(El caso del general del ejército
argentino Rafael Videla)
El general Rafael Videla
murió en Buenos Aires en la cárcel común Marco
Paz el 27 de mayo del 2013, a los 87 años.
Cumplía una sentencia de 50 años por crímenes de lesa humanidad. Hasta el último momento creyó haber
obrado bien; indudablemente, el general tiene
su justificación.
Como militar fue un
profesional de la guerra y, como tal, estaba adiestrado para matar dentro del
marco de una guerra. Siendo comandante
en jefe de las Fuerzas Armadas, cumplió el papel que el Estado asigna al
ejército en una guerra contra la subversión
El
24 de marzo de 1976 asumió el Poder por un golpe de Estado.
Gobernó
dictatorialmente Argentina hasta 1981
El Estado monopoliza, legalmente,
la tenencia y uso de las armas. En tal
sentido, el ejército garantiza el orden establecido y es la columna vertebral
del Estado. Rebelarse contra el Estado
es un delito y de los mayores. Los
subversivos actúan al margen de la ley; son delincuentes políticos, enemigos
del Estado imperante, lo desafían por que quieren capturarlo a través de las
armas para cambiar la sociedad. Tanto los subversivos como las FF.AA.
gubernamentales, justifican sus respectivas actitudes.
En lo que no
tiene justificación el general Rafael Videla es en la forma de cumplir su
cometido. Pues, tanto en la guerra, como
en el ajedrez, las reglas tienen que respetarse. Pero, se puso al margen de la ley. El 24 de marzo de 1976 asumió el Poder por un
golpe de Estado. Gobernó dictatoríalmente
Argentina hasta 1981. Reprimió la
subversión violando sistemáticamente los derechos humanos y empleando el
terrorismo de Estado.
Camino hacia la cárcel
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El general en jefe de las FF.AA. que ha
tenido responsabilidad por los 30,000 desaparecidos durante la dictadura militar,
en cuya cifra están representados numerosos bebes, lo creyó necesario hasta el
fin de su vida. Fue un fiel exponente
del pragmatismo, es decir, de la filosofía ausente de valores propia del
capitalismo. No tuvo ningún atisbo de
arrepentimiento. Murió con la satisfacción de no haber revelado la información que poseía,
especialmente en cuanto a las adopciones de los hijos de los desaparecidos.
El delincuente Rafael Videla en su celda de la
cárcel común Marco Paz de Buenos
Aires
¿Cómo puede explicarse tal horror? Simplemente, porque el general Videla se crió
separado de la población, vivió acuartelado o en la villa militar. Proviene de una familia de militares; además,
ha estudiado en su adolescencia en un colegio militar. A los 19 años ya era subteniente. No sería de extrañar que en su formación
castrense haya sido adiestrado por alguna escuela o misión norteamericana para
preservar el área de influencia o la política exterior de los Estados
Unidos. Esa trayectoria vital deformó su
personalidad; le cambió de identidad, es decir, lo transformó en un criminal.
Antonio Rengifo Balarezo
rengifoantonio@gmail.com
Lima, abril del 2013
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