Estimados amigos:
Que difícil será para nosotros
los peruanos, adelantar por quién vamos a votar el 2016 para presidente de la
república. Sabemos que los medios de comunicación, especialmente del consorcio
“El Comercio”, es el más afanoso en hacer encuestas, para intentar prever
quienes serán los candidatos.
Lamentablemente, en el Perú no
escogemos, sabemos que siempre terminamos votando por el menos malo, como ha
ocurrido en las elecciones regionales y municipales, en el caso de Lima, se
eligió al señor plomizo Castañeda Lossio, bajo el lema que “va a robar, pero
hace obras” de cemento y fierro (a quien le interesa la cultura y la identidad
de la ciudad de Lima).
Nunca quien les escribe, ha
encontrado una significativa parte de la población de nuestro país que indague,
pregunte y analice si está votando, en el caso de la primera y segunda vuelta, por
candidatos que estén preparados y tengan cuadros de gobierno. Formen parte de
un partido político donde el candidato a presidente sea elegido por las bases,
así como a quienes lo acompañaran en la fórmula presidencial (vice
presidentes).
Ahora, para el 2016 según las
encuestas de “El Comercio SA” sigue publicando que son cuatro por el momento
los candidatos; hace un buen tiempo que quien les escribe considera que los 4
candidatos mencionados son momias embalsamadas por los años que tienen en
política, no tienen partidos políticos y sólo se han convencido que con un clan
de allegados será suficiente para alcanzar los votos y llegar a ser presidente
de la república.
Casualidad que, los cuatro
candidatos señalados, no son lo que en política como ciencia dispone de la colocación
en al derecha, en el centro y en la izquierda. Los 4 de la Apocalipsis, para el
2016 son de una sola línea, que es de derecha y no hay matices, casi todos por
no decir todos han cometido, por decir lo menos, errores en su vida pública, y
algunos han llegado hasta los tribunales de justicia que los han librado por la
prescripción, y otros mantienen los juicios.
Es triste el panorama que
comenzamos a vivir con miras al 2016; la derecha peruana en general, y en
particular la DBA parece indicar que no tiene capacidad de renovación, no hay
juventud conservadora bien formada, que tenga partido organizado y cuadros de
elite, como para dirigir los cinco años en la presidencia de la república, (2016-2021).
Realmente es un drama, estos
cuatro candidatos a pesar de confesar las mismas ideas, no son capaces de
llevarnos a discusiones trascendentales como en el caso de Petroperú: en su
accionar y en la construcción de una refinería moderna, como ocurre en países
limítrofes como Ecuador, Brasil, Colombia, por poner solo 3 ejemplos de países
donde se tiene una política de Estado sobre la energía y el gas, y que se opta
irremediablemente por razones geopolíticas, de que el Estado sea el responsable
mayor de la explotación. (Ver el artículo de Humberto Campodónico sobre el tema
del petróleo al final).
Usted amigo, alguna vez ha
escuchado de esos 4 candidatos ocuparse del punto señalado en el párrafo
anterior. Claro está, que el señor Pedro Pablo Kuczynski en este caso de los
carburantes y el gas, ya sabemos quien es, pertenece al más refinado grupo de
lobbistas extranjeros, aprovechando de su nacionalidad peruano-norteamericana y
de sus relaciones establecidas cuando ha sido presidente, funcionario y asesor
de las empresas petroleras extranjeras.
Sin embargo, en el otro lado
de la centro izquierda, no tiene candidato, y también es probable que llegado
el momento serán dos o más los candidatos; será difícil, como a la derecha,
llegar a unirse, empero siempre hay diferencias entre la existencia de
organizaciones que más practican la democracia y tienen a pesar de la grita de
algunos conservadores fundamentalistas, que la izquierda y el centro sí pueden
formar cuadros porque tienen una significativa selección de expertos y
profesionales de primera calidad.
Esperemos que en un año se
llegue ha establecer entre la derecha, el centro y la izquierda candidatos pasables,
que existan coaliciones organizadas y competentes. Lo más fácil es soñar y
soñar, como por ejemplo que somos un país democrático y con poderes del Estado
independientes.
Atentamente,
Fernando Arce Meza
Petroperú: ¿Pulpín 2.0 a la vista?
Humberto
Campodónico
Diario
“La República”, 16 de marzo de 2015
El
argumento central del Artículo 6 de la Ley 30130 es que, para garantizar que
Petroperú pueda cumplir con pagar los préstamos para el financiamiento de la
Refinería de Talara, no debe incurrir en nuevos proyectos que le puedan generar
“pasivos firmes” y/o contingentes”. En apariencia, muy bien, pues evitaría que
la empresa se “distraiga” e invierta en proyectos que reduzcan el flujo de caja
y hagan peligrar el pago de las deudas.
Los
“pasivos contingentes” aluden a compromisos de pago que no generan obligación
hoy, pero sí podrían generarlos en el futuro.
En apariencia, otra vez, esto daría más tranquilidad a los acreedores de
Talara, pues tendrían una mejor garantía para el servicio de su deuda. Pero
solo en apariencia. Veamos por qué.
La
parte más rentable de la industria es la explotación de petróleo (“upstream“)
ya que la diferencia entre el costo de producción y el precio de venta es muy
grande. En los otros segmentos (refinación, transporte y comercialización), los
márgenes de ganancia son mucho más pequeños.
Por
eso las grandes petroleras están en todos los segmentos (integración vertical):
Exxon Mobil, Chevron, Total, Shell. Y
también, las estatales de Arabia Saudita, Argelia, Argentina, Brasil,
Colombia y Venezuela, para mencionar algunas.
Pero
Petroperú no produce un solo barril, pues en 1993-1996 se privatizaron todos
sus lotes. Y ahora es cuando puede volver al “upstream” porque muchos de esos
lotes acaban su contrato y revierten al Estado: los Lotes III y IV, así como el
Lote 1AB (hoy Lote 192).
Explotar
estos lotes (que están produciendo) no conlleva riesgo, como dicen algunos. El
riesgo está en la exploración (con ere), porque no se sabe si se va a encontrar
petróleo. Además, se plantea que Petroperú entre asociado con privados (hasta
con el 25%, como ya está acordado en los Lotes III y IV) y que el pago de las
inversiones se hará con la venta futura del crudo propiedad de Petroperú (para
no afectar su flujo de caja).
No
solo eso. La Ley 30130, en su Art. 5, establece una garantía del gobierno hasta
por US$ 1,000 millones como “respaldo de las obligaciones financieras que se
contraten para Talara”. Lo contradictorio es esto: si Petroperú entra al
“upstream” su flujo de caja mejorará, con lo que disminuye la posibilidad de
usar los US$ 1,000 millones. ¿Acaso eso no es una muy buena noticia? Claro que
lo es.
Entonces,
¿cuál es el problema? Que el Art. 6 habla de “pasivos”. Para el MEF, la
interpretación es que entrar a explotar (con te) es un pasivo, aunque gane
plata. ¿Absurdo, no? Para otros, el Art. 6 no impide la entrada al “upstream”
pues no se generan pasivos, ya que los pagos se hacen con las ventas futuras de
un petróleo que ya está allí.
En
todo caso, como ha dicho Juan Incháustegui, si existiera algún problema con la
Ley 30130, eso se soluciona con otro proyecto de ley, como el del exministro
Mayorga, que fue apoyado por el Presidente Humala y por la Presidenta del
Partido Nacionalista, Nadine Heredia. Esto sería fácilmente entendido por los
acreedores de Talara, ya que garantiza
mejor el pago de la deuda.
No
solo eso. Actualmente Petroperú no recupera US$ 100 millones anuales del
crédito fiscal por el IGV de los combustibles que vende en la Amazonía, lo que
llega a US$ 1,000 millones en los últimos 10 años. La modificación a este otro
absurdo se pudo incluir en la Ley 30130, pero el MEF (Castilla) no quiso. Hace
poco Daniel Abugattás planteó un proyecto de ley para su recuperación (¿dónde
estará?).
El
tema, entonces, no es técnico ni económico, sino político. Es claro que se
necesita una reingeniería (ya contratada, como lo manda el Art. 4 de la Ley
30130) y mejorar el Buen Gobierno Corporativo (que ya tiene). ¡Qué duda cabe!
Pero eso viene de la mano con su fortalecimiento económico, lo que pasa por
entrar al “upstream” e incluye el Lote 64 de Petroperú, con 55 millones de
barriles de reservas que, al parecer, tampoco podría ser explotado por el
candado del Art. 6.
Para
terminar, si bien los precios han bajado, la actividad sigue siendo rentable, a
lo que se agrega la volatilidad característica de precios debido a razones
extramercado (geopolítica del Medio Oriente y OPEP). Pero lo más importante es
que el fortalecimiento de Petroperú incide en el modelo de desarrollo, la seguridad
energética, el cambio de la matriz energética y la verdadera diversificación
productiva, lo que incluye el impulso al Gasoducto Sur Peruano y la industria
petroquímica en Arequipa y Moquegua –y no se logrará sin la intervención
rectora del Estado–.
Creemos
que el gobierno todavía puede impulsar el retorno de Petroperú al “upstream”.
Para coadyuvar a ese objetivo, es clave la Iniciativa Legislativa Ciudadana que
ha presentado 65,000 firmas para derogar y modificar el Art. 3 y el Art. 6 de
la Ley 30130. Es la oportunidad para que los congresistas de Piura y de todo el
país apoyen este proyecto de ley que viene de abajo.
Así
sucedió en julio del 2006 cuando el Congreso insistió en la Ley 28840, de
fortalecimiento de Petroperú, contra el veto de Toledo. Así también puede
suceder ahora tomando en cuenta, además, que difícilmente alguien querrá
enajenarse los votos del norte grande, empezando por Piura. El gobierno debe
fortalecer Petroperú porque es bueno para el país y no debería ir hacia un
Pulpín 2.0.
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