10-10-2015
Son
incontables los que se olvidaron –o ignoran- que el ejército clandestino judío
Haganah, fundador del actual ejército israelí Tzahal, venció a los palestinos
en 1948 con la ayuda de tropas enviadas por Stalin e instauró las bases del
Israel colonialista y racista que hoy horroriza al mundo.
El
nacionalista gran-ruso Stalin, en efecto, creía que así debilitaba la
influencia británica en Medio Oriente -los ingleses ocupaban Palestina- y
también mantenía como objetivo estratégico la estrategia de los Zares que
siempre ambicionaron salir del encierro en el Mar Negro ingresando al
Mediterráneo y a la ruta a Oriente para disputar la India y China a las
potencias europeas (Estados Unidos todavía no era más que una potencia regional
americana).
Muchos
también fingen ignorar que Rusia es hoy un país capitalista, con un gobierno
nacido de la alianza entre la mafia y los viejos burócratas soviéticos
transformados en grandes capitanes de industria, el cual ha hecho suyos los
símbolos del zarismo y la ideología nacionalista rusa de los Zares y de Stalin,
y que Vladimir Putin, es un ex general de la KGB (la poderosísima CIA
soviética). En su ignorancia, establecen una continuidad entre la Unión
Soviética y la actual Rusia capitalista e imperialista o entre la China de 1950
y la actual y mantienen la teoría estalinista de los dos campos (el de los
imperialismos coaligados y el de todos los adversarios de éstos, Rusia, China,
las burguesías nacionales de los países dependientes y los pueblos y clases
oprimidos). Esa gente, por lo tanto, se ilusiona con el grupo de los BRICS
(Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), a los que imaginan homogéneos y
antiimperialistas o ven como aliados a los nacionalistas de Moscú o de Beijing.
Stalin
no inventó el estalinismo, que tiene su raíz en el conservadurismo de los que
ven sólo los Estados y sus gobiernos y no los trabajadores y oprimidos de cada
país y basan su visión estrechamente nacional en la ignorancia de que el
capitalismo es un sistema mundial y crea intereses comunes entre las diversas
burguesías nacionales y sus gobiernos, independientemente de las
contradicciones y conflicto que entre ellas y ellos puedan existir. Por eso,
esa gente, en vez de mantener una política propia, independiente, sostiene con
gran seriedad que los que critican a los dirigentes de las burguesías
nacionales en nombre de los intereses de los explotados o advierten sobre el
nacionalismo de Putin o de la dirección china ayudan al imperialismo… con el
que los criticados mantienen una relación conflictiva de socios que se
disputan. No saben utilizar las contradicciones entre sus opresores: con toda
naturalidad abandonan todo pensamiento crítico y se disciplinan con los
mafiosos que imaginan “progresistas”.
Putin
heredó de Stalin, que la heredó a su vez de los Zares, la política rusa de
potencia. Quiere bases en el Mediterráneo Oriental, concretamente en Siria.
Quiere sostener a Bachir el Assad, que es combatido armas en mano por los
agentes de Estados Unidos y de Arabia Saudí y Qatar, pero también de varios grupos
de oposición de izquierda, a quienes Rusia bombardea igual que a los yihadistas
(extremistas islámicos suníes y ex oficiales de Saddam Hussein). Quiere hacer
de su acción en Siria un eje para influir en Irak, establecer mayores lazos con
Irán, presionar al régimen islámico de Turquía y, si redujese los conflictos en
la región, garantizar a Israel que teme la torpeza de la diplomacia
estadounidense y los controles de Washington. Quiere actuar en una región
petrolera por excelencia para aliarse con Irán e Irak y quitar al Estado
Islámico la oportunidad de reducir aún más el precio del petróleo enviando al
mercado el crudo que roba en Siria e Irak. Ante la debilidad de los ex
colonialistas europeos (Inglaterra, que controlaba Jordania y Palestina,
Francia, que colonizó el Líbano y Siria) y el fracaso de Estados Unidos en Irak
y Afganistán, Rusia busca llenar el vacío y volver a disputar, como en el
pasado, la influencia en Egipto y en Afganistán. En nombre de la lucha contra
el extremismo islámico (que hace atentados en la zona musulmana de China
occidental) y del enfrentamiento al cerco económico-militar que está
construyendo Estados Unidos en el mismo Mar de China, Putin trata de afirmar la
potencia rusa en Medio Oriente contrarrestando, de paso, la presión
diplomática-militar de los imperialistas en Ucrania y tratando de separar por
motivos económicos a Alemania de Francia y Estados Unidos. Sobre todo, ante la
crisis en Rusia, con la guerra en el exterior quiere amordazar toda oposición.
Si
prescindimos de la alianza con China (los zares y Stalin invadieron para
apoderarse de enteras zonas de una China entonces despedazada), podemos
comprobar claramente la continuidad de la geopolítica zarista y estalinista,
así como el sostén ruso a regímenes dictatoriales, como el sirio o el egipcio y
la total ausencia de preocupación por los trabajadores de los países que Putin
considera sólo piezas de ajedrez en el tablero mundial.
La
ofensiva aéreo-naval rusa con el Estado Islámico, con el apoyo de tropas de
tierra sirias e iraquíes, pero sobre todo con soldados mucho más motivados como
los libaneses de Hezbollah o los milicianos iraníes, podrá tener éxito si es
rápida y aplastante y recupera varias regiones claves de Siria, garantizando la
seguridad de Damasco. Además, podría poner en dificultades el aprovisionamiento
de armas al E.I. por Estados Unidos y las monarquías de la península arábiga y
reducir también la cantidad de pertrechos que el E.I. consigue durante las
retiradas de los soldados sirios o iraquíes, que abandonan en ellas armas y
municiones.
Un
éxito ruso en las próximas semanas cambiaría la relación de fuerzas en la
región e inauguraría en ella una nueva fase, incidiendo sin duda en el proceso
electoral estadounidense y abriendo la vía a una salida política en Siria. Eso
sería muy positivo, independientemente de que Putin pueda tratar de utilizar su
éxito para negociar con Washington en mejores condiciones.
Rebelión
ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia
Fuente:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=204335
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