PUBLICADO POR ACUARELA ON LUNES, 6 DE
MAYO DE 2013
Ficciones
Ficciones son las imágenes y narrativas a través de las cuales
cuestionamos los estereotipos que nos clavan en lo que hay y aprendemos de
nuevo a ver. Si los estereotipos son imágenes obvias que lo dicen todo y donde
no hay nada que añadir, las ficciones por el contrario requieren (necesitan y
solicitan) nuestra implicación activa para encontrar usos y sentidos. Nos dan
qué pensar y nos dejan espacio para ver. Son los encantamientos que nos liberan
de los hechizos.
Georges Didi-Huberman
Jacques Rancière
Leónidas Martín Saura
Reinaldo Laddaga
Wu Ming 4
Fuera de Lugar. Conversaciones entre crisis y
transformación
Entrevista con Wu Ming
4, por Amador Fernández-Savater y Javier Lucini
En Estrella del alba,
la novela de Wu Ming 4 que ha publicado recientemente Acuarela Libros, los cuatro personajes principales son escritores y han luchado como
soldados, en las arenas del desierto árabe o las trincheras de la primera
Guerra Mundial. Sus nombres son bien conocidos: T.E. Lawrence (o Lawrence de
Arabia), J.R.R. Tolkien, Robert Graves y C.S. Lewis. Entre diferentes flashbacksbélicos,
Wu Ming 4 novela sus encuentros y desencuentros en el Oxford de 1919.
Si Tolkien, Graves y
Lewis se preguntan cómo seguir escribiendo después de vivir desde dentro la gran carnicería, Lawrence se dispone a
escribir por su lado la historia de la revuelta árabe, que es al mismo tiempo
la historia de sus hazañas. Pero no es tarea fácil, mil dudas le atraviesan
como flechas. No quiere escribir una crónica fría de los hechos, sino encontrar
el lenguaje para convertir la experiencia en una historia inspiradora: un mito.
Pero para alcanzar una palabra creíble debe guerrear primero consigo mismo,
afrontar sus propias ambigüedades y claroscuros.
Teniendo en cuenta que
el autor de la novela forma parte desde hace años de un colectivo de
escritores y activistas organizados
en torno a la confianza incondicional en la fuerza transformadora de las
historias, podemos leer (también) Estrella del alba como una (auto)reflexión sobre las
relaciones entre escritura, mito y acción, como una pregunta incluso sobre el
mismo significado de una escritura política.
¿Cómo contar un
movimiento colectivo y anónimo de transformación? Apenas hemos visto aparecer,
en torno al 15-M, nuevos modos de (d)escribir la acción política, siguen
predominando los formatos codificados, como por ejemplo el análisis más o menos
pedagógico, el texto de agitación más o menos propagandístico o el canto lírico
más o menos idealista. Las dudas de Lawrence siguen siendo aún las nuestras,
interrogamos a Wu Ming 4 desde ahí.
¿Cómo fue tu encuentro
con las obras de los cuatro autores protagonistas de Estrella del Alba? ¿Cómo surge la idea de ficcionar
sus encuentros como trama de una historia? ¿Qué problemas y cuestiones te
permitía plantear?
WM4. Conocí a los cuatro
autores protagonistas de Estrella del Alba a lo largo de los años, pero la idea
de hacer que “se encontraran” en una novela la concebí en un cierto momento muy
concreto, a mediados de la última década. Me di cuenta de que la figura ambigua
y controvertida de Lawrence de Arabia encerraba en sí misma todas las
contradicciones del héroe. Al situar a Lawrence en el centro era posible contar
esas contradicciones, reflexionar narrativamente sobre ellas, utilizando como
“observadores” a otros escritores importantes de su generación. Robert Graves
fue en el mundo real un gran amigo suyo, mientras que J.R.R. Tolkien y
C.S. Lewis se encontraban en Oxford en aquel mismo periodo. La
coincidencia era perfecta. Cualquiera de estos tres podía encarnar un punto de
vista sobre Lawrence y, por tanto, sobre el héroe histórico y mítico.
Al comienzo de la
novela, nos encontramos a Lawrence preguntándose de qué sirve escribir la
historia de la revuelta si los árabes siguen luchando por su independencia,
ahora contra los ingleses, sus antiguos aliados. ¿No sería mejor volver al
frente y entrar de nuevo en acción? Graves le responde: “estás escribiendo la
historia de la revuelta. Eso también es combatir”. ¿En qué sentido piensas que
la escritura es o puede ser la continuación de la política por otros medios? Es
decir, ¿qué aporta la escritura a la acción?
WM4. En ese caso concreto
Lawrence contó la historia de la Revuelta Árabe (1916-1918) para mostrar lo que
la guerrilla de los beduinos había aportado a la victoria inglesa sobre el
imperio otomano. Como la historia la escriben siempre los vencedores, el hecho
de que en ese caso el vencedor fuera un oficial inglés amigo de los árabes
representó un obstáculo a la marginalización de las tribus terminada la guerra.
Por lo menos Lawrence trató de obstaculizarla actuando narrativamente. Sin
embargo, al escribir Los Siete Pilares de la Sabiduría Lawrence hizo algo más: escribió un
moderno manual de guerrilla, el primero del siglo XX. Un manual narrativo que
representa aún hoy uno de los momentos de reflexión más avanzados sobre la
guerra irregular, entendida también como metáfora política. La
escritura no podrá nunca sustituir a la acción, pero puede inspirarla, ayudarla
y, sobre todo, narrarla, dándole así una consistencia mítica, o sea perdurable.
Porque los gestos pasan, pero las historias quedan.
C.S. Lewis asiste en
el libro a una clase de traducción del profesor Murray en la que reflexionan
sobre las palabras iniciales de la Poética de Aristóteles. “Hablaremos del hacer en sí y de sus especies, de la potencia propia de cada
una, y de cómo es preciso construir los mitos si se quiere que el hacer resulte bien”. Tolkien escribió el poema Mythopoeia como respuesta a una pregunta de C.S. Lewis en la que se cuestionaba si los escritores de cuentos
no se dedicaban a “dorar mentiras”, viniendo a ser los mitos “sólo mentiras
susurradas a través de plata”. Para escribir su historia, Lawrence se acerca a
los poetas de Oxford: a través de Graves conoce a Sassoon, Blunden o Masefield.
¿Qué está buscando? Es decir, en general y más allá de Lawrence, ¿por qué la
poesía, el mito? ¿Qué relación tienen con la verdad?
WM4. Una de las pocas
cosas que unen a los autores protagonistas de Estrella del Alba es que creían en la verdad de la
poesía y el mito. Creían que la poesía y la mitología podían aprehender
aspectos parciales de la verdad sobre la naturaleza humana, sobre la vida,
sobre el bien y sobre el mal. Ninguno de ellos afirmaba de forma fideísta: “Esta
es la verdad” (si bien C.S. Lewis, en edad madura, estuvo demasiado cerca de
hacerlo, y eso marcó su gran limitación con respecto a los otros), sino que
sentían que los grandes autores y mitopoetas del pasado habían sabido contar
algo universal. Algo que hablaba todavía a la humanidad acerca de sí misma.
Frente a la ironía modernista que negaba la posibilidad de aspirar a tanto,
aquellos autores fueron a contracorriente e intentaron aún la vía de la
mitopoiesis.
El espectáculo teatral
de Lowell Thomas (que aparece al comienzo de la novela) ha convertido a
Lawrence en una leyenda, pero de cartón piedra. Algo muy similar a lo que el
colectivo Wu Ming llama un “mito tecnificado”. ¿Qué es un mito
tecnificado?
WM4. El mito tecnificado
es un instrumento de poder. Es una historia originariamente producida y
compartida por una colectividad, que es capturada por un aparato de poder,
transformada en base a exigencias apologéticas y cristalizada, petrificada por
quienes la custodian. Un ejemplo de ello puede ser el mito de la revolución
proletaria en la Unión Soviética estalinista. O el redescubrimiento filológico
del folklore germánico que se transforma en mito de la raza y Kulturkampfen
el Tercer Reich hitleriano.
En un libro reciente, el filósofo Alain Badiou habla
de la “importancia decisiva de los nombres propios en toda secuencia de la
política revolucionaria, desde Espartaco a Müntzer pasando por Blanqui y Lenin.
Cada uno de ellos simboliza históricamente, en la forma de un individuo, la
acción anónima de millones de insurrectos”. Pero el precio a pagar es muy alto:
Lawrence vive crucificado en su imagen de héroe (y un héroe, como le explica Nancy Nicholson a su marido Robert Graves, “no tiene amigos, sólo admiradores y
amantes”). ¿Es ese peso el que lleva a Lawrence a decir en algún momento a
alguien “mi nombre se ha convertido en algo condenadamente incómodo, olvídelo”?
¿Son necesarios esos nombres propios para representar (simbolizar, transmitir y
contagiar con fuerza) la lucha colectiva? ¿Alguien tiene que pagar necesariamente
con su vida personal el precio que exige la Historia?
WM4. Un nombre propio
puede siempre convertirse en un nombre colectivo. Quizás sea precisamente esto
lo que permite mantener abierto el margen de su uso: el hecho de que el nombre
se convierta en una especie de firma/icono múltiple. Sin embargo, el nombre
como apelativo del héroe puede acabar siendo un pesado lastre, como en el caso
de Lawrence. El héroe en cuanto tal es siempre símbolo de la colectividad y al
mismo tiempo está separado de ella. Es una figura ambigua, amado por todos,
conocido por nadie (es verdad, este es uno de los temas de Estrella
del Alba). Lo cual vale tanto más en el caso de Lawrence, que fue
la primera pop star contemporánea. Por lo que respecta al
“precio que exige la Historia”, no creo que nadie pueda establecerlo. Es verdad
que la ética del coraje heroico prevé que el héroe muera en el ejercicio de sus
funciones, es decir en batalla, en acción, salvando a la colectividad, pero
precisamente el ejemplo de Lawrence y la reflexión de un autor como Tolkien
demuestran que existe una posibilidad de vida post-heroica. En este segundo
momento, el héroe se convierte en narrador de sí mismo y deja la propia
historia en herencia a los que vengan más tarde.
El sinólogo François Jullien explica que la cultura china carece de mitología porque entiende que las
transformaciones son procesos siempre subterráneos y silenciosos que se pueden
cuidar y cultivar, pero no catalizar ni guiar. No hay relato mítico porque no
hay héroe-conductor ni acontecimiento decisivo, sino proceso anónimo. En un
sentido tal vez parecido, Lawrence confiesa en determinado momento de la
novela: “en realidad las cosas ocurren, nosotros sólo podemos hacer todo lo
posible por no caernos de la silla”. Y Tolkien advierte sobre los peligros de
creerse “Turambar,
Amo del destino”. ¿Cómo conciliar entonces la épica con la revuelta? ¿Cómo
narrar (políticamente) lo no excepcional?
WM4. En la antigüedad
pagana, el pecado del héroe trágico era la “hybris”,
es decir, el hecho de creerse liberado de toda ley, de todo deber de
reconocimiento, dueño del propio destino. Era un insulto hacia los dioses, que
generalmente castigaban al héroe con algún terrible suplicio. La frase que
citas proviene realmente de una carta de Lawrence a un amigo escritor en 1930
(y que yo he fechado diez años antes). Es una especie de contramelodía, o
visión crítica, de la propia obra Los Siete Pilares de la Sabiduría.
En aquella obra Lawrence se describe a sí mismo como la inteligencia y el motor
de la revuelta árabe, poniéndose siempre en el centro de todo. Sin embargo, en
la carta, en un momento de intimidad, fuera de la construcción del propio mito,
Lawrence habla con franqueza: dice que en realidad él solo lo ha hecho lo mejor
que ha podido y más que conducir la marea ha tratado de cabalgarla sin perder
el equilibrio. Siempre tenemos que conservar la conciencia de que no todo
depende de nosotros. Navegamos en un océano, entre corrientes, tifones y
bonanzas que impactan inevitablemente contra las rutas que trazamos. Ni somos
los dueños absolutos de nuestro destino ni los movimientos de revuelta pueden
serlo de los destinos colectivos. Hay alquimias que se nos escaparán siempre.
Además lo excepcional y lo ordinario se entremezclan. Dentro de un evento
excepcional siempre están también nuestras historias ordinarias y no es posible
contar solo el uno o el otro de estos dos momentos. Se dan juntos.
“Espero que logre
volcar en las páginas sus contradicciones. Resultaría una obra muy
interesante”, le dice Nancy Nicholson a Lawrence. Las historias que se escriben
con las contradicciones y los claroscuros de la vida son efectivamente bien
interesantes, pero ¿pueden ser un mito, galvanizador de voluntades, llamada a
la acción? ¿Cómo ha evolucionado la mitopoiesis de Wu Ming ?
WM4. Al estudiar el
concepto de “mito tecnificado” elaborado por el mitólogo italiano Furio Jesi
(1941-1980) hemos afinado nuestro discurso sobre la mitopoiesis. Los mitos se
utilizan a conciencia, o manteniendo siempre abierto el margen de la alegoría,
sin la pretensión de cerrarla, de hacer que mito y realidad sean perfectamente
coincidentes. Es un problema también literario, obviamente. Mientras se narra
una historia se reflexiona también sobre el hecho de narrar historias,
indagando en los límites; se trata de estar dentro de la narración sin dejarse
determinar en exceso por ella pero sin pretender tampoco dominarla. En suma,
frente a los mitos conviene tener una actitud que no sea ni escéptica ni
fideísta, sino crítica, dialéctica. Y claro, se antoja mucho más difícil crear
mitos de revuelta basándose en las contradicciones y en los claroscuros. La
revuelta parece necesitar de narraciones heroicas puras y simples. ¿Puede
existir una figura heroica más parecida a nosotros, comunes mortales, con
nuestra carga de contradicciones, miedos y titubeos? Según Tolkien, por
ejemplo, sí. Su respuesta literaria son los Hobbits. Hombres comunes que son
capaces de responder a la llamada de la acción porque carecen precisamente de
toda prosopopeya heroica. Y sin embargo son héroes a todos los efectos, también
(y acaso justamente por eso) porque tienen bien presente que el fracaso es
posible. Héroes en la Tierra Media y héroes en nuestro imaginario
contemporáneo. Por lo tanto, quizás tenga sentido trabajar en esta dirección.
Otro de los
personajes, C.S. Lewis, quiere desmontar el mito de Lawrence, ver qué hay
detrás, así que investiga su vida privada. Su gesto recuerda el del pensamiento
crítico: sospechar de las apariencias e interrogarlas hasta hacerles confesar
la verdad. Desmitificación contra Poética. ¿Se podría hablar de una tensión, en
el seno del pensamiento crítico, entre el discurso que contrapone los hechos a
los mitos (representado aquí por Lewis) y otro discurso que busca más bien
redefinir y redescribir (poéticamente) los datos de la realidad (Lawrence)?
WM4. Exactamente. El
encuentro -del todo imaginario- entre Lewis y Lawrence enEstrella del Alba es precisamente esto. El personaje de
Lewis encarna un cierto tipo de críticos que consideran a Lawrence un fanfarrón
y un mitómano. Y en efecto, Lawrence fue tanto mitómano como mitopoeta, por lo
que solo uniendo todos los puntos de vista es posible comprender algo de su
personaje. Lewis representa evidentemente el enfoque racionalista y
demistificador de los mitos. Pero al final lo único que sucederá es que acaba
rindiéndose a la evidencia de que una parte de sí mismo no es racional, de que
existe el inconsciente y la felicidad pasa también a través de la aceptación de
sí, de los propios puntos débiles. Y sobre todo, que la imaginación y la
fantasía nos ayudan a vivir.
Tolkien, Graves y
Lewis, huyendo del horror de las trincheras, encontrarían salida finalmente en
la fantasía (en el caso de Graves en la mitología clásica). En más de una
ocasión se les acusaría por ello de escapismo, de huida de la realidad. Ursula
K. Le Guin habla de la “profunda desconfianza puritana por la fantasía de
quienes confunden la fantasía, que en sentido psicológico es una facultad
universal y esencial de la mente humana, con el infantilismo y la regresión
patológica”. Y Tolkien, en su ensayo “Sobre los cuentos de hadas”, responde a esta
cuestión de la Evasión y el Consuelo con estas reflexiones: “He alegado que la
Evasión es una de las principales funciones de los cuentos de hadas y, puesto
que no los desapruebo, está claro que no acepto el tono peyorativo o
condescendiente con el que tan a menudo se emplea hoy en día el término
Evasión… ¿Por qué ha de
despreciarse a la persona que, estando en prisión, intenta fugarse y regresar a
casa? Y en caso de no lograrlo, ¿por qué ha de despreciársela si piensa y habla
de otros temas que no sean carceleros y rejas? El mundo exterior no ha dejado
de ser real porque el prisionero no pueda verlo. Los críticos han elegido una
palabra inapropiada cuando utilizan el término Evasión de la forma en que lo
hacen; y lo que es peor, están confundiendo… la Evasión del prisionero con la
huida del desertor”.
¿Qué opinión te merece
este rechazo de la fantasía como evasión e infantilismo, aún muy presente en
los ámbitos “críticos”? ¿En qué puntos se cruzan los caminos de escritura que
tomaron los cuatro autores protagonistas de Estrella del alba?
WM4. Las palabras de
Tolkien en su famoso ensayo están entre las más eficaces que se han escrito
sobre este tema. Evadirse no significa desertar. Imaginar un mundo fantástico
no significa rechazar el mundo real en el que se vive, sino que por el
contrario bien podría ser la actitud necesaria para intentar cambiarlo de
arriba a abajo. Criticar el ejercicio de la fantasía en literatura no tiene más
sentido que criticar el uso de las piernas para caminar. Fantasear forma parte
de la naturaleza humana, y si nadie lo hubiera hecho nunca probablemente
viviríamos aún en los árboles. Añado que conservar un poco de la sana maravilla
infantil ante una buena historia es una cualidad que pocos autores tienen.
Lo que es seguro es
que los cuatro autores protagonistas de Estrella del alba la tenían. Si creían en el poder de las
historias quizá fuera también por esta razón. Creían que las historias podrían
servir para hacer cosas. Y en ciertos casos hasta para hacer que se hagan las
cosas justas.
Traducción del
italiano: Álvaro García-Ormaechea
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