Franco Berardi Bifo
El 19 de Octubre se reencuentra en Roma el movimiento que
quiere liberar a la sociedad del lazo mortal del finanzismo, el capitalismo
financiero que está llevando a Europa hacia el nazismo.
Dos lógicas incompatibles se enfrentan actualmente en Europa
(y el mundo): la lógica de una sociedad rica de conocimientos, de competencias,
de solidaridad y la lógica financiera que necesita destruir recursos, saberes y
servicios sociales para poder acumular el valor bajo la forma de abstracción
monetaria.
He aquí la potencia de la tecnología, que permite liberar
tiempo de trabajo para destinarlo a la atención y la educación, transformada en
la maldición de la desocupación y de la miseria.
He aquí que para aumentar el valor de las acciones bancarias
se debe aumentar la explotación, el tiempo de trabajo, y reducir el gasto en la
educación y la sanidad.
El sistema político no puede hacer nada frente a la
devastación finanzista. La democracia ha sido cancelada porque, como dice Mario
Draghi, Sumo Sacerdote de la Teología finanzista, el pacto de estabilidad va
con el piloto automático.
Solamente una sublevación general, que no se limite a llenar
las plazas por un día, sino que ocupe permanentemente la vida cotidiana, puede
liberar a la sociedad del finanzismo.
La sublevación no es una acción militar, ni siquiera una
rebelión momentánea, sino el despliegue de la corporeidad social, el rechazo
permanente de pagar una deuda que no hemos contraído, la autonomía de las
formas de vida del conocimiento y la producción.
Una evolución violenta del movimiento anticapitalista sería
poco inteligente, puesto que nadie cree en la posibilidad de derrotar a las
fuerzas armadas de los estados, último residuo de su poder nacional. En algunos
casos hemos asistido, y asistiremos a masivas explosiones de violencia
precaria, como en las cuatro noches de rabia de agosto de 2011 en Inglaterra.
No lo debemos criminalizar ni debemos sorprendernos. La violencia sistemática
del finanzismo comprime el cuerpo social, generaciones enteras se ven abocadas
a un futuro de miseria y esclavitud, el cinismo de la clase dominante es
repugnante: fenómenos de explosión psicótica son totalmente comprensibles. La
sublevación no los juzga, pero los cura, reconstruyendo las condiciones para la
solidaridad del cuerpo social para la insolvencia en masa y para la autonomía
de la sociedad del dominio del capital financiero.
En 2011 el trabajo precario y cognitivo se rebeló: de la
revuelta estudiantil de Londres a la acampada española pasando por la ocupación
de Wall Street y la revolución tunecina y egipcia parecía que la sublevación
podría detener la ofensiva del sistema bancario.
Fue el comienzo de una sublevación que pretendía restituir
solidaridad a la vida cotidiana y corporeidad al intelecto general. La revuelta
no supo entonces transformarse en un proceso continuo, el intelecto general
precario no logró recomponer su corporeidad, y la sociedad entró en una fase de
depresión de la que no ha salido todavía.
Desde Roma el 19-O es un llamamiento a las fuerzas del
trabajo precario cognitivo para que juntos podemos salir de la depresión y
podemos iniciar un movimiento persistente de insolvencia y de autorganización.
Debilitada por el ataque finanzista la Unión Europea
es zombie.
Un sentimiento de rencor impotente se expresa en formas de
nacionalismo y de racismo. El Mediterráneo se ha convertido en una fosa común,
y campos de concentración raciales se levantan en todo el territorio de la
Unión. Amanecer Dorado en Grecia, el reemergente conflicto entre el
nacionalismo y el independentismo en España, la dictadura y el racismo en
Hungría, el ascenso del Frente Nacional que se presenta como fuerza mayoritaria
en Francia.
El Banco Central Europeo está entregando a los nacionalistas
el gobierno de Francia, país sin el cual Europa no significa nada. El pacto de
paz entre franceses y alemanes se está resquebrajando y se romperá cuando el
Frente Nacional sea el partido mayoritario. En ese momento, la agonía de la
Unión dará paso a la guerra civil.
Italia ha permanecido al margen del movimiento de 2011,
debido a que muchos ingenuos creyeron que el problema se reducía al poder de un
viejo caimán mafioso. Pero ahora que el viejo mafioso agoniza, nada ha cambiado
sino a peor, y la sociedad se encuentra en una angustia cada vez día más
sofocante.
La sublevación Europea puede reiniciarse desde Roma, si
sabemos evitar que la cita del sábado 19 de octubre se convierta en un incendio
furioso y sin continuidad, si sabemos evitar una trampa que podría provocar
depresión y desintegración, si sabemos transferir la energía de un día en un
proceso generalizado y permanente de autonomía solidaria.
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