Daniel
Eskibel
-¿Por qué la imagen es más importante
que un panfleto con 10 propuestas electorales? -me pregunta a quemarropa un
periodista.
Me quedo pensando...
Meses después, estoy en el Congreso
Internacional de Comunicación Política de Buenos Aires.
-La plataforma electoral es una pieza
de arqueología -dice Mario Riorda en su conferencia.
Sigo pensando...
Un viejo tema cruza la comunicación
política de nuestro tiempo, y es si esa comunicación política debe priorizar lo
emocional o lo intelectual.
Enterrando los programas
Si comparamos imágenes vs programas,
por supuesto que llegó la hora de enterrar los programas. Fallecieron de muerte
natural y su cadáver ya está frío.
¿Por qué?
Porque la imagen es la vía principal
hacia las emociones humanas. En cambio, un panfleto con
estupendas propuestas electorales es una vía directa hacia la razón, el
entendimiento y la intelectualidad humana.
Y la decisión de voto es emocional.
Es simple: si la decisión es emocional,
entonces tendrá mucho mayor efecto persuasivo lo que apunte a las emociones que
lo que apunte a lo intelectual.
Comunicación política emocional, pues.
Insisto, la decisión de voto es
emocional, no intelectual. Eso no la hace mejor ni peor, es, simplemente, un
hecho que hay que comprender.
Yo sé que algunas personas que
santifican la ideología y la razón se horrorizan de la posibilidad de que
alguien decida emocionalmente su voto. Pero es así.
Es más, todas las decisiones
importantes de nuestra vida son básicamente emocionales.
Las buenas y las malas, las
superficiales y las profundas, las perecederas y las duraderas.
Todas. Es un concepto básico de la
psicología.
Entonces, si tienes diez excelentes
propuestas electorales, o cien, no agotes tu imaginación en un panfleto que
casi nadie va a leer. En vez de eso, busca imágenes potentes que puedan
expresar tus propuestas y llegar a las emociones de la gente.
Coloca, en el corazón de tu
comunicación política, esas imágenes potentes que muevan las fibras
emocionales.
Allá va, la tierra cayendo sobre los
programas de gobierno. Palada tras palada, hundiéndolos en el olvido.
Inertes bajo tierra, quedan condenados
al olvido y la oscuridad.
Así parece.
Desenterrando los programas
¿Nos olvidamos de algo?
Mmm, veamos.
Tal vez sí.
¿Tenemos ideas?
Sí, claro.
Ya sabes: esto es política.
¿Tenemos argumentos?
Por supuesto.
Así lo creo.
Porque estamos en un debate de ideas,
¿verdad?
¿Tenemos propuestas y planes de
gobierno?
¡Sí!
Espero que así sea...
¿Dejaremos todo eso bajo tierra?
Pues hombre, yo diría que no.
Ideas, propuestas, planes,
proyectos...¿Deben estar en nuestra comunicación política?
Sí.
¿Pero no era que teníamos que enterrar
todo eso porque las decisiones son emocionales?
Que sí, mi querido amigo Heráclito.
Que tal vez algunas contradicciones
sean motores para mover aún más nuestra comunicación política. Ya lo verás.
¿Por qué son herramientas válidas de
comunicación política las ideas, propuestas, planes y proyectos?
Por varias razones:
- Porque son especialmente relevantes para un sector del electorado, minoritario pero influyente
- Porque son argumentos para la comunicación política de los activistas con la gente, para generar 'conversación política' en la sociedad
- Porque son importantes a la hora de generar noticias
- Porque son elementos muy valorados por algunos medios de comunicación (por ejemplo prensa y radio)
- Porque el solo hecho de contar con planes claros ya comunica emociones importantes vinculadas con la seguridad y la confianza
- Porque lo intelectual funciona para 'cerrar' la decisión política que la emoción 'abrió' (o sea que la decisión política es emocional en su génesis y en su raíz pero es su versión intelectual la que presento ante mí mismo y ante los demás)
Los programas de gobierno se agitan en
su tumba. Rasguñan las piedras. Sus manos remueven la tierra y sus dedos
comienzan a emerger a la superficie...
Final con zombies y muertos que caminan
¿Y entonces qué hacemos?
¿Resucitamos los viejos programas de
gobierno?
No. Tampoco.
Serían como zombies circulando por los
bordes de la comunicación política. Más muertos que vivos, incapaces de
comunicar, vacíos.
Pero sí hay que pensar en nuevas formas
para la comunicación política de los proyectos y las propuestas:
- Una comunicación política inteligente actualizada, ágil, interesante, viva.
- Una comunicación política potente, con imágenes, con fuerza persuasiva.
- Una comunicación política con menos pretensiones, menos páginas, frases más cortas, mayor poder de síntesis y mejor conexión con los problemas de los ciudadanos.
- Una comunicación política donde las ideas no estén divorciadas de las emociones sino articuladas, relacionadas e integradas con ellas.
- Una comunicación política de ideas que al mismo tiempo despierte emociones.
Nada de zombies.
Nada de aquellos viejos programas políticos
nacidos para juntar polvo ya que nadie los lee.
Nada de sesudos e interminables
disquisiciones ideológicas alejadas de la realidad y generalmente
incomprensibles.
Pero sí política. Sí ideas. Sí
emociones.
¿Quién dice que la comunicación
política de ideas no puede emocionar?
Fuente: http://maquiaveloyfreud.com/
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