Con el
título LLANKAY, YACHAY, SONKOY, VALORES HISTÓRICOS DEL PUEBLO, EN EL
TAWANTINSUYO, el 04.02.15 fue difundido el trabajo investigativo de Manuel
Góngora Prado, doctor en Filosofía y Psicología, catedrático de la UNMSM. En 23
páginas resume su libro homónimo escrito para el IIPPLA -Instituto de
Investigaciones del Pensamiento Peruano y Latinoamericano-, de la Facultad de
Letras y Ciencias Humanas de la UNMSM, año 2014
El eje de
esta valiosa investigación es que los “principios” de ama suwa, ama llulla, ama
qella “son burdas patrañas inventadas por los colonizadores españoles para
destruir y tergiversar nuestra moral, valores y cultura, garantizando de este
modo la ‘perpetua’ dominación económica y política” Y en el curso de su
investigación muestra y demuestra que, en verdad, este triálogo quechua se basa
en el decálogo bíblico.
De tiempo
atrás, solventes estudiosos habían cuestionado esta tríada “moral”, pero sin
realizar investigación completa y pormenorizada, centrada en sus antecedentes y
consecuentes, utilizando el método científico. Ahora esta labor es
incontestable.
Simplificando,
la investigación consta de cinco partes temáticas:
-I (1.-
Resumen; 2.- Introducción; 3.- Objetivos)
-II (4.- Marco
Teórico; 5.- Hipótesis demostrada; 6.- La moral cotidiana del runa y el
testamento de Ondegardo)
-III (7.- Origen y
desarrollo del Tawantinsuyo; 8.- La Chakana: Síntesis racional de la sociedad
Inca. Es el gran ordenador cósmico; 9.- Universalidad de la Filosofía, aplicada
a la Moral y la Axiología)
-IV (10.- Fundamentos
filosóficos del Pensamiento Andino; 11.- La Educación y las Ciencias en el
Tawantinsuyo; 12.- Llankay, Yachay, Sonkoy: Valores del mundo Quechua)
-V (13.- Los falsos
valores del ama suhua, ama llulla, ama kella; 14.- ¿Cómo continúa en la
“modernidad” el ama suhua, ama kella, ama llulla?; 15.- CONCLUSIONES)
-VI (16.-
Recomendaciones)
En I, el
autor se enfrenta primero a nuestra realidad superficial que acepta y difunde
la falsedad histórica, señalando que así “la historia ha servido como mecanismo
de alienación en lugar de servir de sustento a nuestras auténticas raíces
culturales e históricas” Y luego plantea que “en los principios de Llankay,
Yachay, Sonkoy, se basa la auténtica moral y valores del Tawantinsuyo”, y
respalda esta afirmación “en innumerables hechos de la vida cotidiana, así como
cuando se interpreta con la teoría del conocimiento diversos relatos y
testimonios de la tradición oral andina y en trabajos antropológicos,
etnohistóricos, históricos y filosóficos que ahora se estudia con conciencia
crítica, permitiendo rescatar la auténtica cultura de nuestra nacionalidad y
del mundo andino”, tomando así en cuenta la realidad profunda de nuestro país.
Reitera
que los “principios” de ama suwa, ama llulla, ama qella “son burdas patrañas
inventadas por los colonizadores españoles para destruir y tergiversar nuestra
moral, valores y cultura, garantizando de este modo la ‘perpetua’ dominación
económica y política” Por supuesto, el factor ideológico clerical tuvo mucho
que ver en este “lavado cerebral” Y así, “la dominación no fue sólo económica y
política, sino espiritual, en especial moral, educativa y cultural, para
garantizar por siglos su ‘total’ e invariable dominación” Es que todo agresor
persigue el dominio físico y mental con el fin de “apropiarse de la riqueza
material, los recursos naturales y la fuerza del trabajo humano, con el
exclusivo fin de dominar y explotar”
Y declara
que “La investigación se realizó donde se desenvuelven estos hechos, en el
pasado y presente del sistema político social de la nación peruana; se logró la
correspondencia entre el análisis y síntesis; se cumplieron los objetivos; se
resolvió las preguntas; se demostró la hipótesis; la metodología utilizada está
basada en los fundamentos epistemológicos del materialismo dialéctico con la
categoría lógico-histórica, las conclusiones se corresponden con todo el
análisis y síntesis del trabajo” En verdad, usar la concepción materialista de
la historia y sus instrumentos epistemológicos es ya garantía de poder llegar a
correctos resultados en la investigación y análisis.
En II,
con estos instrumentos de trabajo señala que “Mecánicamente se traslada la
racionalidad europea y sus valores culturales para luego maniqueamente endilgar
a los pobladores del mundo andino una filosofía idealista, metafísica,
clerical, maniquea, fantasiosa y subjetiva, como si fuera la moral y los
valores del Tawantisuyo” Y en esta labor de descombramiento llega a mostrar que
“el fin político que buscaban era justificar que el español venía a realizar
una obra de salvación de estos ‘animales sin conciencia’, llamados indios o
salvajes, justificar la evangelización como un camino a la imposición de la
racionalidad occidental y, para que se arrepientan ante Dios de todo lo malo
que se les atribuía” En los tres siglos de colonialismo y en los dos siglos de
independencia esto es lo que ha ocurrido y viene ocurriendo.
El
estudio teórico, metódicamente realizado, le permite sacar a la luz y
corroborar “el concepto de la moral y los valores que se practican en el
Tawantinsuyo, consistente en el trabajo, la educación y el amor al ser humano,
la sociedad y la naturaleza” En esta encomiable investigación ha utilizado “la
filosofía, antropología, etnohistoria, sociología, educación y economía, con el
objetivo de tener una visión de la totalidad del sistema político social en que
se desarrolla la moral y los valores del poblador común de la sociedad Inca”
Así saca
a la luz dos antípodas. Una, que “los principios axiológicos y morales de ama
llulla, ama kella y ama suhua, atribuidos a la cultura de los Quechuas, son burdas
patrañas inventadas por los colonizadores españoles y continuada por criollos
en la época republicana” Y otra, que “los principios de Llankay, Yachay y
Sonkoy se volverán a practicar plenamente en nuestra sociedad ahora y en el
futuro, porque son valores auténticos que forman parte de nuestra cultura”
Pero,
¿por qué fue derrotada esta moral trascendental? Porque “el Tawantinsuyo se
encontraba en plena guerra civil entre los orejones, entre los Hurin y los
Hanan, entre el clero solar y el ejército, cuya derivación fue la lucha
fratricida entre las principales panakas imperiales” Triunfó una vez más el divide
et impera. Es la desgracia de la lucha interna ante la agresión externa.
(Urin: de abajo; hanan: de arriba; panaka: familia)
En III,
el autor analiza el marco social en que se desarrollan los principios morales
que rescata. En su contradictorio crecimiento-desarrollo-progreso, el ser
humano ha pasado de la recolección-caza-pesca a la
agricultura-ganadería-artesanía, y con ello a la formación de familias,
pueblos, naciones. Nuestra realidad precolombina llegó a la familia sindiásmica
y a constituir el Tawantinsuyu, único Estado del que se tiene noticias en el
Hemisferio Sur. En esta realidad, “el ayllu fue la célula económica y social
fundamental en tanto servía para que los miembros de la clase dominante se
apropiaran colectivamente, por intermedio del Estado, de los medios de
producción como la tierra, el ganado, los talleres artesanales y de los
hombres” Entonces, este Estado era expresión de que “el modo de producción que
comenzó a cimentarse y a consolidarse fue el asiático. Al interior de esta
formación económica eran fuertes los lazos de la economía colectivista, debido
a la subsistencia del ayllu”
En el
Tawantinsuyu el modo de producción primitivo llegaba a su etapa superior. Como
en Europa estaba terminando el predominio del feudalismo absolutista y se
iniciaba el capitalismo, los invasores se sorprendieron con esta doble
realidad, de trabajo colectivo por los ayllus en la base y apropiación estatal
en la superestructura, donde de todo lo producido un tercio quedaba en el ayllu
(población), un tercio era para el Sol (religión), un tercio era para el Inca
(su familia) Es el llamado despotismo, cuya etimología tiene dos acepciones:
despotía y señorío. Es la esencia del modo de producción asiático. Por eso
surgió una literatura nueva, acerca de la Utopía.
Es decir,
el modo de producción primitivo estaba llegando a su etapa superior, despotismo,
así como el modo esclavista de producción llegó a su etapa superior, imperialismo,
el modo feudal al absolutismo, y el modo capitalista está ahora en su
tapa superior, financierismo. Y todo modo de producción culmina cuando
su Estado cesa su función de servicio impulsando la producción y sólo le queda
su función de dominio sobre la población, vía represión y usufructo de la renta
parasitaria.
El
Tawantinsuyu mostraba cómo el animal humano se había humanizado por el trabajo
en el ayllu, aunque comenzaba a deshumanizarse con el Estado, así como en el
mundo los siguientes modos de producción mostraban cómo se había deshumanizado
por el trabajo. Como sabemos, el trabajo que impuso el colonizador era de otro
tipo, hasta por su etimología: de tripaliari = torturar, y éste de tripalium =
instrumento de tortura. Este tipo laboral se dio en el esclavismo, feudalismo,
y se sigue dando en el capitalismo. Pero el socialismo es rehumanización y
rescatará esta humanización que aún persistía en el Tawantinsuyu. El mundo se
orienta hacia el Socialismo Humanista.
Por eso
en el ayllu no cabía, no cabe ni cabrá la burda patraña del “ama suwa, ama
llulla, ama qella” Sólo podía funcionar el Llankaj, Yachay, Sonkoy.
Desarrollando
el esquema de la Chakana, el autor señala que “la vida moral y axiológica de
los Incas, que se demuestra en esta investigación, se orientó en tres máximas
fundamentales: Llankay o Allin Ruray (trabaja, trabaja bien); Yachay o Allin
Yachay (edúcate, edúcate bien); Sonkoy o Allin Munay (practica el amor, a la
Madre Tierra, a los dioses, al Inca, al prójimo; quiere bien)” Y por eso
concluye que “el debate consiste en definir si es factible o no utilizar leyes
objetivas reales del desenvolvimiento de la moral y los valores, o si es cierto
defender el criterio de que el origen y las fuentes de las normas morales son
frutos del espíritu independiente de los objetos, o ‘celestiales y eternos’. En
esto consiste el análisis de la racionalidad europea y la racionalidad del
mundo del Tawantinsuyo”
En IV,
advierte que “esta investigación, utiliza la filosofía como la ciencia que
investiga los problemas del pensamiento humano, para articularlos con las leyes
del desarrollo histórico social” Y por eso “producto de este análisis,
corresponde estudiar la sociedad Inca en el contexto de la época que se
produjo; esto nos permite sacar conclusiones, al margen de sentimentalismos
autoctonistas, de un nacionalismo a ultranza, o inventos idealistas o
metafísicos, cuando no meramente hermenéuticos y analizar con claridad la búsqueda
de la verdad, y respondernos ¿cómo realmente ha sido la moral que practicaban,
los valores que reprodujo esta sociedad?” Es lo que se muestra a lo largo de
toda la investigación.
Así
aborda el análisis del pensamiento quechua, que “no se limita a la época
histórica de los Incas, sino que sigue existiendo, en forma más o menos
sincrética y clandestina, desde los orígenes del Tawantinsuyo, la dominación
colonial y ahora continúa en la vida republicana” Analiza sus elementos de
relacionalidad, correspondencia, complementariedad, reciprocidad, ciclicidad.
Señala que “en la filosofía andina, la realidad está presente en forma
simbólica y no tanto en forma representativa o conceptual, así el runa andino
busca la inserción mítica en el mundo real” Y lo comprueba en la educación: “el
proceso de enseñanza-aprendizaje era eminentemente práctico, se educaba no para
‘conocer’, sino para la práctica cotidiana; el que no conocía no podía entender
su realidad, ni trabajar. Los ancianos quechuas afirman que ‘empezamos a conocer
desde el momento en que nacemos’. ‘Yachakuika Pachami kan’, el conocimiento es
interminable. ‘Shimirimakun, makishinakun’, escuchar, mirar, hacer, aprender”
No es, pues, la escolástica sino la Escuela del Trabajo lo que había en el
Tawantinsuyu, y es lo que debemos rescatar como deber y derecho.
Y
concluye afirmando que “cuando Llankay, Yachay y Sonkoy están en un equilibrio
adecuado y mutua relación se entiende que no somos solamente conciencia
individual, somos mucho más, somos conciencia colectiva”
En V, con
toda la exposición multifacética y pormenorizada anterior ya puede concluir
tajantemente que “el ladrón, el mentiroso y el ocioso, son conceptos creados
con la lógica del colonialista para destruir la cultura milenaria del
Tawantinsuyo, para hacer creer que éramos una cultura degenerada” Y reitera que
“las palabras de ‘ama suhua’, ‘ama kella’ y ‘ama llulla’, nunca han pertenecido
a la cultura del Tawantinsuyo, eran normas morales que pertenecen a sociedades
donde predomina la propiedad privada sobre los medios de producción” Entonces,
la propiedad colectiva, la propiedad privada, forman normas de conducta
diferentes. Y en el Tawantinsuyu primaba la propiedad comunal con su actividad
laboral recíproca, actividad laboral colectiva, actividad laboral individual,
en plena armonía mutua (ayni, minga, llankay)
Por eso
señala, entre otros puntos, que “los intelectuales, especialmente profesores y
trabajadores de las ciencias sociales en el Perú, América Latina y el mundo en
general, tienen el deber de volver a estudiar y replantear críticamente los
orígenes de nuestras identidades, para lograr descubrir la auténtica moral y
valores que forman parte de nuestras culturas ancestrales”; que “cuando se
trabajan las abstracciones teóricas en la conciencia humana, todos partimos de
una base filosófica, cualquiera que ella sea” Y que “en el caso de esta
investigación, partimos de la filosofía del materialismo dialéctico, las
abstracciones teóricas de la base y la superestructura mantienen una completa
unidad en el sistema político social, de donde resulta que, la moral y los
valores defendidos son fruto real del Mundo del Tawantinsuyo”
En VI, el
autor finalmente recomienda “volver a enseñar el curso de filosofía, como parte
de la reflexión y uso del pensamiento crítico” Evidentemente, ahora más que
nunca se requiere de pensamiento crítico. El pensamiento tiene cuatro
facetas: mito, religión, filosofía, ciencia. No hay religión que no tenga su
parte de mito, y no hay ciencia que no tenga su parte de filosofía. Con el
desarrollo de las ciencias, la filosofía clásica dejó de ser ciencia de las
ciencias y se concretizó como ciencia del pensamiento puro:
ontología, gnoseología, lógica, dialéctica de la contradicción, y sus ramas
afines.
En
nuestro pasado precolombino se llegó a dos conceptos: Pachamama, madre
naturaleza, la materia como lo primario, y Pachakamaq, creador del universo, la
idea como lo primario. O sea, el pensamiento indígena primero fue materialista
(materiista, de materia) y luego comenzó el pensamiento idealista (ideista, de
idea)
El
movimiento contradictorio se da en la naturaleza, la sociedad, el pensamiento.
Y en la teoría de la contradicción se está rescatando su superación. En
nuestro país existe la dualidad básica quechua-español. De acuerdo a tesis-antítesis-síntesis,
el autoctonismo rechaza el criollismo y el criollismo rechaza el indigenismo.
Pero si entendemos la síntesis como superación, surge el concepto
de Perú Integral, Perú de Todas las Sangres. Queda atrás el concepto
cíclico (el eterno retorno) y se abre paso el concepto espiral (el progreso
paso a paso y siempre a un nivel superior al anterior)
Es muy
necesario, entonces, el estudio de la filosofía (amor al saber, munay yachay) y
su aplicación a la problemática cotidiana, como lo muestra y demuestra el
importante documento Llankay, Yachay, Sonkoy.
Ramón García Rodríguez
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