Una cara
nueva frente al mismo elenco
Página/12
13-10-2015
Mendoza
deberá competir en las elecciones de abril con los políticos de siempre: Keiko
Fujimori y los ex presidentes Alan García y Alejandro Toledo. Los tres están
acusados de corrupción. Falta definir el candidato oficialista.
La izquierda peruana ya tiene candidato
presidencial para las elecciones de abril del próximo año. Se trata de Verónika
Mendoza, congresista de 35 años, quien ganó los comicios internos en el Frente
Amplio, que agrupa a varios partidos de izquierda. Derrotó en el proceso
interno al ex sacerdote Marco Arana, líder de Tierra y Libertad, el principal
partido del Frente Amplio. Las primarias del frente izquierdista fueron las
primeras elecciones internas abiertas en la historia del país, en la que
participaron no solamente los militantes sino todo ciudadano habilitado para
sufragar.
Verónika Mendoza obtuvo un 43 por ciento contra un
37 por ciento de Marco Arana. Mendoza, que lidera un pequeño movimiento,
Sembrar, logró captar un importante respaldo entre la juventud y en los
sectores no militantes que fueron a votar a las internas de la izquierda,
especialmente en la capital del país, donde ganó con amplitud, con lo que
venció al aparato partidario de Arana, quien triunfó en el interior. “Ganó la
ciudadanía. Han sido unas elecciones limpias, transparentes y justas. A
construir el cambio con Verónika Mendoza presidenta”, dijo el ex sacerdote, al
admitir su derrota en las internas.
El de Verónika Mendoza es un rostro nuevo, fresco,
en la desgastada y desacreditada política peruana, que deberá competir en las
elecciones presidenciales con el elenco de siempre: Keiko Fujimori, los ex
presidentes Alan García y Alejandro Toledo, y el ex ministro de Economía y
promotor de fondos de inversión estrechamente ligado a las grandes empresas
Pedro Pablo Kuczynski.
Las encuestas electorales las encabeza Keiko
Fujimori, hija del encarcelado ex dictador y que en 2011 perdió en el
ballottage contra Humala, a quien la encuestadora GFK le da 34 por ciento. En
un lejano segundo lugar se ubica el economista Pedro Pablo Kuzcynski, con 12
por ciento. Más atrás vienen los ex presidentes Alan García, con 6 por ciento,
y Alejandro Toledo, con 4 por ciento. El ex ministro del Interior de Humala, el
general en retiro Daniel Urresti, hasta ahora el único precandidato del oficialismo,
recibe un 3 por ciento. Las encuestas revelan que cerca del 40 por ciento de
los electores señala no estar contento con ninguno de estos candidatos.
Fujimori, García y Toledo enfrentan serias acusaciones de corrupción. Kuzcynski
es conocido por sus estrechos vínculos con los grandes intereses económicos y
es cuestionado por haber favorecido esos intereses cuando fue ministro. Urresti
enfrenta un juicio por el asesinato de un periodista ocurrido en 1988 durante
los años de la guerra interna cuando el hoy precandidato estaba en actividad.
El Frente Amplio aspira a ganar espacio en ese
terreno del 40 por ciento de descontentos con los candidatos que ahora dominan
la escena electoral. Pero parte de abajo. Cuando ambos eran solamente
precandidatos, las encuestas le daban a Verónika Mendoza y a Marco Arana apenas
el uno por ciento a cada uno de ellos. La imagen de renovación y frescura
política que proyecta Mendoza en medio de un grupo de candidatos ligados a la
vieja política y la corrupción que la rodea, es una ventaja para la joven
parlamentaria, pero le espera una carrera difícil: le toca empezar desde muy
atrás, y tendrá que remar enfrentando los ataques del poder mediático,
encolumnado para intentar bloquear cualquier opción progresista y que ya ha
comenzado a atacarla.
Hija de un maestro y sindicalista de la andina
región del Cusco, que fue militante de Izquierda Unida, el frente izquierdista
que en los años 80 se convirtió en la segunda fuerza política del país pero que
en los 90 se desintegró, y de una ciudadana francesa que en los años 70
abandonó Francia para irse a vivir a los Andes peruanos, Verónika Mendoza nació
y pasó su niñez y adolescencia en el Cuzco. Al terminar el colegio se fue a
estudiar al país de su madre. Estudió psicología y después antropología en
París. El año 2007 ingresó a la política de la mano del Partido Nacionalista de
Ollanta Humala. Fue electa congresista por Cuzco en 2011. Pero antes que el
gobierno de Humala cumpla su primer año, Mendoza renunció a la bancada oficialista
y al Partido Nacionalista por discrepancias con el rumbo que había tomado el
gobierno, electo con el apoyo de la izquierda pero que ya gobernaba de la mano
con la derecha. La muerte de cinco pobladores del poblado cusqueño de Espinar
durante las protestas contra una mina fue el acto final que decidió su
alejamiento del humalismo. En los últimos años, Verónika Mendoza ha respaldado
activamente causas como la legalización del aborto, el matrimonio entre
personas del mismo sexo, los derechos indígenas y la defensa del medio
ambiente.
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