Publicado por Francisco Umpiérrez Sánchez
Sábado,
23 de marzo de 2013
Las políticas de austeridad hegemonizadas por
Alemania constituyen la respuesta a la crisis económica desde el sector más
conservador de los capitalistas. El sector reformista de esa clase tal vez
hubiera adoptado políticas más keynesianas, pero seguro que hubiera incluido
muchas decisiones que ha tomado el sector conservador. No nos engañemos por la
lógica partido del gobierno y partido de la oposición. Lo que dice un partido
en la oposición, incluido los partidos socialdemócratas, no es lo mismo que hace
cuando está en el gobierno. La política sirve a la economía y no al revés. De
manera que por muy socialdemócrata que sea un partido, cuando está en el
gobierno se pone al servicio de la clase dominante; y en las sociedades
capitalistas la clase dominante no puede ser otra que la propia clase
capitalista.
La lógica gobierno oposición va determinando tanto
los discursos políticos que muchos pensadores de izquierda terminan por
invertir la relación causa respuesta. De manera que presentan la política de
austeridad como causa de la crisis y no como la respuesta. Esta inversión les
puede tanto que terminan por olvidarse de la verdadera causa de la crisis
económica: la burbuja inmobiliaria. Es obvio que en las sociedades modernas
donde todo está mediado por el sistema de crédito, la burbuja inmobiliaria
tenga necesariamente que manifestarse en el momento del estallido como un crack
del crédito. También es cierto que esta burbuja inmobiliaria fue posible y fue
alimentada por el sistema de crédito. Pero esto solo pone de manifiesto la
interdependencia de los distintos sectores económicos y el papel hegemónico que
desempeña el sistema de crédito en el engranaje económico.
Lo que ha pasado en Chipre tiene que ver
fundamentalmente con las clases dominantes en Chipre. Si su sistema bancario
representa siete veces su producto interior bruto, será responsabilidad de la
clase dominante chipriota y no de Merkel. No debemos presentar a Chipre como
una entidad abstracta víctima del euro y de la troika. No debemos sustituir la
contradicción entre las clases sociales por la contradicción entre naciones.
Tampoco nos debemos olvidar que en la época del boom inmobiliario hubo muchos
sectores sociales no muy pudientes que se enriquecieron notablemente
en su condición de propietarios del suelo. El enriquecimiento desproporcionado
tiene grados y no hay que circunscribirlo solo a las clases más adineradas. El
enriquecimiento desproporcionado debe ser un concepto relativo.
Debería medirse cómo ha aumentado el patrimonio de todos los ciudadanos
chipriotas durante los últimos quince años. Nos daría una idea de que la
injusticia en el sistema capitalista es infinita. El dinero no desaparece, solo
cambia de manos; y el sistema capitalista se caracteriza justamente por hacer
posible que cualquiera pueda enriquecerse de mala manera, esto es, pueda
apropiarse de trabajo social en cantidades ingentes. Esta
posibilidad es la que hace que el sistema capitalista tenga tantos adeptos.
No es correcto decir que los bancos son los
causantes de la crisis. Los bancos son una categoría de la división del trabajo
no una categoría de clase. La izquierda radical debe hablar en términos de
clases sociales. Así que si se quisiera señalar a los causantes de la crisis en
términos de clases sociales, deberían señalarse varias: los dueños del capital
bancario, los dueños del suelo y los constructores. Y estos últimos también son
dueños del capital monetario. Cuando sube la prima de riesgo, quienquiera puede
decir que la culpa la tiene Merkel, pero lo cierto es que son los propietarios
del capital monetario quienes se aprovechan de esa coyuntura económica y se
enriquecen. Si en Chipre se ofrecían tipos de interés del 10 por cien y se
pagaba poco a hacienda, muchos se habrán beneficiado de esa situación. Pues sobre
ellos debería recaer todo el peso de la quita.
Es un error hablar de los depósitos en general como
también lo es hablar de los ciudadanos en general. Bajo el punto de vista de la
filosofía del derecho un rico es lo mismo que un pobre: un ciudadano. Pero bajo
el punto de vista de la sociedad civil no: un pobre es un pobre y un rico es un
rico. Igual sucede con los depósitos: los habrá pequeños y los habrá grandes.
Los habrá que son frutos del trabajo propio y los habrá que son frutos de la
apropiación del trabajo ajeno. Los habrá que son frutos de la especulación y
los habrá que son fruto de una casualidad del mercado. Los habrá en general que
son frutos de la propiedad privada. Así que a la izquierda radical no nos
preocupa la inseguridad jurídica de los depósitos, los que nos preocupa es que
la riqueza sea tan injustamente repartida.
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