(Segunda parte)
(20 de mayo de 2015)
Por Miguel
Aragón
IV
Ravines
viajó a Lima aproximadamente el año 1917, a la edad de 21 años,
casi coincidiendo en el tiempo con el viaje de Víctor Raúl Haya a
la capital. El segundo, quien contaba con el apoyo económico de su
familia, ingresó a estudiar en la Facultad de Derecho de la Universidad
de Lima. Mientras que Ravines, que procedía de una familia de menos recursos
económicos, de inmediato tuvo que dedicarse a trabajar como empleado en una
empresa comercial, a diferencia de Haya la lucha por la supervivencia
diaria primaba en él.
Ambos,
Ravines y Haya, llegaron a Lima, en los momentos de mayor auge y
beligerancia de las luchas obreras y estudiantiles de ese tiempo (luchas
masivas y combativas, desarrolladas entre fines del año 1917
y mediados de 1919). Por una parte, los obreros luchando por el derecho
al trabajo digno, agitando y conquistando el derecho a la jornada de trabajo
de 8 horas, lucha que se había prolongado durante más de quince
años (05); y por otra parte, los estudiantes universitarios
luchando por la reforma universitaria, como parte de una lucha
democrática que en ese momento tenía alcance continental (06).
En esas
jornadas, de intensa agitación y movilización obrera y estudiantil en Lima,
coincidieron Ravines y Haya, y por otra parte también coincidieron José
Carlos Mariátegui, César Falcón y otros intelectuales. Entre ellos, el efecto y
las huellas dejadas por esas luchas obreras y estudiantiles fueron
diferentes. Mientras que Mariátegui, Falcón, Félix del Valle, Humberto del
Águila, y otros que colaboraban en la publicación de la revista Nuestra
Época (junio-julio de 1918), “se orientaron resueltamente al
socialismo”, por el contrario, Haya y Ravines se quedaron en el simple
“anticapitalismo”, que poco después se elevó a demagógica pose
“antiimperialista”, pose superficial que en el fondo encerraba en ellos
el rechazo al socialismo, nuevo orden social engendrado en el seno del régimen
capitalista.
Entre los
años 1921 y 1923, Haya y Ravines coincidieron en algunas acciones esporádicas
de agitación estudiantil en Lima. Mientras Haya dirigía
las actividades que realizaban la Federación de Estudiantes del Perú
y la Universidad Popular Gonzáles Prada, ésta última
recién organizada en enero de 1921 (07), por su parte
Ravines colaboraba en las actividades de “extensión
universitaria” que desarrollaba la mencionada Universidad Popular.
La fase
inicial de las actividades académicas de la Universidad Popular, en el
transcurso de los años 1921 y 1922, coincidió en el tiempo con las fastuosas
fiestas gubernamentales por el Centenario de la Independencia de la
República (julio de 1921), con la estridente prédica de las
arengas “nacionalistas” y “patrioteras”, demagogia superficial que en ambos
personajes (Ravines y Haya) abonó el desarrollo de sus primeras
propuestas de “luchar por la segunda independencia”, que pasaría a ser la
cuestión esencial de su naciente antiimperialismo nacionalista
(antiimperialismo de palabra, nacionalismo de hecho).
V
Como
consecuencia de la agitación estudiantil de esos años, que se cruzaba y
confundía con las disputas que sostenían diferentes facciones de la
política criolla por el control del gobierno, Haya fue deportado a
Panamá en octubre de 1923. Dos años después, Ravines fue
deportado a Santiago de Chile y de ahí derivado a la Argentina. En
Buenos Aires, Ravines se integró al grupo de deportados peruanos ya
instalados en esa ciudad, en su mayoría estudiantes, los cuales
simpatizaban con la prédica justicialista que Haya venía agitando, primero
desde varias ciudades centro americanas, y poco después desde
Londres.
En ese
ambiente de camaradería estudiantil en la capital argentina, Ravines
a diferencia de los otros deportados, que vivían de las remesas mensuales
que les enviaban sus padres, rápidamente había conseguido trabajo como empleado
administrativo, y pronto demostró y destacó por su habilidad en el trabajo
organizativo. Así comenzó a promover reuniones, conferencias y publicaciones.
Entre otras acciones, Ravines fue el principal promotor y
organizador de la publicación del folleto Por la Emancipación de
América Latina, que recogía varias cartas y arengas estudiantiles
de Haya.
En el mes de
setiembre del año 1926, Ravines financiado con sus propios
ahorros, viajó a Europa, y se instaló en París. Llevaba el encargo de los otros
deportados de comunicarse con Haya, y promoverlo como dirigente político del
movimiento, reservándole a Mariátegui la función de “orientador moral” (08).
Haya en esos momentos radicaba en Londres. Entre octubre y
noviembre de 1926, ambos personajes se juntaron por varios días en Paris,
y a iniciativa de Ravines comenzaron a definir la orientación y las tareas del
proyecto de formación de la Apra, que hasta ese momento solo existía como una
propuesta, como una idea vaga, pero que no existía como organización
efectiva en ninguna ciudad del extranjero ni tampoco del país (09).
VI
Aquí es
necesario reiterar, lo que anteriormente ya he anotado en otros
comentarios. Hasta fines de 1926 en Lima, y en las principales ciudades del
Perú, lo que existía era un movimiento amplio, un frente de trabajadores
manuales e intelectuales, en el cual coincidan y competían algunos pocos
activistas que simpatizaban con las tendencias libertarias, anarco
sindicalistas, socialistas, justicialistas y de otros matices próximos, junto a
los cuales había una mayoría de obreros y estudiantes que no tenía una posición
teórica definida, pero si tenían espíritu de lucha y participaban
activamente en las diversas acciones conjuntas por la renovación peruana.
El frente
único en desarrollo, hasta ese momento no tenía un nombre propio,
ni tampoco tenía un aparato organizativo centralizado. El frente único que
promovía, y en el cual activaba José Carlos Mariátegui, en los hechos no
tenía ni nombre propio ni un aparato; y no los tenía, porque
simplemente no necesitaba nombre propio, ni tampoco necesitaba
un aparato burocrático permanente.
Según la
concepción del frente único, desarrollada por Mariátegui en esos años: “El
frente único es una acción contingente, concreta, práctica. El programa
del frente único considera exclusivamente la realidad inmediata, fuera de toda
abstracción y de toda utopía”. Y precisando conceptos, Mariátegui señaló:
“Formar un frente único es tener una actitud solidaria ante un problema
concreto, ante una necesidad urgente” (10).
Esos eran la
concepción y el estilo de trabajo del frente único en esos años. Lo
sustancial era la “acción contingente”, la “actitud solidaria”, o sea, promover
la unidad en la acción, ante los problemas concretos que afrontaban los
trabajadores. Ese frente único no necesitaba la dirección de ninguna
organización partidaria. Es más, entre 1923 y comienzos de 1930, todavía
no existían ni el Partido Comunista, ni el Partido Aprista, y el comité
organizador del Partido Socialista recién se constituyó en octubre de
1928, pero el frente único si existía y se desarrollaba, antes de ellos
y sin ellos. Se entiende que el frente único en ese
tiempo no era “correa de transmisión” de ningún aparato burocrático
partidario.
Esa era la
modalidad de desarrollo del frente único en esos años, esa fue la decisión
mayoritaria de los trabajadores en ese tiempo. Por eso, Mariátegui afirmó: “El
frente único proletario, por fortuna, es, entre nosotros, una decisión y un
anhelo evidente del proletariado. Las masas reclaman la unidad. Las masas
quieren fe, Y, por eso, su alma rechaza la voz corrosiva, disolvente y
pesimista de los que niegan y de los que dudan, y busca la voz optimista,
cordial, juvenil y fecunda de los que afirman y de los que creen” (11).
Para fines
del año 1926, en Lima y en otras ciudades del país, existía
un frente único muy amplio, variado y combativo, en el cual participaban
varios centenares de obreros de diferentes ramas industriales (destacando en
especial los obreros textiles, ferroviarios, portuarios y gráficos), también
participaban empleados del comercio y de la banca, estudiantes e
intelectuales diversos, quienes en su conjunto coordinaban y se apoyaban
mutuamente en las luchas concretas del momento. Desde el punto de vista
de la composición social, en Lima el frente tenía un carácter
predominantemente obrero-estudiantil-intelectual, mientras que en otras
provincias llegó a tener un carácter obrero-campesino-estudiantil (entre
nosotros continúa pendiente la investigación de la composición
social y las acciones más importantes del frente único desarrolladas entre 1923
y 1930, esta como otras tareas, no es “un tópico superado”).
En Lima, el
sector más activo de ese frente participaba directamente en las
acciones desplegadas en la Universidad Popular (que sesionaba
semanalmente en varios locales, ubicado uno en el centro de Lima, y
en otros locales más distantes, ubicados en el Callao, en Vitarte y en
Barranco). A mediados del año 1925 el sector más esclarecido y consciente
del frente único en Lima, a instancias de Mariátegui, se
agrupó en el Ateneo de Estudios Sociales y Económicos, que
se reunía casi todas las noches en el “rincón rojo” de la vivienda de
Mariátegui (12). Ese seminario se dividió el trabajo en tres
secciones, y de esa manera contribuyó de manera efectiva en la
investigación necesaria para el desarrollo del libro 7 ensayos de
interpretación de la realidad peruana (13).
Desde
comienzos del año 1926, ese mismo sector, que sesionaba en el
“rincón rojo”, asumió el trabajo colectivo de publicar la revista Amauta,
cuyo primer número previsto para antes del mes de mayo, después de
superar varias postergaciones, apareció definitivamente en el mes de
setiembre de 1926, y tal como su director la definió: “Amauta era
la voz de un movimiento y de una generación”. La publicación de Amauta
comenzó, y se mantuvo, como una acción frente unitaria.
Varios de
los grupos de deportados que se habían reagrupado en México, Buenos Aires, La
Paz, La Habana, o Paris, a la distancia colaboraban en la acción conjunta y
discusión de esos años, algo similar ocurría con los grupos de colaboradores
que se habían formado en Cusco, Arequipa, Chiclayo, y otras ciudades del país.
Entre esos colaboradores radicados en el extranjero también se
encontraban Víctor Raúl Haya (en Londres), Eudocio Ravines (primero en
Buenos Aires, y después en Paris). Para ese entonces, no existía
ninguna organización efectiva de la Apra, ni en el Perú ni en el
extranjero. Del Apra solamente existían las cartas y arengas de
caudillaje personalista que periódicamente agitaba Víctor Raúl Haya (14).
VII
Quién
después se encargaría de promover los primeros intentos de organización y
definición de la Apra fue Eudocio Ravines, justamente en el tiempo que él viajó
a Europa y se encontró y coordinó con Víctor Raúl Haya, en los últimos meses
del año 1926.
Leamos a
continuación el testimonio personal de Ravines, escrito veinte años después (en
1947):
“La tarea
política en Paris [a fines del año 1926] me unió estrechamente a Haya de la
Torre, insistí en la necesidad de definir la orientación fundamental de la
Alianza Revolucionaria, su estructura orgánica, sus plataformas doctrinarias,
su teoría y su práctica. En esta labor presté mi colaboración entusiasta al
jefe del aprismo, participé en la elaboración de esas bases y fui yo quien
redactó los primeros documentos del aprismo.
El primer opúsculo se llama “¿Qué es el Apra?”
Ese documento fue redactado por mí y luego revisado y corregido por Haya
de la Torre. Los borradores fueron elaborados en París por ambos y, luego de
sacados en limpio, enviados a Londres, a donde Haya había regresado. Pocos días
después, la primera tesis aprista apareció en inglés en la revista The
Labour Monthly” bajo el título “What is the Apra”.
Simultáneamente lo hacía imprimir en Paris, en hojas que circularon
profusamente por América Latina y cuyo texto fue reproducido en diversas
publicaciones americanas” (15).
Continuando
con su testimonio personal, Ravines agregó: “En todo este trabajo laboré con
intensidad. La tendencia socialista y vigorosamente anti-imperialista de aquel
documento fue obra del acuerdo fundamental a que habíamos llegado Haya
de la Torre y yo. Discrepancias adjetivas fueron relegadas para discusiones
ulteriores, las que estimamos que vendrían tras un estudio exhaustivo de los
asuntos frente a los cuales no habíamos llegado a un completo acuerdo. En lo
fundamental, en la doctrina básica y en los lineamientos doctrinarios
esenciales, el acuerdo se había producido, y el trabajo común se desenvolvió en
un ambiente de cordialidad y de camaradería. En aquellos momentos nada
sustantivo nos distanciaba; y al contrario, todo parecía unificar nuestro
criterio común” (16).
Toda persona que haya leído con atención el texto ¿Qué es el Apra?
escrito por la dupla “Ravines – Haya”, sabe muy bien que ese no fue un
documento de carácter “socialista”, sino una típica arenga panfletaria de
carácter “antiimperialista”. En ese confuso y contradictorio documento
primigenio ya se deslizaba la siguiente propuesta, que más adelante sería
uno de los puntos en debate: en la última página dicen “El A.P.R.A. es el
Partido Revolucionario Antiimperialista Latinoamericano que organiza
el gran Frente Único de trabajadores manuales e intelectuales de América
Latina”, conclusión que se contraponía con el enunciado inicial de la primera
página, en la cual dicen “La organización de la lucha antiimperialista en la
América Latina, por medio de un Frente único internacional de
trabajadores manuales e intelectuales, con un programa común de acción política
, eso es el A.P.R.A. (Alianza Popular Revolucionaria Americana)” (17).
Desde su
primer documento definitorio, la Apra ya llevaba el sello de la clase
social a la cual representaba, la ambigüedad de las clases medias en proceso de
descomposición por el empuje del crecimiento capitalista. La indefinición, y a
la vez confusión entre frente y partido, por oposición al partido de
clase que promueve el proletariado y el socialismo, es una expresión
típica de la ambigüedad de las clases medias, sector social que en el
proceso de crecimiento capitalista se encuentra en el limbo entre el
proletariado y la burguesía, “viven como los de abajo, pero piensan y sueñan
como los de arriba”.
Siguiendo
con su testimonio, Ravines anotó lo siguiente:
“Tras
aquel trabajo largo y tenaz de colaboración estrechísima y amigable con Haya
vino mi labor para convencer a José Carlos Mariátegui y a Manuel Seoane. Existe
una nutrida correspondencia entre nosotros de aquella época. Trazados los
lineamientos fundamentales de la Alianza Popular Revolucionaria, producido el
acuerdo sobre las cuestiones medulares, realizada la conquista de Manuel
Seoane, emprendimos el trabajo de organización de los grupos apristas
peruanos en los diversos puntos donde había peruanos desterrados.
Poco después asistíamos juntos al Congreso Anti-imperialista de Bruselas” (18).
(Continuará)
Notas.-
(05) La lucha de los obreros en el Perú por la
jornada laboral de 8 horas comenzó a inicios del siglo XX, impulsada por el
crecimiento capitalista de esos años, y adquirió mayor fuerza a partir del 1°
de mayo de 1905. Desde ese momento hasta 1918, año a año, la lucha
reivindicativa fue adquiriendo cada vez mayor organicidad y contundencia. El
largo ciclo de crecimiento capitalista, iniciado el año 1895, creaba las
condiciones favorables para esa lucha. A mayor crecimiento económico
corresponde mayor demanda de mano de obra asalariada, y a mayor demanda de
fuerza de trabajo correspondía mayor precio y mejores condiciones para la venta
del trabajo asalariado. Tras varios días de huelga obrera, la conquista de las
8 horas de jornada laboral se conquistó en el mes de enero de 1919.
(06) La lucha por la Reforma Universitaria fue un
movimiento de carácter continental en la cual participaron estudiantes
universitarios de Argentina, Uruguay, Chile, Perú y otros países de nuestro
continente. Papel decisivo desempeñaron los estudiantes de la Universidad de
Córdoba (Argentina) quienes en junio de 1918 propusieron y agitaron los
postulados fundamentales de esa lucha de carácter antifeudal y
democrático, que se correspondía con las necesidades del crecimiento
capitalista.
(07) El primer Congreso de la Federación de
Estudiantes del Perú se realizó el año 1920 en la ciudad del Cusco. En ese
evento, Víctor Raúl Haya, como delegado de la Universidad de Lima (Universidad
de San Marcos) fue elegido Presidente de la Federación. Uno de los acuerdos del
evento fue promover la formación de las Universidades Populares. Al año
siguiente, el 22 de enero de 1921 se constituyó la primera Universidad
Popular en Lima, nombrando como rector a Haya. La UP comenzó a funcionar en el
local de la Exposición (actual Museo de Arte de Lima), de propiedad de la
Municipalidad Provincial de Lima, que temporalmente le cedió el local para uso
de las actividades de extensión universitaria. Dos años después, a fines de
octubre de 1923, el Municipio de Lima le recortó ese derecho a la UP, la cual
en los siguientes años continuó sus actividades en diverso locales
sindicales.
(08) Declaración de Ravines en periódico Vanguardia.
(09) Investigaciones realizadas a mediados de
la década de 1980 confirmaron esta hecho, acerca de la inexistencia efectiva de
la Apra como organización en esos años. Constatación, que por lo demás,
Mariátegui siempre la mencionó, cuestionando la existencia efectiva de la
Apra.
(10) José Carlos Mariátegui, Mensaje al Segundo
Congreso Obrero, enero de 1927.
(11) José Carlos Mariátegui, ibid.
(12) El Ateneo de Estudios Sociales y Económicos se
organizó a iniciativa de José Carlos Mariátegui, quien hizo un llamamiento
público el 17 de julio de 1925 con un artículo publicado en la revista Mundial,
titulado Un Programa de Estudios Sociales y Económicos (revisar libro
Peruanicemos al Perú). El seminario de investigación se dividió en tres
secciones, una de Economía Peruana, otra de Sociología Peruana y una
tercera de Educación.
(13) El libro 7 Ensayos de interpretación de la
realidad peruana es un libro singular dentro de los escritos marxistas de su
tiempo. Ningún otro autor llegó a producir una obra de esa amplitud por los
temas tratados, ni de esa profundidad en el tratamiento de cada uno de los
temas. Por otro lado es fácil observar que Mariátegui escribió sobre cada uno
de los aspectos de la realidad peruana como si la hubiera conocido y observado
“directamente” en toda su amplitud. Sabemos que Mariátegui solamente
conocía Lima, y posiblemente guardaba recuerdos de infancia de la campiña de
Huacho, pero nunca tuvo oportunidad de viajar por el resto de nuestro extenso
país, salvo un breve viaje a Huancayo en julio de 1919. La información de las
características particulares del país, Mariátegui la obtuvo
indirectamente, en las conversaciones sostenidas en el “rincón rojo” de su
vivienda, con numerosos estudiantes y trabajadores provenientes de otras
provincias del país, todos ellos colaboraron en la producción del libro 7
ensayos.
(14) Desde un comienzo, Mariátegui aceptó la
propuesta de Haya de organizar la Apra, que venía a ser una propuesta de nombre
propio para el frente único que ya existía en el país, pero siempre declaró que
la Apra era un plan, un proyecto, pero que no había llegado a ser una
organización efectiva.
(15) En artículo de Eudocio Ravines, Mi primera
colaboración con Haya en Paris y la conquista del cachorro, en
periódico Vanguardia N° 125, 21 de marzo de 1947, pp.1-3
(16) Eudocio Ravines, ibid
(17) ¿Qué es el Apra?, en libro El Antiimperialismo
y el Apra.
(18) Eudocio Ravines, ibid.
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