Roar
Magazine
18-01-2016
En
confrontación con las rápidas transformaciones del trabajo y el capital de la
actualidad, la construcción de las nuevas formas de organización laboral se
convierte en la tarea más urgente del día
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0.- En
los orígenes del capitalismo industrial, los protagonistas del movimiento de
los trabajadores vieron en el “ineludible” conflicto entre capital y trabajo
una contradicción que rompería en pedazos los tejidos de la sociedad de clases.
El comunismo entraría a la historia a través de esa brecha.
1.- En cambio, una “dialéctica negativa” emergió,
en la cual las contradicciones del capitalismo fueron sublimadas y referidas a
una mediación política en el lugar de trabajo y en el nivel social a través de
las instituciones sindicales y partidos políticos, o sumergidos en una
sangrienta represión.
2.- El fascismo, la social democracia, el
socialismo de estado y el liberalismo corporativo fueron durante la primera
mitad del siglo XX las respuestas políticas a las contradicciones económicas
propias del modo de producción capitalista. La amenaza de la revolución
comunista les dio credibilidad política. Todos esos sistemas fueron, en última
instancia, incapaces de resolver las contradicciones del capitalismo y más bien
las desplazaron hacia la represión y la guerra interimperialista.
3.- La victoria de las fuerzas aliadas en la II
Guerra Mundial fue la victoria del liberalismo corporativo y la social
democracia en el núcleo del capitalismo avanzado, y la victoria del socialismo
de estado en numerosas parcelas de la periferia.
4.- En el periodo que siguió a la II Guerra
Mundial, en el núcleo del capitalismo avanzado, los sindicatos se desarrollaron
como un pilar del “compromiso social” que otorgó una prosperidad “clase media”
a una gran proporción de la clase obrera, así como estabilidad a la forma de
organización en sindicatos laborales asegurados incluso por el estado
capitalista.
5.- Los términos del compromiso social varían de
país en país, pero los parámetros de acuerdo siempre son los mismos: la paz
laboral y la producción continua a cambio de lealtad a la dictadura de la
burguesía en el nivel de la producción bajo la forma del reconocimiento del
“privilegio administrativo” del proceso de producción, así como el acuerdo con
las políticas extranjeras dictadas por el capital trasnacional.
6.- Este Sistema fue extendido en los ejes de poder
ya mencionados así como en las áreas ocupadas por los EUA durante el principio
de la II Guerra Mundial, acompasando a todo el mundo no socialista.
7.- En el mundo socialista, la lucha de clases
continuó en las empresas estatales, aunque en contra de burócratas estatales en
vez de jefes capitalistas, y dentro de una desmercantilización de gran parte de
la vida social.
8.- El capital asumió el compromiso social
primeramente a partir de la necesidad de competir por las lealtades de la clase
obrera con el movimiento socialista, incluyendo a sus exponentes del socialismo
de estado, y para realizar la plusvalía al crear una demanda de consumo de
mercancías que ligaran incrementos salariales con aumentos en la productividad.
Esto fue denominado “Keynesianismo”. El compromiso social tuvo el efecto de
estabilizar el capitalismo en los países avanzados mientras congelaba los
antagonismos de clase.
9.- Los sindicatos terminaron por convertirse en
instituciones burocráticas manejadas por grupos de una clase de burócratas
profesionales, buscando mediar el conflicto de clases a través de medios
legales, reforzados ocasionalmente por una huelga. La profesionalización y la
burocratización del antagonismo de clases resultó en el desarme y la
desorientación del proletariado sindicalizado, quien no tuvo ya que seguir
peleando sus propias batallas.
10.- El compromiso social era predicado en
múltiples divisiones de la clase obrera, entre (hombres) asalariados y
(mujeres) no asalariados, entre las zonas bien pagadas del núcleo y las mal
pagadas de la periferia, entre los sectores industriales sindicalizados y los
amplísimos sectores de servicio no sindicalizados conformados por trabajadores
jóvenes de ambos sexos, entre trabajadores blancos y de raza y entre
inmigrantes y nativos.
11.- Para el final de la década de los 60, aquellos
que eran excluidos del compromiso social protagonizaron reiterados
cuestionamientos al sistema, contribuyendo a su evidente crisis. Disturbios en
las metrópolis americanas, huelgas salvajes, la incorporación de las mujeres a
la fuerza productiva así como sus demandas por salarios justos, las exigencias
poscoloniales de precios más altos por las materias primas, todo eso amplificó
las presiones en el sistema de mundo centrado en los EUA.
12.- En la mitad de los años 70, el incremento de
la competencia por parte de los centros industriales de Europa y Japón,
reconstruidos tras la guerra, el aumento de los costos de la energía y la
agitación entre la clase obrera de los EUA, desgastaron la viabilidad del sistema
norteamericano de posguerra.
13.- Para restaurar la rentabilidad, el capital
invirtió en el modelo de desarrollo Keynesiano. Mientras que apenas comenzaba
la era de posguerra, el capital buscó competir por las lealtades de la clase
obrera global a través de un régimen de sindicalización y empleo industrial
bien pagado, luego buscó desencadenar la competencia entre los estados
periféricos por la inversión capitalista. Donde una vez el capitalismo compitió
por trabajadores al ofrecer un alto precio por el trabajo, ahora los estados
competirían por el capital abaratando el precio del trabajo. La carrera hacia
el fondo había comenzado.
14.- En el núcleo avanzado del capitalismo, el
capital buscó reducir costos a través del desplazamiento de la producción a la
periferia (outsourcing), la mercantilización de los bienes sociales
(privatización) y la negociación concesionaria o la destrucción de los
sindicatos. El crédito tomó el rol que alguna vez jugaron los altos salarios en
el primer mundo, permitiendo la realización de la plusvalía a través del
consumo financiado por la deuda.
15.- Los 80 y 90 estuvieron marcados por luchas
para mantener las garantías del compromiso social de posguerra en los espacios
laborales del núcleo capitalista. Sin embargo, décadas de relaciones
colaboracionistas con políticos así como la burocratización dejó a los
trabajadores sin preparación para la abierta guerra de clases que enfrentaron.
Incapaz o indispuesto de armar una ofensiva ampliamente de clases, el
movimiento obrero comenzó una larga retirada.
16.- En la periferia, la carrera hacia el fondo
tomó la forma de la proliferación de “zonas económicas especiales” o “zonas
francas industriales”, reemplazando a la estrategia desarrollista de
sustitución de importaciones por la de producción para exportación para el
consumo del primer mundo. La producción en la periferia socavó los salarios del
primer mundo, en gran medida gracias a una especie de arbitraje donde los tipos
de cambio desiguales permite que los dólares puedan comprar grandes cantidades
de mano de obra del tercer mundo con los beneficios cosechados por el consumo
del primer mundo de los productos de tal trabajo. Esta fue una “solución
espacial” para el capital y su crisis alrededor del compromiso social de
posguerra.
17.- Los estados tutelados por los EUA financiaban
permanentemente una contrainsurgencia en la periferia para ahogar el
surgimiento de los movimientos obreros del tercer mundo, en primera instancia a
través del asesinato selectivo de militantes y activistas sindicales, así como
el patrocinio a sindicatos colaboracionistas. Esta violencia sustenta al
sistema capitalista mundial de hoy en día.
18.- Los EUA buscaron abrir una brecha en el campo
socialista con la integración de China en el sistema capitalista mundial al
principio de los años 80 a través de la subcontratación de zonas económicas
especiales orientadas a la producción para la exportación.
19.- El colapso de la Unión Soviética y la
“apertura y reforma” capitalista de China significó la desaparición de cualquier
alternativa sistémica al capitalismo global, creando la ilusión del Fin de la
Historia en la democracia liberal.
20.- La ausencia de un competidor sistémico llevó
al capital a abandonar cualquier preocupación por la estabilidad política y a
acelerar la inversión en el sistema Keynesiano de empleo y producción con altos
salarios en el núcleo, y desarrollo a través de la sustitución de importaciones
en la periferia. Esta inversión estaba representada por la supresión del
compromiso social de posguerra en amplias áreas del núcleo en medio de una
bonanza de consumo financiada con deuda y una creciente producción en la
periferia orientada a la exportación y facilitada por tratados de libre
comercio y políticas de la OMC.
21.- La globalización capitalista está llevando
ahora a la trascendencia de la “solución espacial” que comenzó en los 70, con
la uniformización de la explotación en el núcleo y en la periferia a través de
la intensificación de la explotación de la clase obrera del núcleo, y un lento
incremento de los estándares de vida para un segmento de la población en las
áreas periféricas que han retenido con éxito una porción de la plusvalía
generada por la producción orientada a la exportación. El surgimiento de una
“clase media” en la periferia se alinea con los intereses del capital global al
crear mercados de consumo fuera de los tradicionales del núcleo occidental.
Pero más que una universalización de los estándares de vida de la clase media,
el capitalismo lo que ha hecho es intercambiar una solución espacial por otra,
construyendo nuevas dicotomías núcleo-periferia dentro de los centros
adinerados de las ciudades globales y sus barrios, banlieues, favelas,
suburbios y provincias.
22.- En el núcleo, la intensificación de la
explotación ha llevado a un retorno a condiciones parecidas a los tiempos
previos a la guerra mundial, necesitando y permitiendo el levantamiento de un
nuevo movimiento de los desposeídos. En la periferia, el capital puede prometer
altos estándares de vida, pero solo pero sólo a costa de vidas enteras de
explotación en trabajos sucios, peligrosos y monótonos, junto con la
destrucción del medio ambiente.
23.- Mientras las condiciones objetivas para el
retorno de un movimiento obrero revolucionario han llegado, la voluntad
subjetiva, organizada en fuerzas políticas en niveles de los espacios laborales
y sociales, todavía no se han cristalizado del todo, ni en el núcleo ni en la
periferia.
24.- Una nueva ola de luchas ha escalado a lo largo
y ancho del núcleo capitalista, especialmente desde la crisis financiera del
2007, debido al incremento de los ataques a lo que quedan de las promesas vacía
del compromiso social de posguerra. Sin embargo, el decaimiento del movimiento
laboral, la transformación del sistema productivo y la dominación pequeñoburguesa
de los movimientos sociales, han viciado profundamente la llegada de una
resistencia donde es más poderosa –el lugar de trabajo.
25.- La llegada de una resistencia en los espacios
laborales en el núcleo capitalista ha sido prevenida por una mutación masiva
del sistema productivo: el paso el empleo en manufacturas al trabajo en el
sector de servicios. En el año 1939, la proporción entre los trabajos de
servicio y los de manufactura era de 2.1 a 1. Para el 2015 era de 9.9 a 1. Esta
sísmica modificación le movió el piso al trabajo. La clase obrera no se ha
orientado a sí misma del todo dentro de este nuevo terreno.
26.- El paso progresivo de la manufactura a los
servicios provino en primera instancia de una dinámica inherente al modo de
producción capitalista. En los Grundrisse Marx escribió: “El aumento en
la productividad de la fuerza de trabajo y la gran posibilidad del trabajo
necesario, es una tendencia necesario del capital… la transformación de los
medios de trabajo en maquinaria es la realización de esta tendencia”. El
capitalismo tiende a reemplazar el trabajo por la automatización,
particularmente en respuesta a las lucha del trabajador. Tronti, en Estrategia
de Rechazo dice: “(el capital) busca usar la antagonista
voluntad-para-la-pelea como un motor para su propio desarrollo”. El camino de
desarrollo Keynesiano ya es ahora una respuesta obsoleta a esta tendencia. En
la ausencia de una exitosa lucha por salarios sin trabajo, la respuesta a largo
plazo del capital contra la lucha de clases es la automatización o el outsourcing
de la manufactura o el crecimiento en la industria del servicio.
27.- A grandes rasgos, el paso de la manufactura a
los servicios en el núcleo fue un paso de grandes concentraciones de
trabajadores en amplios talleres a una desconcentración espacial a través de
pequeños espacios de producción interconectados, de la producción a la
reproducción, de las industrias duras a las industrias suaves, de lo masculino
a lo femenino, del tiempo completo al tiempo parcial, de la alta a la baja
remuneración, del empleo directo a la subcontratación o el freelance, de
la estabilidad a la precariedad, del empleo sindicalizado al que no lo está.
28.- La ejecución progresiva de la clase obrera
industrial significa una “muerte del sujeto” del liberalismo corporativo
americano, de la social democracia europea, y del socialismo de sus oponentes.
Mientras el socialismo vio en los trabajadores industriales los agentes del
desarme del capitalismo, los partidarios Keynesianos del status quo vieron en
el trabajador sindicalizado y bien remunerado el eslabón perdido en el circuito
de valorización del capital. El paso del capital al empleo en servicios robó
las ideologías del siglo XX de sus protagonistas. Los profetas perdieron a su
pueblo, la confusión y la división se impuso entre las clases dominantes y sus
opositores por igual.
29.- El surgimiento de la industria de servicio
llevó al surgimiento de una clase de servicio en el núcleo del capitalismo. La
clase obrera industrial ha sido reemplazada por una clase obrera posindustrial
de cajeros, cocineros, personal de servicios y tenderos en el extremo inferior,
y maestros, enfermeras, programadores y técnicos en el extremo superior. El
proletariado posindustrial del núcleo capitalista es ahora por sí misma una
clase social; la tarea de hoy es catalizar su proceso de concientización
clasista de sí misma.
30.- Donde el conflicto fue una vez mediado y
diferido al nivel molar del organismo social gracias al compromiso político y
la negociación colectiva, el capital disolvió ahora todas las formas de
colectividad, invadiendo el nivel molecular de la sociedad con deudas, gerencia
de recursos humanos, redes sociales y demás manipulaciones del deseo cada vez
más maliciosas.
31.- El desarrollo de una conciencia y una lucha
dentro de la clase de servicio es obstaculizado por la ubicación remota de los
sitios de producción, los altos índices de rotación y el poder sin control de
los patrones característico de este sector, lo que hace que sea casi imposible
lograr una escalada cada vez más global de la organización requerida para
infligir un sustancial dolor económico sobre las empresas multinacionales que
monopolizan la industria de servicios.
32.- Las redes de suministros son vulnerables a la
acción directa de los trabajadores. Sin embargo, el reto que enfrenta la clase
obrera no es solo un cierre momentáneo del viejo sistema, sino el de asumir el
control y construir uno nuevo. Esto requiere no solamente poder estructural de
los trabajadores localizados en los nudos clave de la logística, sino el poder
asociativo con los millones de explotados a lo largo del subpagado sector de
servicio, creando nuevas formas de trabajo y organización social que apunte más
allá de la concha de la vieja organización.
33.- Enraizado en las dinámicas básicas del modo de
producción capitalista, el paso a los servicios es una dirección tendencial del
desarrollo capitalista. Esto es claro en el núcleo posindustrial y pronto se
manifestará en la periferia que rápidamente se industrializa. Así, una derrota
en encontrar una vía de desarrollo fuera del capitalismo que considere a la
clase de servicio como su punto de partida significaría un verdadero Fin de la
Historia.
34.- El proletariado postindustrial ha comenzado a
tomar conciencia de sí mismo como clase, evidenciado esto por la emergencia de
luchas en la comida rápida, franquicias corporativas de pequeñas tiendas y
otras grandes subsecciones del sector mal remunerado de la industria del
servicio. Sin embargo, la mayoría de las luchas en el núcleo capitalista han
sido atrofiadas por el resto de las formas organizativas y modos de acción del
aparato burocrático desarrollado para restringir y dirigir la resistencia del
trabajador bajo la premisa del compromiso social de posguerra. Las luchas fuera
de este aparato han sido incapaces de desarrollar una escala capaz de
confrontar al capital con su completa estatura.
35.- El aparato burocrático en el núcleo consiste
en los remanentes de la burocracia sindical colaboracionista de clase, así como
una constelación de ONG orbitando alrededor de un conjunto de fundaciones
filantrópicas que representaban a las políticas domésticas e internacionales
del liberalismo corporativo durante la Guerra Fría.
36.- El aparato burocrático es profundamente
incapaz y reacio de tomar la tarea de confrontar a la clase trabajadora ya sea
en su dimensión global o sistema, encausando la resistencia hacia reformas
parciales o en campañas monotemáticas que puede ser fácilmente coordinadas por
los gerentes profesionalizados en la lucha de los trabajadores, siendo
asimilados por el capital como reformas no estructurales que no amenazan su
hegemonía.
37.- Generalmente, las luchas llevadas a cabo por
el aparato burocrático son exitosas en la medida en que son limitadas.
38.- Las demandas parciales del aparato burocrático
equivalen a una demanda por el retorno del compromiso social de posguerra— pero
el compromiso social no está en la agenda, e irónicamente, puede volver a ser
restaurado en la agenda por una exitosa lucha revolucionaria que le quite una
gran sección de la economía mundial al sistema capitalista del mundo, generando
presión en los demás estados capitalistas para generar una competencia política
por las lealtades de la clase obrera sobre medidas económicas dirigidas al
lucro a corto plazo.
39.- En la periferia, el crecimiento de un inmenso
sector industrial ha llevado al surgimiento de movimientos obreros similares a
la insurgencia que una vez llevaron al compromiso de clases en el núcleo
capitalista.
40.- La clase dominante en China y de otras
naciones de la periferia se embarcaron en el camino engañoso pero económicamente
viable neo-Keynesiano que consiste en aprovechar las olas de protestas para
mejorar los salarios con el objetivo de patrocinar el consumo en el intento de
construir un centro de consumo, confiándose en una gran sector de servicios,
para desplazar a los estados capitalistas Occidentales del núcleo del sistema
mundial.
41.- Las huelgas salvajes en China o en cualquier
otro lugar de la periferia –aunque masivas– y los conflictos de clases
fomentados por los remanentes de la burocracia laboral del núcleo capitalista,
comparten una limitante común: horizontes políticos miopes, evidenciado esto en
sus demandas puramente económicas.
42.- La izquierda electoral, no importa cuán roja
sea su bandera, es incapaz de trascender estas limitaciones impuestas por el gran
capital. Mientras la clase obrera no se organice como una fuerza política capaz
de ser una considerable amenaza en hacer comunes los medios de producción,
cualquier intento de resolver las contradicciones del capitalismo neoliberal
solamente a través de políticas fiscales y monetarias será estéril. Cualquier
compromiso con políticas electorales deben generar reformas estructurales en el
sistema de producción, o se convertirá en el ala izquierda del capital.
43.- Aceptar el liderazgo del aparato burocrático
es suicida, mientras éste acepte el liderazgo del capital. La clase obrera debe
romper con las prácticas del colaboracionismo de clase por parte del aparato
burocrático si se trata de trascender su papel como, objeto, y no sujeto, de la
historia.
44.- El presente contiene un futuro. Las nuevas
formas emergentes de la organización obrera deben evadir deliberadamente los
errores del sindicalismo del siglo XX, o no nos traerán nada más que lo mismo
otra vez.
45.- Donde el aparato burocrático profesionalizado
pelea con el objetivo de manejar a los trabajadores de acuerdo a los intereses
a largo plazo del capital, las nuevas formas de la organización obrera deben
desprofesionalizarse y difuminar las destrezas organizativas a lo largo de toda
la clase obrera. Debemos rechazar el control burocrático para construir órganos
de democracia directa donde los explotados gestionen sus propias luchas.
46.- Debemos rechazar el “privilegio
administrativo” sobre el proceso productivo a favor de que las expansivas
luchas para que los obreros controlen la producción de los bienes de todo el
planeta y todas sus criaturas. Donde el compromiso social estaba basado en la
restricción de la solidaridad para aislar “unidades de negociación” definidas
por las paredes de una fábrica o la clasificación angosta de un trabajo, un
movimiento obrero revolucionario debe generar una solidaridad de clase
amplísima que exceda a las paredes del espacio laboral, unificando a los
productores y a los consumidores como una sola clase obrera. Nuestras campañas
deben ir más allá pequeñas demandas salariales, deben ir en favor de la
desmercantilización y la socialización de la distribución de los productos del
trabajo.
47.- En lugar de la comunidad imaginada por el
nacionalismo y, sus cónyuges, a saber, el racismo, el sexismo, la homofobia, la
xenofobia y demás formas de opresión, debemos construir una comunidad real
basada en la interdependencia material de toda la vida en la tierra. En vez de
estados capitalista, administrados por tecnócratas de izquierda y derecha,
debemos construir una confederación de juntas y comunas para ejercer el
autogobierno. La autonomía política solo es significativa mientras sea posible
sobrevivir materialmente con ella: no hay autonomía real sin el control de los
medios de producción.
48.- Mientras que una gran ruptura en las
soluciones espaciales, al recapitular el capitalismo Keynesiano en los estados
periféricos en desarrollo y en los estados decadentes del núcleo, sea poco
probable a corto plazo, la decadencia de la hegemonía de los EUA y su
recurrente crisis económica han llevado al surgimiento de áreas con una
relativa autonomía con un gran potencial liberador: fábricas dirigidas por sus
obreros en Argentina, las comunidades Zapatistas en México, experimentos en la
democracia socialista en Venezuela y la región rebelde de Rojava en Siria, por
ejemplo. Aunque ninguna de esas presenta una alternativa sistémica clara al
sistema mundial capitalista, podrían contener las semillas de una
desmercantilización de la “economía obrera”.
La construcción de una economía obrera no como una
“alternativa”, sino como un sistema mundial hegemónico, es la única esperanza
para evitar los cataclismos de la destrucción ambiental, la guerra y la pobreza
que se asoman en el horizonte de este período interregno del sistema mundial.
Debemos defender el mundo nuevo por donde quiera que se abra paso, rechazando
las políticas extranjeras del capitalismo global a favor de una estrategia de
solidaridad con las regiones que rompen con el sistema capitalista.
49.- Romper con la dialéctica negativa del
desarrollo capitalista significa romper con las cadenas de la humanidad donde
son forjadas: en las fauces de los medios de producción. Ya sea basado
inicialmente en los espacios laborales directamente, o en los terrenos de una
comunidad, desarrollando nuevas formas de organización obrera para librar la
lucha de clases y construir una economía global de los trabajadores, se trata
de las tareas más urgentes de la actualidad.
Erik Forman ha participado en campañas de
sindicalizacion sin precedentes en la industria de la comida rápida de los EUA
como miembro de la IWW. Actualmente dar clases en algunas escuelas públicas de
NYC y es un activista de la UFT
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