La crisis y cambios en la arquitectura económica
mundial
23-10-2013
Pese a que los líderes del senado
estadounidense hayan declarado “haber alcanzado un acuerdo para poner fin al
cierre del gobierno”, elevando nuevamente el astronómico techo de la deuda
calculada en 16,7 billones de dólares, las consecuencias de la crisis estructural
del capitalismo en Estados Unidos ya comienzan a verse y marcan, si lugar a
dudas, un cambio de época para el mundo.
Según el nuevo plan del senado estadounidense, esta nueva “moratoria” debería prolongar el límite de la deuda federal y mantener el Gobierno “abierto” para proporcionar su financiación hasta el 15 de enero del próximo año, dando tiempo a que el Congreso inicie un debate sobre cómo “reducir aún más el gasto público que permita acabar con el déficit fiscal de ese país” [1], lo que terminará por prolongar aún más la agonía del pueblo estadounidense, mientras la carroñera plutocracia de ese país aprovechará un año más para continuar usurpando los fondos públicos para hacer frente a la verdadera razón de la crisis capitalista: que es producto de la taza decreciente de ganancia del gran capital, la especulación financiera y la sobreproducción de mercancías que no logra conseguir mercados para su consumo.
Según el nuevo plan del senado estadounidense, esta nueva “moratoria” debería prolongar el límite de la deuda federal y mantener el Gobierno “abierto” para proporcionar su financiación hasta el 15 de enero del próximo año, dando tiempo a que el Congreso inicie un debate sobre cómo “reducir aún más el gasto público que permita acabar con el déficit fiscal de ese país” [1], lo que terminará por prolongar aún más la agonía del pueblo estadounidense, mientras la carroñera plutocracia de ese país aprovechará un año más para continuar usurpando los fondos públicos para hacer frente a la verdadera razón de la crisis capitalista: que es producto de la taza decreciente de ganancia del gran capital, la especulación financiera y la sobreproducción de mercancías que no logra conseguir mercados para su consumo.
Resultan,
por menos decir, impresionantes la mayoría de las informaciones, los comentarios
y análisis que surgen de muchas partes del mundo a razón de la crisis
estructural que hoy enfrenta el sistema capitalista especialmente en Estados
Unidos (EE.UU.). Todas estas noticias resultan muy alentadoras para quienes
creemos que otro mundo es posible y urgente para salvar la humanidad.
Llama
la atención el hecho particular que sean las mismas reconocidas personalidades
vinculadas a la defensa del sistema capitalista quienes se han ocupado en
advertir sobre las consecuencias catastróficas del “Armagedón financiero” y la
recesión que para el mundo ha traído el “default” estadounidense. Otros,
incluso, prefieren definir esta situación como el colapso total del sistema
económico en EE.UU. que sólo se mantiene por el “milagro de la comprensión” que
poseen el resto de los países del centro capitalista de estar atados a ese
país. Pues, de llegar a caer EE.UU., todos caerían tras él.
Expertos
de las reconocidas bancas financieras como el Goldman Sachs, IHS y BNP Paribas
esperan que el Tesoro de EE.UU ahorre significativamente dinero a costa de los
contribuyentes para pagar los intereses y amortizar la deuda del país, pero
añaden que “la reducción será tan grande que conducirá a Estados Unidos a la
recesión". Al tiempo que el economista jefe de la otra prestigiosa firma
financiera estadounidense JP Morgan, Michael Feroli, considera que la capacidad
del Gobierno de evitar el 'default' no significa que la economía pueda evitar
una recesión. "En el primer caso, tendríamos una crisis financiera,
mientras en el segundo caso tendríamos una recesión" [2].
Las
últimas administraciones estadounidenses desde Ronald Reagan (1911-2004), al
igual que todos los gobiernos de la Unión Europea, luego de los tratados de
Maastricht (1992), han lanzado un búmeran que regresa con mucho más fuerza
contra sus propios rostros. Las recetas neoliberales de privatizaciones de los
sistemas públicos de salud y educación, los recortes salariales, la
flexibilización laboral, el aumento en los años de jubilación, reducción del
Estado, etc., han generado una verdadera crisis humanitaria en los países del
Norte desarrollado, escenarios que antes era sólo creíble en países africanos,
en Latinoamérica y Asia. Estas erradas políticas económicas han repercutido en
acrecentar los índices de desempleo donde sobresalen países como España 26%,
Grecia 27%, Portugal 16% y Estados Unidos con 7,3% [3] -grandes tazas de
desempleo comparables a las épocas de las postguerras mundiales- y ahondado más
la brecha de la sobreproducción de mercancías y falta mercados (pueblos) que
puedan consumirlas, lo que a su vez repercute en la desaceleración de todas las
economías interrelacionada en nuestro mundo globalizado.
¿Qué
hará EE.UU. para mantener activo el aparato productivo interno cuando el
desempleo, el subempleo y la reducción de los salarios han hecho trizas la
capacidad adquisitiva de los trabajadores estadounidenses? ¿Podrá EE.UU.
únicamente depender del Complejo Militar Industrial y el mercado de la guerra
para sus fines económicos y hegemónicos? ¿Cómo resolverá su competencia con
China en los colapsados mercados mundiales donde el gigante asiático ha sabido
jugar y conquistar mercados sin la intervención, la prepotencia y arrogancia
que caracteriza la política exterior de EE.UU.?
Quienes
hoy promueven en el gobierno más políticas neoliberales de recortes salariales,
flexibilización laboral y recortes en la asistencia pública (particularmente el
fin del programa de asistencia de salud Medi-care) para intentar hacer
atractiva la tasa de plusvalía de los trabajadores estadounidense (tasa de
explotación), comparable a los niveles del trabajador chino, están
profundizando el desastre económico del país y generando las condiciones de una
explosión social en Estados Unidos.
Bien
lo resume el reconocido escritor y periodista estadounidense David Brooks en
uno de sus últimos escritos titulado “La pesadilla del sueño americano” cuando
dice: “los saldos del neoliberalismo al estilo estadunidense se resumen
rápidamente así: nunca desde antes de la gran depresión los ricos han
concentrado tanta riqueza mientras todos los demás –a pesar de que su
productividad se ha incrementado 40 por ciento desde 1979– se han mantenido, en
el mejor de los casos, igual, pero en muchos rubros peor, que hace 30 años,
cuando primero se aplicaron las formulas clásicas neoliberales [4].
En
el mismo escrito Brooks también cita al economista y premio Nobel Joseph
Stiglitz, cuando este señala que “95 por ciento de los beneficios económicos
logrados entre 2009 y 2012 se canalizaron al 1 por ciento más rico del país.
Ese 1 por ciento hoy día capta más de una quinta parte del ingreso nacional.
Stiglitz concluye: nos hemos convertido en el país avanzado con el nivel más
alto de desigualdad, con la brecha más amplia entre ricos y pobres”.
China
en el dilema
La
República Popular China -considerada por los halcones imperiales como la
verdadera y mayor “amenaza” para la hegemonía de EE.UU.- ha venido tomando sus
precauciones al respecto revirtiendo el rumbo de su economía fortaleciendo el
consumo interno para hacer frente a esta realidad mundial que desde el 2008 la
afecta con mucha fuerza.
Todos
los datos económicos del gigante chino denotan un acelerado impulso del
gobierno chino al crecimiento interno con grandes inversiones sociales y gastos
en obras civiles, permitiendo la revaluación del yuan para elevar la capacidad
adquisitiva del pueblo chino, lo que ha permitido un inesperado crecimiento
económico en China de 7,8% pese a crisis de su mayor socio EE.UU. [5]
Por
otra parte, China se mueve aceleradamente para inducir un cambio de la
arquitectura económica mundial mucho más trascendental. Los últimos movimientos
económicos de China parecen denotar un inusitado interés por despojarse de las
ataduras de EE.UU., para no seguir financiando aquella quebrada economía a
costa del sacrificio chino. Para julio de este año China acumuló 1,28 billones
de dólares en títulos del Tesoro de EE.UU, al tiempo que las reservas
internacionales de China alcanzaron el pasado año 3,3 billones de dólares, el
doble de la reserva global del Oro, ocupado el primer lugar del mundo, seguida
de Japón, Arabia Saudí, Rusia [6]. Pero de estas reservas sólo un 2% están en
Oro.
Obligados
por la realidad que la amenaza y los últimos acontecimientos que golpea la
economía del gigante asiático, los cambios se están produciendo. China, que es
también uno de los mayores productores mundiales de Oro, está importando una
cantidad enorme de oro de otras naciones. La analista de ‘Bullion Bulls
Canada’, Jeff Nielson, plantea que China probablemente haya podido aumentar sus
reservas oficiales de oro hasta las 4.000 toneladas, cifra bastante superior a
las 1.054 que afirma tener desde el año 2008 [7]. Mientras muchos analistas
estiman que China planea eventualmente respaldar el yuan con Oro como
alternativa al dólar estadounidense.
Mientras
China respalda su moneda actúa con otros actores mundiales. El Banco Popular de
China y el Banco Central Europeo han llegado a un acuerdo para desplazar al
dólar como moneda de transacción mutua. “Los dos bancos acordaron un
intercambio directo de activos equivalentes a 56.000 millones de dólares en el
yuan por un respectivo valor de 60.800 millones de dólares en el euro” [8]. Por
otra parte, China continúa aumentando sus relaciones comerciales con
Latinoamérica, en África y Europa. China y Rusia han intercambiado mercancías
en base a una cesta de monedas de ambos países (rublos y yuanes). Igualmente
China ha establecido relaciones de intercambio comercial con Irán y la India en
base al yuan y el Oro.
La
crisis y decadencia de EE.UU. inducirá al grupo de países emergente BRICS
(Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) a buscar sus propias salidas a esa
situación que también los afecta. El Banco de los BRICS, como alternativa al Fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial, así como también una nueva moneda
respaldada en Oro y acuñada por este grupo de países para realizar las
transacciones internacionales dejarán de ser pronto simples propuestas para
convertirse en realidad. Las futuras reuniones que sostendrán los líderes de
los BRICS revelarán al mundo las buenas nuevas.
Ya
nada podrá evitar que el Armagedón económico-financiero en EE.UU. continúe pese
a todos los salvavidas moratorios y acuerdos alcanzados por el senado estadounidense.
Así como tampoco nada podrá evitar los cambios transcendentales que esta crisis
ha inducido en la arquitectura económica mundial.
Fuentes:
Rebelión
ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons,
respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=175871
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