Derick
Flores Gonzalez
Se
dio lo que todos y todas esperábamos, una demostración de lucha social que se
expresó en más de 18 mil almas que abarrotaron las calles de Tacna. La
sensación como partícipe de ese monumental hecho, fue el de una fiesta, en la
cual tanto mujeres como hombres manifestamos nuestro profundo rechazo a la
violencia. La estructura de la marcha estuvo conformada en nueve bloques con la
finalidad de darle orden de inicio a fin.
Gran
diferencia, no solo en número, sino en el ánimo de la marcha que el Gobierno
Regional de Tacna organizó el 11 de agosto. Lo comento porque no está bien
obligar a asistir a las escolares teniéndolas paradas a la intemperie del sol,
perjudicándolas y haciéndoles perder valiosas horas de clases solo para
satisfacer apetitos políticos de funcionarios mezquinos y oportunistas.
No
hicieron un buen cálculo y tomaron una mala decisión los funcionarios de la
gobernación; esperemos que su doble participación en la marcha del 11 y 13 de
agosto, los comprometan a actuar y gestionen por ejemplo: la habilitación de
módulos de atención a víctimas de violencia familiar (en coordinación con la
fiscalía), impulsen programas de lucha contra la violencia a la mujer y
maltrato de género (a nivel regional), etc.
La
Federación de Estudiantes del Perú – FEP y sus bases participaron en la marcha
nacional del 13 de agosto, es importante que hayan salido a las calles
voluntariamente los estudiantes a dar la cara y decirle basta a la violencia,
ya que es necesario erradicar la violencia en las escuelas, institutos y
universidades para un adecuado clima académico y por consiguiente una mejor
formación.
Lo
gratamente novedoso de la marcha del 13 de agosto en nuestra ciudad fue ver
estudiantes de la Universidad Privada de Tacna, si estudiantes de la UPT
debidamente identificados con su banner, y lo que es más importante:
“identificados con el sentimiento de rechazo de violencia a la mujer”. Saludar
a esos estudiantes que demostraron (al igual que los estudiantes del bloque
cuatro de la marcha) solidaridad, sensibilidad e ímpetu en la jornada del
sábado. Se ha escuchado, posterior a la marcha, furibundas críticas algunas de
ellas atinadas y otras (en su mayoría) desatinadas y hasta disparatadas.
Lo
cierto es que “Ni Una Menos” no es suficiente, la violencia que sufren las
mujeres es una vertiente del problema medular que es la violencia en general; y
si queremos ser más profundos y críticos diríamos que es un problema del
sistema o el orden establecido. Recomiendo, sobre todo a los que hablan por
radio, que no sean tan ligeros en lanzar sus opiniones y que antes de opinar se
informen. Es irresponsable ponerse a opinar en los medios de comunicación sin
conocimiento o sin estar debidamente informado, si se va a generar polémica que
no se haga desde la más chabacana ignorancia.
Será
un desafío nada fácil para las feministas contemporáneas luchar contra la mujer
objeto y romper con los estereotipos de la mujer perfecta, esos mismos
estereotipos que condiciona a que las mujeres busquen empatarse con crueles
estándares sociales, sometiéndose a estrictas dietas y rigurosas rutinas de
gimnasio o que tengan que estar como princesas esperando el príncipe azul. Ese
es solo un par de ejemplos de cómo influyen los modelos sociales y la
publicidad que vemos tan a diario en papeles publicitarios y en la televisión,
en las películas, en las redes sociales, etc.
Las
mujeres están colonizadas por el pensamiento masculino, eso no me cabe la menor
duda, las concepciones dualistas no ayudan a despejar esta densa discusión de
quién tiene la culpa de la violencia a la mujer. Si son los hombres violentos o
las mujeres que lo permiten, considero de mi parte, una comprensión más
integral y profunda del problema. Y a partir de un diagnóstico acertado, se
elaboren estrategias efectivas que permitan combatir y reducir los índices de
violencia, ya que violencia no solo le hace daño a la mujer, sino nos hace daño
a todos nosotros…
(Fuente:
diario Caplina 18/08/16).
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