Nos encontramos
en las vísperas de la culminación de la próxima contienda político electoral
municipal.
En toda lucha
política siempre se desarrollan numerosas contradicciones. Y esta nueva
confrontación municipal que culminará el 5 de octubre, no es la excepción. Por
el contrario, observamos que se están presentando numerosas contradicciones a
diferentes niveles. Bienvenidas sean las contradicciones. No hay que temerles,
por el contrario debemos aprender a encauzarlas y aprovecharlas colocándolas al
servicio de las luchas del pueblo.
En cada fase
del proceso, dentro de esas numerosas contradicciones realmente existentes, una
es la contradicción principal, y las otras son contradicciones
secundarias. No tomar en cuenta esta relación entre la contradicción principal
y las contradicciones secundarias nos llevaría a olvidarnos del "abc"
de la dialéctica materialista, y a errar en la elección de nuestra táctica de
lucha, perjudicando así, consciente o inconscientemente, a las luchas del
pueblo.
La
contradicción entre "los honestos y los corruptos" es una
contradicción muy importante, que siempre hay que tenerla presente. Igualmente,
la contradicción entre "los eficientes y los ineficientes" también es
una contradicción muy importante. En eso coincido con mis amigos Raúl Wiener y
Daniel Chumpitaz. El pueblo limeño en particular, y el pueblo peruano en
general, demandan nuevos dirigentes y nuevas autoridades municipales "honestas
y eficientes", y por lo mismo, rechazan a "los corruptos y a
los ineficientes".
.
Pero reducir la
lucha político electoral a esas dos contradicciones señaladas más arriba, es
"irse por las ramas" o "salirse por la
tangente", y olvidar la contradicción más importante. Quedarse en la crítica
a los "ineficientes" como hace Daniel, y a los "corruptos"
como hace Raúl, es olvidar la contradicción principal. Y al final, sin querer,
le están haciendo el juego a los políticos de la clase dominante.
En la presente
lucha político electoral (que culminará el 5 de octubre, día que se iniciará
otra fase de esta lucha), la contradicción principal en Lima es
la contradicción del pueblo limeño contra la clase
dominante, la contradicción entre las clase sociales a nivel económico
y social, es determinante, mientras que las contradicciones a nivel ético-moral
o a nivel técnico-ejecutivo, solamente son contradicciones condicionantes.
El pueblo
peruano está conformado por más del 95% de la población, mientras
que la clase dominante está conformada por escasamente una cantidad menor al 5%
del total de la población (posiblemente no lleguen ni siquiera al 3% del
conjunto).
El pueblo
limeño (y el pueblo peruano) está conformado por varias clases sociales, y
éstas, a su vez, comprenden y abarcan a varias tendencias y facciones. De
manera sintética y apretada, podemos considerar a dos sectores fundamentales
dentro del pueblo peruano:
En primer
lugar, a los trabajadores asalariados, en sus múltiples
modalidades, ya sean asalariados del campo o de la ciudad, asalariados manuales
o intelectuales, o asalariados de las capas baja, media y superior. Todos estos
trabajadores en su conjunto conforman la clase de los trabajadores asalariados.
En segundo
lugar, en la actualidad el pueblo limeño (y el pueblo peruano) también está
conformado por pequeños y medianos propietarios, que a su vez se
subdividen entre los que trabajan en el campo o en la ciudad, y entre los que
desarrollan trabajo manual o trabajo intelectual. Pero todos estos propietarios
en su conjunto conforman la clase de los pequeños y medianos propietarios,
clase social que junto con los trabajadores asalariados conforman el pueblo
peruano.
Entonces,
podemos observar que la composición social del pueblo peruano es sumamente
variada y contradictoria. Y por lo tanto, esas diferencias sociales
necesariamente se expresan como contradicciones políticas en las filas
del pueblo peruano.
Pretender que
el pueblo peruano en su conjunto se comporte como "una facción
doctrinariamente homogénea" además de ser una reverenda estupidez, es una
ilusión totalmente reaccionaria (sería como pretender volver a los tiempos de
la Santa Inquisición y su “pensamiento único”). Por el contrario, las
diferencias económicas y sociales dentro del pueblo, necesariamente se expresan
como diferencias políticas dentro del pueblo.
En las filas
del pueblo peruano siempre han habido (y siempre habrán) tres tendencias
políticas fundamentales. Por un lado una tendencia mayoritaria de
comportamiento reformista, por otro lado una tendencia minoritaria de
comportamiento aventurero, y en tercer lugar una tendencia radical,
mucho más reducida que las anteriores, que intenta combinar armónicamente el
determinismo con el voluntarismo, proponiendo la utilización de las diferentes
formas de lucha posibles, sin descartar ninguna de sus modalidades.
Todas las
personas que conformamos el pueblo limeño o el pueblo peruano (que somos más
del 95% de la población), en última instancia nos ubicamos en alguna de esas
tres tendencias políticas fundamentales: reformistas, aventureros o radicales.
Pero sería un grave error el identificarnos con una de ellas, y pretender
desconocer a las otras dos tendencias, y mucho peor combatirlas como si fueran
parte del enemigo de clase.
Para fortalecer
al frente unido del pueblo limeño, y del pueblo peruano, que sigue siendo la
tarea prioritaria del presente, debemos de aprender a coordinar y apoyar la
acción de las tres tendencias políticas fundamentales que existen dentro del
pueblo en la actualidad, y luchar en forma conjunta contra los
representantes políticos de la clase dominante.
Yo considero y
estoy convencido que las listas de candidatos que postulan como Diálogo
Vecinal al Municipio de Lima, con la Sra. Susana Villarán como
aspirante a la reelección de la alcaldía, representan a una parte muy
importante del pueblo limeño, y por lo mismo, merecen nuestro total apoyo.
Yo reconozco tener numerosas discrepancias teóricas y político-estratégicas con
ellos, pero el momento no es para perderse en inoportunos "debates teóricos"
ni en "debates político estratégicos" dentro de las filas del pueblo.
En el momento
actual debemos priorizar el debate y las acciones político-tácticas,
uniendo todas las fuerzas susceptibles de ser unidas para luchar en forma
conjunta contra el enemigo común. Más adelante (después del 5 de octubre)
tendremos "tiempo hasta de sobra" para reanudar y continuar los
debates teóricos y los debates político-estratégicos dentro de las amplias y
variadas filas del pueblo.
Considero que
Daniel se equivoca, cuando trata con cierto menosprecio a los trabajadores que
laboran en las ONG. No olvidemos que nuestro país todavía sigue siendo un país
capitalista, en el cual varios millones de peruanos trabajamos como asalariados
en empresas públicas o privadas, y un sector importante de la población también
trabaja en ONGs, lo cual no es ningún delito, así como no es un delito trabajar
en una empresa privada o en una empresa extranjera. Los peruanos que trabajan
en las ONGs se merecen el mismo respeto que los que trabajan en empresas
públicas o privadas, sean nativas o extranjeras.
Igualmente
considero que Daniel exagera, cuando él anota "siempre fui de la opinión
que Susana Villarán nunca fue, ni será, ni mucho menos representa a la
izquierda peruana, en sus muchas variantes". Por el contrario, yo soy de
la opinión que la Sra. Susana Villarán, de larga trayectoria en las luchas de
nuestro pueblo, continúa representando a un sector muy importante del pueblo
limeño y del pueblo peruano. Ignorar esa realidad evidente, en el fondo es un
síntoma de no conocer la historia de las luchas del pueblo peruano en las
últimas décadas.
La posición
política de la Sra. Susana Villarán es muy diferente a los objetivos políticos
que representan los candidatos Luís Castañeda o Salvador Heresi, que son dos
típicos e inconfundibles representantes de la clase dominante, al igual que los
otros candidatos que postulan en las listas del APRA, el PPC, o el Fujimorismo,
en sus múltiples variantes. Confundir los intereses de clase que representan
Villarán con los que representan los mencionados especímenes de la reacción
nativa, significa no tener el más mínimo criterio del análisis de las clases
sociales en el Perú actual.
Además
considero que es absolutamente equivocado afirmar que la actual administración
municipal dirigida por Susana Villarán "no ha resuelto ningún
problema" de la población de Lima, como apresuradamente ha escrito Daniel.
Para responder
a esta "crítica", que más suena a denuncia, habría que comenzar por
apuntar "que cosa hemos hecho cada uno de nosotros" en atender los
problemas de la población de Lima en el transcurso de los últimos cuatro años.
Atenta y
cordialmente, nos vemos en la Marcha del miércoles 24.
Ing° Miguel Ángel Aragón
(23 de setiembre de 2014)
Pd.- A continuación trascribo los comentarios de Raúl Wiener y Daniel
Chumpitaz.
El Lunes, 22 de septiembre, 2014 10:17:38, "Daniel Chumpitaz dachll@yahoo.com [nuevo_peru]" <nuevo_peru@yahoogrupos.com.mx> escribió:
Un factor
importante a tomar en cuenta en este análisis es que la que representaba la
honestidad o a los "no corruptos" no hizo nada o, al menos no hizo
nada para las personas que estaban contra la corrupción, desilusiono
completamente a estos sectores. Entonces, es permitido que ellos reflexionen y
se pregunten. Si los honestos son pésimos gestionando la cosa publica, la
ciudad o el gobernó, entonces prefiero al corrupto pero que me solucione los
problemas.
Estos
resultados son fruto del fracaso del sector que supuestamente representaba la
honestidad, la gestión municipal se lleno de ONEGENEROS que tienen décadas
llenándonos de muchos estudios y cero en ejecución; como dirían los jóvenes
"mucho floro y poca acción". Pasamos de la "Tía regia" a la
"Tía mucho floro".
Saludos.
Nota.- Quiero enfatizar que siempre fui de la opinión que Susana
Villarán nunca fue ni será ni mucho menos representa a la izquierda peruana, en
sus muchas variantes.
Lic. Daniel
Chumpitaz Llerena.
Arqueólogo.
Tf: Oficina
2619227
Celular:
991483714
El Lunes, 22 de septiembre, 2014 8:32:33, "Raúl Wiener raulwiener@yahoo.com.ar [chimu]" <chimu@yahoogroups.com> escribió:
La marcha del 56%
¿Ustedes creen
que alguna encuestadora, hubiera planteado la pregunta acerca de si sus
entrevistados tendrían reparos para votar por alguien que robe pero haga obras,
si Castañeda no fuera candidato?
¿Y no les
parece que detrás de ese sorprendente dato de 41% que efectivamente no se
sienten mal con un candidato corrupto que les garantice obras en su favor, se
descubre muy fácilmente que quienes están diciendo eso saben que la pregunta
implícita es si sabes que Castañeda no es de confianza por qué votarías por él?
Me parece, por
tanto, que muchas de las disquisiciones sociológicas que se han hecho después
de publicada la encuesta de Datum, están evadiendo deliberadamente este punto.
Por ejemplo la idea de que los limeños han llegado a creer que todos los
políticos son corruptos, entonces ya no les interesa que esa condición sea más
o menos importante en su biografía.
Otro concepto
es que las necesidades sociales, después de tantos años de crecimiento
económico, son tan grandes que la población pobre no se detiene en detalles
como la historia de los personajes que creen que pueden solucionarle algunos
problemas. O que la informalidad en que vive tanta gente, empuja a muchos a la
indiferencia hacia los asaltos que pueda sufrir la cosa pública.
Todo esto puede
tener elementos de verdad, pero ¿por qué ahora? Si el 2000 este país se había
alzado contra la corrupción, y el 2010 la disputa Kouri-Lourdes y Susana-Lourdes,
fue atravesada por el eje de la corrupción y las malas compañías. La misma
revocatoria se convirtió finalmente en un repudio a la eclosión de diversas
mafias.
Entonces,
cambio la pregunta: ¿por qué no ahora? Y ahí se puede discutir la campaña maliciosa
para ensuciar a la mala y con mil trampas, a Susana Villarán, para que se
relativice el tema de la gestión honesta. Pero también el de la naturalización
del hecho que personajes corrompidos entren y salgan de los cargos públicos.
Lo que parecía
una campaña anticorrupción con denuncias a candidatos con condenas o
antecedentes de narcos, violadores y otros graves delitos, se está mostrando
ahora como una cortina de humo para Castañeda, ya que no estando condenado por
los varios temas por los que se le investiga puede ser un perfecto candidato de
roba pero hace obras.
Finalmente lo
que queda, casi como consuelo, es que la encuesta bote un 56% de respuestas de
personas que de ninguna manera aceptarían votar por un candidato que consideran
corrupto. Finalmente fue un 52% de peruanos el que le cerró el paso a Keiko
Fujimori en otro caso de vuelve la corrupción y promete obras.
En nombre de
esta mayoría y como un llamado contra la resignación y el voto corrupto,
jóvenes, organizaciones de mujeres, colectivos democráticos están
impulsando una marcha para el 24 de septiembre en Lima, para
exigir gobiernos honestos para nuestra ciudad y para todos los peruanos.
Apoyemos esa iniciativa. Nadie que robe debe llegar al poder.
22.09.14
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