Detrás de las incoherencias y contradicciones con que se pretende defender y hasta hacer pasar por “beneficioso” el servicio militar obligatorio para los jóvenes pobres en Perú, lo que hay es el reconocimiento explícito y público, por parte del gobierno, de que se persiste en seguir manteniendo un país atravesado por la más violenta desigualdad y discriminación, es decir, un Perú neoliberal.
Para legitimar, sin hablar de él directamente, el pago de multa como mecanismo clasista para discriminar a los jóvenes, los neoliberales argumentan los muchos “beneficios” que tendrían los obligados al servicio militar. El más recurrente es la “posibilidad”, no la garantía, de acceder a becas de estudio, es decir, la promesa de que a lo mejor en el servicio militar obligatorio se podría tal vez llegar a estudiar. Argumento que sólo puede ser usado en un país cuya clase dirigente sin ninguna vergüenza niega el derecho a la educación a la inmensa mayoría de sus jóvenes, para luego decirles: “los hacemos pobres, somos incapaces, a pesar del bullado crecimiento económico, de garantizarles sus derechos a la educación, pero qué bueno que los obligamos al servicio militar porque a lo mejor ahí, tal vez tengan suerte y sí puedan estudiar”.
Con hipocresía o mediocridad intelectual, al mismo tiempo que se argumenta que “todos deben estar listos a defender la Patria”, simplemente se guarda silencio y no se explica por qué las minorías de jóvenes privilegiados, quienes pueden pagar cerca de tres salarios mínimos mensuales de multa, no deben cumplir con esa obligación de defensa.
Incoherente en el discurso, pero plenamente coherente en la práctica neoliberal. En un país donde la trasnacional Telefónica tiene el privilegio de esquilmar a todos los peruanos 5 mil millones de soles vía no pago de multas e impuestos, recibiendo encima el premio de la renovación del contrato por 19 años sin pagar un sol, “pagando” con inversiones futuras en su propio negocio, ¿no es lo más coherente que los hijos de los ejecutivos de Telefónica también tengan el privilegio de que no sea obligatorio para ellos un servicio militar que sí lo es para la mayoría de los hijos de peruanos?
¿Y dónde están los argumentadores de la “defensa de la Patria” para intentar legitimar el servicio militar obligatorio clasista cuando se firman contratos vende Patria como el de Telefónica?
Después de que llevan años gastando millones para meter en la cabeza de los peruanos que el Perú no es una Patria, sino una “Marca” comercial (que ellos administran por supuesto), ahora, de pronto y en la desesperación ante el rechazo de los jóvenes al clasismo discriminatorio del servicio militar, hablan de “Patria”, ¿y esperan que se les crea?
Después que llevan dos décadas argumentando que lo “responsable”, lo "no populista", de una economía de gobierno es no tener nunca recursos para garantizar derechos laborales, a salud, educación, seguridad de la población, pero sí para fomentar las millonarias utilidades de los grandes negocios; décadas diciendo que el estado “no debe intervenir” para garantizar esos derechos a su población, ahora, de un día para otro, resulta que el estado sí debe intervenir para que los jóvenes pobres sean los únicos obligados por ese mismo estado a dejar dos años de sus vidas encerrados en cuarteles militares y, quién sabe, tal vez hasta les toque salir a matar a otros pobres, como en el “Baguazo” o en "Conga".
¿Y encima deben estar contentos?
Ricardo Jimenez A
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