Publicado
por Francisco Umpiérrez Sánchez
viernes, 18 de diciembre de 2015
La
semiótica, como la lingüística, necesita de otras ciencias para fundamentarse.
Hay problemas como el del significado que originariamente parecían que solo
podían resolverse desde la lingüística, pero más tarde se mostró que otras
ciencias y ramas del saber debían también ocuparse de ella: la
psicolingüística, la filosofía del leguaje y la misma semiótica. En este mismo
sentido el estudio de la semiosis, el origen y constitución de los significados
sociales, no solo compete a la Semiótica, en buena medida también compete a la
psicología del conocimiento y a la filosofía en su más amplio sentido. En todo
fenómeno lingüístico y en todo fenómeno semiótico participan las funciones
psicológicas superiores: la atención, la memoria, la sensación, la percepción,
el pensamiento y el lenguaje. De ahí que un buen conocimiento de esas funciones
psicológicas facilita la comprensión de los fenómenos semióticos. Pero voy más
lejos: como los procesos semiológicos se dan en las más diversas formas de la
práctica social, los conocimientos históricos, sociales y económicos también se
vuelven decisivos para la comprensión e intelección de dichos procesos
semiológicos.
Hoy expondré la naturaleza de la percepción práctica, de la percepción
contemplativa y de la imagen televisiva en un fenómeno social de carácter
universal: el fútbol. Los jugadores de fútbol, los que están en el campo de
juego, son los que participan de una percepción práctica. Son ellos quienes
chutan, dan pases, tiran las faltas, sufren las
lesiones y marcan los goles. De entre ellos son los centrocampistas
quienes tienen la mejor visión del juego y, en consecuencia y dando por sentado
el nivel técnico adecuado, dan pasos
largos y al hueco muy precisos. Aquí, en el campo de juego, la percepción,
sobre todo la visual, acompaña y guía la acción balompédica. Por el contrario,
los espectadores, las personas que están en las gradas, participan de la
percepción contemplativa. Ellos no juegan, no tocan el balón ni se enfrentan al
rival, solo se limitan a ver. Sienten impotencia cuando un jugador del equipo
rival marca un gol y sienten igualmente impotencia cuando un jugador del equipo
del que son sus seguidores no lo marca. Protestan por las faltas no pitadas por
el árbitro contra el equipo rival o porque los jugadores de su equipo no ponen toda la intensidad y ganas que
debieran. Así que llamaremos percepción práctica a aquella percepción que
acompaña y guía a los que realizan la acción, y llamaremos percepción
contemplativa a aquella percepción de las personas que solo contemplan la
acción. Se suele decir, reflejando la contradicción entre práctica y
contemplación, que desde las gradas se ve todo muy fácil, pero que en el campo
de juego todo es más complejo y difícil.
Hablemos ahora de las imágenes televisivas. Contemplar un partido de
fútbol en la televisión tiene una serie de ventajas sobre contemplarlo desde
las gradas: uno, nos proporciona un mayor número de puntos de vista, dos, nos
proporciona imágenes más cercanas al juego, y tres, podemos ver la misma jugada
repetida varias veces. Mientras que la única ventaja que tiene ver un partido
de fútbol desde las gradas respecto de verlo en la televisión es que siempre
tenemos la visión del conjunto del campo de juego. Como la visión de conjunto
es un rasgo del concepto, podremos afirmar que en este sentido la visión del
partido desde la grada es más conceptual que la que tenemos en la pantalla de
la televisión. Hay otras ventajas que tiene ver un partido de fútbol desde las
gradas respecto de verlas en una pantalla de televisión, pero tienen que ver más con la vivencia que
con la percepción en sentido estricto. En las gradas se vive el fenómeno de
masas; y la energía, la alegría y la pasión que genera en las personas la vida
de masas respecto a la vivencia de ver un partido de fútbol en la pantalla de
televisión solo o con un par de amigos no tiene comparación. Y la percepción no
solo debe estudiarse como una función del conocimiento sino también como una
vivencia. De sobra está decir que las personas que ven un partido de fútbol en
la pantalla del televisor participan, al igual que los aficionados que lo ven
desde las gradas, de la percepción contemplativa.
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