Au
Loong-Yu
Martes 8
de septiembre de 2015
El pasado 19 de agosto, la agencia de noticias
Xinhua emitió un interesante informe sobre la explosión del almacén de la
empresa de logística Ruihai en Tianjin, ocurrida la semana pasada. Mientras que
negaba indirectamente que Li Liang, nominalmente el principal accionista de la
compañía, sea el sobrino de Li Ruihuan, antiguo miembro del Comité Permanente
del Politburó, confirmó que otro gran accionista, Dong Sheqian, es hijo del ex
jefe de la policía de Tianjin. Reveló asimismo que el verdadero jefe de la empresa
es Yu Xuewei, cuyos antecedentes todavía no están claros. Hay aún otro
partícipe más que apenas se menciona en muchos de los informes.
De conformidad con la ley de 2001 que regula la
producción y el almacenamiento de productos químicos peligrosos, el lugar de
almacenamiento debe situarse a una distancia de mil metros como mínimo de
cualquier zona residencial. En el caso del almacén de Ruihai, la distancia era
de tan solo 600 metros. Sin embargo, según el Diario de la Juventud, el
informe de evaluación de seguridad que permitió a Ruihai obtener la
autorización del gobierno para operar legalmente indica que la distancia entre
el lugar de almacenamiento y las zonas residenciales es conforme a la ley. La
empresa que emitió el informe se denomina Zhongbin Haisheng.
De acuerdo con la edición del 17 de agosto de Noticias
de Beijing, esta sociedad es lo que comúnmente se conoce por “hongding
zhongjie”, es decir, “agencias de gorro rojo”. Hongding era
el gorro oficial que llevaban los altos cargos mandarines durante la dinastía
Qing, y cuando esos mandarines abrieron sus propios negocios y se convirtieron
en empresarios (“shangren”), pasaron a llamarse “hongding shangren”.
Las “agencias de gorro rojo” son una variante particular de ese tipo de
empresas (“hongding gongsi”), pues se trata de empresas comerciales
fundadas por funcionarios públicos, bien a título individual, bien
colectivamente. Antes de profundizar en este aspecto, veamos quiénes son los
principales accionistas de esa agencia privada llamada Zhongbin Haisheng.
La antecesora de esta empresa se fundó en 2003.
Ahora tiene tres accionistas principales: el Instituto de la Industria del
Caucho de Tianjin, la empresa Dolphin Rubber Group Co. Ltd. y el Centro
Nacional de Investigación Técnica para la Prevención de Incendios, una entidad
que se halla bajo la jurisdicción del Ministerio de Seguridad Pública y que
tiene su sede en el Instituto de Investigación de Incendios de Tianjin. Los
tres accionistas son empresas públicas u organismos del Estado. El último de los
mencionados no pasó a ser accionista hasta 2008. El hecho de unir fuerzas con
el Instituto de Investigación de Incendios de Tianjin, amparado por el
Ministerio de Seguridad Pública, otorgó a Zhongbin Haisheng una enorme ventaja
de cara a la obtención de la cualificación de clase A para “agencias de
evaluación de la seguridad” en 2012. De acuerdo con la página web del
instituto, cuenta con “una base integrada de investigación y ensayo en
materia de incendios de categoría mundial”. Está claro que su especialización
en este terreno no sirvió de mucho cuando Zhongbin Haisheng decidió aprobar a
Ruihai en la evaluación de seguridad pese a que no lo merecía.
De acuerdo el Diario de la Juventud, Ruihai
había solicitado previamente a otra agencia un informe de evaluación de
seguridad, pero dicho informe no era nada favorable a Ruihai, de modo que esta
última pidió ayuda a Zhongbin Haisheng, que le dio el visto bueno y le permitió
de este modo obtener la licencia oficial para operar. En China es práctica
común que los organismos públicos contraten a determinados consultores de
seguridad para inspeccionar a las empresas solicitantes que desean almacenar o
producir mercancías peligrosas. Las empresas solicitantes saben perfectamente
que solo pueden obtener la licencia para operar si cumplen los requisitos. En
muchos casos, las empresas consultoras han sido creadas o son propiedad de
funcionarios públicos o de testaferros suyos, de ahí el nombre de “agencias
de gorro rojo”. Según un informe, en todo el país existen actualmente unas
68 agencias de evaluación de seguridad de clase A y 347 de clase B.
“Las evaluaciones de seguridad son una mera
formalidad”
El mencionado artículo del Noticias de Beijing
no se atreve a acusar abiertamente a Zhongbin Haisheng de colusión con
Ruihai, pero sí menciona un caso que nos permite formarnos una idea de cómo
operan estas agencias de gorro rojo y por eso vale la pena citarlo
extensamente: “Ha habido muchas discusiones durante varios años en relación
con las evaluaciones de impacto ambiental y sobre cómo esas agencias de gorro
rojo se limitan a las simples formalidades cuando llevan a cabo sus
evaluaciones. El mismo problema existe en el ámbito de las evaluaciones de
seguridad. Mientras que desde hace años las leyes que rigen las evaluaciones de
impacto ambiental exigen transparencia, las evaluaciones de seguridad siguen
entrando en la categoría de las operaciones opacas. En la práctica, es bastante
común que los consultores que llevan a cabo las evaluaciones de seguridad son
nombrados por los organismos supervisores. Hace un tiempo, CCTV informó de que
en Chongqing todas las 42 gasolineras privadas que existen allí acudieron a la
misma agencia para solicitar el informe. El organismo supervisor, a saber, la
Oficina de Seguridad de la Producción, alegó que se había limitado a
‘recomendar’ un consultor, sin pretender que fuera una orden de obligado
cumplimiento. Sin embargo, puesto que es esta misma oficina la que tiene la
última palabra sobre la evaluación de seguridad de las estaciones de servicio,
¿qué empresas se atreverán a hacer caso omiso de la ‘recomendación’ oficial y
optar por otra alternativa? En cuanto a las evaluaciones de seguridad, en la
industria es un secreto a voces que en gran medida no van más allá de las meras
formalidades. Muchas empresas pagan miles de dólares para obtener un informe
favorable. Las evaluaciones de seguridad de las 42 estaciones de servicio de
Chongqing se realizaron en poco más de una hora. El personal de la agencia no
hizo más que deambular por el recinto durante un rato y acto seguido emitió un
informe, cobrando por ello 3 000 yuanes.”
Este comentario nos lleva a examinar las llamadas
agencias “zhongjie”, que significa literalmente “agencias de
mediación”, que constituyen un sector particular en la economía china.
Claro que las consultorías y los lobbies no son nada especial en sí
mismos, pero lo que tienen de especial en China es que a veces se los trata
como una rama aparte de la actividad económica, pese a abarcar toda una amplia
gama de actividades empresariales, desde la representación de determinados
intereses hasta servicios de notaría y autenticación, pasando por el
asesoramiento, la mediación, la contabilidad y auditoría, etc. Las
organizaciones implicadas en el negocio de las “zhongjie” incluyen
empresas mercantiles, pero no solo, pues también participan en él toda clase de
sociedades. Si algo tienen en común estas actividades tan diversas, es la
necesidad de las empresas en general de influir en las decisiones
gubernamentales o de obtener determinadas licencias oficiales. Con esto
entramos en el terreno que los defensores del libre mercado califican de “búsqueda
de rentas”.
La burocracia china, sin embargo, no se ha
contentado nunca con los simples sobornos. Ahora ha dado un paso más y ha
fundado sus propias agencias intermediarias para aprovecharse de los
capitalistas privados a cambio de facilitarles la concesión de permisos o
licencias oficiales. Si alguien no contrata a alguna de esas agencias de gorro
rojo, nunca conseguirá un permiso o licencia oficial, por mucho que disponga de
un capital suficiente y de una tecnología cualificada. De ahí también que en
China los servicios de lobby, consultoría, intermediación y relaciones
públicas estén en manos de funcionarios públicos o sus testaferros en todos los
niveles. Por ejemplo, la primera agencia de relaciones públicas de China fue
creada en 1985 por la agencia de noticias Xinhua con ayuda de la famosa empresa
internacional de relaciones públicas Burson-Marsteller. Desde entonces han ido
saliendo como setas las agencias controladas por burócratas en todo el
territorio. Cuando un empresario aspira a obtener un contrato con la
administración, todo lo que tiene que hacer es pedir ayuda a una de esas agencias
operadas por un organismo público para que medie a su favor ante ese mismo
organismo público.
En 2009, la Academia de Ciencias Sociales publicó
un informe sobre la corrupción en las agencias de este tipo y medidas para
contrarrestarla, donde señaló lo siguiente: “En China, el soborno, la
corrupción y la búsqueda de rentas por parte de funcionarios públicos y de
agencias implicadas se han intensificado. En varios casos de corrupción ha
habido quienes han utilizado informes de auditoría, dictámenes financieros e
informes de evaluación emitidos legalmente por contables, auditores, agencias,
etc., para dar cobertura a sus actos de corrupción ilegales. Esta es también la
práctica habitual de funcionarios públicos corruptos. Los actos ilegales de
estas agencias se clasifican principalmente en tres categorías: soborno y ayuda
al soborno; lavado de dinero y participación en la apropiación indebida de
bienes del Estado, actividades que atentan contra los intereses de los
accionistas y de los consumidores. Muchas agencias (como asociaciones
para la promoción del comercio, cámaras de comercio, asociaciones sectoriales,
etc.) están a su vez en manos de personas que tienen conexiones con el
gobierno; o bien están gestionadas directamente por el gobierno, o por algunos funcionarios,
o bien constituyen sociedades conjuntas público-privadas. Algunas agencias
rompen sus vínculos con sus antiguos organismos supervisores tan solo en
apariencia, mientras que en la práctica siguen relacionadas con ellos. Algunas
agencias están dirigidas por funcionarios públicos, en otras esos funcionarios
trabajan de asesores o figuran como presidentes honorarios. Ese mismo papel
pueden desempeñarlo también funcionarios jubilados. Esta situación crea una
entidad de intereses compartidos entre el Estado y las agencias.”
El fenómeno descrito suele calificarse comúnmente
de corrupción o de colusión entre funcionarios y el sector privado. El problema
con el primer calificativo es que es demasiado vago, mientras que el segundo da
por hecho que entre el Estado y la empresa privada existe una línea de
separación. En el caso de China, los funcionarios públicos también son
empresarios. Reúnen en sus manos tanto el poder coercitivo del aparato de
Estado como el poder del dinero, para hacerse ricos y poderosos al mismo
tiempo. En la década de 1930, el Partico Comunista Chino acusaba al Kuomintang
de ser el principal representante de la burguesía burocrática. Hoy en día, esta
acusación es mil veces más aplicable al propio PCC.
El artículo de Noticias de Beijing comenta
que es preciso investigar a fondo la evaluación de seguridad de Ruihai “y
acabar con esas agencias de gorro rojo, cortando la cadena de intereses entre
bastidores”. Difícilmente puede uno discrepar de esta demanda, pero el
problema es ¿quién debe realizar la investigación? El PCC ha estado prohibiendo
desde hace 30 años, por pura formalidad, que los organismos y funcionarios
públicos creen sociedades mercantiles. Fruto de ello es el hecho de que la
burocracia ha aumentado sus actividades de negocio. Si el PCC fuera todavía
capaz de autorreformarse, no habría ocurrido la explosión de Tianjin ni ninguna
otra catástrofe de este tipo. El PCC está armado hasta los dientes y conserva
tanto poder que ninguna fuerza es capaz aún de desafiarle desde fuera. El
problema, sin embargo, es que el PCCP es el peor enemigo de sí mismo. La
astrofísica nos enseña que cuando una estrella grande es suficientemente vieja,
su núcleo se vuelve incapaz de soportar su propio peso. Debido a ello, su
corona exterior explota y acto seguido se colapsa e implosiona el núcleo
interior, convirtiéndose la estrella en un agujero negro. El PCC actual ha
adquirido un tamaño y acumulado un poder tan monstruosos que su núcleo podrido
también es cada vez menos capaz de soportar su propio peso. La explosión de
Tianjin no es más que una de las explosiones de la corona exterior que preceden
a la implosión del núcleo interior.
20/08/2015
Traducción: VIENTO SUR
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