martes, 3 de diciembre de 2013

IMMANUEL WALLERSTEIN: UN NUEVO ORDEN SIN MARXISMO-LENINISMO



“El reciente brote de protesta alrededor del mundo incluye un retorno al debate que lleva a la gente de regreso a lo que Marx ha escrito y analizado”

Socialismo 21
03-12-2013

[Nota del editor: Las pasadas dos décadas han presenciado una ola sin precedentes del péndulo histórico entre el colapso de la Unión Soviética hace veinte años y la profunda crisis financiera desde el 2008. Estos cambios dramáticos nos han interpelado —si no forzado— contemplar a algunos viejos conceptos de cambios sociales desde una nueva perspectiva. Con esto en mente, presentamos la siguiente conversación entre un joven académico chino, Gao Jingyu e Immanuel Wallerstein sobre Lenin y el leninismo hoy en día.]

-Gao Jingyu (GJ): El “socialismo real” de la Unión Soviética —el cual supuestamente estaba basado en lo que es llamado el “marxismo-leninismo”— falleció hace 20 años. ¿Cómo ves al marxismo-leninismo hoy en día?

-Immanuel Wallerstein (IW): El marxismo-leninismo está muerto. No hay manera en que sea capaz de re- emerger. Pero ni el leninismo ni el marxismo están muertos. Y el mismo Lenin está en camino a la resurrección histórica en Rusia. Desafortunadamente, el fracaso en distinguir analíticamente entre estos varios conceptos es amplio, e incapacita un pensamiento claro no sólo en Rusia sino en todas partes del mundo.

El marxismo-leninismo fue una invención pos-1923 de los altos mandos soviéticos. Fue impuesto a los partidos comunistas a lo largo del mundo, y se convirtió en una camisa de fuerza en que eran forzados a operar (o ser denunciado como contrarrevolucionario). Lo que hemos venido a llamar marxismo-leninismo fue elaborado como un catecismo que fue incesantemente repetido, pero cuyos detalles podrían alterarse cuando sea que el liderazgo soviético decidiera cambiar las tácticas geopolíticas. Fue una rígida doctrina que de hecho fue bastante maleable, pero maleable sólo para el liderazgo soviético.

El marxismo-leninismo no tuvo una definición intelectual permanente. Era tanto un grave pecado adherir a una versión obsoleta del marxismo-leninismo como participar en un debate intelectual serio acerca de su última versión aprobada.

El marxismo-leninismo fue una doctrina viable mientras vivió Stalin, y podría hacerla cumplir por medio de repetidas purgas, y afuera de la URSS a través del largo alcance de la estructura ejecutiva soviética. Cuando Stalin murió, la cuestión política inmediata si alguien más podría asumir el control de esta estructura ejecutiva. La respuesta resultó ser no.

El informe de Kruschev para el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) representó la rebelión de la nomenklatura en contra de la estructura ejecutiva stalinista. Sin embargo, Kruschev no permitió por ello otra versión del marxismo-leninismo que consiguiera la conservación estable del régimen, lo cual fue la intención de Kruschev. En vez de eso, su informe socavó irreparablemente la legitimidad de la doctrina, como muchas personas dentro y fuera de las estructuras del Partido Comunista observaron abiertamente. Para la época en que Gorbachov llegó al poder, nadie en el mundo siguió siendo en algún sentido significativo un marxista-leninista.

No obstante, la muerte del marxismo-leninismo no constriccionó por mucho tiempo la vida continua tanto del marxismo como del leninismo como construcciones intelectuales y políticas. De hecho, era casi todo lo contrario.

La muerte del marxismo-leninismo dio nueva vida tanto al marxismo como al leninismo. La muerte del marxismo-leninismo liberó al marxismo como un modo de análisis y como una inspiración para varias tendencias políticas de izquierda alrededor del mundo. Por una cosa, relegitimó un debate sobre las propias ideas de Marx. La gente realmente empezó a leer los mismos escritos de Marx en vez de confiar en versiones abreviadas propagadas por los voceros del marxismo-leninismo. Ni tampoco fue el redescubrimiento de las ideas de Marx reservadas a las personas en la izquierda política.

La crisis económica mundial de las últimas décadas, y especialmente de los últimos años, ha llevado incluso a los expertos conservadores a encontrar ideas útiles, e incluso apremiantes, en los análisis de Marx. En 1999, una encuesta de la BBC News Online preguntó a los encuestados británicos por el nombre del gran pensador del milenio. Karl Marx encabezó la encuesta.

Sin embargo, lo que es más interesante que el resurgimiento que las propias ideas de Marx es la supervivencia del leninismo como una doctrina. ¿Cómo puede ser esto si el marxismo-leninismo está muerto? Para responder esa interrogante, tenemos que analizar qué es el leninismo. Marx famosamente dijo, “no soy marxista”. Lenin bien habría dicho “no soy leninista”.

-GJ: Entonces, ¿qué cree usted que constituye al leninismo?

-IW: El leninismo no es realmente el resumen de las propias ideas de Lenin como es expuesto en sus varios escritos. Ni son sus prácticas como un líder del CPSU y de la Unión Soviética. Es una estrategia de gobernar un país. Como tal, el leninismo es practicado en muchos países bajo otros nombres, o bajo sin ningún nombre del todo. Me parece que el leninismo es una estrategia compuesta, que comprende la combinación de seis características.

1] Es la práctica de un partido/movimiento que cree que tiene que obtener el poder estatal de una forma u otra, y una vez en el poder, permanecer allí de una forma u otra. Sin el poder estatal, este partido/movimiento cree que nada puede ser conseguido. El leninismo, por consiguiente, rechaza cualquiera y todas las versiones de estrategias anarquistas, las cuales también han re-emergido en la estela de la muerte del marxismo-leninismo.

2] Una vez que el partido/movimiento ha conseguido el poder del Estado, su objetivo más inmediato es fortalecer el aparato estatal. El objetivo es aislar la estructura estatal en dos direcciones, tanto en contra de disidentes internos y de las fuerzas descentralizadas y en contra de la capacidad de las fuerzas externas de limitar la capacidad estatal para perseguir sus objetivos. Esto podría llamarse incrementar el grado en que un Estado es soberano, no teóricamente sino en la práctica.

3] El partido/movimiento es organizado como una estructura jerárquica que opera con un mecanismo de control de arriba hacia abajo. Esto, por eso, busca impedir cualquier y todos los vínculos de estructuras locales y de nivel medio, inclusive aquellas ubicadas al interior del partido/movimiento. Esta es la característica crucial que lleva a algunos analistas a denuncias al leninismo como no democrático, o al menos que no cumple los procesos formales típicos de un sistema electoral multipartidista con partidos alternativos gobernantes.

4] El principal objetivo político no es, como se alega a menudo, la retención del poder por el bien del régimen de los gobernantes. El principal objetivo político es alcanzar el crecimiento económico, como lo es medido en una escala comparativa mundial. Todas las demás preocupaciones son subordinadas a la primacía del crecimiento económico. Esto es decir, que hay otras preocupaciones de seguro —por ejemplo: la persecución de una política sensible vis-à-vis el medio ambiente— pero tales otras preocupaciones estaban en segundo lugar en el orden de prioridad.

5] Ideológicamente, el partido/movimiento se presenta a sí mismo, de hecho se piensa a sí mismo, como un baluarte del anti-imperialismo. Este es su lenguaje cuando está hablando a sus propios ciudadanos, al menos la mayor parte del tiempo. Cuando se habla al resto del mundo, el lenguaje anti-imperialista es usado cuando es diplomáticamente útil. Sin embargo, puesto que la retórica anti-imperialista es un tema indispensable en el marco compuesto del leninismo, el leninismo no puede existir en Estados en la cima de la estructura geopolítica de poder mundial.

6] La práctica del partido/movimiento en el poder es fundamentalmente pragmática, nunca dogmática. El partido/movimiento corregirá su práctica cuando sea considerado necesario para mantener en el poder al partido/movimiento. Es pragmático, incluso sobre la cuestión de si es más útil reconocer públicamente que es pragmático que de negarlo.

Llamo leninista a estos partidos/movimientos solo cuando esas seis características están ahí. Es la combinación de todas las seis características lo que hace del leninismo un modo efectivo tal de conservación del régimen. Algunas veces, después de un golpe militar, el nuevo régimen presenta su régimen como el equivalente al de un partido/movimiento. Efectivamente, este tratará de crear un nuevo partido/movimiento que este controle. Sin embargo, esta forma parece ganar menos legitimidad que el partido/movimiento normal leninista. Hay partidos/movimientos dentro de los cuales los militares ganan autonomía considerable y en que los militares asumen importantes funciones económicas.

-GJ: ¿Qué cree usted que significa el leninismo para el sistema-mundo?

-IW: Cuando uno mira alrededor del mundo hoy en día, uno puede ver muchos Estados en el cual el grupo en el poder se desempeña según estar reglas, combinando todas las seis características. La mayoría de ellos no usan el término leninismo para describirse a sí mismos. Por supuesto, no tenemos que llamar leninista a esta fórmula para el dominio estatal. En cuanto a la Unión Soviética, no sabemos realmente cómo habría evolucionado el régimen si Lenin hubiese vivido 10 años más. El punto a subrayar es que el leninismo, como lo he descrito, no tiene un vínculo necesario con el marxismo o con las propias ideas de Marx.

Cuando la Unión Soviética colapsó, y con ella el Partido Comunista de la Unión Soviética, el nuevo régimen en la Federación Rusa se enfrentó a la decisión de qué hacer con Lenin, el hombre, como un símbolo histórico y una memoria histórica. Ellos parecen no haber encontrado muy fácil tomar una decisión definitiva.

Por una parte, no solo estaba muerto el marxismo-leninismo como un catecismo, sino que la gran mayoría de la población rusa parecía estar muy contenta con esto. El uso de cualesquiera término —marxismo o leninismo— cayó en una amplia desaprobación, a pesar de la supervivencia de un movimiento que reclamó ser un movimiento comunista. Sin embargo, el régimen decidió no borrar todas las alusiones positivas a Lenin. Algunas estatuas y retratos se vinieron abajo, y otras no. La tumba de Lenin todavía está ahí en la Plaza Roja. Está cerrada por algún tipo de renovación por el momento, pero parece que reabrirá. Sospecho que será nuevamente posible visitar la tumba.

Cuando visité recientemente Moscú me llamó la atención de cuántos objetos materiales relacionados con Lenin eran ofrecidos a la venta en mercados públicos —poleras, pequeñas réplicas, etc.—. ¿Tales objetos eran comprados solamente por turistas extranjeros? ¿O algunos de estos eran comprados por jóvenes rusos? Y si es así, ¿por qué? Y, ¿este fenómeno crecerá en importancia en la siguiente década o dos, y es más que solo nostalgia o kitsch?

Podría ser notado como un principio histórico general del sistema-mundo moderno que las naciones nunca parecen eliminar a las grandes figuras históricas de su memoria histórica y de su celebración histórica, sin embargo aunque hayan sido controvertidos. Después de 200 años, los franceses finalmente parecen haber llegado a un acuerdo con la idea de que la Revolución de 1789 debería ser vista como una parte positiva de su legado. Una manera en que ellos hicieron esto es al engendrar interpretaciones diferentes, incluso conflictivas, de lo que sucedió durante la Revolución Francesa. En efecto, grupos diferentes están celebrando realmente diferentes cosas. Pero solo un puñado hoy en día denuncia a la Revolución sin reservas. Algo parecido parece haber sucedido con la memoria de Napoleón.

Por supuesto, Lenin sigue siendo una figura controvertida en Rusia. La opinión está muy dividida, y en este sentido Lenin no es una figura unificadora. La memoria histórica Nacional parece necesitar héroes unificadores, y siempre está en la búsqueda de ellos. Pero la imagen actual de Lenin es menos importante que la imagen futura de Lenin. Lo que necesitamos considerar es cómo presentarán Lenin los libros de texto a los colegiales en el 2050. Sospecho que harán de él una figura central de la historia Rusa del siglo XX y que enfatizarán cuatro cosas acerca de él.

Primero, pienso que será presentado como un nacionalista Ruso, quien rescató a Rusia de su colapso nacional debido a la incompetencia del ancien régime —incompetencia militar, incompetencia política, incompetencia social—. Se dirá que mantuvo unida a Rusia de cara a la intervención extranjera y los movimientos secesionistas. Él hizo posible reconstruir las fuerzas armadas.

Segundo, pienso que será alabado particularmente por llevar a cabo las reformas que von Witte defendió y fue políticamente incapaz de obtener. Recuerda su eslogan: el socialismo es igual a los soviets más electricidad. En el 2050, la gente solo notará la mitad de la electricidad del eslogan.

Será dicho que estas reformas hicieron posible la industrialización de Rusia, su “modernización”, y por eso la base de un serio incremento del Producto Nacional Bruto (PNB) de Rusia. Esta evaluación será comparable a la evaluación de Tocqueville de la Revolución francesa. Tocqueville vio a la Revolución Francesa como la continuación del impulso colbertista de la modernización francesa, la cual se había estancado en el siglo XVIII por la resistencia de elementos del ancien régime.

Tercero, creo que será alabado por ser simultáneamente un occidentalizador (“electricidad” y ponerse al día) y un tercer-mundista. La Conferencia de Bakú de 1920 será vista como el abrazamiento de Rusia como el líder efectivo de los “pueblos del Este”. Quizás en el 2050, los “pueblos del Este” —lo que hoy en día llamamos el Sur global— no querrán darle a Rusia demasiado crédito en este aspecto. Todo es una razón más para que los rusos en el 2050 hagan reivindicaciones por este logro, y acreditar a Lenin por ello.

Analistas más sutiles podrían decir que Lenin fue el primero en resolver el debate occidentalizador-eslavófilo (anti-occidentalizador) al ser ambos simultáneamente. Esta es la forma en que tales eternos debates culturales a menudo se resuelven. En añadidura, estos analistas podrían notar que al enfatizar el apoyo por las revoluciones en los países no-occidentales, él silenciosamente terminó el apoyo para las irremediables insurrecciones en Europa occidental.

Los libros de texto escolares no pondrían esto de esta manera, pero los historiadores de universidades podrían sacar libros junto con estos lineamientos. Y cuando lo hagan, el mensaje se filtrará hacia la conciencia del pueblo, y los hará orgullosos.

Finalmente, Lenin será visto como un líder decisivo. Él tomó el tren hasta estación Finlandia. Él persuadió a los líderes bolcheviques a tomar el poder “permaneciendo en las calles”. Incluso la Nueva Política Económica (NEP) será tomada como una señal de decisión. Él sabía cuándo cambiar de marcha pronto y de manera importante. Lenin pudo haber estado en lo correcto o equivocado, pero él fue definitivamente un líder decisivo.

En el 2050 Lenin podría ser el héroe nacional de Rusia en el siglo XX. Eso no nos dice nada del destino ya sea del marxismo o del leninismo en el 2050, en Rusia o en otras partes. Y lo repito, la única cuestión segura es que el marxismo-leninismo no solo habrá desaparecido del mundo real, sino muy posiblemente de los recuerdos reales de la gente.

-GJ: Si pudiéramos considerar al stalinismo como la continuación del leninismo, en que su estructura ejecutiva mantuvo al régimen leninista, entonces ¿quién cree usted que debiera ser considerado responsable por el colapso de tal régimen, Lenin y Stalin o aquellos que socavaron la legitimidad del marxismo-leninismo tales como Kruschev y Gorbachov?

-IW: Nunca he usado la palabra stalinismo. He hablado de Stalin como aplicación de la doctrina del marxismo-leninismo. Recuerda que dije que Lenin no era leninista. Stalin lo fue. No fue inevitable que el régimen soviético se haya derrumbado. El régimen en China no se ha desmoronado, ciertamente no todavía si es que.

Sí, Kruschev socavó crucialmente la legitimidad de la doctrina. Esto fue claro casi inmediatamente. La gente en Rusia todavía no decide de si esto se trataba de su gran crédito o su gran descrédito. Pero esta no fue una decisión individual. Kruschev reflejó la fuerte presión de la nomenklatura, para quienes las homicidas purgas se habían convertido en una amenaza personal insoportable.

En cuanto a Gorbachov, él será eventualmente recordado como el único que hizo posible realizar los cambios que todos querían sin matanza o represión. Él intentó salvar a la Unión Soviética, no a Rusia. Casi tuvo éxito, pero cometió algunos errores en la última fase. Y por consiguiente, tenemos lo que tenemos hoy en día.

-GJ: Algunos académicos ponen a los partidos leninistas y los partidos fascistas en la misma categoría después de comparar sus estructuras. Ambos partidos son descritos al ser caracterizados de sistemas anti-parlamentos, que es la razón principal por su fracaso al establecer la democracia al empoderar a los ciudadanos.

Este es el problema de un “déficit democrático”, en la frase de Robin Blackburn, un problema que tanto Lenin como Mao Tse-Tung intentaron resolver pero que fracasaron. ¿Diría usted que el régimen está destinado a nunca evitar un déficit democrático? ¿Es este el talón de Aquiles del régimen?

-IW: No considero a los partidos fascistas, o los nazis, como lo mismo que los partidos leninistas. Por una cosa, no pueden ser en ningún sentido considerados anti-imperialistas en sus doctrinas o en sus acciones. Recuerda de nuevo, en mi discusión, insistí que el leninismo tuvo seis componentes, y consideré que los regímenes son leninistas sólo si manifestaban todos los seis componentes.

Sí, por supuesto, los regímenes leninistas tienen un déficit democrático. Pero también, en mi perspectiva, lo tienen los regímenes parlamentarios multipartidistas. No tenemos ningún país en el mundo hoy en día que en mi opinión sea democrático. La democracia es algo que todavía tenemos que construir.

-GJ: ¿Qué tipo de relación existe entre Lenin y Marx? Me recuerda a la comparación de Badiou que hace de Pablo “un Lenin para quien Cristo ha sido el equívoco Marx”.

-IW: No me gusta esta analogía. Marx no fue un dios. Él fue un pensador y un militante. En términos de perseguir una estrategia política apropiada para avanzar, hubo alternativas posibles. Las dos principales fueron aquellas expuestas por Lenin y Bernstein. La estrategia de Lenin tuvo mayor sentido en un país como Rusia. La estrategia de Bernstein tuvo mayor sentido en un país como Alemania. En el largo plazo ninguna estrategia ha funcionado realmente. Hoy en día todos estamos repensando las estrategias de transformación social, precisamente porque estas dos estrategias fueron un fracaso.

-GJ: ¿Por qué son aquellos Estados, en las áreas o regiones menos desarrolladas, propensos a adoptar un régimen leninista?

-IW: En orden de perseguir una estrategia “parlamentaria”, tú necesitas una situación en la que al menos la mitad, o más, de la población son parte de la “clase media” según estándares mundiales. Esto no es precisamente cierto de las áreas “menos desarrolladas”. De ese modo el leninismo parece más plausible.

-GJ: La caída del comunismo destruyó al socialismo marxista como proyecto político, pero le dio a los análisis de Marx del capitalismo un nuevo aliciente en su vida solamente en la academia. Bajo la condición de la deslegitimación del discurso y representaciones colectivas de clases, un individualismo ascendente, el consumismo y preocupaciones de estilo de vida, el socialismo ya no es el ideal común para la izquierda como alguna vez lo fue en el siglo XX. La principal fuerza de izquierda, la socialdemocracia, se ha reducido a ser una cultura de preferencia después de la neoliberalización, como usted dijo. Los otros movimientos de protesta han corrido ya sea al anarquismo o al extremismo.

Las fragmentadas fuerzas de la izquierda desconfían entre sí. El marxismo ya no parece ser más una teoría para los movimientos radicales. Ernesto Laclau y Chantal Mouffe han argumentado que sólo un discurso democrático podría deslegitimar el sistema existente y articular diferentes fuerzas de protesta. ¿Es posible para la democracia emprender esta tarea? Entonces, ¿qué tipo de rol tomará el marxismo en los futuros movimientos? ¿Son las recientes revueltas por los derechos democráticos en el área arábiga una señalización de esto?

-IW: No creo que el resurgimiento del marxismo esté limitado a la academia. Pienso que el reciente brote de protesta alrededor del mundo incluye un retorno al debate sobre la economía política y las desigualdades, un debate que lleva a la gente de regreso a mucho de lo que Marx ha escrito y analizado. ¿Será el “socialismo” su proyecto político? Todo depende de lo que queramos decir por socialismo. Estamos en medio de una confusión que no es meramente política sino también intelectual. Sería más prudente en mis predicciones acerca de lo que sucederá en los próximos 20 o 30 años, y más optimista.

-GJ: ¿Cómo evalúas a Mao Tse-Tung? ¿Recibirá comentarios similares como los que has predicho para Lenin en el 2050?

-IW: Mao Tse-Tung probablemente será recordado positivamente por dos cosas. Él liberó al partido chino, y por eso a la Revolución china, del control de Stalin. Y reunificó China, una tarea histórica de grandes líderes chinos. Por supuesto, él hizo muchas cosas negativas. ¿Se desvanecerán de la memoria?

Muy posiblemente. La memoria no es eterna. Es creada, y recreada, constantemente. Dependerá de los historiadores chinos. Pero éstos dependerán de la atmósfera política total de China en 2050.

Fuente original: http://socialismo21.net/lenin-y-el-leninismo-segun-immanuel-wallerstein/

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