Reseña de "Green Capitalism: The God that
Failed", de Richard Smith
Truthout
17-08-2015
Traducción del inglés para Rebelión de Carlos
Riba García.
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La crisis climática es la mayor amenaza que ha
enfrentado la humanidad. Al ritmo actual de las emisiones globales de gases de
efecto invernadero el calentamiento del planeta sobrepasará los dos grados
centígrados hacia la mitad del siglo XXI y en 2100 llegará a los 4-6º C por
encima de los promedios preindustriales. La magnitud de la inminente catástrofe
fue descrita con Libroelocuencia por Hans Schellnhuber, director del Instituto
Postdam para la Investigación del Impacto Climático, cuando dijo, “La
diferencia entre 2 y 4 grados es la civilización humana...”. Además de eso, la
biosfera está sufriendo intensa polución, agotamiento de los recursos,
extinción de especies, acidificación de los océanos y mares, entre otros
peligros que se avecinan.
Pero, ¿podemos salvarnos a nosotros mismos? En su
reciente libro, Green Capitalism: The God that Failed, Richard Smith
dice con convicción que “con toda certeza, la producción sostenible es posible
pero no en el marco del capitalismo” e incluso con más fuerza, “fundamental e
irremediablemente, capitalismo y conservación del planeta son dos conceptos
opuestos”. Para esta cuestión cardinal, Smith aporta un admirable dominio de la
economía, y un atractivo y coloquial estilo de escritura. Explica e ilustra con
irresistible claridad los mecanismos clave del capitalismo que le fuerzan a
crecer indefinidamente; esas explicaciones están sustentadas por una amplia
panoplia de ejemplos de las prácticas económicas de las corporaciones y las
naciones de todo el mundo.
Green Capitalism: The God that Failed
es una compilación de ensayos complementarios que ya se habían publicado. El
primero de los cinco capítulos revisa los escritos de Adam Smith y la
transición histórica al capitalismo en Europa. Desde el comienzo mismo, el
Capítulo 1 explica cómo la competencia entre mercados conduce a la rápida
innovación, lo que a su vez, lleva a la expansión de los mercados, un ciclo que
continúa sin cesar. La economía capitalista, por lo tanto, tenía implicaciones
ecológicas desde su inicio, algo que la diferencia de todos los periodos
[económicos] anteriores.
Sin embargo, las implicaciones ecológicas, son
ignoradas por los economistas de la corriente dominante. En ese sentido, Smith
denuncia que “los textos introductorios a la macroeconomía utilizados por la
mayor parte de los departamentos económicos de Estados Unidos revelan que la
profesión adolece de una falta de contacto con la realidad”. Economistas que
responden al pensamiento dominante, desde Milton Fridman a Paul Krugman,
reconocen la necesidad de una eterna expansión económica asociada con un
aumento del consumo. Sin estas premisas, el capitalismo se paralizaría. Según
Kugman, “Aunque será una lástima que los estadounidenses continúen compitiendo
sobre quién puede poseer la mayoría de los juguetes, lo peor de todo sería si
repentinamente se detuviera esa competencia”.
En el capitalismo, la expansión económica es
inevitable, pero la consecuencia inexorable es la destrucción de la Tierra.
Richard Smith lo resume así: “El crecimiento y consumo sin fin están
destruyendo el planeta y condenando a la humanidad, pero sin un crecimiento
incesante de la producción y el insaciable aumento del consumo estaríamos
todavía peor. Esta es la lógica contradictoria y suicida del capitalismo”.
Incluso dejando a un lado la cuestión de la
destrucción del planeta, la mano invisible del mecado ha fracasado en sus
propios términos. Smith os recuerda que “Doscientos cincuenta años después de
lo escrito por [Adam] Smith, el desarrollo del capitalismo global ha producido
las sociedades más obscenamente desiguales de la historia, un mundo en el que
la mitad de la población vive con menos de dos dólares por día y miles de
millones de personas subsisten en una pobreza desesperante...”.
En contra del pensamiento económico dominante, un
puñado de economistas propone modelos capitalistas sostenibles, como el
“decrecimiento” o versiones capitalistas de la “creación continua”; o el
“capitalismo verde”, en el cual los avances tecnológicos, el reciclaje y la
“economía desmaterializada” de algún modo permitirían un crecimiento indefinido
aunque sostenible. En los Capítulos 2 y 3, Smith los toma por su nombre y muy
detalladamente. Sus discrepancias no son solo académicas; las potentes
refutaciones de Smith son de importancia crucial porque la mayor parte de los
líderes estadounidenses del ambientalismo adhieren a alguna versión del
decrecimiento o del capitalismo verde mediante su discurso, su accionar o
sencillamente su fracaso a la hora de identificar el capitalismo como una
amenaza a la supervivencia.
Como demuestra Smith, el problema no es que seamos
“adictos al crecimiento” o que el crecimiento perpetuo sea un “maleficio”, como
escribió Bill McKibben (y Smith lo cita). Incluso el importante libro de Naomi
Klein, This Changes Everything: Capitalism vs. the Climate (Esto cambia
todo: capitalismo vs. clima), criticado por Smith en el Capítulo 4, se centra
sobre todo en el “capitalismo desregulado” como opuesto al capitalismo.
Pensando también en la obsesión con el
neoliberalismo que tienen tantos escritores del pensamiento dominante que
colaboran en medios progresistas, quienes rara vez –si alguna– condenan el
capitalismo sin precederlo de ese adjetivo. Para ellos, los villanos son el
“capitalismo corporativo”, el “capitalismo de casino”, etc., en lugar del
propio capitalismo.
En marcado contraste y con reconfortante claridad
de pensamiento, Smith explica “Por qué el suicidio ecológico inherente al
crecimiento está incrustado en la naturaleza misma de cualquier capitalismo
imaginable. Esto significa... que el proyecto de un capitalismo de creación
continua es imposible y solo una distracción”. En especial, “En el
capitalismo, todo lo que pretende el uso eficiente de los recursos no es más
que la utilización de recursos ahorrados para producir aún más artículos,
acelerar la conversión de todavía más recursos naturales en productos”.
En el capitalismo, esto es inevitable sin provocar la paralización económica.
“El consumismo insaciable es un requisito
cotidiano de la reproducción capitalista... Sin el consumo incentivado no hay
crecimiento ni puestos de trabajo.” ¿Por qué no hay puestos de trabajo? Pensad
que “más de dos tercios de las ventas del mercado, y por lo tanto la mayor
parte de los puestos de trabajo, dependen de la venta directa al consumidor
mientras que el resto de la economía –incluyendo las infraestructuras y las
fuerzas armadas– se dedica a mantener este ‘estilo de vida estadounidense’
consumista”. Aunque se ignorara eso, ¿cómo podría el capitalismo alcanzar
alguna vez una creatividad continua? “¿Están acaso Toyota o General Motors
pensando en producir el año que viene la misma cantidad de coches –hechos de
acero– que este año?”, pregunta Smith.
Del mismo modo, en el Capítulo 3, que lleva por
título el del propio libro, Smith desmantela las esperanzas del capitalismo
verde mediante cinco tesis sobre la naturaleza de cualquier tipo de
capitalismo. La quinta de ellas desafía directamente a los mitos tan en boga
del “hechizo” y la adicción al crecimiento: “El consumismo y el consumismo
incentivado no son de ‘desechables’ porque no son solo ‘culturales’ o
‘costumbres’. Son inherentes al capitalismo e indispensables para su
reproducción cotidiana de productores corporativos en un competitivo sistema de
mercados, en el que capitalistas, trabajadores, consumidores y gobiernos por
igual dependen todos del interminable ciclo de incremento del consumo a
perpetuidad para mantener los beneficios económicos, los puestos de trabajo y
las rentas públicas...”.
En los dos últimos capítulos, Smith bosqueja las
restricciones ecológicas necesarias para cualquier economía postcapitalista y
describe las alternativas ecosocialistas al capitalismo. Los cambios que
forzosamente habrá que encarar son pasmosos. Toda la economía [de Estados
Unidos] deberá contraerse y reestructurarse con cooperación internacional. El
capitalismo es incapaz de encontrar puestos de trabajo para los desempleados
por el decrecimiento, incluso aunque se necesite una gran expansión de los
servicios sociales como el cuidado de la salud, la educación, la rehabilitación
ecológica, etc.
“Dado que vivimos en una sociedad capitalista, no
socialista, nadie está prometiendo nuevos empleos para todos los mineros de la
hulla, los perforadores de pozos de petróleo, los que trabajan en la extracción
del gas no convencional, los obreros de las empresas automotrices, los chóferes
de camiones, los constructores de aviones, los pilotos de aerolíneas y la gente
que trabaja en muchísimos otros sectores cuyo trabajo estará en riesgo si los
combustibles fósiles resultaran reducidos seriamente.”
Smith reconoce que la construcción de un movimiento
requiere algo más que estar contra la destrucción ecocida; necesita de una
visión de futuro. Con este objetivo, él esboza algunos rasgos –atractivos y
alcanzables– de una sociedad ecosocialista.
La lectura de Green Capitalism: The God that
Failed es imprescindible para quienes se oponen al suicidio planetario. El
capitalismo está librando una guerra contra la naturaleza. Mientras esto no sea
algo evidente para amplios sectores de la sociedad, estaremos limitados a los
proyectos reformistas capaces solo de retardar nuestra marcha hacia el olvido,
pero no de detenerla. Tal como nos recuerda Smith, “Decir que este es el
momento más crítico de la historia de la humanidad no es una exageración.
Richard Smith, Green Capitalism: The God that
Failed, publicado por World Economics Association eBooks, 30 de abril de
2015
David Klein
es físico-matemático y profesor de matemáticas en la Universidad del estado de
California, donde también dirige el programa de Ciencia Climática, un programa
de formación diseñado para preparar a estudiantes o graduados en ciencia
climática y campos relacionados. Es autor del ebook, Capitalism and Climate
Change: The Science and Politics of Global Warming.
Copyright, Truthout.org. Esta traducción se ha
hecho con el permiso expreso de Truthout.
Fuente: http://www.truth-out.org/opinion/item/31959-book-review-green-capitalism-the-god-that-failed#
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