26-01-2016
Pretendo en este texto mostrar que lo que está
ocurriendo, no son hechos individuales que por incapacidad lo que nos ha llevado
a esta crisis, sino un proceso iniciado en un primer informe de la Comisión
Trilateral su objetivo instaurar el Fascismo Social del que nos habla
Boaventura de Sousa.
Y contra un proyecto global trabajar contra los
hechos aislados, conduce a la derrota. Si convenzo con este escrito creo que
procede a cambiar. Diseñar un proceso global de lucha, porque solo así
conseguiríamos nuestros objetivos.
El filósofo portugués Boaventura de Sousa Santos ha
teorizado el concepto de fascismo social como riesgo derivado de las
democracias post-modernas. Dice el científico social portugués:
Con ello no está hablando de un regreso al fascismo
de los años 30 y 40 del siglo pasado. A diferencia del anterior, el fascismo
actual no es un régimen político. Es más bien un régimen social y
civilizaciones. En ligar de sacrificar la democracia a las exigencias del
capitalismo, trivializa la democracia hasta el punto que ya resulta
innecesario, ni siquiera conveniente, sacrificar la democracia a fin de
promocionar el capitalismo. Se trata de un tipo de fascismo pluralista
producido por la sociedad en lugar del Estado. El Estado es aquí un testigo
complaciente, cuando no un culpable activo. Estamos entrando en un período en
el que los Estados democráticos coexisten con las sociedades fascistas. Es por
tato un fascismo que nunca había existido.
Distingue cuatro clases principales de fascismo
social.
La primera es el fascismo del apartheid social.
Desigualdad.
La segunda. El fascismo contractual se da en las
situaciones en las que la discrepancia de poder entre las partes en el contrato
civil es tal que la parte más débil, presentada como más vulnerable por no
tener ninguna alternativa, acepta las condiciones impuestas por la parte más
fuerte, por muy costosas y despóticas que sean. El proyecto neoliberal de
convertir el contrato de trabajo en un contrato de derecho civil como cualquier
otro presagia una situación de fascismo contractual.
La tercera clase de fascismo social es el fascismo
de la inseguridad. Consiste en la manipulación discrecional del sentido de la
inseguridad de las personas y grupos sociales vulnerables debido a la
precariedad del trabajo o a causa de accidentes o eventos desestabilizadores.
La cuarta clase del fascismo social es el fascismo
financiero. Es el tipo de fascismo que controla los mercados financieros y su
economía de casino. Es la más pluralista los flujos de capital son el resultado
de las decisiones de inversores individuales o institucionales esparcidos por
todo el mundo y que no tienen nada en común salvo el deseo de maximizar sus
activos. Ees también la clase de fascismo más cruel, puesto que su espacio es
el más adverso a cualquier clase de intervención y deliberación democrática.
Y todo esto lleva años desarrollándose en un
proceso continuo y sistemático camino de ser conseguido.
En 1975, Crozier, Huntington y Watanuki presentaron
a la Comisión Trilateral un informe sobre "la gobernabilidad de las
democracias" que produjo no poca polémica. En este informe sobre la Crisis
de Democracia, los autores sugerían que el mundo industrializado estaba
experimentando un “exceso de democracia” y que los intereses corporativos
estaban amenazados por poblaciones activistas, crecientemente militantes y
políticamente conscientes que buscaban reducir el poder de las corporaciones
mientras demandaban más poder y oportunidades para grupos y poblaciones. El
informe identificaba que la causa de la “crisis de democracia” era «una
sociedad altamente educada, movilizada y participativa», y, por tanto, la
solución al “exceso de democracia” consistía en que creciera la «apatía y no
implicación por parte de algunos individuos y grupos».
Margaret Thatcher, Thatcher ocupó el cargo de
primer ministro del Reino Unido el 4 de mayo de 1979. Thatcher estaba decidida
a reducir el poder de los sindicatos ya que acusaba a sus líderes de debilitar
la democracia parlamentaria y el desarrollo económico mediante las huelgas y
protestas. Thatcher «logró destruir el poder de los sindicatos por casi una
generación».
Las ideas de la Nueva Derecha dominaron el
pensamiento de los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña durante los años
ochenta del siglo XX. La aplicación concreta de estas ideas se llegó a conocer
con el nombre de “reaganismo” y “thatcherismo”. Ambos se inspiraban en teóricos
parecidos, como Hayek o Milton Friedman, aunque diferían en los detalles debido
a sus respectivas circunstancias políticas locales. El neoliberalismo y la
postura de desregulación de la economía del thatcherismo se acompañaron de una
política de control, a la que suele referirse como a la componente autoritaria
de esta ideología. Andrew Gamble lo resumió muy acertadamente con el lema
“mercado libre y Estado fuerte
Ronald Wilson Reagan fue el cuadragésimo presidente
de los Estados Unidos (1981-1989). Reagan se retrataba a sí mismo como un
defensor del liberalismo económico, a favor de fuertes recortes fiscales, y la
reducción del estado protector. Reagan logró impulsar recortes fiscales por el
congreso en 1981. Al mismo tiempo, la administración redujo los gastos
sociales.
Wisse Dekker, responsable de Philips, declaró en
1983: "Si esperamos a que nuestros gobiernos hagan algo tendremos que
esperar demasiado. No se puede dejar todo en manos de políticos. La industria
debe tomar la iniciativa".
La Titulización es un instrumento de reciente
creación: en los años 80 del pasado siglo en EEUU y los 90 en Europa. No
obstante, en ambos casos su gran desarrollo se ha producido en los últimos
quince años.
La Titulización de Activos ha sido el epítome de la
crisis financiera, hay evidencia de que en EEUU los originadores establecieron
estrategias de concesión de crédito subprime, como consecuencia de la demanda
específica de hipotecas de alto riesgo.
La Titulización es un instrumento de dispersión de
riesgo, pero utilizada por la banca de inversión en formatos, que acabó
facilitando la concentración de riesgo en un relativamente reducido número de
entidades financieras e inversores institucionales.
En definitiva, prácticas que ponen a prueba el
conflicto de intereses entre las posiciones propias de la banca de inversión y
la clientela, rayanas en la estafa.
1985 informe ERT, principal lobby de la C.E. en el
que aboga por eliminar aranceles y armonizar regulaciones.
1986 se aprueba el acta de la Unión Europea.
1991 el documento Remodelar Europa propone la
moneda única y un calendario para a Pocos meses después: el Tratado de
Maastricht propone prácticamente lo mismo. El calendario definitivo se deberá
concretar en una Cumbre en Madrid, en 1995 adoptarla.
1995, carta a los jefes de Estado: "Cuando os
reunáis en Madrid, por favor, decidid de una vez por todas que la Unión
Monetaria comenzará el día que se acordó en Maastrich."
1995, declaraciones a la salida de la Cumbre de
Madrid, en respuesta a la carta de la ERT: "Así lo haremos".
Milton Friedman escribía esto. "El euro ha
sido una creación motivada por la política, no por la economía.: "Pienso
que el euro creará tensiones políticas, convirtiendo unos desequilibrios
económicos que se podrían resolver acomodando el tipo de cambio en cuestiones
políticas que dividirán a los países".
Y ahora en proceso los acuerdos de comercios
trasnacionales, que acabaran rematando la situación.
El CETA, Tratado con Canadá, firmado el 26-9-14.
Ahora el Parlamento Europeo y los parlamento de los 28 países miembros de la
Unión Europea y Canadá tienen que ratificar CETA.
El TTIP, que están negociando entre Estados Unidos
y la UE.
El TISA, acuerdo sobre comercio e inversión de
servicios. Lo están negociando en Ginebra, Suiza, 50 estados, entre los que se
encuentran los 28 de la UE y que pretende privatizar los servicios públicos y
hacerlos irreversibles.
Su principal finalidad es, como ellos mismos han
reconocido, eliminar las “barreras” reguladoras que limitan los beneficios
potenciales de las corporaciones transnacionales a los dos lados del atlántico.
Estas “barreras” son algunas de nuestras normativas
más preciadas. Derechos sociales. Medio ambiente. Los derechos laborales.
Normas de seguridad alimentaria. Regulaciones sobre el uso de substancias
químicas tóxicas. Leyes de protección de la privacidad en internet. Todo lo que
estorbe para aumentar la capacidad de negocio de las empresas.
Se pretende abrir el sector de los servicios
públicos y la contratación pública a las empresas transnacionales, lo que
amenaza con provocar nuevas olas de privatizaciones en sectores clave como la
sanidad o la educación.
Como se estos negociando este tratados. OPACO.
Negociándose en secreto.
El jefe del equipo negociador de la UE, Ignacio
García Bercero, aseguraba en una carta a su homólogo estadounidense que la
Comisión Europea bloquearía el acceso público a todos los documentos
relacionados con las negociaciones o el desarrollo del TTIP y que no serían
accesibles para el público durante los próximos 30 años.
El comisario de Comercio de la Unión Europea, Karel
de Gucht, explicó al Parlamento Europeo que la Comisión abordaría el TTIP con
el mismo nivel de secretismo con el que pactó acuerdos comerciales previos e
instó a los miembros del Parlamento a respaldar la “confidencialidad” en las
negociaciones.
Y cuando sean aprobados estos tratados adiós a la
democracia. En ellos hay mecanismos de sustitución de una justicia de jueces,
por tribunales privados poniendo a la misma altura a los gobiernos y las
multinacionales.
Ejemplos hay. Países que han firmado este tipo
acuerdos con estos tribunales.
La multinacional estadounidense Phillip-Morris ha
demandado a Uruguay por 2.000 millones de dólares por haber puesto alertas sanitarias
en las cajetillas de tabaco.
Otra multinacional como Vattenfall ha demandado a
Alemania por 3.700 millones de dólares por haber apagado sus centrales
nucleares.
Otra como Lone Pina ha demandado a Canadá por 250
millones de dólares canadienses por la moratoria de fracking que aprobó el
Gobierno de Quebec.
Ecuador fue sentenciado a pagar 2.300 millones de
dólares a la petrolera Occidental Petroleum por abandonar la construcción de un
pozo de petróleo en el Amazonas.
Libia tuvo que pagar 900 millones de dólares de
”beneficios perdidos” por un proyecto turístico en el que sólo se habían
invertido 5 millones de dólares.
El pensador francés Alain de Benoist acaba de
publicar el libro Le Traité Transatlantique et autres marcarán el rumbo
del siglo XXI, que él denomina como la “gran marcha transatlántica”, una
amenaza neoliberal de la que depende buena parte del devenir de Europa. En él,
De Benoist considera que estamos ante unos acuerdos que incrementan los
privilegios de las corporaciones.
El tratado no permitiría a los gobiernos nacionales
aprobar leyes para la regulación de sectores económicos estratégicos como la
banca, los seguros, los servicios postales o las telecomunicaciones,
medioambientales, transgénicos, laborales, sociolaboral, alimenticios, sanidad.
etc.
El multimillonario Warren Buffet define como una “guerra
de clases” en la que «mi clase, la de los ricos, es la que hace la guerra, y la
estamos ganando»
Un ex oficial del Departamento del Tesoro, Roger
Altman, escribió en Financial Times en 2011 que los mercados financieros se
habían convertido en «un supra-gobierno global» que tiene el poder para
«echar a gobiernos refractarios… forzar la austeridad, salvar bancos y otros
grandes cambios de políticas» y que, aparte de las armas nucleares, «se han
convertido en la fuerza más poderosa de la tierra»
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