Publicado
por Francisco Umpiérrez Sánchez
sábado, 4 de junio de 2016
Por más
que leo los textos de los teóricos del populismo en España no logro ver nada
claro. El lenguaje es un instrumento que nos permite ver cosas que no vemos con
los sentidos y debe actuar como un cristal: un medio que nos permite acceder a
la comprensión de la realidad de manera diáfana. Pero en el caso de las teorías
populistas el lenguaje se convierte en un obstáculo y en un impedimento para
acceder a la realidad: es un cristal empañado. La abstracción que es un medio
para elevar nuestra comprensión de la realidad, se convierte en manos de los teóricos
del populismo en un medio para alejarnos de la realidad. Este tipo de procesos
de abstracción a los que son dados los teóricos del populismo debe catalogarse
como abstracción especulativa y abstracción vacía. Cuando vemos las cosas a 10
metros de distancia, nos percatamos de todos los detalles y nos resulta
relativamente fácil hacernos con una visión de conjunto. Pero los teóricos del
populismo con sus procesos de abstracción especulativos hace que las cosas las
veamos a 1000 metros de distancia, de manera que desaparecen todos los detalles
y nos resulta imposible tener una visión de conjunto. Nos trasladan a una
nebulosa donde se puede decir lo que se quiera y, sin embargo, aparentar que se
habla con sentido.
No entiendo una cosa. La
teoría de Marx en todos los ámbitos de la vida social, en especial en el ámbito
de la economía y de la política, es una teoría clara aunque compleja. ¿Qué
sentido tiene entonces recurrir a las teorías populistas para representarnos la
realidad? Con la teoría elaborada por Marx sabemos qué es la mercancía, qué es
el dinero y qué es el capital. Marx nos ha dotado de una teoría de la
explotación, nos ha explicado cómo se produce el plusvalor y cómo el dinero
oculta la apropiación de trabajo ajeno. Con Marx sabemos qué es el capital
productor de interés, o capital financiero, y el significado trascendental de
las sociedades anónimas. A este respecto les transcribo unas palabras de Marx
contenidas en El Capital: “El capital que descansa de por sí sobre un
modo de producción y presupone una concentración social de medios de
producción y de fuerza de trabajo, adquiere aquí, directamente, la forma de capital
social (capital de individuos directamente asociados) en contraste con el
capital privado, y sus empresas aparecen como empresas sociales en
contraste con las empresas privadas. Es la supresión del capital como
propiedad privada dentro de los límites del propio modo capitalista de
producción”. ¿No es obvio que Marx destacó con fuerza cómo el propio
capitalismo transforma sus propias bases fundamentales y nos da una sociedad
capitalista nueva y en ese sentido habla de capital social y de empresas
sociales? ¿No comprenden los supuestos teóricos marxistas que estas nuevas
formas económico sociales generan unas nuevas determinaciones en la clase
capitalista y en la clase trabajadora? Les pongo un ejemplo: los que controlan
el Banco de Santander son una minoría de los propietarios, y los accionistas,
esto es, los propietarios asociados, suman más personas que los trabajadores. Y
esto pasa con todas las grandes empresas. De ahí que ciertos trabajadores, sin
perder su condición de clase, puedan tener un piso en alquiler, ser
propietarios de acciones y tener dinero ahorrado que arroja interés. El mundo
ha cambiado. Pero ya desde los tiempos de Marx. Lo cierto es que con Marx, con
sus conceptos, podemos hacernos una idea relativamente exacta del mundo actual.
Mientras que las teorías populistas ¿qué aportan? Les respondo: Nada.
Categorías indigeribles que no hacen más que enturbiar nuestra percepción de la
realidad. ¿Qué necesidad hay de recurrir a un concepto de grupo social tan
burgués y convencional como el de élite cuando tenemos gracias a Marx unos
conceptos de clases sociales más precisos y revolucionarios? Eso lo tendrían
que explicar los teóricos del populismo.
Y a propósito: ¿Adónde
nos lleva la alianza de IU con Podemos? Respuesta clara: a la liquidación de
IU. Alberto Garzón podrá escribir que “algunos somos comunistas”, pero eso no
es más que un gesto simbólico. Nos argumentarán que esa alianza sirve para
rentabilizar en parlamentarios los votos de IU, pero justamente al precio de
liquidar a IU. El populismo de izquierda está enterrando a la izquierda
marxista. Tampoco entiendo por qué Alberto Garzón se sostiene en pensadores tan
especulativos como Harvey y Baudrillard. ¡Qué falta de sentido y seriedad
teóricos! Vivo en continua decepción. En el terreno de las ideas Podemos propaga
nebulosas lingüísticas que nadie entiende, y en el terreno de la práctica
política pone en juego el más puro pragmatismo y oportunismo: Pablo Iglesias se
presenta como socialdemócrata. ¿Qué son entonces Podemos? Solo Dios lo
sabe. Así que a esperar los resultados electorales del 26 de junio abrumados
por la desconfianza, la decepción y la incertidumbre.
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