09-08-2013
Mario Hernandez (MH): Ya está con nosotros Guillermo Almeyra. En la
última comunicación que tuvimos hace un par de semanas habíamos introducido al
tema del fortalecimiento de la extrema derecha en Europa con una serie de
situaciones que se habían presentado, particularmente en Francia con los
gitanos, pero que se replican en la República Checa donde en menos de un año
son tres los gitanos muertos como consecuencia de agresiones violentas.
También he estado leyendo las
declaraciones del vicepremier y ministro de Finanzas japonés, Taro Aso, quien
pidió respecto de la reforma de la Constitución japonesa, que se busque
inspiración incluso en la Alemania nazi.
-En Estonia se reunieron veteranos de
la división estonia de la Waffen SS y el ministro de Defensa, les dirigió un
mensaje de respaldo a los miembros de la “Alianza de combatientes por la
libertad de Estonia” que lucharon por “preservar Estonia del comunismo”. ¿Qué
opinás de estos hechos?
-Guillermo Almeyra (GA): Hace rato que se viene dando una campaña,
incluso oficial, de revisionismo histórico que pretende blanquear al fascismo y
al nazismo. En Italia, por ejemplo, llegaron a desfilar juntos los partisanos
que lucharon contra Mussolini con los ex combatientes fascistas, bajo el lema
somos todos italianos, nacionalistas, etc. La reconstitución nacional, la idea
de la unidad nacional.
Por otro lado, la política del gran
capital de concentración brutal del poder y la riqueza, excluye cada vez más la
posibilidad de conquistas y espacios democráticos. El electorado no cuenta para
nada. El pueblo griego puede decidir lo que quiera pero se le impone el diktat del
gran capital europeo y así sucesivamente.
EE. UU. llega a anular el derecho a la
privacidad de la correspondencia que formaba parte de la libertad de expresión.
Hay una campaña brutal contra los
derechos, por consiguiente, ante el derrumbe del orden oficial, surgen dos
polos que piden otro orden. Por un lado, los que piden un orden no capitalista,
un orden justo, por otro, los que piden el orden del cementerio, del dominio
militar, el orden nazi, del racismo. Se fomenta de nuevo el racismo, el
militarismo y las ideas totalitarias como en los años ’30 por razones
similares. Es un ocaso de la democracia oficial ante el hecho que cada uno
tiene que imponer su propio margen de acción. Entonces, está el racismo brutal,
parlamentarios que osan decirle a una ministra italiana que nació en el Congo
que es un orangután. Los fascistas lo dicen abiertamente y no les pasa nada
aunque sean miembros del Parlamento.
Aparecen los fascismos de todo tipo,
las tendencias totalitarias, una expresión larvada de guerra civil. Esta es una
evolución del capitalismo.
-MH: A la guerra civil ha convocado un
partido de la derecha italiana si encarcelan a Berlusconi.
-GA: Nada
menos que en defensa de un tipo que prostituye menores y defrauda al fisco.
Guerra civil para defender eso. Es un fin de régimen donde el Estado se pone
cada vez más como un instrumento de opresión y se restringen las libertades
democráticas, donde cada uno asegura su margen de maniobra con la fuerza. Se
parece al Medioevo cuando los grandes señores se amurallaban dentro de su
castillo y tenían ejércitos privados. Ahora, los sectores vulnerados de las
clases medias y de los burgueses nacionales débiles de determinados países,
largan sus perros fascistas y nazis contra la idea de solidaridad, de
sindicato, incluso de reformar el capitalismo porque a los que lo plantean los
consideran peligrosos, como pasó en Noruega, donde un tipo fue a matar a
jóvenes socialdemócratas en un campamento de verano.
El Islam ha unido lo que en Europa se
separó durante el Renacimiento
-MH: Me quedó dando vueltas en la
cabeza el tema de los musulmanes que también abordamos hace dos semanas. En EE.
UU., el pastor Terry Jones ha estado organizando quemas públicas de El
Corán acusándolo de “asesinato, violación y de ser responsable de
actividades terroristas en todo el mundo”. Para este año, ha anunciado que el
11 de setiembre volverá a destruir ejemplares, ahora en número de 2998, el
mismo de las víctimas que, según él, murieron en el atentado a las Torres
Gemelas “a manos de islamistas radicales”.
-GA: Es un provocador, pero en este caso aparece de
nuevo el miedo y el temor hacia el Islam porque al igual que todas las
religiones semíticas no diferencia entre la religión y la ley. La ley es
religiosa. Israel, por ejemplo, no tiene Constitución, se rige por las leyes
religiosas. Se es ciudadano porque se es hijo de madre judía, no por otras
razones.
El Islam ha unido lo que en Europa se
separó durante el Renacimiento. Al mismo tiempo que habla de comunidad
religiosa, también lo hace de nación. La Nación es religiosa, lo que hace que
aparezca como un monolito frente a un mundo que se está resquebrajando. Por eso
hay un miedo muy grande al Islam desde siempre, porque fue la base de nuestra
cultura. Si se conocen los griegos fue por los árabes, si avanzó la ciencia fue
por los científicos árabes del 1100, 1200, 1300. Sobre todo, es el temor al
otro, al otro que resiste y no quiere tener el modo de vida occidental. El
temor a los salafistas, a los grupos más exasperados, más ultras del Islam, es
un pretexto, en realidad, le tienen miedo a la comunidad musulmana. Le tienen
mucho más miedo a la “primavera árabe”, a la movilización de los árabes, aunque
la mayoría que lo hacen sean laicos y no planteen un Estado teocrático. Son
terroristas, aunque en su momento los hayan utilizado. Bin Laden era un hombre
organizado por la CIA, los talibanes estaban pagados por la CIA. A esos los
pueden manejar, lo que no pueden manejar es un sentimiento nacional que rechaza
un concepto entero de civilización.
Rebelión ha publicado este artículo
con el permiso del autor mediante una licencia de
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