Emir Sader
ALAI AMLATINA, 12/04/2016.- Sin argumentos frente
al éxito de los modelos económicos y sociales de los gobiernos progresistas
latinoamericanos, la derecha de esos países se dedica a atacar la imagen
personal de los líderes de la izquierda latinoamericana.
Cada vez más favorito para volver a ser presidente
de Brasil, asumiendo la coordinación del gobierno de Dilma Rousseff, Lula es
acusado de tener un departamento que nunca fue suyo, en un sitio que nunca le
perteneció. Se ha vuelto el político más investigado por sus enemigos en
el Poder Judicial y en la Policía Federal, se ha presentado siempre para
declarar, sin ningún problema, pero nunca han encontrado nada que lo
involucrara.
Lula, después de ser el presidente de más éxito que
Brasil jamás tuvo, dentro y fuera del país, volvió a vivir en el mismo
departamento de antes, en São Bernardo do Campo, periferia de la industria
automotriz de Sao Paulo, donde el había hecho su carrera profesional de
tornero mecánico y de líder sindical metalúrgico. Mientras que Cardoso, después
que salió de la presidencia, tiene, entre otros bienes nuevos, un departamento
en la Avenue Foch, en el barrio más rico de Paris.
De la misma manera, Dilma Rousseff tiene un pedido
de impeachment encaminado por 38 votos de una comisión parlamentaria, 35 de los
cuales están implicados en procesos de corrupción, mientras que nada se ha
probado en contra de ella.
Tratan de implicar a Evo Morales en supuestas
acciones de favorecimiento de empresa privada, a partir de una relación
afectiva que tuvo en el pasado. Y buscan acusar, sin ningún fundamento, a
Cristina, en un supuesto caso de lavado de dinero.
Se tratan de casos de persecución política,
promovidos por la alianza entre sectores del Poder Judicial y de los medios,
unidos en el combate a la imagen pública de los líderes populares.
Es la confesión de que la derecha no puede competir
con esos líderes en la disputa democrática de las elecciones y de las
manifestaciones callejeras. Trata entonces de buscar la judicialización de la
política, intentando sacar de la vida política a líderes populares de amplio
apoyo en la sociedad.
La forma que buscan es la de la descalificación
personal. Los gobiernos del PT habrían tenido éxito porque habrían financiado
sus elecciones y reelecciones mediante procesos de corrupción. No encuentran
ninguna evidencia, pero insisten en esas acusaciones, intentando descalificar
todo el proceso de inmensa democratización social que el país ha vivido en esos
años.
Tratan de descalificar las gigantescas
trasformaciones que ha vivido Bolivia bajo el liderazgo de Evo Morales y de
Álvaro García Linera, alegando un comportamiento personal indebido del
presidente y de que el documento universitario que comprueba el currículo
académico del vicepresidente no correspondería.
Al igual que intentan criminalizar a Cristina, sin
ningún fundamento, como si ello pudiera descalificar el rescate de Argentina de
la peor crisis de su historia, que Néstor y ella hicieron.
Lo que tratan de hacer es de ensuciar la imagen
pública de los líderes populares, con la reiteración de denuncias sin base
alguna, pero que, por la reiteración, buscan crear sospechas respecto al
comportamiento de esos líderes. Buscan, a la vez, desplazar los temas
económicos, políticos y sociales, hacia temas de la corrupción, con la acción
correspondiente del Poder Judicial.
El inmenso proceso de democratización social que ha
vivido América Latina en este siglo está en peligro, en caso de que no se
avance en la democratización de la formación de la opinión pública y en la
democratización del Poder Judicial.
- Emir Sader, sociólogo y científico
político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la
Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).
URL de este artículo: http://www.alainet.org/es/articulo/176700
No hay comentarios:
Publicar un comentario