Michael Roberts
Miércoles 20 de abril de 2016
[Mientras la
deuda pública aumenta a más del 100% del PIB y el gobierno del PP ha implantado
una reforma fiscal en beneficio de las empresas y de las rentas y patrimonios
más elevados, con una caída estimada de la recaudación de mil millones de
euros, cada día aparecen casos escandalosos de fraude y evasión fiscal
asociados con la corrupción. En los mismos aparecen estrechamente vinculados
dirigentes políticos y empresariales. El artículo que publicamos ahora sobre
los paraísos fiscales es el tercero que publicamos en Viento Sur. Los sitúa en
el fenómeno global de evasión fiscal practicado por las grandes empresas con la
tolerancia y complicidad de los estados y de las instituciones internacionales.
En el caso de Panamá, el Estado español se ha significado por ocupar una
posición especialmente tolerante con el fraude fiscal. En efecto, mediante un
acuerdo de doble imposición firmado el 7-10-2010, el gobierno de Rodríguez
Zapatero retiró a Panamá de la lista de paraísos fiscales para permitir que las
empresas españolas pudieran optar a la adjudicación de las obras de ampliación
del Canal tales como las grandes constructoras ACS, Acciona, FCC y SACYR. Las
obras fueron adjudicadas al Grupo Unidos por El Canal, tras el que se encuentra
SACYR, por un precio de 2.250 millones de euros, al que se puede sumar un
sobrecoste reclamado (con el apoyo del gobierno) por más de 3.000 millones. FCC
también ha sido adjudicataria de otra gran obra: la del Metro de Panamá, por
mil millones de euros. Es curioso que mientras la Comisión Europea sigue
considerando paraíso fiscal a Panamá solo es seguida en este asunto por nueve
países europeos, entre los que no se cuentan los más grandes y los más ricos
estados (salvo Italia). Mediante el convenio de doble imposición las empresas
que obtengan beneficios en Panamá pueden acogerse al régimen fiscal de las
Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros, que permite no tributar en el
Estado español por esos beneficios.
La decisión de
eximir a Panamá de la calificación de paraíso fiscal ha sido apoyada por el PP,
que ha reiterado estos días su apoyo a la medida de retirada de la lista a
través de una entrevista en El País (18 de abril) de su ministro de Asuntos
Exteriores. De esta forma muestran mucho más interés en defender los intereses
de las grandes empresas transnacionales españolas que en controlar el fraude
fiscal y de esta forma permitir la financiación de los servicios públicos, cada
vez en peor estado. Mikel de la Fuente]
Los papeles de
Panamá contienen 11,5 millones de documentos confidenciales que proporcionan
información detallada sobre más de 214.000 empresas offshore registradas por el
proveedor de servicios corporativos de Panamá, Mossack Fonseca, incluyendo la
identidad de sus accionistas y directores. Una fuente anónima hizo llegar los
documentos al diario alemán Süddeutsche Zeitung, a principios de 2015.
Los bufetes de
abogados en general, juegan un papel central en las operaciones financieras en
los paraísos fiscales y Mossack Fonseca es uno de los más grandes en el
negocio. Sus servicios a sus clientes incluyen la creación y gestión de
empresas fantasmas en su nombre en “jurisdicciones amigables”. Pueden crear
estructuras complejas de compañías encubiertas que, aunque legales, permiten a
los clientes de la empresa operar detrás de una pared secreta a menudo
impenetrable. Los documentos filtrados detallan algunas de sus intrincadas
estructuras corporativas multinacionales. Mossack Fonseca ha actuado en nombre
de más de 300.000 empresas, la mayoría de ellas registradas en centros
financieros que son territorios británicos de ultramar. La firma trabaja con
las instituciones financieras más grandes del mundo, incluyendo Deutsche Bank,
SBC, Société Générale, Credit Suisse, UBS, Commerzbank y Nordea.
Los documentos
muestran cómo los ricos, incluidos los funcionarios públicos, esconden su
dinero. Los documentos identifican cinco líderes de los gobiernos de Argentina,
Islandia, Arabia Saudí, Ucrania y los Emiratos Árabes Unidos, así como
funcionarios públicos, familiares y socios de varios jefes de gobierno de más
de otros 40 países. Las Islas Vírgenes Británicas son el hogar de la mitad de
las empresas.
Los reporteros
encontraron que algunas de las empresas fantasmas pueden haber sido utilizados
para actividades ilícitas, incluyendo fraude, tráfico de drogas y evasión de
impuestos. Igor Angelini, jefe del Grupo de Inteligencia Financiera de Europol,
dijo recientemente que las empresas utilizadas para este propósito también
"juegan un papel importante en las actividades de lavado de dinero a gran
escala" y la corrupción: a menudo son un medio para "transferir
dinero de sobornos". La Red de Justicia Fiscal ha calificado a Panamá como
uno de los paraísos fiscales más antiguos y conocidos en las Américas, y
"el destinatario del dinero de la droga de América Latina, además de otras
fuentes de dinero sucio de los EE UU y otros lugares".
Lo más
sorprendente acerca de los papeles de Panamá no es la criminalidad y el lavado
del narco-dinero, sino que es legal. En la mayoría de los países es legal
establecer cuenta para una compañía o fideicomiso en un paraíso fiscal, siempre
que los directivos no sean residentes en el país en el que se deben pagar
impuestos. La empresa puede estar sujeta a impuestos locales, pero estos son
mínimos o inexistentes. Así que si gestiona un fondo y se halla inscrito en
Panamá o en Luxemburgo y todos los ingresos de esa empresa se ganan en el país
de origen, no se pagan impuestos en el país. Por supuesto, si se toma dinero y
lo ingresa en su cuenta bancaria, usted debe pagar impuestos. Pero el dinero
puede mantenerse en el paraíso fiscal hasta que se jubile en el extranjero, o
se puede usar para comprar propiedades o diamantes en el extranjero. Los
territorios británicos de ultramar, como las Islas Vírgenes o Jersey, operan
así y son la principal fuente de ingresos de estas islas. En los EE UU, los
estadounidenses pueden establecer una compañía offshore en Delaware o de otros
estados como Nevada, y ni siquiera tienen que ir a Panamá.
Dos tercios de las
compras de empresas fueron hechas por empresas registradas en cuatro
territorios británicos de ultramar y dependencias de la corona, que funcionan
como paraísos fiscales: Jersey, Guernsey, Isla de Man y las Islas Vírgenes
Británicas. Los territorios de ultramar británicos tienen una función
importante en el papel que el imperialismo británico ha desarrollado como
centro financiero global y canal para el flujo de capital internacional. Estas
antiguas colonias en el Caribe fueron ’alentadas’ a desarrollar la industria de
servicios financieros, al permitir que las antiguas colonias se beneficien de
los acuerdos fiscales del Reino Unido (y de este modo tener acceso al sistema
financiero mundial), al mismo tiempo que establecen sus propias normativas de
tributación local para las compañías offshore/1.
Tres
maneras
Como ya he
señalado, las grandes corporaciones globales con muchas operaciones pueden
cambiar sus obligaciones fiscales en todo el mundo para encontrar la obligación
tributaria más baja a través de empresas especiales establecidas en los
llamados paraísos fiscales de las Islas Caimán, las Islas del Canal, Luxemburgo
y jurisdicciones secretas, como la propia City de Londres. Solo Barclays tiene
más de 30 "empresas fantasma" para evitar impuestos. En su devastador
libro de 2012, Nicholas Shaxson expone el funcionamiento de todos estos métodos
de evasión de impuestos a nivel global de las grandes corporaciones y cómo los
gobiernos se confabulan con ellas o lo permiten/2.
Hay tres maneras
de que alguien (persona o empresa) pueda reducir sus impuestos o no pagar nada
en absoluto. Pueden mentir sobre sus ingresos (evasión de impuestos); pueden
contratar a una legión de contables para elaborar estructuras empresariales
diseñadas exclusivamente para evitar el pago de impuestos (evasión fiscal); o
simplemente pueden negarse a pagar (incumplimiento tributario).
Uno de los casos
más notorios de negativa a pagar impuestos que le correspondían legalmente ha
sido el de la empresa de telefonía móvil global Vodafone. Debía al gobierno del
Reino Unido 6 mil millones de libras, porque había ocultado ganancias en una
subsidiaria, registrada en Luxemburgo, simplemente para evitar el pago de
impuestos en el Reino Unido. La ley era clara. El gobierno del Reino Unido
reclamó a la compañía los impuestos, pero en el último momento cerró un acuerdo
secreto por el cual Vodafone abonó sólo 1,2 millones de libras, 800 millones en
el acto y el resto lo pagará a lo largo de cinco años. La razón eximida para el
acuerdo -cuando fue hecho público- fue que era un "buen acuerdo en
efectivo". Pero Vodafone luchó paso a paso en los tribunales.
De acuerdo con la
Red de Justicia Fiscal, alrededor de 25 mil millones de libras se pierden a
través de mecanismos de evasión de impuestos en el Reino Unido, mientras que
otros 70 mil millones no son recaudados como resultado de la evasión fiscal de
las grandes empresas y los contribuyentes ricos. Debido a la falta de
inspectores fiscales, otros 26 mil millones de libras quedan sin ingresar en el
fisco/3.
Lo irónico es que
los mismos especialistas que en las empresas de contabilidad organizan estas
evasiones de impuestos son contratados por los departamentos de recaudación de
impuestos del gobierno para perseguir a los evasores de impuestos. Edward
Troup, jefe de la agencia tributaria (HMRC) del Reino Unido -el departamento
gubernamental que supervisa la investigación de 10 millones de libras de los
Papeles de Panamá- fue socio de un importante bufete de abogados de la City,
Simmons and Simmons, que actuó en nombre de Blairmore Holdings y otra compañías
offshore que aparecen en las filtraciones, cuando la empresa tenía contactos
con Mossack Fonseca. Troup, quien calificó los impuestos como "extorsión
legalizada" en un artículo periodístico de 1999, hizo su carrera
asesorando a las empresas sobre cómo evadir o defraudar fiscalmente, antes de
incorporarse a la función pública en 2004. Mientras trabajaba en la City, Troup
encabezó la oposición a las reformas propuestas por Gordon Brown para frenar la
evasión fiscal corporativa en 1999, publicando una nota de prensa que se
titulaba: "los abogados de la City piden al gobierno retirar la propuesta
para hacer frente a la evasión de impuestos".
Según The
Guardian, "Más de 170.000 millones de libras de propietarios del
Reino Unido se encuentran actualmente en el extranjero... Casi una de cada diez
de las 31.000 empresas en paraísos fiscales que poseen activos británicos están
vinculadas a Mossack Fonseca". En 2015 se investigaron compras de activos
británicos por valor de más de £ 180 millones como probable resultado de la
corrupción -casi todos comprados a través de compañías offshore- según los
datos catastrales.
Por supuesto, los
recortes de impuestos para las corporaciones y los ricos, junto con los
aumentos de impuestos para las familias y los pobres, no se limitan al Reino
Unido. Los investigadores del Fondo Monetario Internacional estimaron en julio
de 2015 que la transferencia de ganancias de las compañías multinacionales
costó a los países en vías de desarrollo alrededor de 213.000 millones de
dólares anualmente, casi el 2% de su ingreso nacional. La la Red de Justicia
Fiscal estima que la élite capitalista internacional oculta unos 21 a 32
billones de dólares de activos libres de impuestos.
Thomas Piketty ha
señalado que, en 2014, la investigación LuxLeaks reveló que las multinacionales
no pagan casi ningún impuesto en Europa, gracias a sus filiales en Luxemburgo.
En 2016, los Papeles de Panamá han demostrado hasta que punto las élites
financieras y políticas en el norte y el sur ocultan sus activos. Todavía hay
una falta total de transparencia por lo que se refiere a los activos privados
registrados en paraísos fiscales. En muchas zonas del mundo, las más grandes
fortunas han seguido creciendo desde 2008 mucho más rápidamente que el tamaño
de la economía, en parte porque pagan menos impuestos que los demás.
En los EE UU,
pocas empresas grandes pagan realmente el 35% del impuesto de sociedades
oficial. Las ganancias han crecido un 21% desde 2007, mientras que la
contribución fiscal total de las empresas en EE UU se ha reducido un 5%. Las
empresas estadounidenses están haciendo miles de millones en ganancias récord,
pero 60 de las empresas más grandes del país están situando el 40% de sus
ganancias en paraísos fiscales en un esfuerzo por evadir impuestos en Estados
Unidos, según el Wall Street Journal (4). En el presupuesto de 2016,
Obama propuso imponer un "peaje de transición" del 14% a los más de 2
billones de dólares de ganancias corporativas depositados en el extranjero. Ese
impuesto único estaría dirigido contra sólo una de las diversas lagunas que
utilizan las empresas de EE UU para deslocalizar sus beneficios, fuera del
alcance del Servicio de Impuestos Internos.
El truco más
conocida es el llamado ’’inversiones fiscales”: las empresas estadounidenses
pueden trasladar sus sedes al exterior, aunque mantengan a sus ejecutivos en
Estados Unidos, lo que les permite licitar a los contratos gubernamentales y
aprovechar al máximo los beneficios públicos para sus empleados. Y adivine
sonde se iniciaron en primer lugar esas “inversiones fiscales”: ¡Panamá! La
“inversión fiscal” comenzó en 1983, cuando la empresa constructora McDermott
International, cambió su sede a Panamá para evitar el pago de más de 200
millones de dólares en impuestos.
Las inversiones no
son la única manera de esquivar al recaudador de impuestos. Las ganancias en el
extranjero no se gravan hasta que se ’repatrían’, por lo que las empresas
pueden acumular ganancias en sus filiales o divisiones en el extranjero. Entre
2008 y 2013, las empresas estadounidenses depositaron más de 2.1 billones de
dólares en beneficios en el extranjero, que equivale a 500 mil millones en
impuestos no pagados.
Un economista
compañero de Piketty, Gabriel Zucman, ha publicado recientemente un libro que
muestra que 7.6 billones de dólares en activos están situados en paraísos
fiscales en el extranjero, lo que equivale al 8% del total de los activos
financieros en el mundo/5. En los últimos cinco años, la
cantidad de riqueza en los paraísos fiscales ha aumentado más de un 25%. Nunca
ha habido tanto dinero en efectivo offshore que en la actualidad.
Caída de
beneficios
Aparte de la
codicia, hay una muy buena razón económica para un sistema fiscal que beneficia
a las corporaciones y los ricos, y perjudica a las familias medias y los
pobres. Una parte creciente de los beneficios del sistema capitalista de
Estados Unidos se produce en el extranjero y en el sector financiero. Al mismo
tiempo que se produce la presión de una tasa decreciente de ganancia en el
capitalismo.
El aumento de la
desigualdad de ingresos y riqueza -bien documentada para la mayoría de los
países en los últimos 30 años- no es simplemente consecuencia de la codicia y
la evasión de impuestos. Es el resultado de una mayor explotación del trabajo
por el capital. Ha habido un aumento de la tasa de explotación, junto con una
enorme transferencia de valor hacia el sector financiero, que pertenece y es
controlada por el 1%, o incluso sólo por la parte superior, el 0,1%. El llamado
"período neoliberal" se caracterizó por la contención de los
salarios, la globalización, una reducción de la seguridad laboral y la
privatización de los servicios públicos, todo lo cual aumentó la tasa de
plusvalía. Así que estamos en el mundo de los superdirectivos, los oligarcas y
las familias importantes, que evitan y evaden impuestos.
La reducción de la
carga fiscal de las empresas ha buscado contrarrestar la caída de la
rentabilidad del capital en las principales economías. Basta comparar la
evolución de la tasa real fiscal sobre las corporaciones estadounidenses, en
comparación con la tasa efectiva de impuestos sobre sus empleados. La tasa
efectiva de impuestos es una medida de lo que están realmente pagado en
comparación con los ingresos, en lugar de la tasa de impuestos oficial.
Mientras que en la década de 1950 las empresas estadounidenses pagaron una tasa
efectiva de alrededor del 40-45% de sus ganancias (sin dañar su rentabilidad ni
el crecimiento económico, por cierto), en la década de 1990 esa tasa se había
reducido a un 30-35%. En la última década se redujo aún más, a menos del 25%, y
alcanzó un mínimo histórico en 2009 en plena Gran Recesión.
La tendencia es
clara: las empresas pagan cada vez menos impuestos para preservar su
rentabilidad. Por el contrario, el impuesto sobre la renta efectiva de los
empleados se ha mantenido bastante estable, alrededor del 35%. Menos impuestos
para los capitalistas y más impuestos para los trabajadores. En su último
presupuesto, el ministro de hacienda del Reino Unido, George Osborne, anunció
un nuevo recorte del impuesto de sociedades, a un mínimo histórico para los países
del G7, del 17% antes de acabar esta legislatura.
Mientras que las
empresas y los ricos pagan menos impuestos en el país y sacan gran parte de sus
ganancias a los paraísos fiscales en el extranjero, el resto de nosotros
tenemos que pagar por la pérdida de estos ingresos fiscales. A medida que la
tasa efectiva del impuesto de sociedades de Estados Unidos se desplomó, los
impuestos sobre la renta y los hogares fueron estáticos hasta que la Gran
Recesión provocó desempleo y la caída de los ingresos. La media de los ingresos
en los Estados Unidos se ha reducido un 8,5% desde el año 2000.
¿Que hay que
hacer? En el Reino Unido, el gobierno debe poner fin a los paraísos fiscales de
los territorios británicos de ultramar. Las empresas allí registradas deben
pagar los mismos impuestos que en el Reino Unido. Si los más pobres en estos
pequeños enclaves sufre pérdida de ingresos, el gobierno del Reino Unido puede
compensarlos. Los gobiernos deben negociar un acuerdo internacional para poner
fin a los paraísos fiscales como Panamá e imponer sanciones económicas contra
ellos si no lo hacen. Por encima de todo, hay que acabar con los que organizar
el lavado de dinero y las evasiones fiscales. Hay que situar bajo propiedad y
control público los principales bancos e instituciones financieras que dominan
el mundo y fomentan y proporcionan servicios para la élite rica y corrupta
(como se revela en un escándalo tras otro).
Esto
proporcionaría no sólo ingresos fiscales adicionales para cubrir las
necesidades reales de las personas de servicios públicos e inversión sino que
también permitiría que la banca y las finanzas se convirtieran en un servicio
público para la provisión de créditos para la inversión.
Por supuesto, la
mayoría de los gobiernos actuales y sus ricos patrocinadores se opondrían
enérgicamente a tales medidas y la mayoría de los movimientos de oposición de
izquierda las ignorarán por “demasiado radicales”. Pero sin estas medidas la
historia de los Papeles de Panamá continuará.
Michael Roberts
es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajador 30 años en la
City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
Notas:
1/ https://thenextrecession.wordpress.com/2016/02/24/british-imperialism-the-city-of-london-and-brexit.
2/ N Shaxson Treasure
islands, tax havens and the men who stole the world London 2012.
5/ G Zucman The
hidden wealth of nations: the scourge of tax havens Chicago 2015.
12/4/2016
Traducción:
Enrique García
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