Alfredo
Jalife-Rahme
Un
militante pro ruso monta guardia frente a un edificio administrativo, ayer en
la ciudad de Lugansk, en oriente de UcraniaFoto Reuters
Por
salud dialéctica y cartesiana vale la pena sopesar las variadas reacciones
sobre la sangrienta evolución de la preguerra civil que asuela a Ucrania, hoy
fracturada entre los pro occidentales del espurio gobierno golpista de
Kiev y los secesionistas/federalistas rusófonos/rusófilos de su estratégica
parte sudoriental (Bajo la Lupa, 20/4/14).
The
National Interest no es una publicación cualquiera y ubica en su consejo
de administración a varios pesos pesados de la formulación de la política
exterior por el segmento menos pugnaz del Partido Republicano que se pronuncia
por un compromiso con Rusia y China.
Ya
desde la edición de julio/agosto 2013, Leslie Gelb, mandamás honorario de
influyente Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés),
temía el error de ignorar y/o empujar a una colusión entre Rusia y China,
acercamiento que se ha acelerado y cuyos alcances se vislumbrarán en la
trascendental visita este mes del zargeoenergético global Vlady Putin
a China, que puede significar un punto de inflexión ( game changer)
geoestratégico.
Previo
a las cruciales elecciones intermedias del próximo noviembre, donde Obama puede
sufrir un serio descalabro en el Senado que lo pondría a merced del Poder
Legislativo en manos del Partido Republicano, como era de esperarse toda la
fauna de neoconservadores straussianos de la dupla Cheney/ Baby Bush
se ha lanzado a la yugular del apaciguamiento y hasta el derrotismo del
presidente estadunidense.
Más
prudente, David Ignatius, confidente oficioso del presidente Obama, ha estado
muy correcto en la apreciación del desenlace de la grave crisis ucraniana ( The
Washington Post, 17/4/14), pero soslaya la dimensión geoestratégica que suple
Ted Galen Carpenter, becario prominente de CATO Institute ( The National
Interest,18/4/14).
A
juicio de Galen, Washington cometió el máximo error estratégico: un pecado
capital en política exterior al poner como antagonistas a dos mayores
poderes en forma simultanea –a menos que la administración Obama tome
prontas medidas correctivas y jerarquice en forma coherente sus
prioridades.
El
investigador rememora el descenso en espiral de la relación bilateral de Rusia
y EU que se ha prácticamente congelado en el mundo post-Crimea. Explaya que
pocos conocedores de la política exterior de EU estuvieron de acuerdo
con el aserto peregrino del candidato presidencial fallido Mitt Romney de que Rusia
es el principal adversario geopolítico de EU, lo cual no obstó para que surgieran
fuentes de fricción aún antes de la crisis de Crimea, como los agudos
desacuerdos sobre Siria e Irán.
Hoy
el “lenguaje de Washington y Moscú se caracteriza por una hostilidad no vista
desde el fin de la guerra fría” en medio de provocaciones mutuas.
En
paralelo, las relaciones de Washington con Pekín se han deteriorado, lo cual
quedó asentado durante el periplo asiático y la visita a China del secretario
del Pentágono, Chuck Hagel (http://www.jornada.unam.mx/2014/04/13/politica/010o1pol).
El
pugilato verbal entre Hagel y su homólogo chino, general Chang Wanquan, fue de
pronóstico reservado y llegó al paroxismo con la advertencia del alto militar
asiático de que los esfuerzos para contener a China no tendrían éxito.
Se
ha abundado demasiado en la exasperación de Pekín por la postura de EU sobre
las disputas territoriales de China con Japón, Filipinas y Vietnam sobre la
posesión del Mar del Sur de China y el Mar del Este de China.
A
juicio de Galen, el deterioro simultáneo de las relaciones de EU con Rusia
y China es más que un poco preocupante, cuando la administración Obama pasa por
alto la “importante amonestación del secretario de Estado, Henry Kissinger,
durante la guerra fría” cuando expuso la razón geoestratégica
subyacente a la normalización de relaciones de Nixon con la China de Mao Tse
Tung: nuestras relaciones con los posibles oponentes deben ser tales que
nuestras opciones con cada uno sean siempre mayores a sus opciones entre ellos (libro: Los
años en la Casa Blanca, 1979, Nueva York).
Hoy la
torpe diplomacia (sic) de la administración Obama amenaza producir un resultado
diferente y más desagradable, a grado tal que la conducta de Washington podría
estar incluso empujando a Rusia y a China juntos, quienes abandonan sus
diferendos regionales.
El tono
de la diplomacia (sic) de EU hacia ambos países es algunas veces
innecesariamente estridente y agresivo. Y eso que Galen no aborda la
inenarrable ordinariez del pugnaz John McCain, el senador con la más baja
aceptación en la opinión pública.
Como
todo es relativo, a mi juicio, EU pasa por su más bajo nivel de representación
diplomática, que refleja su decadencia global y no ha podido ajustar su
retórica bélica, de sus fases bipolar/unipolar, a los nuevos tiempos de la
multipolaridad. A EU le hace más falta que nunca el talento de George Kennan.
Los
recursos humanos y los cuadros diplomáticos de EU no están adaptados
para el mundo multipolar, lo cual es sumamente peligroso por la incontinencia
verbal de sus actores –sin contar la patente mediocridad tanto de Susan Rice, a
cargo de la Seguridad Nacional, como de Samantha Power, su embajadora belicosa
en la ONU, que resultó una fotocopia del fascistoide John Bolton en la lúgubre
fase bushiana.
Galen
considera que en forma ideal, EU debería buscar reparar sus relaciones con
Rusia y China y, en caso de no poder implementar una reconciliación total,
por lo menos debería escoger a uno (¡supersic!) de los principales poderes
como adversario sin antagonizar a los dos al mismo tiempo.
Esto
es mucho más profundo en el mundo multipolar multidimensional y Galen desdeña
al omnipotente todavía sector financierista/mercantilista que hoy controla el
eje Wall Street/Casa Blanca/Congreso/Poder Judicial/Hollywood/Las Vegas –con
exclusión del Pentágono, que entiende perfectamente la incapacidad presente de
EU para librar dos guerras simultáneas, y hasta una sola, contra Rusia y/o
China, cuando EU se repliega en forma humillante de su desastre en Irak y
Afganistán, sin contar sus malabarismos fallidos en Libia y Siria.
El
investigador no aborda los dos brazos ominosos de las tenazas verdaderas del
poder que piensa ejercer Obama al máximo mediante su guerra
financiera global en curso y su guerra mercantilista global que
contempla adueñarse de dos tercios del comercio del planeta mediante la
Asociación Transpacífico y la Asociación Trasatlántica de Comercio e
Inversiones, como su mismo confidente David Ignatius ha propalado.
Hoy,
a mi juicio, las guerras son multidimensionales y en las circunstancias
actuales EU pasa por una fase neoaislacionista y antibélica cuando sus
ciudadanos desean salir de su bache económico. Pero tampoco se puede soslayar
el poder de daño letal que aún conserva EU cuando controla, al unísono de Gran
Bretaña e Israel, las finanzas globales a las que anhelan tener acceso algún
día los BRICS, más específicamente Brasil y Rusia.
Twitter: @AlfredoJalife
Facebook: AlfredoJalife
No hay comentarios:
Publicar un comentario