19-08-2014
Mientras
la economía de Europa y de Japón está estancada, la de Estados Unidos mejora
muy poco y de modo muy inestable y la de los demás países llamados
impropiamente “emergentes” presenta serios problemas, la de China tiene un
ritmo estimado de desarrollo para este año del 7.5 por ciento y, en el último
semestre, creció un 9 por ciento. Parecería, por consiguiente, que las
proyecciones matemáticas nos permiten pensar en un liderazgo económico chino en
la economía mundial. Pero las estadísticas dicen mucho pero también esconden
bastantes cosas…
Por
empezar, China, después de la India, es el país con mayor número de pobres del
planeta y la desigualdad social –el índice de Gini- crece sin pausa y muy
rápidamente al igual que las desigualdades entre las ciudades y el campo y
entre las diferentes regiones. En segundo lugar, China, depende casi totalmente
de las transnacionales para el desarrollo de sus industrias de punta,
tecnológicamente avanzadas y con intensidad de capital mientras el capital
chino, privado o estatal, está concentrado en las industrias tradicionales con
gran intensidad de mano de obra.
En
tercer lugar, el desarrollo industrial chino se ha hecho a costa del ambiente,
considerado de costo cero y dañado a un punto tal en las grandes ciudades que
las torna invivibles, y ha destruido irreversiblemente los deltas y zonas
tradicionalmente más ricas desde el punto de vista de la producción de
alimentos, que han sido cubiertas de cemento por la especulación inmobiliaria
con grave daño para la producción arrocera y de verduras y la reproducción de
los peces. Por último, como en la India u otros países del sudeste asiático,
los bajos costos de la producción china se basan sobre los bajísimos salarios
de una mano de obra intensamente explotada y sin protección ni sindicatos pero
todavía muy abundante así como en la baja calidad de los productos de consumo y
el muy relativo control de la nocividad de muchos de los productos, como los
pollos o los medicamentos.
Esto,
como la depredación ambiental, no puede ser mantenido. En primer lugar, por las
crecientes luchas en protesta por los accidentes de trabajo o los desastres
ambientales, pero también porque la política del hijo único redujo en efecto la
natalidad y el crecimiento demográfico pero ahora presenta el peligro de la
escasez relativa de brazos para un gran crecimiento de la industria y el riesgo
causado por la supresión de las mujeres y su actual carencia relativa que
afecta la reproducción de la mano de obra y, junto con la resistencia obrera,
la encarece. La población china no sólo envejece sino que también es cada vez
más cara y ya hay industrias que emigran a Tailandia o Vietnam, donde los
salarios son menores.
No
faltan en nuestros países economistas neoliberales que creen que los “modelos”
chino o surcoreano pueden repetirse en nuestro continente. “Olvidan” o
simplemente ignoran que el primero –el chino- comenzó al romper la dependencia
en los primeros años de la tecnología y la ayuda de la Unión Soviética y se
basó en la existencia de una enorme diáspora de chinos (y de cientos de miles
de millones de dólares a ellos pertenecientes) en el Sudeste asiático, Estados
Unidos e incluso Sudamérica, de donde China obtuvo parte importante del capital
inicial. Además, la existencia de una enorme masa trabajadora, joven,
acostumbrada a trabajar duramente, disciplinada y desorganizada política y
sindicalmente fue, por razones históricas y demográficas un factor único del
crecimiento chino que es imposible reproducir en países semidespoblados como
Cuba, Venezuela o Argentina, con fuertes tradiciones obreras y ciudadanas.
No
basta en efecto con imponer a la población el dominio autocrático de un Partido
consubstanciado con el Estado pero cada vez más sometido a las necesidades de
éste en el mercado y en las relaciones mundiales capitalistas. No es posible,
en nuestros países, fomentar desde el Estado y con las políticas partidarias de
tipo bonapartista o cesarista una incipiente burguesía local sin hacer crecer
la corrupción y la influencia del capitalismo mundial dentro del grupo
gobernante, chocando así con una población mucho más urbanizada, moderna,
diversificada y organizada que la china. La sumisión lisa y llana a las leyes
del mercado capitalista refuerza, no el papel del Estado ni el del capitalismo
de Estado sino el de las finanzas y las grandes empresas integradas en el
capital financiero internacional, que es mucho más potente que nuestros Estados
latinoamericanos.
Por
otra parte, mientras la población de las zonas rurales chinas sigue siendo
mayoritaria en un 60 por ciento y hay aún una vasta mano de obra potencial para
la industria y una posibilidad de aumentar la productividad en el campo con
obras públicas, fletes y una mejor tecnología y organización del trabajo, en
nuestro continente la tierra está en manos de los soyeros y terratenientes,
como en Argentina, o despoblada, como en Cuba, o mal explotada, como en
Venezuela. Hay tierras pero pocos campesinos y los desocupados urbanos no están
dispuestos a convertirse en cultivadores o criadores de ganado con lo cual las
ciudades se llenan de marginales peligrosos e improductivos.
Corea
del Sur se desarrolló industrialmente gracias a los aportes e inversiones por
motivos militares y a fondo perdido de Estados Unidos que necesitaba después de
la guerra de Corea un Estado local sólido y mantuvo una gran guarnición y su
“ayuda” militar. Fue esa ocupación militar extranjera la que, como en Japón,
cambió la estructura agraria tradicional y desarrolló una industria monopólica
altamente concentrada. Eso también es irrepetible.
El
capitalismo más feroz combinado con el despotismo asiático no es pues “modelo”
para el desarrollo del capitalismo en América Latina y, mucho menos aún, para
la construcción de una sociedad democrática y para la solidaridad y la
autogestión sin las cuales el socialismo es imposible.
Rebelión
ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia
de Creative Commons, respetando su
libertad para publicarlo en otras fuentes.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=188639
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