Publicado por Francisco Umpiérrez Sánchez
Jueves, 1 de enero de 2015
En el
Cekam nos hemos propuesto estudiar durante el año 2015 la obra de Aristóteles
que lleva por nombre Política. La
causa inmediata de esta decisión ha sido la aparición de Podemos en el panorama político español, y la causa general ha sido
que en el Cekam siempre buscamos medios para combatir la influencia perniciosa
de la economía y sociología vulgares. La decepción que me ha provocado Podemos ha estado en que presentándose
originariamente como un partido radical de izquierda, hace uso de una ideología
intencionadamente ambigua y superficial. En el terreno de la filosofía de la
religión los marxistas han denominado materialistas vergonzantes a los
agnósticos. Mientras que los marxistas declaran abiertamente que no creen en
dios puesto que no existe, los agnósticos afirman que no saben si dios existe o
no existe. Donde en los marxistas hay firme determinación, en los agnósticos
hay duda y ambigüedad. Lo mismo sucede en el terreno de la ideología política
con Podemos: no hay firme
determinación sino ambigüedad. De ahí que a Podemos
se le deba catalogar como un partido de izquierda radical vergonzante.
Tenía grandes esperanzas en el programa económico de Podemos, pero el documento presentado
por Vicenc Navarro y Juan Torres me ha decepcionado por completo. La cita de
Franklin D. Roosevelt que encabeza la sección titulada “Líneas de actuación y
medidas concretas” atestigua la
ideología de esos dos líderes teóricos. El final de esa cita, “Nuestro mayor y
primordial empeño es poner a la gente a trabajar”, me parece tan burgués, tan
capitalista, que me indigna hasta lo más hondo. El mayor y primordial empeño de
una izquierda radical estaría en demostrar que el enriquecimiento de los ricos se
debe a la apropiación de trabajo ajeno sin entregar equivalente alguno a
cambio. Y en consecuencia defender el principio de que la propiedad sobre la
riqueza debe basarse en la apropiación de trabajo propio y no en la apropiación
de trabajo ajeno sin entregar un equivalente a cambio. Por lo demás, ese
documento titulado “Un proyecto económico
para la gente” y presentado como
una propuesta de debate para solucionar los problemas de la economía española,
carece de precisión y parece más un documento de ideología económica que de
economía propiamente dicho. Creo que uno de los errores de Podemos, y en el que también puede incurrir IU, estriba en no
separar un programa de máximos de un programa de mínimos, un programa de largo
plazo con un programa de corto plazo. Al no establecer esta distinción los
dirigentes de Podemos se han visto
obligados a renunciar a propuestas que constituían al menos en las elecciones
europeas señas de su identidad. Me apena que muchos pobres crean que con la
llegada de Podemos al poder político
su situación económico social va a cambiar. Se llevarán un fuerte chasco. Lo ha
advertido Caya Lara: “al día siguiente de ganar las elecciones hay que
gobernar”. Y ahí las ideas y las promesas no valen nada, ahí debes atenerte a
un presupuesto, y los pobres estarán con las manos abiertas esperando el pan y
el trabajo que Podemos ha prometido.
Y como todas las personas con cordura deben saber: se irán con las manos
vacías. No puede haber socialismo con los pobres en el marco de las relaciones
capitalistas. Pero los dirigentes de Podemos
inflados con las ansias del poder político no quieren ser claros y explotan
con demagogia las necesidades y sufrimientos de la gente.
Adam Smith y David Ricardo, a juicio de Marx, eran economistas que
buscaban las conexiones profundas e internas entre las distintas partes de la
economía. Karl Marx heredó este método y El
Capital se presenta como una de las cumbres teóricas del mismo. Pero
después de la hegemonía de la economía clásica llegó la economía vulgar, esto
es, la economía que solo se preocupa por las conexiones externas entre las
distintas partes de la producción y distribución de la riqueza, y que ha
dominado el panorama de la teoría económica desde Jevons hasta nuestros días.
Yo esperaba de Podemos, dada su
aparente radicalidad, que apostara por
una teoría económica que busca las conexiones internas entre las categorías,
pero me he quedado con las ganas. Vicenc Navarro y Juan Torres, al igual que su
inspirador Paul Krugman, deben ser catalogados como economistas de la izquierda
burguesa, pero nunca como economistas marxistas, como economistas que buscan
transformar en profundidad la economía capitalista en economía socialista. Y no
puede haber profundidad en un documento de ideología económica cuando no se
señala como cuestión clave la propiedad sobre los medios para la producción de
la riqueza. El carácter específico de los economistas burgueses de izquierda se
muestra en que hacen de la política fiscal la pieza clave de su concepción
económica. Este abandono de la radicalidad –entiendo por radical cuando las
cosas se toman por la raíz–, lo percibí
en una de las múltiples apariciones televisivas de Pablo Iglesias, cuando casi
con perdón pedía a los muy ricos que tendrían que apretarse un poquito el
cinturón para mejorar la vida de los pobres. Esta es la concepción de la
justicia distributiva de la izquierda burguesa: una parte de la riqueza de los
ricos debe ser redistribuida entre los pobres. Aquí se presentan las cosas como
si los ricos tuvieran que sacrificar una parte de su riqueza en beneficio de
los pobres. Pero los marxistas no piensan así. Saben que la mayor parte de la
riqueza que está en manos de los ricos es trabajo ajeno creado por la clase
trabajadora y apropiado por aquellos gracias al sistema de propiedad imperante
en el capitalismo. De manera que la parte de los impuestos que pagan los ricos
y va a parar a los pobres no es más que una parte del trabajo creado por la
clase trabajadora y apropiada por aquellos. Así que por medio de los impuestos
recaudados a los ricos se devuelve una
parte de la riqueza a sus legítimos propietarios. Esta concepción de la
justicia distributiva pertenece a la izquierda radical, mientras que la que
hace de la política fiscal la pieza clave de su concepción económica pertenece
a la izquierda burguesa.
El estudio de la obra teórica de Aristóteles
nos permitirá estudiar la economía y la política con radicalidad. La
propiedad es presentada por Aristóteles como una pieza clave en el sistema
democrático. Tiene ideas que hoy día pueden
ser enmarcadas en la ideología de la izquierda radical. No obstante, era
un miembro destacado de la clase dominante de la Grecia clásica y defendía como
hecho natural la esclavitud. Pero la visión profunda y radical del mundo no
tiene nada que ver con los intereses de clases, sino con la filosofía que se
defienda. Por eso algunos confunden los intereses de clase de Podemos, que en apariencia son los de
las clases más desfavorecidas, con su concepción vulgar de la economía y de la
sociología. Hay que aplaudir los intereses de clase aparentes que defiende,
pero hay que criticar, al menos así lo deben hacer los marxistas, su concepción
económica, política y social del mundo. La ilusión de los dirigentes de Podemos, su apego a las apariencias y a las
conexiones externas, no debe cegarnos e impedir que seamos profundamente serios
con el destino histórico de las capas más pobres de la población.
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