Por: José
Andrés Rojo | 04 de julio de 2013
Fuera de
lugar (Acuarela & Antonio Machado)
está lleno de filósofos y de profesores de filosofía. El libro reúne las entrevistas que Amador Fernández-Savater fue
publicando en el diario Público entre finales de 2008 y
mediados de 2011, salvo alguna excepción, y las ofrece en un formato más
generoso y con un añadido: cada uno de los elegidos escribe un folio o un par
de folios para comentar o valorar o actualizar lo que dijo en su día. El libro
está atravesado por las resonancias que produjo el 15-M, pero admite una
lectura al margen de estas coordenadas. En cualquier caso, la crisis que padecemos es su centro de gravedad y, por
así decirlo, la invitación es a tomársela como una oportunidad: para cambiar
hábitos, conquistar espacios diferentes, repensar viejos tópicos ya oxidados.
¿En qué
piensan, pues, los filósofos que convocó Amador Fernández-Savater? ¿Cómo se le
ocurrió citar a esta gente que tan poco entusiasmo despierta en nuestros días?
Los arrinconan en los planes de estudio, tiran la filosofía al estercolero como
una sustancia rancia que sirve de poco, ya nadie les da crédito. ¿Entonces?
Peter Pál Pelbart (en la imagen) es profesor en la Universidad Católica de Sao
Paulo y coordinador de una compañía teatral con pacientes psiquiátricos. Y,
claro, es filósofo. Cita a Gilles Deleuze: "El hecho moderno es que ya no
creemos en este mundo. Ni siquiera en los acontecimientos que nos suceden, el
amor, la muerte, como si nos concernieran apenas por la mitad". No está
mal para empezar. "Yo veo tantos saltos, desajustes, agujeros, huidas,
tantos movimientos y parálisis, velocidades y lentitudes, gritos, incluso
derrumbes, colapsos, catatonias…", comenta poco después Peter Pál Pelbart, y tiene razón.
Esta crisis, que es económica y política e institucional, es por otro lado
emocional y afectiva. Conviene abordarla también como tal. Peter Pál Pelbart
recurre a Deleuze para ver qué nos está pasando (como antes ha tirado de
Nietzsche) porque cree que el filósofo francés supo desordenar "las cartas
de nuestro abanico afectivo". Y se sirve de un viejo texto que dedicó a
Beckett donde distinguía entre cansancio y agotamiento. "El cansado
descansa para recuperar sus fuerzas y volver a trabajar, según una dialéctica
interna del trabajo y a su lógica. El agotado, en cambio, es aquel que agotó
los posibles, que agotó el mundo y se agotó a sí mismo", explica Peter Pál Pelbart. Está pensando en la caída del
Muro de Berlín: "Era un momento en que se tenía la impresión de que todos
los posibles se habían intentado, se habían agotado y se estaba en una
imposibilidad. El agotamiento significa que el repertorio de los posibles que
teníamos almacenado se vacía, lo abandonamos, lo desertamos". Así que hoy
estamos "vacíos frente al mundo". Se ha agotado una época. Pero no
debemos atrincherarnos: todo está abierto.
Amador Fernández-Savater dice en el prólogo que su propósito, al iniciar la
serie, era atender a la emergencia de "nuevas politizaciones
enigmáticas" y que quería dibujar mapas conceptuales diferentes con los
que leer "otras señales de la realidad". No tiene mucho sentido dar
una larga relación de las personas a las que frecuentó para conquistar sus
objetivos. Baste decir que en Fuera de lugar aparece el
pensamiento heterodoxo y siempre estimulante del ya desaparecido Ramón
Fernández Durán, uno de los impulsores de Ecologistas en Acción, y las
oportunas observaciones de un científico como Antonio Lafuente, investigador
del CSIC. Y que, ya se dijo, hay un montón de filósofos y profesores de
filosofía: Etienne Balibar, Frederic Neyrat, Santiago López Petit, Concha
Fernández Martorell, Luis Navarro, Jacues Rànciere… Y otros muchos, claro:
periodistas, psiquiatras, juristas, investigadores. Hay cosas más interesantes
que otras, como ocurre en cualquier propuesta que recoja voces diferentes.
El caso es que no está de más que Peter Pál Pelbart vuelva a Deleuze para
ejercitar ese diagnóstico: estamos agotados, urge sacudirse las telarañas del
pensamiento, hace falta ponerse a caminar. Simpatizar con el mundo, sugiere
Peter Pál Pelbart, con su fuerza, con su devenir. Por eso, quizá, cuando habla
con Amador Fernández-Savater tira también de Agamben y
Bergson: "La conclusión de Agamben es la siguiente: 'La gran filosofía de
este siglo sombrío, que empezó por la angustia, terminó con la alegría'. (…)
…no hay lugar en Bergson para la angustia humana, solo para la serenidad".
Ya lo saben, por si les viene bien.
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