13/07/2016
El gobierno de Ollanta Humala, con sus ministros de
economía Castilla y Segura deja al próximo gobierno una situación complicada
pues enfrentamos un déficit en nuestras transacciones con el exterior de -4.4%
del PBI en el 2016 (déficit de cuenta corriente). A eso se suma un déficit
fiscal en aumento: -0,3% y -2.3% del PBI en 2014 y 2015, llegando en el 2016 a
-3% del PBI.
Así las cosas, el gobierno entrante tiene que
enfrentar ese déficit, al mismo tiempo que se rasca la cabeza para saber qué
puede hacer para reactivar la economía y, también, cumplir con las promesas
electorales firmadas con numerosos sectores gremiales del país. Lo que, claro
está, aumentaría ese déficit.
Por ley, en el Perú –y en casi todos los países- el
déficit fiscal se permite (dentro de ciertos rangos), siempre y cuando esté
financiado, lo cual puede provenir de endeudamiento externo e interno y/o de
los ahorros fiscales de la época de las “vacas gordas”. Y de esas vacas hemos
tenido bastantes, pues durante los últimos 12 años nos beneficiamos de los
altos precios de las materias primas que exportamos (sobre todo, cobre y oro),
lo que provocó que subieran enormemente los ingresos tributarios y tuviéramos
suculentos superávits fiscales.
De eso, justamente, queremos hablar en este
artículo. ¿Cuál es el tamaño de nuestros “chanchitos”? Pareciera que están
flaquitos, porque por todos lados escuchamos que no hay plata para el aumento
de la inversión pública y, menos, aumento de bienes y salarios. Por lo que,
dicen, debemos ser muy “austeros” para no desequilibrar aún más las cuentas
fiscales.
La verdad es que nuestros “chanchitos” están
gorditos. Dice el MEF en su Marco Macroeconómico 2016-2018: “es importante
señalar que Perú cuenta con un ahorro público por encima del 16% de PBI, entre
los que destaca: 1) el Fondo de Estabilización Fiscal (FEF, 4,7% del PBI), que
acumula los superávits fiscales generados en años previos y, 2) la Reserva
Secundaria de Liquidez que refleja el componente estructural de las finanzas
públicas” (página 8).
A confesión de parte,...(1). El ahorro público de
16% del PBI equivale a US$ 32,000 millones. Es un monto considerable. De ese
monto, a setiembre del 2015, el FEF -digamos el “chanchito” 1- tenía US$ 9,159
millones. Pero en el último trimestre el MEF lo utilizó para contrarrestar la
caída de los Recursos Ordinarios y ahora el FEF tiene US$ 7,900 millones: el 4%
del PBI.
Hay toda una discusión acerca de cuando usar el
FEF. Pero lo que más interesa (para los fines de este artículo) es que esa
plata, grande, está.
La plata del segundo “chanchito” (la Reserva
Secundaria) está guardada, sobre todo, en el BCR, donde el gobierno central
tiene S/. 70,970 millones (US$ 21,500 millones), a los que hay que descontarle
el FEF (2). Otras platas de este “chanchito” corresponden a lo que se llama el
“resto” de entidades del gobierno (aquí destacan los saldos a favor de los
gobiernos regionales y locales por el canon minero y petrolero). En los bancos
privados, los “otros” tienen S/. 12,620 millones (US$3,824 millones) y en el
Banco de la Nación estos mismos “otros” tienen S/. 3,825 millones(US$
1,200 millones).
Una vez constatada la existencia del ahorro fiscal
de US$ 32,000 millones, cabe preguntarse por qué no se usa para financiar el
déficit fiscal. Aquí es donde se comienza la cuestión porque este gobierno le
ha puesto una cantidad enorme de candados a dicho uso. Afirman que de esa
manera se garantizan los topes y límites de déficit fiscal que ellos mismos han
elaborado.
Ese es uno de los temas centrales a discutir en
estos días. Por la información contenida en su plan, pareciera que el equipo
PPK quiere reactivar la economía lo que, de manera directa, implica impulsar la
inversión pública. Esto, claro, aumenta el déficit fiscal que el actual
gobierno se lo entrega en un nivel super alto, ya señalado: -3% del PBI.
El problema es que el designado ministro de
Economía, Alfredo Thorne, a la vez quiere bajar impuestos (el IGV se reduciría
de 18 a 17%, perdiendo 0.5% del PBI) y no revertir la rebaja del impuesto a la
renta del ministro Segura del 2014, que implica una pérdida de recaudación del
0.8% del PBI para el 2017. Si eso continúa desde el día 1 se van a meter en un
disparadero del cual va ser bien difícil salir (3).
Por tanto, pensamos, el gobierno debiera echar mano
de los “chanchitos” fiscales bien peruanos para reactivar la economía, al mismo
tiempo que amplía los límites del déficit estructural que le deja Segura. No
hay problema en tener un déficit fiscal más grande porque se financiaría con
nuestros ahorros, al mismo tiempo que se señala públicamente que el objetivo es
equilibrar el presupuesto en los años siguientes. Esperemos que el nuevo
gobierno no se someta a los candados neoliberales porque el actual estancamiento
económico se podría convertir en un ajuste recesivo de proporciones. Ayayay.
Para terminar, no pensamos que el gobierno deba
financiar el déficit fiscal recurriendo a la emisión de bonos en el mercado
internacional. Pero eso sí es lo que plantean algunos y algunas “ppkausas”
porque, dicen, tienen mucha experiencia en esa “chamba”. ¡Qué les parece¡
Notas
(1) Esto dijo en el 2014 Luis Miguel Castilla: “El
sector público tiene el equivalente a 15% del PBI en activos líquidos
(depósitos), incluyendo un 4% en el BCRP. Los cuatro puntos porcentuales que
maneja la autoridad monetaria –precisó el ministro- corresponden al monto
ahorrado por el fisco y que está en el Fondo de Estabilización Fiscal ante una
eventual crisis externa” (Gestión, 25/03/2014).
(2) Toda La información reseñada aquí proviene del
Cuadro # 9 de la Nota Semanal del BCR. Debo advertir a los lectores que
no he citado todos los depósitos, pues ello alargaría mucho este
artículo. http://www.bcrp.gob.pe/estadisticas/cuadros-de-la-nota-semanal.html
(3) Ver análisis de las medidas tributarias del gobierno
entrante en: http://larepublica.pe/impresa/opinion/782402-segura-y-thorne
Fuente:
http://www.alainet.org/es/articulo/178768
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