Daniel Eskibel
¿Quién impide o retrasa los cambios políticos? ¿El gobierno? ¿La
oposición? ¿O acaso un tercer elemento?
Mira cualquier proceso político de
este siglo 21.
Observa más allá de las apariencias.
Escudriña detrás de la superficie.
Verás un paisaje griego de hace 2500
años.
Verás a Heráclito caminar descalzo
por la fresca orilla de un río. Heráclito explicando que todo cambia y fluye
eternamente. Tanto que ni siquiera logramos bañarnos dos veces en el mismo
río porque la segunda vez ni el río ni nosotros somos ya los mismos.
Pero verás también a Parménides,
sentado allá en lo alto sobre una roca. Parménides enseñando que 'lo que
es...es, y lo que no es...no es'.
Ese pequeño resplandor de la
filosofía griega ilumina una verdad esencial que la política suele olvidar:
dentro de cada ser humano hay deseos de cambio y al
mismo tiempo resistencia al cambio.
Y ese conflicto se escenifica en
todos los procesos políticos.
A veces no es explícito, pero siempre
está.
Y quienes impulsan cambios,
cualquiera sea su naturaleza, deben tener muy en cuenta la resistencia al
cambio.
¿Qué o quién impide los cambios?
¿El gobierno?
¿La propia oposición?
Tal vez ambos. Por lo menos en parte.
Pero si aislamos el elemento fundamental que impide o retrasa cualquier tipo
de cambios, entonces encontramos algo en el interior de los individuos. En su
psiquismo. En su psicología política.
Me refiero a la resistencia al
cambio.
Se trata de una compleja red de
actitudes y emociones articuladas en torno a 2 componentes esenciales:
1. Una cierta tristeza
por tener que desprenderse de lo conocido, de aquello a lo que el individuo
se ha habituado.
2. Un cierto temor
ante lo nuevo y desconocido que vendrá a sustituir a lo viejo y conocido.
La interrelación entre estos 2
factores produce resistencia al cambio.
- En algunas personas esa resistencia se manifiesta por la virtual imposibilidad de cambiar.
- En otras por un bloqueo más o menos importante.
- Y en otras, por lo menos en una demora frente al cambio, en una necesidad de mayores tiempos y argumentos para cambiar.
En el plano electoral la resistencia
al cambio favorece al oficialismo y le hace las cosas más complicadas a la
oposición. “Prefiero malo conocido antes que bueno por conocer”, dice
mucha gente en la cresta de la ola de la resistencia al cambio.
Recuerda la frase de Andreotti: "el poder desgasta...al que no lo tiene". Mientras tanto el que lo tiene debe saber transformar sus ventajas en votos.
Recuerda la frase de Andreotti: "el poder desgasta...al que no lo tiene". Mientras tanto el que lo tiene debe saber transformar sus ventajas en votos.
La clave está en que ambos, gobierno
y oposición, deben saber que detrás de muchos comportamientos políticos anida
la vieja, conocida y confortable resistencia al cambio. Cada uno sabrá cómo
trabajarla.
Video: CAMBIO DE PARADIGMA
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