subsuelo, donde se encuentra la mayor parte de la riqueza de los pueblos. En este momento, de 23 millones de hectáreas concesionadas, sólo se encuentran en explotación un millón de hectáreas y en exploración 354 mil hectáreas (datos del Ministerio de Energía y Minas). Por consiguiente, hay un total de 22 millones de hectáreas acaparadas y ociosas por veinte o treinta años, por las que los concesionarios pagan tres dólares anuales por hectárea. Ya no queda espacios para que los mineros artesanales, en su mayoría comuneros, podamos concesionar. Si no se trabaja en esas concesiones, pierde el Estado porque no hay ingresos en tributos y perdemos los peruanos porque no podemos seguir generando trabajo (los mineros artesanales y pequeños productores mineros generamos medio millón de empleos directos y podemos crear otro medio millón si caminamos hacia la formalización permanente).

CONTRAPRESTACION

El modelo de “acuerdo o contrato de explotación”, que es parte del Decreto Legislativo 1105, señala que “el operador minero (o minero artesanal) dará en contraprestación por la autorización de explotación (puede ser un porcentaje de la producción u otro concepto conforme acuerden las partes) a favor del titular minero”. Dice "producción", no dice ganancia.

PROBLEMA 1: ¿Qué sucederá si el concesionario firma el contrato pero con la condición de que el minero le pague 10% o 20% de regalías (como generalmente se le llama) y, de paso, le obliga a venderle todo el mineral a precios irrisorios, como lo vienen haciendo algunos traficantes de concesiones?

Respuesta: El minero artesanal trabajará para el concesionario, reducido a condición de peón, vendiendo el mineral al precio que dicte el capricho del concesionario y dentro de algunos años regresará a la condición de informal. Además los concesionarios, al cabo de uno o dos años, expulsarán al minero y se quedarán con sus labores ya en producción. Porque la malhadada ley dice que “si no mediara acuerdo de prórroga del contrato, al vencimiento del plazo señalado el minero artesanal deberá entregar el área autorizada dada en explotación, sin necesidad de requirimiento alguno”. En este caso el concesionario se convierte en un nuevo gamonal.

Dice también dicho documento que la renovación de contrato será por acuerdo de partes. ¿Y si el concesionario no acepta? !Fuera minero¡

¿Y podremos invertir en “corridas” sin estar seguros de recuperar nuestras inversiones, sabiendo que nuestra formalización es temporal? ¿Podremos acceder a créditos cuando nuestra vida económica está limitada por el mismo Estado, paradójicamente la encargada de promover actividades económicas?

PROBLEMA 2: ¿Qué sucederá si el concesionario (principalmente una transnacional) pide para él, a cambio de un contrato, licencia social a los mineros comuneros?
Respuesta: Si es contrato de exploración, el minero comunero pierde la concesión porque ésta, ya con reservas probadas, es transferida a otra transnacional y, en algunos casos, entra a la bolsa de valores. Si el comunero-minero firma contrato de explotación a favor de la concesionaria, después de dos años el minero no sólo regresa a la condición de informal sino además pierde la actividad como minero artesanal. En la práctica, expulsión del minero-comunero de su territorio por propia firma.

Desde todo punto de vista, si firmamos los acuerdos o contratos de explotación, al cabo de uno o dos años, según sea el caso, volveremos a la condición de informales y, en muchos casos, dejaremos los cerros para siempre, porque, como ya hemos visto, el DL 1105 no dice que los contratos serán por tiempo indefinido, tampoco que los contratos serán automáticamente renovables.

LEGALIZANDO EL ROBO

Tenemos que hablar claro y alto: el suelo es propiedad de la comunidad (si existe comunidad campesina o nativa), del Estado (si es eriazo) o de un particular. El subsuelo es del Estado y los minerales del subsuelo son de la Nación, o sea de todos los peruanos. ¿Qué viene a ser el concesionario? Un inquilino, un transeúnte, pero no es propietario de nada. ¿Y de quién es el mineral que se encuentra en el subsuelo? Se ha dicho siempre que el mineral del subsuelo es de los concesionarios. Falso. Según el Art. 66° de la Constitución, los recursos naturales, renovables y no renovables, son patrimonio de la Nación (de todos los peruanos). El Estado es soberano en su aprovechamiento. Por ley orgánica se fijan las condiciones de su utilización y de su otorgamiento a particulares. La concesión otorga a su titular un derecho real respecto de los recursos minerales explotados, pero no propiedad de la tierra ni propiedad del mineral si éste todavía se encuentra en el subsuelo (por eso se llama concesión).

Según lo establecido por la Constitución Política, este derecho califica como real, pues otorga a su titular el poder de explorar y explotar los minerales dentro del área que le ha sido concedida, con el fin de aprovechar los recursos minerales. Esto último nos hace pensar en el disfrute o aprovechamiento económico del bien, que en este caso consistiría en el mineral que contiene el yacimiento. Sin embargo, se debe tener presente que los minerales en su fuente o yacimiento pertenecen a todos los peruanos, mientras que sólo una vez extraídos pasan a ser de propiedad del concesionario minero, su cesionario, o del minero artesanal. Cabe señalar que al separarse los minerales del yacimiento, conjuntamente con otros materiales no valiosos, adquieren la condición de bienes muebles de propiedad, pura y simple (del concesionario minero o del minero artesanal).

Con la Ley Humala, publicada a la mala, el concesionario (inquilino) adquiere más derechos que los verdaderos propietarios, nosotros los comuneros y los peruanos. Ahora el robo del concesionario ya es legal. En todo caso, nosotros no tenemos nada que hablar o negociar con un inquilino. Hablemos, dignamente, de propietario a propietario, de peruano a Estado. Hablemos con el gobierno.

NOS QUIEREN TOMAR DE PAVOS

Si aceptamos estos contratos, pagaremos regalías abusivas a los concesionarios, daremos tributos al Estado y aportaremos a nuestras comunidades, como lo venimos haciendo. La mayor parte de nuestra ganancia se irá a otro lado como por un tubo y nos convertirá en los nuevos esclavos en pleno Siglo XXI.

Podemos aceptar a algunos concesionarios peruanos como socios, a los de buena voluntad, ¿pero aceptar a las transnacionales como patrones? Ni que estaríamos en la Colonia. Ni que fuéramos unos pavos.

EXPROPIACIÓN DE LAS CONCESIONES

Si Humala quiere realmente formalizar a la minería artesanal y a la pequeña minería, entonces tiene que recuperar, mínimo, cinco millones de hectáreas de las concesiones ociosas y acaparadas por las transnacionales. El gobierno, como representante del Estado y la Nación, puede y debe tomar decisiones sobre su propiedad, en coordinación con los otros propietarios, los comuneros. ¿Por qué los verdaderos dueños de la casa, los peruanos, debemos ser expulsados del banquete y esperar, lejos, que los nuevos gamonales del Perú, las transnacionales, nos tiren por caridad algún huesito en nombre de canon y regalía?

Pedimos respeto e igualdad en el trato. ¿Por qué facilidades tributarias y estabilidad para las transnacionales y estrangulamiento lento para los mineros artesanales y pequeños productores mineros nacionales?

Nosotros los mineros artesanales peruanos, que no somos pavos por ningún lado, le decimos a Ollanta Humala: “O expropias, como buen patriota, las concesiones ociosas y acaparadas por las transnacionales para nuestra formalización y para las comunidades; o, así como te pusimos, te sacamos del gobierno: escoge”.

(*) Hernán de la Cruz Enciso. Escribe artículos y libros con el seudónimo de Tankar Rau-Rau Amaru. Presidente de la Confederación Nacional de Mineros Artesanales y Pequeños Productores Mineros del Peú (CONAMI PERU). (tankar2@hotmail.com)

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