COMUNA: GOBERNAR, CONSTRUIR, DESTRUIR
26-02-2013
1. Dejémonos de tonterías, no perdamos más
tiempo intentando esculpir en bronce la obra de nuestros iconoclastas: cuando
Marx, el viejo camarada convertido primero en santo y luego en santurrón por la
izquierda de librito, escribió sobre la Comuna de París, no lo hizo
prefigurando la sociedad que habrá de llegar alguna vez, “inevitablemente”,
cuando el monstruoso capitalismo sea por fin derrotado. Marx tuvo siempre en
mente el asunto urgente y siempre actual del gobierno, del acto de gobernar.
2. Porque es gobernando como se construye
la nueva sociedad.
3. Marx estuvo bastante lejos de ser un
espectador pasivo que luego hace balance. Lo que hoy conocemos como “La guerra civil en Francia” fue redactado originalmente como un “Manifiesto del
Consejo General de la Asociación Internacional de los Trabajadores”. Marx era
el Secretario por Alemania y Holanda de este Consejo. Inició la redacción del
documento el 18 de abril de 1871, exactamente a un mes de proclamada la Comuna.
En la dirección de la Comuna tuvieron participación activa varios integrantes
de la Asociación. Incluso, hoy se sabe que Marx envío a un emisario a París.
4. Gobernar es atreverse: “Cuando la
Comuna de París tomó en sus propias manos la dirección de la revolución” fue la
“primera vez en la historia” que “simples obreros se atrevieron a violar el
privilegio gubernamental de sus ‘superiores naturales’”.
5. El secreto revelado, el descubrimiento:
“He aquí su verdadero secreto: la Comuna era en esencia el gobierno de la clase
obrera, fruto de la lucha de la clase productora contra la clase apropiadora,
la forma política, descubierta, al fin, bajo la cual podía llevarse a cabo la
emancipación económica del trabajo”.
6. La más importante medida de todas: “La
gran medida social de la Comuna fue su propia existencia, su labor. Sus medidas
concretas no podían menos de expresar la línea de conducta de un gobierno del
pueblo por el pueblo”. En ello radica su infinita novedad.
7. Gobernar no es tomar posesión: “Pero la
clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del
Estado tal como está, y a servirse de ella para sus propios fines. El Estado,
“esa máquina nacional de guerra del capital contra el trabajo”, se materializa
en “el ejército permanente, la policía, la burocracia, el clero y la
magistratura”.
8. Gobernar es ejercer el poder contra los
viejos poderes: “… el primer decreto de la Comuna fue para suprimir el ejército
permanente y sustituirlo por el pueblo armado. La Comuna estaba formada por los
consejeros municipales elegidos por sufragio universal en los diversos
distritos de la ciudad. Eran responsables y revocables en todo momento. La
mayoría de sus miembros eran, naturalmente, obreros o representantes
reconocidos de la clase obrera. La Comuna no había de ser un organismo
parlamentario, sino una corporación de trabajo, ejecutiva y legislativa al
mismo tiempo. En vez de continuar siendo un instrumento del Gobierno central,
la policía fue despojada inmediatamente de sus atributos políticos, y
convertida en instrumento de la Comuna, responsable ante ella y revocable en
todo momento. Lo mismo se hizo con los funcionarios de las demás ramas de la
administración. Desde los miembros de la Comuna para abajo, todos los
servidores públicos debían devengar salarios de obreros. Los intereses creados
y los gastos de representación de los altos dignatarios del Estado
desaparecieron con los altos dignatarios mismos. Los cargos públicos dejaron de
ser propiedad privada de los testaferros del Gobierno central. En manos de la
Comuna se pusieron no solamente la administración municipal, sino toda la
iniciativa ejercida hasta entonces por el Estado. Una vez suprimidos el
ejército permanente y la policía, que eran los elementos de la fuerza física
del antiguo Gobierno, la Comuna tomó medidas inmediatamente para destruir la
fuerza espiritual de represión, el ‘poder de los curas’, decretando la
separación de la Iglesia y el Estado y la expropiación de todas las iglesias
como corporaciones poseedoras… Todas las instituciones de enseñanza fueron
abiertas gratuitamente al pueblo y al mismo tiempo emancipadas de toda
intromisión de la Iglesia y del Estado. Así, no sólo se ponía la enseñanza al
alcance de todos, sino que la propia ciencia se redimía de las trabas a que la
tenían sujeta los prejuicios de clase y el poder del Gobierno. Los funcionarios
judiciales debían perder aquella fingida independencia que sólo había servido
para disfrazar su abyecta sumisión a los sucesivos gobiernos, ante los cuales
iban prestando y violando, sucesivamente, el juramento de fidelidad. Igual que
los demás funcionarios públicos, los magistrados y los jueces habían de ser
funcionarios electivos, responsables y revocables”.
9. Volver sobre el punto anterior. Léase,
créase, disfrútese. Fue y sigue siendo posible. Sólo habrá que hacer los
necesarios ajustes que imponen el tiempo y en general las circunstancias. En
esto último está la clave.
10. Porque es gobernando como se destruye
la vieja sociedad, el viejo Estado.
11. Digresión que no lo es tanto: “La
incapacidad no está en el país naciente, que pide formas que se le acomoden y
grandeza útil, sino en los que quieren regir pueblos originales, de composición
singular y violenta, con leyes heredadas de cuatro siglos de práctica libre en
los Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarquía en Francia. Con un
decreto de Hamilton no se le para la pechada al potro del llanero. Con una
frase de Sieyes no se desestanca la sangre cuajada de la raza india. A lo que
es, allí donde se gobierna, hay que atender para gobernar bien; y el buen
gobernante en América no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el
francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su país…”. José Martí en
“Nuestra América”.
12. Sobre ajustes, tiempo y
circunstancias: no aportan nada quienes desean construir la Comuna de París en
Caracas en 2013 cual si fuera 1871, y condenan todo lo presente en nombre del
pasado. Pero tampoco suman quienes pretenden no sacar ninguna enseñanza de
ella. Si es risible renunciar a librar la pelea dentro del Estado (siempre
habrá quien pretenda que sean otros los que libren la pelea), creer que la
revolución se hará desde el Estado es motivo de carcajada.
13. Desconfiar de todo aquel que va
diciendo que basta con “tomar posesión de la máquina del Estado”, y construir
una, dos, cien Comunas, cincuenta mil consejos comunales.
14. La destrucción del viejo Estado se
juega en el acto de crear las condiciones para que el autogobierno popular sea
posible. En eso consiste el acto de gobernar. Tal debe ser el horizonte
estratégico de la revolución bolivariana.
15. Decía Martí que “hay que atender para
gobernar bien”. Por ejemplo, saber leer el diagnóstico que ofrece el documento
conclusivo del cuarto encuentro de la Red Nacional de Comuneros y Comuneras, a
finales de 2011:
- La “tensión” entre las instituciones del
Estado y las Comunas obedece “a la incompatibilidad de las dinámicas y
racionalidades; para las instituciones cumplir con su trabajo significa gastar
su presupuesto… y cumplir con sus metas del POA. Para las Comunas, por el
contrario, lo más importante es el proceso y la construcción real…”. Gestionalización de la política.
- Hay revolucionarios y revolucionarias “dirigiendo instituciones”, pero “el funcionariato es fundamentalmente contrarrevolucionario”.
- “Es inconsistente establecer como objetivo impulsar el poder popular creando instancias como las Salas de Batalla, que no obedecen a la dinámica genuina de las comunidades y que intentan controlar el proceso de emancipación”.
- “Ningún Estado se autodestruirá, es por definición conservador, preserva el status quo, por lo tanto este Estado burgués no puede parir el nuevo, ni facilitará el proceso, fue creado para oprimir a una clase y reproducir la lógica del capital”.
- “Las revoluciones las hacen los pueblos, así que la pelota está de nuestro lado, construyamos más fuerza y dediquemos más tiempo en el qué hacer que en las lamentaciones, sin que desechemos las criticas pertinentes, responsables y con mucho respeto. Tenemos todos los elementos para vencer, el objetivo estratégico definido, el socialismo; uno de los mejores líderes del mundo, el cámara presidente Chávez; y nosotros como pueblo, que quiere ser independiente y socialista”.
16. Dejémonos de tonterías, no perdamos
más tiempo intentando esculpir en bronce la obra de nuestro principal
iconoclasta: el pueblo organizado.
Rebelión ha publicado este artículo con
el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras
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